EL TÍBET EN LA ACTUALIDAD Un genocidio que continúa
En nombre de la denominada "Liberación Pacífica del Tíbet",
la RPC llevó a cabo hasta 1990, un genocidio de un millón
doscientos mil tibetanos, casi el 20% de la población tibetana.
De los 6.254 monasterios, apenas catorce fueron conservados, otros cuatro
se transformaron en presidios. Monjas y monjes fueron obligados a tener
relaciones sexuales en público. Miles de tibetanos fueron enviados
a campos de trabajo forzoso. Locales sagrados fueron convertidos en establos
y almacenes de grano. Rocas inscritas con mantras sagrados fueron utilizados
para la construcción de urinarios públicos. Bibliotecas con
manuscritos centenarios fueron incendiados. Muchos eremitas fueron torturados,
insultados y ridiculizados públicamente.
El Tíbet, además de ser riquísimo en minerales,
tiene una gran importancia económica, geopolítica y estratégico
- militar así, un 25% de los misiles intercontinentales de cabezas
múltiples de la RPC están ubicados en suelo tibetano. El
ecosistema tibetano, a pesar de ser muy rico, es extremadamente frágil;
cerca del 80% de las florestas tibetanas han sido destruidas debido a la
tala indiscriminada para la obtención de madera que es exportada
de la zona hacia otras regiones chinas. Diversas especies corren e riesgo
de extinción. Además ciertas regiones están siendo
utilizadas como vertederos nucleares.
La falta de Derechos Humanos
Actualmente 16 artículos de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos están siendo violados en la eufemísticamente
llamada "Región Autónoma del Tíbet". Los soldados
están por todas partes. Los tibetanos son discriminados en todos
los aspectos y no poseen las libertades fundamentales. Quien se manifiesta
contra la dictadura comunista es duramente castigado. Quien posee una foto
de SS. SS. el Dalai Lama, una bandera tibetana o, cualquier material pro
Tíbet es encarcelado de forma inmediata. El simple hecho de hablar
con un extranjero puede ser motivo de encarcelación.
El gobierno chino a encontrado la "solución final" para el Tíbet:
La transferencia de chinos a la región o la deportación de
tibetanos a otras regiones de China (donde son discriminados y marginados),
así como abortos o esterilizaciones dirigidas a mujeres tibetanas.
Los impuesto chinos arruinan a las familias tibetanas pobres o nómadas
y dejan escasos medios de supervivencia al resto. Los pequeños negocios,
hoteles, cines, restaurantes, etc., están en manos chinas. Los rótulos
de todos los establecimientos están escritos en grandes caracteres
chinos y, debajo en grafía mucho menor en tibetano. La lengua oficial
es el chino. Los chinos mandan a los niños tibetanos a otras regiones
de China, donde son educados a los "modos chinos".
Áreas tibetanas como Lhassa están siendo demolidas y sustituidas
por edificaciones menores y más reducidas, siendo el espacio ganado
empleado en actividades y/o usos chinos. El área al pié del
Palacio del Pótala ha sido completamente arrasada, creándose
un nuevo espacio abierto semejante a la Plaza de la Paz Celestial de Pekín.
En la región no existen medios de comunicación independientes.
La televisión es algo extremadamente limitado y rígidamente
controlado por las autoridades de la RPC. Los periodistas extranjeros no
son bien recibidos y normalmente son expulsados. Solamente La Voz de América
y Radio Asia Libre transmiten informaciones de forma realista al Tíbet.
Algunas de las prácticas comunes llevadas a cabo por las autoridades chinas son: · Violación del derecho a la libertad de religión. · Violación del derecho a la libertad de expresión y opinión. · Existencia de presos por causas políticas. · Existencia de campos de trabajo forzoso para presos comunes y políticos. · Arrestos indiscriminados y encarcelamiento sin juicio previo. · Torturas sistemáticas a los presos. · Discriminación racial y lingüística. · Transferencias forzosas de población tanto de tibetanos al resto de China, como de chinos al Tíbet. · Casos de privación de la educación a niños tibetanos, con expulsión de los mismos de los colegios, o bien el que sean educados fuera del Tíbet a "los modos chinos" · Control de natalidad o esterilización de mujeres tibetanas.
La represión religiosa
A pesar de que las autoridades chinas aprovechan cualquier oportunidad
para repetir que "China siempre ha respetado la libertad religiosa del
Tíbet", lo cierto es que el 24 de marzo de 1995, fue anunciado un
decreto para restringir el número de monjes que cada monasterio
puede tener así como disminuyendo la cantidad de los donativos destinados
a los templos. La construcción de nuevos monasterios debe ser autorizada
por las autoridades bajo la alegación de que "los monasterios deberán
estar en manos de monjes patriotas y respetuosos con la ley".
Además, en cada monasterio existe un pequeño grupo de
inspectores chinos residentes que controlan y "supervisan" las actividades
de los templos. Todo joven menor de 15 que pretenda entrar en un monasterio
es rechazado, (cuando antes se podía ingresar con sólo seis
años). Cientos de monjes han sido encarcelados por no retirar la
fotografía del Dalai Lama de sus altares. Cuando finalmente son
excarcelados, tras innumerables sufrimientos, son expulsados de su monasterio
y exiliados a sus aldeas natales.
En febrero de 1996 una directiva del Partido Comunista Chino ordena
el cierre de todo monasterio culpable "de actividades políticas",
no definidas en dicha directiva. También se apremia al cambio de
todos los dirigentes actuales de todas las instituciones religiosas por
la de personas "patrióticas". A partir del mes de abril de ese año,
los dirigentes chinos afirman que la postura religiosa del Dalai Lama es
"herética", a la vez que una directiva del 5 de abril prohibe la
posesión o exhibición de la foto del Dalai Lama.
En mayo de ese año las autoridades empiezan a imponer esta nueva
directiva
en Ganden, con una clara oposición de los monjes. Un funcionario
es agredido, interviene el ejército y provocan una tragedia: diez
monjes mueren, cinco resultan heridos y unos sesenta son arrestados. A
la vez, se informaba que el monasterio se cerraría hasta el 15 de
octubre.
Las autoridades chinas también recurren a los denominados "equipos
de trabajo", un grupo especial de funcionarios chinos encargados de la
reeducación de los monjes tibetanos. Estos "equipos" herencia de
la represión maoísta y poco utilizados después de
la muerte del "Gran Timonel", son un grupo de funcionarios laicos tibetanos
sin ninguna competencia en especial, y cuyo fin principal es la de que
los monjes repudien al Dalai Lama. Estos funcionarios deben hacer que los
monjes firmen una declaración de cinco puntos:
1.- Rechazar al Dalai Lama como jefe espiritual. 2.- Aceptar como Panchen Lama al niño nombrado por Pekín. 3.- Reconocer que el Tíbet ha sido siempre una parte de China. 4.- Prometer el que no se realizaran nunca actividades "separatistas". 5.- Renunciar a la independencia del Tíbet.
Los "reeducadores" también suelen incluir un sexto punto que
ellos consideran de gran importancia: el de no escuchar nunca las emisiones
en lengua tibetana de La Voz de América. Quienes se niegan a firmar
o protestas son encarcelados. Esta reeducación suele llevarse a
cabo tres veces por semana, en sesiones de cuatro horas de duración
cada una, en pequeños grupos y con especial dedicación a
los monjes de menos de 18 años, y con el "apoyo" de cuatro fascículos
de 80 a 120 páginas cada uno (historia, religión, derecho
y "separatismo").
El caso del Panchen Lama
El Panchen Lama o "Gran Sabio", es el título otorgado por SS.SS.
el Quinto Dalai Lama "El Grande", al abad del monasterio de Tashilhunpo.
Para los tibetanos, los Panchen Lama son las emanaciones del Buda Amitabha,
el Buda de la Infinita Luz. y ejercen la segunda dirección religiosa
después de los Dalai Lama. Los Panchen Lama no poseen responsabilidades
políticas, aunque son los encargados de dirigir la búsqueda
de los nuevo Dalai Lama.
El 14 de mayo de 1995, después de seis años de buscas
y consultas, SS.SS. el Dalai Lama anunció el hallazgo del nuevo
Panchen Lama: Gedhun Choekyi Nyima; nacido el 25 de abril de 1989, en la
localidad de Lhari (Tíbet) en el seno de una familia pobre. El nuevo
Panchen Lama pasó todas las pruebas a las que se le sometió
para su verificación como la Undécima reencarnación
del Panchen Lama. Así mismo, tuvo el reconocimiento del oráculo
oficial tibetano, consultado a tal efecto, en un minucioso proceso conocido
como "las tres súplicas a las Tres Joyas Infalibles".
El 12 de julio de 1995 el monasterio de Tashilhunpo fue invadido por
la policía. Cerca de 50 monjes, incluyendo al lama Chadrel Rinpoche
(el abad del monasterio y que a la vez había liderado la comisión
de búsqueda del Panchen Lama), fueron encarcelados y torturados,
aunque lo peor ya había pasado...
El 17 de mayo de ese año, Gedhun y sus padres desaparecieron.
Durante una año el gobierno chino no quiso dar ninguna información
sobre el paradero del niño y de sus padres. En 28 de mayo de 1996,
la agencia oficial de noticias chinas Xinhua anunció que Gedhun
estaba "bajo protección del gobierno a petición de sus padres,
debido al riesgo de ser secuestrado por separatistas". En realidad el 17
de mayo del 95 un grupo especial del ejército chino, en una operación
sorpresa y con aterrizaje de numerosos helicópteros en la aldea,
consiguieron secuestrar al pequeño lama y trasladarle a un lugar
desconocido dentro del territorio chino.
El 29 de noviembre de 1996 el gobierno chino anuló el nombramiento
del Panchen Lama realizada por SS.SS. el Dalai Lama, a la vez que anunciaba
su propio nombramiento al cargo de Panchen Lama en la persona de Gyaltsen
Norbu, casualmente, hijo de un miembro del Partido Comunista Chino.
En la actualidad Chadrel Rinpoche está encarcelado y Gedhun Choekyi
Nyima es el prisionero político más joven del mundo.
Prácticas de tortura
Actualmente hay cerca de 1.100 prisioneros políticos en el Tíbet,
incluyendo al Panchen Lama. Según Amnistía Internacional,
muchos de esos prisioneros políticos (incluyendo decenas de prisioneros
de conciencia), fueron encarcelados sin acusación o juicio previo.
Esta práctica obedece al denominado por los chinos Xian pan hou
shen (primero el veredicto, luego el juicio). Relatos contrastados indican
que los presos han sido sistemáticamente interrogados, torturados
y maltratados. Los métodos más utilizados por los chinos
incluyen:
· Aislamiento de los presos en celdas aisladas y sin comunicación con el resto de presos. · Descargas eléctricas en los genitales, en la boca o en la planta de los pies. · Quemaduras con tizones de hierro al rojo vivo. · Pinchazos en cualquier parte del cuerpo. · Quemaduras con agua caliente. · Palizas constantes incluyendo palos y hierros. · Uso de cuerdas, cadenas o correas para mantener a los prisioneros cabeza abajo o en cualquier posición dolorosa. · Exposición prolongada a temperaturas extremas. · Privación de comida, agua, sueño e incluso luz. · Amenaza y consumación de violencia sexual. · Privación de cualquier atención sanitaria o médica.
La cultura tibetana está ahora mejor preservada "fuera" que "dentro"
del Tíbet. Según un informe de la Comisión Internacional
de Juristas, en el interior del Tíbet los chinos han llevado a cabo
un genocidio cultural y humano en masa.
El Dalai Lama y su liderazgo
A pesar de todo esto, el Dalai Lama no ha perdido ni su esperanza ni
su determinación de conseguir justicia para su gente. Durante más
de 40 años ha luchado con este gigante -China-, no con ira, sino
con compasión, de un modo no violento, armado sólo con la
verdad. Su estrategia ha sido atraer la atención mundial hacia la
crisis tibetana en la creencia de que la justicia de su causa provocará
los cambios en la política china hacia el Tíbet.
Mucho antes de los sucesos de la plaza de Tiananmen, el ejército
chino disparó repetidas veces sobre las manifestantes tibetanos
desarmados. Después de uno de estos brutales ataques, en marzo de
1989, donde cientos de tibetanos murieron, la ley marcial fue proclamada
en Lhassa, unos tres meses antes del suceso de Tiananmen. Sin embargo,
incluso durante la tragedia de Tiananmen, los boletines informativos y
los políticos raramente mencionan el Tíbet. Aunque el Tíbet
es aproximadamente del tamaño de la Unión Europea, el mundo
no ha hecho caso del sufrimiento que ha tenido lugar allí. Muchos
líderes políticos de muchos países siguen siendo reacios
a entrevistarse en público con el Dalai Lama, por miedo a disgustar
al gobierno chino.
Los tibetanos de dentro y fuera del Tíbet han considerado por
largo tiempo al Dalai Lama como su líder y como la personificación
de sus esperanzas de supervivencia como pueblo. Debido a su extraordinaria
firmeza de carácter y defensa de los valores humanos básicos,
independientemente de una política particular o una ideología
religiosa, ahora emerge no sólo como líder del pueblo tibetano,
sino como figura mundial.
Durante los últimos años, ha trabajado incansablemente
para reformar las actitudes en pro de una mejor sociedad, fomentando la
importancia de la bondad y la compasión así como la comprensión
de nuestra común humanidad como base del diálogo en la resolución
de los conflictos personales y políticos.
Su propuesta para el futuro del Tíbet y del conjunto de la humanidad
viene perfectamente sintetizada en el discurso que pronunció, en
1989, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz. Su vigencia, su
transcendencia y su necesidad siguen plenamente justificados.
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