El león no es como lo pintan

por Saltamontes

Capítulo 7: "Los chacoteros sentimentales"


Nota importantísima de Saltamontes: ¡Eeehhh!... bueno, lo que yo quería decirles es que para poder hacer este capítulo hubo que cambiar un poquitín, chiquitito achí, el carácter de uno de los personajes, ¡adivinen de quién!... je, je... sí, él mismo, porque si no, el capítulo no le vendría al nombre o viceversa. En consecuencia y si no les gusta, Kamehas, Masenkos, Energy Has y/u otros los compartiré con Alicel (¿que quién es?, eso se los cuento otro día), que es en parte responsable del soberano desastre de este capítulo, de todos modos yo espero que les guste, así que ¡ahí les va!... y que Dios nos proteja. Por su atención y comprensión, muchas gracias.

En la cocina, Trunks le contaba animadamente a Bulma sus planes para el fin de semana, los que eran muchos, tantos que Bulma comenzó a pensar que para realizarlos necesitarían más de dos semanas. De todos modos ella se sentía muy feliz de que Vegeta compartiera con su hijo todo ese tiempo y decidió que para que fuera más completo, ella aprovecharía de pasar unos días en la playa junto a sus padres.

Con la ayuda de Trunks, Bulma puso la mesa y los tres se sentaron a cenar. Trunks se devoró la comida y faltó poco para que acabara con la de sus padres también. Por fortuna, su precavida madre había preparado aparte un tonel de arroz para casos de emergencia como éste.

Una vez que terminaron, Bulma ordenó a Trunks que se fuera dormir porque al día siguiente tenía clases, pero con lo consentido que estaba esa noche, pidió permiso para quedarse más rato en pie. Era difícil decirle que no, se veía tan tierno con ese pijama en forma de buzo lleno de dibujos de conejitos, con una colita igualita a la de Bugs Bunny e incluso con patitas de ídem que le permitían desplazarse sin pantuflas por toda la casa y que Vegeta odiaba desde lo más profundo de su corazón, porque decía que no era ropa digna del hijo del Príncipe de los Saiyajines, pero por sobre todo, porque se lo había regalado Goku en su cumpleaños.

Bulma miró a Vegeta, pero éste se había hecho el desentendido y comía manzanas distraídamente.

Trunks aceptó muy feliz y para variar se fue corriendo. Bulma se puso a lavar la loza mientras Vegeta terminaba de comer. Pasaron unos minutos, él se levantó a dejar su plato y cuando pasó por detrás de Bulma ésta sintió una suave palmada que la hizo saltar.

Bulma rió y dio su palabra de cumplir su promesa cuando se desocupara, entonces se volteó para seguir con su quehacer cuando sintió que Vegeta le tocaba el hombro izquierdo. Al girar la cabeza para mirarlo no lo vio, entonces se giró al lado contrario recibiendo en los labios un beso de su Príncipe que lo tenía todo fríamente calculado.

Repentinamente Bulma sintió que estaba haciendo más calor en la cocina. ¿Se habría quedado el horno prendido?

Vegeta se quiso acercar de nuevo sonriendo traviesamente, pero Bulma puso entre los dos la silla más cercana.

Bulma sabía de sobra qué tan peligroso era dejar que se acercara, porque de ese modo nunca terminaría de asear la cocina, ya que uno de los deportes favoritos de Vegeta era ponerla nerviosa y hacía un trabajo excelente. Se quedó justo a su lado mientras ella intentaba enjuagar los platos.

Vegeta caminó hasta el medio de la cocina y se puso a meditar en qué podía matar el tiempo mientras miraba fijamente a Bulma, haciendo que ella no pudiera concentrarse en su labor y se pusiera cada vez más nerviosa, cosa que a él le causaba mucha gracia y razón por la cual Bulma siempre le inventaba nuevas máquinas de entrenamiento que ella llamaba juguetitos.

Aburrido de no tener nada que hacer porque la cámara de gravedad estaba hecha un desastre desde esa mañana y no podía entrenar ahí, recordó una pequeña entretención que había venido practicando desde hacía algún tiempo y que le daba excelentes resultados cuando quería conseguir algo de ella, sobre todo con el asunto de la camarita, y el ardid consistía en jugar al tiro al blanco con la vajilla que Bulma iba ordenando luego de secar. "¡Rayos! –pensó Bulma– esta es la quinta vajilla del mes. Si esto continúa así, tendré que comprar platos de cartón y vasos de plástico... ¿Habrá estado viendo películas de vaqueros?... ¡¡Hmm!!.. Ahora que recuerdo, las últimas cuatro veces fueron por... ¡¡Apuesto sobre seguro que otra vez descompuso la cámara de gravedad!!"

"¡Y encima tiene respuesta para todo! ¡¡Uff!! –suspiró Bulma–. Cuando se pone así pareciera que en esta casa, en vez de un niño, tengo dos"

Bulma continuó con lo que estaba haciendo y una vez que hubo terminado subió al cuarto de Trunks, a quien encontró muy entretenido jugando en su nave espacial.

Trunks se dedicó a mostrarle cada parte de la nave con todas sus funciones y estuvieron conversando bastante rato hasta que Bulma vio la hora y decidió que Trunks ya debía estar dormido.

Bulma dejó a Trunks en su cama, le dio las buenas noches y salió de la habitación al pasillo, cerrando la puerta. No bien hizo esto, unas manos la atraparon, manos que conocía perfectamente sin necesidad de mirar a su dueño, porque parecía que tenían vida propia.

Vegeta sonrió, de ésta no se le iba a escapar, la tomó en brazos y caminó por el pasillo, pero cuando llegaron a su habitación, siguió de largo.

Pero Vegeta no respondió, él simplemente siguió hasta que llegaron donde se guardaban las naves. Había dos; una de ellas era en la que Vegeta había viajado en busca de Goku cuando éste quiso quedarse entrenando en el espacio luego de la pelea con Freezer y la otra era una más nueva que Bulma y su padre habían construido hacía poco. A esta última la llevó Vegeta. La nave por dentro era muy parecida a la otra, llena de controles, fría y poco acogedora.

Al instante la puerta de entrada se cerró herméticamente, las luces se atenuaron, los controles desaparecieron tras unos paneles, una alfombra cubrió el piso, apareció un pequeño panel de control y una suave música de fondo completó la ambientación.

Bulma sabía que su padre tenía que haberle ayudado en lo técnico, pero que toda la idea era completamente de Vegeta, era su firma.

Del medio de la habitación se abrió una compuerta de la cual apareció una cama formada de pieles, tal como se usaba en los tiempos de guerreros legendarios, con una hermosa bandeja en medio que contenía una rosa roja y dos copas del mejor vino a la temperatura adecuada.

Bulma abrió la caja, sacó unos papeles que cubrían el contenido y sonrió mientras del interior sacaba un hermoso vestido de fiesta color azul que hacía juego con ¿adivinen qué?... ¡Bingo!, sus ojos.

"¡Paciencia! ¡Paciencia!" se repetía Vegeta, él trataba de mantener un ambiente romántico y ella insistía en hacer lo contrario, pero no desistiría y le entregó una invitación para dos personas a una fiesta de Gala con ocasión del año nuevo que en poco tiempo sería celebrado, acompañada de una anotación al margen que decía ¡Pero no te acostumbres!. Bueno, esto le demostraba cuánto la quería, pues si por él fuera, hubiera preferido pasar el año nuevo hasta con Goku que tener que ir a esa fiesta, pero sabía que a ella esas cosas le agradaban. Luego Bulma quiso probarse el vestido, para lo cual pidió a Vegeta que se volteara.

De más está decir que le quedó perfecto, pues como era ajustado dejaba ver su muy bien delineada figura.

Bien, esa era la mejor parte, porque además el vestido venía con un pequeño detalle. Vegeta se puso frente a ella, la rodeó delicadamente con sus brazos y con uno de sus dedos presionó uno de los botones que abrochaba el vestido a su espalda, convirtiendo éste en una pequeña cápsula y dejando a Bulma sólo en sus prendas más íntimas.

Estuvieron intercambiando tiernas miradas, en las que se decían todo lo que se amaban, hasta que Vegeta tomó la palabra.

"Pensar que todos juran que Vegeta siempre es seriote, duro y cascarrabias... ¡supieran! ¡Bueno, yo también pensé lo mismo por un tiempo!, pero creo que soy la única persona en el mundo que ha llegado a conocer esta otra parte de su carácter. Realmente el león no es como lo pintan" –pensaba Bulma mientras él la miraba con cara de... "bueno, ¿y?"

Entonces ella respondió rodeando con sus brazos el cuello del guerrero mientras sus labios se posaban sobre los de él tierna y apasionadamente, respuesta que él pensaba nunca llegaría. Y como decía más o menos Harrison Ford en una de sus películas, el cielo se abrió, los ángeles cantaron, el tiempo voló y voló... y más tarde ambos yacían recostados sobre la cama de pieles; ella plácidamente acomodada en el poderoso brazo de su príncipe mientras acariciaba su pecho desnudo y bien formado por el duro entrenamiento y él tendido de espalda con la cabeza apoyada en su otro brazo. Estaban muy cómodos entregados al dulce descanso cuando un pensamiento se apoderó de Bulma.

Luego de un largo silencio en que él trataba de recordar alguna palabra relacionada en cualquier idioma que conociera concluyó con un tímido "¿qué?"

Bulma escogió una de las más grandes, suaves y bonitas.

Y justamente en ese momento que el asunto se estaba poniendo interesante, se sintió la voz de Trunks desde afuera, que después de haber abierto y revisado cada rincón de la casa llegó al único lugar que le faltaba por revisar.

Mientras tanto, papá pensaba "Ésa es exactamente la idea", al tiempo que mamá pensaba "Es increíble que sea tan inoportuno", y luego, posando un dedo sobre los labios de Vegeta, Bulma le susurró –Shhhh, lo conozco. Si es realmente importante seguirá llamando, si no, se irá –concluyó frente a la cara de asombro del saiyajin.

"Bueno, papá debe estar adentro porque no tiene cámara y no hay nadie en la otra nave" –pensó el niño y luego dijo en voz alta– ¡¡Mamá!! ¡¡Papá!! Si están ahí, ya me bañé, tomé desayuno, me lavé los dientes y me voy a la escuela –y añadió como su madre le decía todas las mañanas–. ¡Chao! ¡Pórtense bien! –a lo cual sus padres apenas podían sofocar la risa.

Y así Trunks partió mochila al hombro pensando inocentemente "¿Para qué se encerrarán tan herméticamente? ¿Estarán haciendo algún tipo de experimento?"

"Ah! no! ¡Eso sí que no! –pensó Gohan–. No soy yo el que se los va a explicar. Bastante me costó a mí recibir una buena explicación. Yamcha y Krilin lo intentaron, pero aún no sé qué tienen que ver los pájaros y las abejas. Todavía no me queda claro, el Sr. Piccoro no me pudo explicar mucho, mi papá no estaba, mi mamá no me habló en una semana y Bulma me mandó a hablar con Vegeta que en realidad es una fuente de información rica y variada... ¡Sí!, es un trabajo para él, es todo un maestro en la materia"

Esto hizo que el camino a la escuela fuera bastante silencioso, cosa que a Gohan le pareció muy bien. Y mientras tanto, dentro de la nave.

Bueno y nuevamente el cielo se abrió, los ángeles cantaron, etc. etc. y colorín colorado El león no es como lo pintan aquí se ha terminado.

F I N


Notas: ¿Más todavía?

  1. Sí. Bien chicos, si este fic les ha gustado (bueno, aunque yo creo que si llegaron hasta aquí, así debe ser, no creo que sean masoquistas), quería avisarles que (si los Webmaster tienen la paciencia de seguir soportándome) este fic tiene una continuación de lo que pasó ese fin de semana entre Trunks, su papi y Cía.
  2. Para los que no sepan lo que significa Chacota, dícese de jarana, algazara, jolgorio, alegría, sandunga, alborozo, o sea... ¡chacota!, más o menos Saltamontes y Cía. Ltda. Bueno y si aún así no les queda claro, remítanse al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española o les diría que vieran El Chacotero Sentimental, pero ni yo la he visto todavía.


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