La
grabación que hoy tiene en sus manos es un documento histórico
de gran importancia y, por lo mismo, debe ser conocido por todo ciudadano
interesado en el acontecer de su patria.
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La
historia oficial se construye sobre la base que los vencedores desean legar
a la posteridad. Pero ese propósito se ve realtivizado por los esfuerzos
de otros que relatan la historia de las víctimas y los episodios
que los victimarios quieren ocultar. En ese esfuerzo participan historiadores,
periodistas, artistas, editores y muchas otras personas sensibilizadas
por algún momento histórico clave.
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En
este caso, un ciudadano pudo interferir y grabar, al darse cuenta de la
importancia de dicha interferencia, la comunicación entre los altos
jefes de las Fuerzas Armadas el martes 11 de septiembre de 1973, día
del golpe militar que puso fin al gobierno del Presidente Salvador Allende.
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Ahora
tiene usted esta grabación en sus manos. Escucharla le permitirá
sacar sus propias conclusiones. El contenido de las frases, el tono de
las voces, el lenguaje que unos y otros utilizan develan sus personalidades,
revelan sus temores y sus iras, sus estados de ánimo.
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La
grabación transcrita podrá encontrarla a partir del capítulo
cuarto, para que pueda seguirla palabra por palabra. Previo a la transcripción,
en los tres primeros capítulos, incorporé un relato en relación
a la gestación del golpe militar y de lo ocurrido en los escenarios
donde se movía el Presidente Salvador Allende en sus últimas
horas de vida.
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Al
cumplirse un cuarto de siglo de estos acontecimientos que dieron un violento
vuelco al acontecer histórico de Chile, tratar de reflexionar en
torno a lo sucedido es un deber ciudadano. Se hace necesario hablarlo con
los hijos y con los nietos. Abrir la mente y el corazón para llegar
al fondo de los hechos, reconociendo los sentimientos propios y tratando
de comprender lo que sentían los otros. Así podremos, como
pueblo, reconocer las odiosidades que permancen emboscadas e intentar un
honesto recorrido por el camino del perdón, con el compromiso de
no repetir una tragedia que costó tantas vidas y dolores.
Patricia
Verdugo - Santiago de Chile, 1998