El monitor

La correcta configuración de la fuente de salida de las imágenes nos recompensa con una calidad máxima de visionado así como de la ausencia de molestias oculares.

1. Windows 95/98 sólo me permite usar una resolución muy inferior a la permitida por el monitor.

Puede deberse a que la tarjeta gráfica no acepta una resolución mayor, o que alguno de sus chips de memoria está roto o, más posiblemente, a que se está utilizando un driver de monitor genérico cuya resolución máxima es inferior a la ofrecida por el hardware.
Para arreglarlo, hay que hacer click (windows 98) derecho en el escritorio, seleccionar, propiedades/configuración/avanzada/monitor/cambiar/lista de monitores, y elegir un monitor con una resolución mayor, en el caso de que no aparezca el modelo exacto. Por ejemplo, "Super VGA 1024 x 768"

2. Cuando activo una resolución alta la imagen parpadea.

Esto es porque la tasa de refresco no supera los 60 - 60 hz. Los monitores de baja calidad no aceptan tasas altas de refresco. Desde la opción Propiedades del icono Pantalla del panel de control se puede variar tanto la tasa de refresco del monitor como la de la tarjeta gráfica. Obviamente, para obtenerse los mejores resultados, ambas deben coincidir.

3. Mi monitor plano TFT me permite ahorrar espacio en el escritorio (por no hablar de la ausencia de radiación), pero cierto tipo de texto se ve borroso, no puedo utilizar ciertas resoluciones, y determinados movimientos gráficos se producen en forma brusca.

Estos efectos son consecuencia de la propia tecnología de cristales líquidos utilizada por los monitores planos. Nada se puede hacer al respecto, aunque la técnica avanza día a día, y cada mes aparecen monitores TFT más perfectos

 

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