VIOLENCIA DEL FUTBOL
Todos los muertos del fútbol argentino
CRONICAS DE LO QUE SE HA PODIDO Y HAN DEJADO SABER
POLICIA FEDERAL, CIENCIAS SOCIALES & BARRAS
BRAVAS EN LA REPUBLICA ARGENTINA
por Amílcar
Romero
Informe especial para Diario Popular,
publicado no completo, sin recuadros y con algunas otras alteraciones por
razones de espacio.
Para la Policía Federal, si los
Operativos Especiales en los partidos de fútbol no se montaran
tal como lo vienen haciendo, habría por lo menos un muerto todos los
días, el fenómeno de la violencia en este ámbito se
viene manteniendo estacionario en los últimos años y se
considera como producto de algún sociólogo trasnochado
las conclusiones de la Universidad de Lovaina, luego de la masacre de
Heysel (mayo 1985, 39 muertos), donde se reafirma la imposibilidad de
convertir a cada encuentro en un estado de sitio y que el aumento del
control policial constituye también una amenaza para el propio deporte,
dado que si los estadios se convierten en fortalezas se va perdiendo el
carácter festivo y recreativo del fútbol.
Estos y otros conceptos sobre el tema surgieron en una charla con el comisario
mayor Osvaldo Capozzo, director general de Operaciones de la
fuerza, de donde depende la flamante División Reuniones
Públicas y Seguridad en el Deporte, a cuyo frente está el
comisario Juan Carlos Asad, responsable de la planificación y
distribución de no menos de 70 mil efectivos por año,
según informara Juan Angel Pirker en 1987, cifra que por lo
menos aseguró que se mantendría, aunque sin actualizarla con
cifras precisas.
El motivo central giró en torno a si la creación de una
división, dándole la misma jerarquía institucional que
desde siempre tuvieron los homicidios, robos, estafas y otros delitos
tradicionales, daba cuenta de similar jerarquía del
fenómeno, con el correlato de formación de cuadros
especializados en la materia y demás:
-Sí. Se trata de lo que llamamos una división
específica, como lo es la de homicidios. La actividad
deportiva ha crecido mucho los últimos años, en el
ámbito de la Capital Federal, no sólo el fútbol.
En cuanto a éste, Buenos Aires es de una atipicidad que
se debe tomar en cuenta. Mientras que en todas las ciudades europeas hay un
equipo de fútbol, a lo sumo dos, con solamente uno o dos partidos por
fines de semana, nosotros tenemos media docena de estadios de primera
línea, igual cantidad de partidos los domingos, también los
sábados y a veces entresemana. Con el agregado que algunas
canchas están a veinte cuadras entre sí y que muchas veces
equipos de provincia, para ir a jugar con otros de provincia, sus
parcialidades tienen que cruzar la capital.
-Existe un reiterado cruce de reproches en cuanto a que ustedes no cumplen
como deben y que hay otros que apañan. ¿Hay un partido aparte
Dirigentes vs. Policías?
-¡Nooooo! Es normal que cuando existen situaciones encontradas
surjan mutuos reproches. Esto es muy de los argentinos. Pero no hay
enfrentamientos. No es negocio para nadie que haya inconvenientes o muchos
detenidos.
-De muchas declaraciones surge que se sigue insistiendo en que la violencia
del fútbol tendría su origen en contingencias de lo deportivo.
¿Ustedes opinan lo mismo?
-El fútbol es un remedo de las Guerras Floridas de los
mayas, las que éstos mantenían como entrenamiento
mientras no guerreaban con otros pueblos, y que terminaban bastante mal.
En el ser humano hay una predisposición natural a la violencia.
Esto viene de antes, porque hasta hace poco la humanidad estaba
permanentemente en guerra. Cuando se analiza la etiología de la
violencia surge este tipo de elementos, y más en una actividad donde
el hombre pone mucha pasión, como es el fútbol. Entonces, lo
que ocurre es que estando en grupos, a veces, los hombres se tornan
violentos.
-¿Las barras bravas pueden ser consideradas grupos
organizados?
-En algunos casos, sí. Pero no son organizaciones
institucionalizadas, sino de ocasión, como puede ser el caso de un
grupo de muchachos que salen habitualmente a bailar. Se encuentran, se
conocen, pero no con lugares fijos de reunión como podría ser un
segundo club o una segunda institución.
El tema de la masacre de Heysel fue puesto sobre la mesa en una
mención hecha por el comisario mayor Capozzo en torno a que la
violencia del fútbol es internacional, está en cada uno de
los países donde éste es una pasión y como paradigma
de que en otras partes suceden cosas peores que acá.
-Según interpreto yo -aclaró el director general de
Operaciones de la Policía Federal-, en ese hecho el
nivel de seguridad es muy inferior al nuestro, desde el momento en que
se permitió el ingreso de público con armas blancas.
Como la ubicuidad de la violencia suele establecer equívocos y
raseros más que peligrosos, ahí fue cuando
sereseñó que la primera reacción del gobierno belga
había sido acudir a la Universidad de Lovaina y a sus mejores
especialistas en criminología y otras ciencias sociales
para una evaluación crítica de lo sucedido y sobre esa
base elaborar las políticas a seguir. La afirmación de la
imposibilidad de convertir a cada partido de fútbol en un estado de
sitio era originaria del entonces ministro del Interior de esa
monarquía constitucional, K. Nothomb, y había sido
incorporado por el grupo interdisciplinario como una idea rector.
Además de que parte del informe luego sería considerado
secreto de Estado, debido a las conexiones encontradas entre los
violentistas futboleros y grupos neonazis europeos, allí
se hacía mención al surgimiento del fenómeno denominado
calesita criminal (carrousel du crime), dado el impacto que
sufre la opinión pública por la eclosión de esta
violencia en algún grupo, el ambiente de pánico moral que
se genera y tiene como principal intención legitimar un control
estatal más riguroso en períodos de crecientes conflictos
sociales, políticos y económicos, la repercusión en
los medios masivos de comunicación y la inevitable presencia de
lo que califican de argumento ético, como es que la autoridad
debe esforzarse para garantir el bienestar del mayor número posible de
ciudadanos con medios que limiten lo menos posible sus libertades. El
informe final elaborado por Kris van Limbergen y Lode Walgrave,
entre otras conclusiones, arribaba a la inconveniencia del
desplazamiento de grandes aparatos policiales debido a que los
generadores de violencia son minoritarios y con esas exhibiciones se
predispone innecesariamente a la mayoría del público. Los
resultados de esta metodología, no sólo en
Bélgica, han sido el surgimiento de lo que otros socioanalistas
denominan militarización del espacio deportivo.
-Es el criterio de algún sociólogo trasnochado
-replicó el comisario mayor Capozzo-. ¿Esa gente estuvo
alguna vez en la tribuna de Boca? ¿Estaba en el lugar cuando
atacaron los hooligans? Nosotros tenemos los pies sobre la tierra.
Los aparatos que montamos, más que represivos, son preventivos.
El dispositivo está orientado a evitar desórdenes
generalizados. Si hacemos exhibición de fuerza es para
disuadir al violento para que no haga de las suyas. Lo que la gente no
alcanza a entender es que somos los tipos más felices del mundo
si un partido terminar sin inconvenientes.
Recuadros
A juicio del comisario mayor Osvaldo Capozzo el
fenómeno de la violencia del fútbol en el ámbito de la
Capital Federal no ha aumentado ni disminuido, creo que se mantiene
igual.
-Cada fecha es analizada en detalle -aclaró-. Hacemos
inteligencia, en el buen sentido de la palabra, se estudian
los desplazamientos y las características del operativo para
cubrir hasta el menor intersticio dentro del estadio y adyacencias. La
Policía Federal hace tremendos esfuerzos para que
la mayoría de los partidos terminen bien y, detenido más, de-
tenido menos, efectivamente terminan sin grandes
incidentes.
-¿No es demasiado el costo y el esfuerzo para controlar a grupos que
serían ocasionales, espontáneos?
-Acá vemos lo que pasa pero no se aprecia lo que no pasa
en función de la prevención que se hace -protestó
amablemente el director general de Operaciones-. Estoy absolutamente
seguro que no si se hiciera con la seriedad y esfuerzo con que lo hacemos
habría muertos todos los días. De lo que se trata, cuando se
cuente con el nuevo instrumento legal, que ya ha sido enviado al
Congreso, es que los hombres vayan mutando su conducta, lograr nuevas
pautas culturales para que el fenómeno sea nada más que
espectáculo deportivo, no una guerra donde está en juego el
honor del individuo. Porque aquí está el quid de la
cuestión, un problema cultural bastante serio.
Para el director general de Operaciones de la
Policía Federal, comisario mayor Osvaldo Capozzo,
habría una violencia específica del fútbol en
función de todos los aspectos psicológicos que se dan dentro
de él, y donde individuos que arrastran ciertas frustraciones ante un
resultado no esperado y ante la mofa de la parcialidad contraria, pueden
generar situaciones violentas.
-Pero si está la policía para separar las hinchadas y
mandar a una por una calle y a otra por la otra, haciendo una
línea Marginot para separarlas, mientras el helicóptero
va controlando que no dan un rodeo para volver a encontrarse
-explicó-, bueno, se puede prevenir. Si no lo hacemos, puede
terminar en una matanza.
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