La cadena alimenticia en el mar
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El estudio de un
ecosistema, una vez definido el biotopo en el que se circunscribe, presupone un trabajo
previo bastante complicado: el censo de las especies que lo pueblan. La complejidad viene
dada por el hecho de que, a no ser que se empleen procedimientos muy especiales, acaban
dejándose de lado a los grupos microscópicos como las bacterias o los protozoos y a los
organismos de tamaño menor no cuantificables a simple vista. Una vez que se conocen las especies que viven en el ecosistema, hay que tratar de definir las relaciones que se establecen entre ellas. Para la mayor parte de los seres vivos, una vez asentados en un entorno adecuado, el problema primario de cara a su subsistencia es la alimentación. Por lo tanto, el estudio de las relaciones interespecíficas en el ecosistema pasa, de forma ineludible, por el estudio de las necesidades alimenticias de cada especie. El intercambio materia/energía en el seno del ecosistema, o sea, el problema de la alimentación, es más complejo de lo que a simple vista pudiera parecer, y su estudio permite definir un complejo entramado de relaciones que, la mayoría de las veces, hay que conformarse con esquematizar en sus aspectos más aparentes. |