Poema 4
Es la mañana llena de tempestad
en el corazón del verano.
Como pañuelos blancos de adiós
viajan las nubes,
el viento las sacude con sus viajeras manos.
Innumerable corazón del viento
latiendo sobre nuestro silencio enamorado.
Zumbando entre los árboles,
orquestal y divino,
como una lengua llena de guerras y de cantos.
Viento que lleva en rápido robo la
hojarasca
y desvía las flechas latientes de los pájaros.
Viento que la derriba en ola sin
espuma
y sustancia sin peso, y fuegos inclinado.
Se rompe y se sumerge su volumen de
besos
combatido en la puerta del viento del verano.