Se trata de la valla publicitaria de una bebida dietética no muy conocida, que tenemos que observar los que utilizamos la carretera que comunica Tibás con el centro de San José, en las inmediaciones de la ULACIT. Para los que no han tenido el "gusto" de verla, en ella aparece una joven extremadamente delgada. junto a un texto que dice: "Cada caloría que gano es una mirada que pierdo". Este anuncio es solo una muestra de todo el bombardeo que recibimos por parte de los medios de comunicación, donde se nos presenta un estándar de belleza, no sólo difícil de alcanzar, sino hasta peligroso para la salud de las personas que hacen lo que sea para tener una figura esquelética. Justamente, el pasado 4 de agosto, el diario La Nación publicó un reportaje, donde se destaca el aumento en la incidencia de casos de anorexia en adolescentes de nuestro país y se menciona como una de las causas, los mensajes publicitarios de este tipo.
Quisiera pensar que los costarricenses no somos tan superficiales, que tenemos mejore s cosas que hacer que preocuparnos por frivolidades como tener una figura perfecta o proyectar una imagen de personas exitosas, ostentando símbolos de estatus, como el celular más pequeño del mercado, el último modelo de tal auto europeo o la última colección de prendas de tal diseñador; aunque tal vez en el fondo no nos sintamos bien con nosotros mismos.
Particularmente, lo que más me disgusta de este anuncio es que se ponga el atractivo físico como una prioridad, como si atraer todas las miradas fuera una obligación; se valen de la inseguridad y falta de autoestima de un sector de la población para vender un producto, en un contexto donde se valora a las personas por su apariencia.
Me pregunto cuáles habrán sido las consideraciones éticas de los publicistas autores; si estaban conscientes de que promovían un estereotipo estúpido, al aprovecharlo para obtener dinero. Si tomaron en cuenta lo que sentiría una persona con problemas de obesidad al mirarlo, o los efectos que tendría sobre un adolescente con baja autoestima y que se sienta gordo aunque no lo esté; si pensaron en el mensaje que con él, le estaban dando a los más jóvenes.
Y pensar que, por estar ya acostumbrados a ella, este tipo de publicidad pasa inadvertida y sin darnos cuenta, la absorbemos, todos los días.