Se quedará la fuente manando siempre el
agua,
rebosará la ninfa donde bebieras, ave,
y en las tardes de oro, cuando queme la tierra
soñará con tus alas de brillante
plumaje.
Puede ser que algún día nuevamente
de paso,
vuelvas por un momento a posar en la fuente,
y el agua que la llena, inexperta nacida,
te dirá como entonces: -Ave de presa,
bebe...
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Este sitio fue creado por: Marina J. Orquera