Un amigo mío se vino a Valencia sabiendo que su novia necesitaba unas gafas
para la vista y, encontrando la ocasión de comprarles unas muy bonitas y baratas, entró
en un óptica.
Después de ver unas cuantas, se decidió y le compró unas. La dependienta se
las envolvió, pagó la cuenta pero al marcharse, en lugar de coger la caja
con las gafas, cogió otra muy parecida que había al lado y que contenía unas
bragas que, seguramente, alguna clienta de las que había en la óptica se acababa
de comprar.
Mi amigo no se dio cuenta de la equivocación, se fue directamente a Correos
y le envió la caja a su novia, junto con una carta. La novia recibió el paquete
y se quedó extrañada del contenido, así que leyó la carta que decía:
Querida Isabel;
Espero te guste el regalo que te envío, sobre todo por la falta que te hacen
ya que llevas mucho tiempo con las otras que tenías y estas son cosas que se
deben cambiar de vez en cuando. Espero también haber acertado en el modelo. La
dependienta me dijo que era la última moda y me enseñó las suyas, que eran
igulaes. Entonces yo, para ver si eran ligeras cogí y me las probé allí mismo.
No sabes como se rió la dependienta, porque esos modelos femeninos en los hombres
quedan muy graciosos y más a mí, que sabes que tengo unos rasgos muy alargados.
Una chica que había allí me las pidió, se quitó las suyas y se las puso para que yo viera
el efecto que hacían. Las ví estupendas, me decidí y las compré. Póntelas y enséñalas a tus
padres, a tus hermanos y, en fin, a todo el mundo a ver que dicen.
Al principio te sentirás muy rara, acostumbrada a ir con las viejas y más ahora que
has estado algún tiempo sin llevar ningunas. Si te están pequeñas me lo dices, que si no
te van a dejar señal cuando te las quites para ir a la calle y todo el mundo va a notar
que las tienes. Ten cuidado también de que no te estén grandes, no sea que vayas andando y se
te caiga. LLévalas con cuidado y, sobre todo, no vayas a dejártelas por ahí y las pierdas,
que tienes la costumbre de llevarlas en la mano para que todos vean tus encantos.
En fin para que te voy a decir nada más, estoy deseando vértelas puestas. Creo que éste es el
mejor regalo que podía hacerte. Un beso.
Ramón.