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Se ha tenido al lauburu -cuatro cabezas-, como principal símbolo
del sol vasco. Sin embargo, poco o nada se ha sabido decir de él, y
mucho menos estudiar en profundidad sus orígenes, significados y
porqué de su utilización. Entre otros motivos fundamentales, porque la
tan traída y llevada svástica, aunque empleada en los últimos años por
distintos grupos políticos vascos, de marcado acento nacionalista y
patriótico, se parece excesivamente a la cruz gamada aria, que tan
tristemente popular hiciera el III Reich.
Mas no debe extrañarnos tal parecido, ya que ambos símbolos
pertenecen a la cultura aria. Si el iauburu se conoció desde antiguo en
Euskal Herria, ello se debe a que fue traído por los celtas, pueblo ario
en sus raíces. El porqué de la aceptación que tuvo entre los vascos de
entonces es algo peliagudo de dilucidar. Cabe pensar, no obstante, que
puede tener mucho que ver con esa fascinación idolátrica que hacia el
Sol ha sentido el euskaldún desde remotas épocas.
Curiosamente, se ha descubierto que, con anterioridad a la adop
ción del lauburu por los vascos, existió un emblema parecido, que fue
la roseta -o rosetón- romana. Pero, mientras que aquella simbolizaba
un sol estático, el 1auburu representaba a un sol en movimiento.
No es extraño ver, con frecuencia, lauburus grabados en piedra,
sobre las puertas de muchas casas y caseríos vascos. Su significado, en
principio, parece responder a la creencia de que el Sol ahuyenta el
influjo del mal. Algo así como el popularísimo y cristiano Sagrado
Corazón, que todavía hoy permanece en las puertas de tantos y tantos
domicilios del orbe cristiano.
Como referencia histórica, podemos añadir que la primera manifes
tación, todavía embrionaria, del Iauburu aparece en lápidas de Gaztiain,
del siglo IV aproximadamente, en las que se representa una roseta.
En otra, procedente del mismo lugar, observamos en cambio un lauburu
perfectamente definido. Ambas piezas, por lo demás, se conservan en
el Museo de Navarra.
En cuanto a algunos lauburus de siete cabezas, de aparición más
moderna, digamos que nada tienen que ver con lo solar, y sí mucho
con lo político. Para los nacionalistas vascos, sean de derechas o de
izquierdas, moderados o radicales, ese otro lauburu -mejor sería llamar
lo zazpiburu- simboliza las siete provincias, o regiones tradicionales,
de la nación vasca, es decir, Alava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Baja
Navarra, Lapurdi y Zuberoa.
Símbolos solares son también la flor del cardo silvestre -eguzkilore-,
que al igual que el sol o el lauburu, ahuyenta los malos espíritus,
a los genios de la noche y a los rayos. Por eso se coloca, igualmente,
en las puertas de las casas. Si, además, se pone en los postes de los
establos el día de San Juan, preserva a los animales de toda clase de
enfermedades.
Otros símbolos solares, hoy convertidos en mero motivo de decora
ción, son casi todas las estelas discoidales. En ellas suele mostrarse al
sol a través de una figura geométrica. Abundan los simples círculos,
pero tampoco escasean los círculos concéntricos, las ruedas de radios
rectilíneos y curvos, las estrellas pentagonales y la propia svástica vasca,
o lauburu, ya mencionada.