VIOLENCIA DEL FUTBOL


Todos los muertos del fútbol argentino



CRONICAS DE LO QUE SE HA PODIDO Y HAN DEJADO SABER


BOLETO DE UNA SOLA SECCION
por Amílcar Romero

Nota para la sección Opinión del Río Negro, octubre de 1991

La señorita Margarita Ester Gaude, de 66 años, fue convertida en la 120¦ víctima fatal de la violencia del fútbol luego de una semana de inconsciente agonía. El pasado DOM 16/09/91 tuvo la malhadada fortuna de tomar el colectivo 107 y pasar encima de éste por las cercanías del estadio mundialista del barrio Arroyito, en Rosario, a poco de haber terminado una edición más del clásico lugareño. En un hecho no sólo confuso, sino también desgraciado, que públicamente nadie ha tenido a bien aclarar, producto casual del enfrentamiento o ataque vandálico de un grupo, quien en ese momento iba a empezar por perder la conciencia, recibió con otros pasajeros una lluvia de toscazos. El impacto que le tocó en suerte a ella le dio en el cráneo.

Este es el tercer muerto en lo que va del año. Los otros dos fueron adolescentes, víctimas de la precariedad de las instalaciones, y en uno de los casos de la plena vigencia que alcanza la ley de sobrevivencia del más fuerte. La madura mujer rosarina es la segunda de ese sexo que se cobra este tipo de hechos, algo sino inédito, por lo menos absolutamente inusual en esa ubicuidad ecuménica con que los dirigentes del fútbol tratan de aguar los orígenes e implicancias de la violencia del fútbol. La anterior había sido Adriana Guerrero, de 16, casi un año antes, en Mar del Plata, abatida por el certero balazo de 9 milímetros que le disparó desde corta distancia un sargento ayudante de 45 sin otro motivo que vengarse del piedrazo con que la jovencita le habría volado la gorra o la adhesión de ésta a las burlas generalizadas que provocó el incidente.

Con este hecho suman veinte las muertes producidas en los últimos seis años, desde la sanción de la ley contra la violencia en el fútbol que está a punto de ser derogada y reemplazada por otra nueva. La mitad de ellas sucedieron el año pasado, absorbidas por otras preocupaciones que no dejan lugar a éstas y otras exteriorizaciones de lo que ha pasado a ser parte del chiquitaje.

Hasta aquí meros datos estadificadores. Porque en su ciudad natal la señorita no mereció ni una línea con motivo de los incidentes tan tradicionales como el antagonismo deportivo, y menos a raíz de su deceso, producido al domingo siguiente, exactamente una semana después. El matutino rosarino La Capital, sin embargo, en su edición del MIE 19/09/90, rescató con más de 48 horas de retraso que el adolescente Raúl Prioco, jugador de las inferiores de Rosario Central y que durante el partido cumplía la función de gandulla, había sido blanco, en un round previo del bochinche, de algo tan contundente en su parietal derecho que le significó la aplicación de cuatro puntos de sutura. Lo que salvó casi milagrosamente del anonimato a lo sucedido posteriormente, y en la vía pública, fue la aislada inquietud del corresponsal de un matutino porteño.

La muerte afuera -física y temporalmente- del estricto ritual deportivo ha dejado de ser noticia (leáse: excepción) para la consideración pública. Este tipo de sucesos ha sido incorporado al amplio bagaje de lo accidental o tal vez a la fatalidad de la injusticia de que hablaba Sarmiento en el Facundo. Más allá de cualquier juicio de valor, hay que anoticiarse que las preocupaciones actuales corren por los amoríos de un subcomisario procesado por torturas y en 1983 acusado del último baldón oficial a los derechos humanos con el asesinato a dos militantes de una organización guerrillera. A esta apreciación se debe agregar que el fenómeno parece haber dado un paso más después del asesinato del joven Germán Sila Ventura, a mediados de 1989, la primera víctima fuera de todo lo espectacular y sin ninguna relación directa con los grupos en conflicto. La absoluta condición en tránsito de la víctima de este caso, su sexo y su edad la ponen tan lejos del habitual escenario que sólo así se puede componer una imagen aproximada de hasta dónde está llegando el fenómeno.

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