Aunque
nació en Tegucigalpa, capital de Honduras, su nacionalidad es
la guatemalteca y desde 1944 su residencia habitual se halla
en México, país al que se trasladó por motivos políticos.
Desde muy joven se implicó
en la actividad política de su país, que compaginó con la
temprana actividad en el campo de la literatura. Ya había
publicado algunos relatos cuando participó en la fundación
de la revista Acento, que sería uno de los núcleos
intelectuales más inquietos de Guatemala en una época de
incesantes convulsiones sociales: la controvertida presidencia
del liberal Jorge Ubico Castañeda, los alzamientos populares
de 1944, sucesivos cuartelazos y la omnipresencia en todos los
órdenes de la vida nacional de la compañía estadounidense
United Fruit Company, son algunos de los episodios más
representativos de este periodo.
En el exilio, Augusto
Monterroso comienza a publicar sus textos a partir de 1959,
cuando entregó a la imprenta Obras completas (y otros
cuentos), colección de historias donde ya se prefiguran los
rasgos fundamentales de lo que será su personalísima
narrativa. Una prosa concisa, sencilla, accesible, donde
siempre late la conciencia de los grandes hitos de la
literatura y una abierta inclinación hacia la parodia, la fábula
y el ensayo, sienta los cimientos de un universo inquietante,
cuyo idioma oficial oscilaría entre el absurdo, el humor
negro y la paradoja.
Otros títulos de su producción,
signada siempre por la brevedad, son: La oveja negra y demás
fábulas (1969), Movimiento perpetuo (1972) o la novela Lo demás
es silencio (1978), donde da vida al heterónimo Eduardo
Torres. También inclasificables, aunque más próximos al área
de la reflexión literaria, no exenta de creatividad y fantasía,
son los textos: La letra e: fragmentos de un diario (1987),
Viaje al centro de la fábula (conversaciones, 1981) o La
palabra mágica (1983).
Su composición -Cuando
despertó, el dinosaurio todavía estaba allí- está
considerada como el relato más breve de la literatura
universal. Ha sido galardonado con el premio Villaurrutia en
1975 y en 1988 con la condecoración del Aguila Azteca. En
1996, año en que dio por concluido su exilio, se le otorgó
el Premio 'Juan Rulfo' de narrativa y reunió en el volumen
Cuentos, fábulas y lo demás es silencio el conjunto de su
obra de ficción. Actuó además como intermediario en las
negociaciones de paz entabladas entre el gobierno y la
guerrilla revolucionaria de su país.
"Soy,
me siento y he sido siempre guatemalteco; pero mi nacimiento
ocurrió en Tegucigalpa, la capital de Honduras, el 21 de
diciembre de 1921. Mis padres, Vicente Monterroso,
guatemalteco, y Amelia Bonilla, hondureña; mis abuelos,
Antonio Monterroso y Rosalía Lobos, guatemaltecos, y César
Bonilla y Trinidad Valdés, hondureños. En la misma forma en
que nací en Tegucigalpa, mi feliz arribo a este mundo pudo
haber tenido lugar en la ciudad de Guatemala. Cuestión de
tiempo y azar... Por otra parte, cuando a partir del triunfo
de la revolución sandinista he estado en varias ocasiones en
Nicaragua, en ningún momento ha pasado por mi mente que yo
sea allí un extranjero. Y he sentido lo mismo en Costa Rica y
en El Salvador."
Augusto
Monterroso. Los buscadores de oro. México: Alfaguara,
1993. Premio
Xavier Villaurrutia en 1975, Premio Juan Rulfo en 1996, Premio
Nacional de Literatura Miguel Angel Asturias en 1997, en 1988
galardonado con la condecoración del Águila Azteca por el
gobierno mexicano y Premio Príncipe de Asturias de las Letras
2000. El cuentista guatemalteco más importante del siglo XX.
Augusto Monterroso (Tito) nació en Honduras, el 21 de
diciembre de 1921 de familia guatemalteca. Uno de los más
famosos cuentistas del continente. Se crió en Guatemala.
Autodidacta. Salió al exilio en 1944 por sus actividades en
contra del dictador Ubico. Residió en Bolivia y Chile durante
los años cincuenta, y a en México a partir de 1956. Entre
sus obras destacan Obras completas (y otros cuentos) (cuentos,
1959), La oveja negra y demás fábulas (cuentos,
1969), Movimiento perpetuo (cuentos, 1972), Lo
demás es silencio (novela, 1978), La palabra mágica
(ensayos, 1983), La letra e (ensayos, 1987), Viaje
al centro de la fábula (ensayos, 1989), Los buscadores
de oro (memorias, 1993) y Sinfonía concluida y otros
cuentos (cuentos, 1994).
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