Hormonas, Ferormonas y Otras Yerbas


Por Jacinto Naveiro

Apicultor

25 de Mayo, Pcia de Bs. As.


El presente articulo es copiado de la revista 

GACETA DEL COLMENAR

Revista de la Sociedad Argentina de Apicultores



Contestando a los colegas M. Oksman y P. Vitez



En beneficio de los lectores de Gaceta del Colmenar, este artículo debió haber visto la luz ya hace tiempo, pero de la primavera al otoño, mi trabajo con las abejas no me deja tiempo para escribir, como serían mis deseos. Valga esto a manera de disculpa por la tardanza.

* * *

Dado el tiempo transcurrido, vendrá bien una breve reseña de los hechos que motivan este escrito: En el Nº 365 de Gaceta del colmenar correspondiente a Setiembre de 1970, el colega Manuel Oksman publicó un artículo sobre la despoblación de los colmenares, proponiendo una medida para la solución del problema y pidiendo a los colegas que la pusieran en práctica, informes sobre el resultado obtenido.

Tratándose de un tema por demás interesante, referente a un problema que hace años sigo con atención, me pareció oportuno escribir un artículo relatando mi experiencia personal y dando mi opinión al respecto.

A dicho artículo que fue publicado en Gaceta del Colmenar Nº 374 correspondiente al mes de Junio de 1971, lo titulé “LA ENFERMEDAD MISTERIOSA”, con un subtítulo que dice, “ Un tema para discusión “. La discusión de un problema siempre deja un saldo beneficioso, a menos que la hagamos degenerar en disputa. En tal caso se torna negativa.

La Enfermedad Misteriosa, en parte también fue escrita como una colaboración hacia el Sr. Oksman, ya que él pedía a los apicultores, entre los cuales es notorio que me encuentro. Debo deplorar que con respecto a esta intención no fui muy afortunado, por cuanto el citado colega reaccionó acusándome en su aclaración del Nº 375 de G. del Colmenar de Julio de 1971, de haberle yo atribuido la paternidad de una teoría que no le pertenece, por cuanto el, no había dicho que las abejas pudieran abandonar su colonia por falta de ferormonas en la reina, sino porque estas estarían mal estructuradas. (Esa si es una hipótesis que parece que es suya). Con respecto a ella, mi opinión es exactamente la misma que en el caso de ausencia de "ferormonas".

Como en ninguna parte de mi artículo ya citado, atribuí ninguna teoría al colega que me ocupa, ni emití contra él ásperos conceptos, no creí necesario publicar otra aclaración, dejando que el lector interesado vaya a mi artículo y vea por su cuenta quien está en el error (Como ha ocurrido, según algunos colegas que me han escrito). Ahora 1o aclaro porque habiendo terciado en la discusión, el colega Sr. Pedro Vitez (ver G. del C. Nº 377, Sept. 1971, Circulación de "Ferormonas"), aprovecho la oportunidad pare matar dos pájaros de un tiro, como vulgarmente se dice.

Bien, entremos en materia: La paternidad de la teoría de la "Ferormona" o "Feromona" que da cohesión a la colonia o familia de abejas le pertenece a Velthuis. Este investigador observó que un enjambre que salió de una colmena, regresaba a la misma abandonando a su reina. Esa reina tenía las mandíbulas amputadas y por 1o tanto (siempre según Velthuis) carecía de las "feromonas" que dan cohesión a la colonia y que son segregadas por las glándulas mandibulares de la reina. Entonces el observador supuso que la falta de interés demostrada por las abejas hacia su reina se debía ala ausencia de "feromonas" en ella. (Aquí parece que hubo falta de interés por las dos partes, porque tampoco la reina siguió al enjambre en su regreso a la colmena, como ocurre generalmente.)

Basado en esos conocimientos, el colega Oksman, a su vez supuso que si las abejas abandonaban a su reina por carencia de las citadas sustancias, también podrían hacerlo por mala estructuración o enfermedad de ellas, y no solo abandonar la reina, sino también la colmena con su cría, miel, etc. Es tal caso, como solución para el problema, Oksman propone un cambio de estructuras hormonales, lo cual se conseguiría cambiando la reina.

Este cambio de estructuras, a primera vista parece fácil y sencillo, pero enseguida veremos que hay un escollo difícil de superar. Para entenderlo mejor, transcribiremos una parte del 5º párrafo de la página 259 de Gaceta del Colmenar correspondiente al artícu1o ya mencionado del Sr. Oksman. Refiriéndose a la posible enfermedad que provoca la despoblación de las colmenas, dice así:

"Un periodo de incubación completamente carente de síntomas, las abejas afectadas trabajan normalmente, cuidan la cría, acopian y sellan la miel. De pronto, en un momento dado, la infección llega a un "umbral" y repentinamente se hace prácticamente fulminante: las abejas desaparecen rápidamente y en masa, y la colmena queda despoblada." .

Bueno, el escollo que decimos difícil de superar estriba en que el operativo "cambio de reina" habría que ejecutarlo antes que se dé el "momento dado", porque una vez que se han ido las abejas, ya no hay nada que hacer para solucionar el problema, y si no hay síntomas ni manera de saber cuando se va a presentar, cómo hacemos?

Como prueba en contra de la teoría de las "feromonas'' mandibulares de .la reina que supuestamente son las que cohesionan la colonia de abejas traje a colación el sistema de crianza de Müller, quien trabajaba con reinas desmandibuladas, con pleno éxito, sin que las colonias perdieran su cohesión a pesar de la supuesta ausencia de las sustancias indispensables para tenerla. Oksman en su aclaración citada, contestó diciendo que era completamente distinto el caso de ausencia de "feromonas" o éstas mal estructuradas.

La diferencia que pueda haber entre las dos hipótesis, no cambia en lo más mínimo mi opinión al respecto, que es la que di en mi trabajo "La Enfermedad Misteriosa".

El colega, Sr. Pedro Vitez en Gaceta del Colmenar Nº 377 de Setiembre de 1971 en su artículo "Circulación de Feromonas", también trata de refutar mis afirmaciones sacadas de hechos que se dan en la práctica, aunque especialmente se refiere a lo que he dicho -y 1o sostengo- en otro artículo refiriéndome a la "sustancia real".Su discrepancia conmigo está en lo que e1 interpreta -leyendo mi trabajo- como que niego la existencia de las maravillosas sustancias que se llaman “feromonas”. No niego la existencia de las feromonas en las abejas, porque a eso no lo puedo comprobar. Lo que niego es la función que se atribuye a tales sustancias, que son las de dar cohesión a la colonia de abejas y su poder inhibitorio en el levantamiento de celdas reales por las obreras.

La teoría de la función atribuida a las "feromonas" de la reina no es un hecho comprobado científicamente, ni de ninguna manera. Sigue en estado de hipótesis y es errónea por añadidura. Las pruebas en contra son irrebatibles, irrefutables y comprobables por cualquier apicultor práctico.

Pruebas al canto: Según la teoría, la "sustancia real" es una secreción que se produce en las glándulas maxilares de la reina fecundada. Cuando la reina es joven y vigorosa, la secreción de sustancia real es abundante, y por medio de las obreras que lamen continuamente a la reina, la colonia se va impregnando toda de dicha sustancia, certificando que en la familia todo marcha bien, e inhibiendo de paso alas obreras en su facultad de levantar celdas reales, ya que si todo va bien, no hay para que innovar.

La Reina adquiere la capacidad de producir la "sustancia" real después de fecundada, y a medida que envejece va perdiendo esa capacidad por lo cual las obreras se dan cuenta del inconveniente y, ya libres del poder inhibitorio, empiezan a preparar celdas reales para reemplazar a su reina que ya se encuentra en estado de jubilarse. (Como teoría, puede pasar, siempre que no se nos dé por averiguar si es acertada o no.)

Como ya lo dijimos -según el inventor de la teoría- las "feromonas" se elaboran en las glándulas maxilares de la reina. Esto fue en un principio. Luego, viendo que la reina no tenía problemas "substanciales" aunque le faltaran las mandíbulas, en lugar de tirar la teoría al canasto de los papeles, se le agregó: que presumiblemente dichas substancias también se elaboraban en otras partes del cuerpo de la reina.

El colega Vitez también le puso su agregado diciendo que, con abundante acopio de néctar y polen, en una colonia fuerte quedaba inhibido el poder inhibidor de la "sustancia real". Cuánto más criterioso sería decir que lo que predispone a las abejas al levantamiento de celdas reales, como paso previo a la enjambrazón, son tres factores, a saber: fuerte entrada de néctar y polen, abundancia de abejas, especialmente jóvenes y falta de espacio en la colmena. Esta es un antigua verdad que permanece inconmovible a través del tiempo.

Volviendo a la teoría en discusión, se le pueden agregar otros parches más, pero se corre el riesgo de no saber cual es el paño y cuales los remiendos. Lo mejor sería que los que no se pueden manejar sin teorías inventen alguna otra que esté más acorde con los resultados de la práctica.

Como no podemos saber cómo las abejas se dan cuenta de que falta su reina, y aparentemente recién lo notan en un término aproximado de 24 horas, se nos dio por suponer que las abejas se enteraban de esa falta porque en ese tiempo se había agotado la reserva de "sustancia real". De ahí que se le atribuyera un poder "residual" de 24 horas. Ni por las tapas senos ocurrió pensar que cuando más rápido se entera la colonia de la falta de su reina, es cuando ésta se pierde en el vuelo nupcial, es decir, cuando todavía no elabora "sustancia real". Una hora es suficiente para que se den cuenta las abejas de que su reina no ha vuelto a la colmena. Y si a una colonia con una reina vigorosa (por lo tanto pletórica de sustancia) se la quitamos y al mismo tiempo le retiramos el material de cría, que le impide darse otra reina, también una hora será tiempo suficiente para que la colonia se ponga en estado de convulsión a causa de la pérdida irreparable. A pesar de que la "sustancia real" tiene un poder de presencia de unas 24 horas en la colmena.

Los dos colegas a quienes estoy contestando, dicen conocer perfectamente el sistema de crianza de reinas del siempre recordado colega Müller, pero ninguno de los dos lo ha probado. Yo no he dicho que el sistema sea bueno ni malo, se que Müller lo practicaba con pleno éxito, no lo he incorporado a mi trabajo, pero cuando se dio a conocer lo primero que hice fue probarlo como hago con todo lo que oigo o leo referente a apicultura, siempre que esté a mi alcance y que tenga visos de verdad.

Tampoco he traído a colación el sistema de Müller como prueba en contra de la función de la sustancia real. Lo he traído en contra de la teoría de las "'feromonas" que dan cohesión a la colonia. He tenido alguna de estas con reinas desmandibuladas que duraron más de dos años, y en todo ese tiempo las colonia no perdieron su cohesión, ni las obreras vieron la necesidad de reemplazar su reina.

Muchas veces he hecho construir celdas reales en colonias de tres cuerpos; una reina abajo, una arriba y en el cuerpo del medio, el cuadro con las celdas reales. Estas colonias con dos reinas jóvenes, deberían estar saturadas de "sustancia real" y con un poder tremendo de inhibición sobre la construcción de celdas reales. Sin embargo, pocas veces he visto celdas reales tan hermosas. Negar que esto sea una prueba en contra de la citada teoría es como negar ante una colonia que se está muriendo de hambre, que ello no prueba la necesidad de alimento.

Si todos sabemos -como bien lo dice el señor Vitez- que no se necesita orfanizar una colonia para que acepte, cuide y alimente las celdas reales que le damos no es esta una prueba que da por tierra con el supuesto poder inhibitorio de la supuesta "sustancia real"?

¿Es que no queremos reconocer que las abejas tienen una "sustancia" que se llama inteligencia? ¿Y que esa "sustancia", en ciertas direcciones es muy superior a la nuestra? ¿Porqué han de necesitar una "feromona" para saber que la reina no puede cumplir su misión de acuerdo a las necesidades de la familia?

Aquí va un caso que como ejemplo es muy ilustrativo al respecto: cuando nace una reina con un defecto que la imposibilita para volar, cosa que suele ocurrir, si en la colonia hay otras celdas reales, las abejas no le permiten que las destruya como ocurriría si la primera reina nacida fuera normal. Este hecho demuestra que las abejas saben que esa reina que ha nacido primero no podrá pasar la prueba del vuelo de fecundación y en previsión de ello es que a la reina nacida no le permiten destruir las celdas reales restantes. 

Para terminar, y aprovechando que están de moda las aclaraciones, quiero hacer una para evitar equívocos con respecto a mi posición de apicultor práctico. No soy, en modo alguno, contrario a los científicos y sus trabajos en Apicultura. Siento admiración y agradecimiento por investigadores serios, de la talla de Von Frisch, Karl Weiss, los hermanes Ruttner, Bailey, Townsend y tantos otros que escapan a mi memoria y que sería largo enumerar.

No quiere esto decir, que deba aceptar todo lo que viene con el rótulo de científico, especialmente cuando el mejor libro que puede tener el apicultor -una colmena con abejas- dice lo contrario. Nada más.

Jacinto Naveiro


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