SOLIDARIDAD
Número 2, Abril 1999 / Alemania
Hoja informativa en castellano del acontecer político en Alemania y el mundo
* Alemania: entre la crisis interna y la intervención militar * Argentina: Tras un nuevo aniversario del golpe se vienen las elecciones |
Solidaridad
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Última actualización: 12/4/99 |
La redacción de Solidaridad condena enfáticamente los ataques de la OTAN contra Yugoslavia. Los ataques aereos inciados la noche del 24 de Marzo, a los cuales hoy se le habría sumado la invasión de tropas terrestes, son un acto imperialista. Ellos representan una nueva escalada del militarismo de EEUU y Europa.
El ataque contra Yugoslavia demuestra una vez más que EEUU se siente con derechos a bombardear a quien se le ocurra sin necesidad de tener siquiera una cohartada para vender a su propia población. De hecho, este nuevo ataque imperialista no es más que otra de las consecuencias de la ahora denominada "Doctrina Clinton"; la cual dice que EEUU puede bombardear o invadir a cualquier país cuya política interna no sea funcional a sus intereses. Por medio de estos ataques (en menos de un año podemos contar los bombardeos a Yugoslavia, Irak, Sudán y Afganistán) EEUU sigue demostrando al resto de las potencias, y en especial a las europeas, que sigue siendo la mayor potencia imperialista.
Las razones humanitarias con las que se trata de justificar el ataque no son más que hipocresía. De sólo mirar la consecuencias del desmembramiento de Yugoslavia, justamente insentivado por los distintos imperialismos encabezados por Alemania, queda claro que las cuestiones humanitarias son lo que menos importa a EEUU y sus socios de la OTAN. De hecho, la "limpieza étnica" desarrollada por el ejército croata en la Krajina contó con la aprobación de EEUU y Alemania, y fue directamente supervisada por militares yankees. Vistas dentro de un contexto internacional, la indignación de yankees y europeos por las masacres y la supresión de los derechos nacionales que practica el gobierno serbio son puro cinismo.
Miremos sino el caso de Turquía. Este país, miembro de la OTAN, lleva adelante una guerra salvaje contra la población kurda. Su política para con los kurdos es mucho más sanguinaria que la del régimen de Milosevic contra los albaneses de Kosovo. Además, afecta, por lejos, a mucha más gente que la represión serbia en Kosovo. Sin embargo, Turquía nunca fue amenazada con ataques aereos, y el ejercito turco es armado por empresas alemanas y por el gobierno de EEUU. No sólo eso, EEUU también colabora directamente con la represión al pueblo kurdo como lo demuestra su participación en la reciente detención de Ocalán. Cuestionamientos similares podrían hacerse sobre la política represiva del estado español para con los vascos. Sin embargo, España también es miembro de la OTAN y forma parte de sus operaciones humanitarias.
Solidaridad no simpatiza con Milosevic, mucho menos con sus políticas. Él es un ex-stalinista reciclado rapidamente en nacionalista y un ferviente defensor de la propiedad privada. Las consecuencias de su política restauracionista generan descontento en la población y hacen que necesite del apoyo imperialista para mantenerse en el gobierno. Sin embargo, ni siquiera él podría haber aceptado el ultimatum humillante que le hizo el Grupo de Contacto. Su aceptación hubiera significado la presencia de tropas imperialistas dentro del terrirorio serbio y la pérdida de la soberanía sobre un territorio considerado parte de Serbia desde hace cien años. Por otro lado, los imperialistas también necesitan a Milosevic para mantener el orden establecido en la región después de los acuerdos de Dayton y para seguir avanzando con su colonización económica. Esto nos indica que los ataques contra Serbia no tienen como blanco a Milosevic sino al pueblo serbio y al resto de los pueblos de los Balcanes. De hecho, los propios albaneses de Kosovo están siendo las principales víctimas de una guerra que se desarrolla basicamente dentro de esta provincia.
Además, ninguna de las potencias imperialistas puede intervenir en Kosovo con las manos limpias de sangre. De hecho, el origen del conflicto de Kosovo no está en la personalidad de Milosevic como quieren hacernos creer. Por el contrario, su origen está en el desmembramiento de Yugoslavia producido como consecuencia del colapso del stalinismo y de la intervención despiadada de las potencias imperialistas, en especial de Alemania. Desde comienzo de los 90 Alemania apoyó la secesión de Eslovenia y promovió la independencia de Croacia. Como consecuencia de esto se produjeron los estallidos nacionalistas, la guerra civil en Bosnia, la expulsión croata de los serbios de la Krajina y el aumento de la opresión serbia en Kosovo. Los miembros de la OTAN intervinieron en el pasado para aprovechar en su propio beneficio la explosión nacionalista. Ellos son responsables directos de todas sus consecuencias.
Por otro lado, el ataque de la OTAN puede tener consecuencias incalculables sobre la estabilidad de la región. Por un lado puede genererar un resurgimiento de la guerra civil en Bosnia, por otro desestabiliza a Albania, Macedonia y Yugoslavia. De hecho Yugoslavia todavía puede sufrir la secesión de Montenegro y de la provincia de Vojvojdina, dentro de la cual viven grandes minorías de serbios, croatas, húngaros y rumanos. En cuanto a Macedonia, en ella viven medio millón de albaneses que puden seguir el ejemplo de sus connacionales de Kosovo extendiendo el conflicto a toda la región. Estos son sólo algunos de los factores que hacen impredecibles las consecuencias que tendrá esta nueva intervención de la OTAN en los Balcanes, entre las cuales puede estar la extensión de la guerra a toda la región. Sin embargo hay algo que se puede decir con certeza. La consecuencia de los bombardeos de la OTAN puede ser cualquiera menos la paz y la justicia prometidas por Clinton a los pueblos de los Balcanes.
Solidaridad está por la derrota y expulsión de los imperialistas de los Balcanes. Para lograr esto es necesario que los distintos pueblos de los Balcanes se liberen de Milosevic, Tudjmann y de todo liderazgo nacionalista como el del ejército de liberación de Kosovo (KLA). Este último, en caso de tomar el poder en Kosovo, no se comportará de forma diferente que aquellos. De hecho es esperable que la minoría serbia termine sufriendo la misma suerte que los serbios de la Krajina. Por nuestra parte, es necesario que nos movilizemos permanentemente para frenar el ataque. La marcha convocada para el 4 de abril en Bruselas fue sólo el primer paso. La lucha debe continuar hasta que no quede un solo soldado de la OTAN en los balcanes.
¡Fuera la tropas de la OTAN de Yugoslavia y los Balcanes!
¡Basta de Bombardeos!
Como en la totalidad de los países capitalistas desarrollados, en Alemania planea la crisis total. Crisis que se ve reflejada no tan solamente como fenómeno generalizado entre las potencias industriales, sino que además es el producto de la infame intervención política gubernamental de los socialdemócratas y ecologistas (verdes), quienes continúan arrastrando al pueblo alemán y a su clase obrera hacia la ruina económica y el caos social. Como producto de este caos, también empujan al resto de los países del área, especialmente a los más débiles, los del sur del continente europeo (España, Portugal y Grecia), e Irlanda, que en gran medida dependen de las "ayudas" económicas de los imperialistas alemanes, quienes son, verdaderamente, los que mueven la economía europea.
La política económica del gobierno alemán está causando inclusive la repulsa generalizada de sus propios electores. Como consecuencia de esto ha sufrido ultimamente notorias derrotas electorales, tanto a nivel de Estados Federados como en algunos municipios.
Una de las medidas que le pueden costar la cabeza a este gobierno son el aumento descomunal de los impuestos. Hasta ahora los trabajadores alemanes debían pagar entre el 12 y el 15% de sus entradas brutas en impuestos a la seguridad social. Este impuesto será aumentado hasta el 22%, cuestión inaudita en este país. Si hasta los jubilados deberán pagar impuestos por unas rentas que son de las más bajas de las últimas décadas, y que por la galopante inflación se verán convertidas en ridículas limosnas de un Estado en permanente descomposición política.
Otra medida que está causando un profundo malestar entre las capas más pobres es la instauración de un impuesto del 12% a los sueldos bases que son sólo de 630 marcos al mes. Quienes se verán más afectados, por esta medida, serán aquellas personas que gracias a este sueldo base podían complementar hasta ahora los bajos salarios que reciben en sus trabajos fijos. También trabajadores jubilados, estudiantes, mujeres que no pueden aceptar contratos de jornadas completas, etc.., se verán sumamente afectados por esta medida.
Otro golpe de efecto contra la coalición de gobierno ha sido el triunfo moral para la oposición, encabezada por los democristianos (CDU)y la extrema derecha Nazi-Fascista, que significó la promulgación de la ley de doble nacionalidad. Esta nueva ley, que debe reemplazar, o en su caso mejorar, la Ley 213 de extranjería, debería permitir la obtención de la nacionalidad alemana a cientos de miles de inmigrantes establecidos en este país desde hace décadas. Sin embargo, en la práctica, gracias a la enorme presión de la derecha (que se dedico en una xenófoba y racista campaña a juntar firmas entre la población para bloquear esta decisión gubernamental), esta ley nace totalmente disminuida con respecto a la vieja aspiración del movimiento democrático y la izquierda de cambiar el concepto de nacionalidad heredable por sangre por otro de tipo territorial, que se ajuste a la necesidad imperiosa de elaborar reglas de tipo democráticas y modernas de acuerdo, por lo menos, al respeto elemental de los Derechos Humanos. En todo caso no está demás mencionar que la actual legislación en cuanto al derecho de nacionalidad rige desde 1803 y refleja una postura nacionalista a ultranza.
No solamente la crisis hace mella en el sistema, sino que además ahonda las contradicciones, propias de la clase gobernante, la burguesía imperialista. Según la Constitución política, elaborada tras la derrota militar del nazismo, después de 1945, está prohibido el envío de tropas (en todas sus ramas)al extranjero. Esto se estableció como un supuesto freno al expansionismo alemán y para dar al mundo una imagen pacifista tras la II guerra mundial. Al mismo tiempo se quiso con esto asegurar la paz interna e iniciar un desarrollo capitalista de cara a los Estados obreros del Este europeo. Pero, lo que no hicieron los gobiernos de la derecha (CDU y los liberales), lo están haciendo ahora los socialdemócratas y sus aliados, defensores de la ecología y pacifistas a ultranza; enviando batallones de fuerza militar terrestre y aérea a los Balcanes para aplastar a los pueblos serbio y kosovar. Y todo esto a pesar de que el 86% del pueblo está en contra de cualquier intervención militar del ejército alemán.
En cuanto a su tan "cacaraeda" política antinuclear, esta ha pasado ya al olvido, debido a que la coalición "rojiverde" a dado luz verde a los capitalistas para que continúen adelante con sus proyectos nucleares. Continuando así con la obtención de ganancias a costa del deterioro medio ambiental y el aumento del peligro para las zonas demográficas que se ubican cerca de las centrales eléctricas propulsadas por este tipo de energía.
Los capitalistas alemanes están echando mano a cuanta medida se les ocurre para hacer frente a la crisis y al financiamiento de los costos de su intervención militar de castigo a Serbia. Como ya no basta la enorme carga fiscal que debe soportar la población asalariada, han decretado el "impuesto ecológico" aumentando en 6 centavos de marco el litro de los combustibles, perjudicando con esto a los obreros y otras capas sociales del pueblo, quienes suelen contar con movilización propia para poder desplazarse a sus lugares de trabajo.
En resumidas cuentas, la hora para los verdaderos demócratas, para los que luchamos por un mundo mejor, para los pacifistas convencidos, etc.., ha llegado.
Es el momento para engrosar las filas del descontento popular. Además, las acciones cívicas contra la intervención militar alemana en los Balcanes esta sirviendo para que la izquierda revolucionaria se sacuda de su inmobilismo y atomización. Lo que falta es la unidad en la acción entre las organizaciones revolucionarias, que pese a la gravedad de la situación aun porfían en hacer acciones semi aisladas e individuales.
Cheo Morales
ARGENTINA: TRAS UN NUEVO ANIVERSARIO DEL GOLPE SE VIENEN LAS ELECCIONES
La última dictadura militar argentina no consistió, como muchos sostienen, en una simple vulneración de las "instituciones democráticas". En realidad, se trató de una masacre contra lo más avanzado de la clase obrera y la intelectualidad argentinas. Su verdadero objetivo fue defender el orden burgués, impidiendo una evolución revolucionaria de la crisis en la que estaba sumergido el gobierno justicialista tras la muerte de Peron. Para cumplir con esta tarea, los militares contaron en un comienzo con el apoyo de la mayoría de los partidos burgueses, quienes además prestaron funcionarios, jueces, intendentes y embajadores a los milicos asesinos. Incluso partidos de izquierda, como el Partido Comunista, en un primer momento, brindaron su "comprensión" al General Videla.
Recordar todo esto es fundamental para entender lo que ocurre hoy en Argentina. En estos momentos, los partidos que apoyaron al golpe, por acción u omisión, son los que directamente gobiernan el país profundizando hasta lo inimaginable los planes de hambre del imperialismo y el gran capital. De hecho, bajo la plena vigencia del régimen constitucional, tanto bajo el gobierno de Alfonsín como bajo el actual de Menem, se han consumado la entrega del país vía privatizaciones, el fenomenal crecimiento de la deuda externa, la caída del salario, el crecimiento sin precedentes de la desocupación y la destrucción de los sistemas de educación y salud públicas. Planes que, hubieran sido mucho más dificiles de aplicar sin la eliminación física de lo más avanzado del pueblo argentino. Además, la amnistía concedida a los genocidas (vía leyes de obediencia debida y punto final, primero e indulto después) es el broche de oro que evidencia la continuidad de clase entre la dictadura militar y el actual régimen constitucional. Por eso no es de extrañar que los grandes capitalistas que antes financiaban golpes militares, hoy financien las campañas electorales.
En la actualidad a la clase obrera la están bombardeando con despidos y suspensiones. Incluso el ministro de trabajo Erman González presentó un proyecto para adelantar voluntariamente la jubilación a los 60 años a cambio de aceptar una reducción del salario del 40%. Por otro lado, los ritmos de producción de las fabricas son cada vez mayores y las condiciones de seguridad peores. Esto ha producido un gran aumento del número de accidentes laborales, en especial entre los trabajadores de la construcción. Estos "accidentes" constituyen ya un nuevo genocidio en la Argentina, con mil víctimas al año debido a la voracidad de los empresarios. Mientras tanto, gracias a la complicidad de las tres centrales sindicales mayoritarias, la gran mayoría del pueblo tiene sus esperanzas puestas en las próximas elecciones. Los capitalistas en cambio no esperan y ya están aplicando un nuevo ataque, apoyado tanto por el gobernante Partido Justicialista (PJ) como por la opositora Alianza, que significará más desocupación y más hambre.
Pero no sólo en el plano social y económico las cosas van mal para los trabajadores. En el propio terreno de las libertades públicas, el estado ha mantenido un sistema de represión sistemática que, a pesar de ser más sutil que él utilizado por la dictadura, tiene en su haber nuevos presos políticos, como los presos de La Tablada y el dirigente de los jubilados Castells entre otros, más de mil procesos judiciales a dirigentes gremiales y activistas, y un estado de espionaje interno ante cada movilización del pueblo. Todo esto lo que hace es poner en claro que la democracia burguesa y las elecciones son un mecanismo de engaño hacia los explotados.
En octubre habrá nuevamente elecciones presidenciales en Argentina, y todos los partidos ya están en campaña. Claramente, los distintos candidatos, Menem, Duhalde, Cavallo, De la Rúa, etc., se diferencian sólo en matices. Todos ellos ya se han comprometido con la banca internacional a seguir aplicando los planes de hambre.
Lamentablemente parte de la izquierda, en especial Izquierda Unida y el Partido Obrero, con su propaganda ayudan a que las masas crean que la salida a sus problemas pasa por votar para el parlamento a los candidatos de la izquierda. Esta izquierda en su programa nada menciona sobre la necesidad de los explotados de tomar el poder para modificar el actual estado de cosas. Izquierda Unida también está involucrada en los "juicios de la verdad" y siembra esperanzas en que el torturador juez Garzón pueda hacer justicia con los dictadores argentinos y con Pinochet.
Los "juicios de la verdad" son procesos judiciales iniciados en la ciudad de La Plata. En ellos, los represores, los torturadores y sus amigos podrán decir lo que quieran ya que el juicio tiene sólo "carácter testimonial". Así, digan lo que digan estos genocidas, aún reconociendo su participación en la represión, tienen la absoluta garantía de que no irán presos porque están protegidos por las leyes de impunidad del PJ y la Alianza. La supuesta intención de este juicio es ayudar a conocer la "verdad" de lo ocurrido durante el último proceso militar. Como si no supiéramos ya que la verdad es que los militares cometieron un genocidio para defender los intereses burgueses y que los políticos fueron sus cómplices. En realidad este juicio es un nuevo intento de los partidos de la impunidad de "reconciliar" y "cerrar las heridas " sobre el tema de los desaparecidos.
A 23 años del golpe, ya es momento de que la izquierda haga un balance de lo ocurrido y que entienda que es necesaria una ruptura con el regimen democrático, continuidad de la dictadura. También debería de una vez por todas comenzar a construir la unidad de acción de todos los sectores populares contra los patrones y sus representantes políticos. Al mismo tiempo también es necesaria la unidad de acción contra la burocracia sindical de todo pelaje, quien ha bloqueado la posibilidad de una lucha de conjunto contra los planes que oprimen al pueblo. La mentablemente, sólo un pequeño sector de la izquierda argentina intenta avanzar en esta dirección. De su capacidad para ganar al resto de la vanguardia depende en gran medida el destino de la clase obrera argentina.
Daniel Bengoechea
Quien quiera decir la verdad que tenga un pie en el estribo y quien quiera protestar que tenga un pie en la cárcel. Esto le ocurrió a la sindicalista Vilma Plata, que dirige el movimiento de los maestros en Bolivia. El pasado cinco de febrero, los profesores bolivianos iniciaron un paro de actividades. Pero fueron obligados a trabajar desde el miércoles 17 de febrero a través de las amenazas de despido y reemplazo de los profesores que hizo el gobierno. La dirigente fue detenida por negarse a acatar las disposiciones del gobierno. Vilma Plata fue encarcelada en febrero y desde ese momento varias organizaciones piden su libertad. Maestros, estudiantes y padres de familia han realizado varias manifestaciones por el centro de La Paz para pedir su libertad.
Por otro lado, el abogado de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia, Freddy Hurtado, solicitó al gobierno del general(RE) Hugo Banzer probar que Vilma Plata es delincuente y justificar su detención. Además aclaró que en realidad el encarcelamiento de la dirigente sindical, militante del Partido Obrero Revolucionario, es político y de ninguna manera legal. Hurtado dijo que a Vilma Plata la privan de su libertad con la intención de callarla e impedir su participación en futuras protestas. Dijo que el gobierno de Hugo Banzer pretende penalizar el derecho a la protesta y con ello, imponer un Código Penal del Trabajo que está en contra de los derechos de las personas. Se está realizando una campaña de solidaridad internacional con Vilma Plata.
Las adhesiones a la misma pueden enviarse a la siguiente dirección y/o fax: Casa Social del Maestro, Genaro Sanjinez 607, La Paz - Bolivia / Fax: 00591-2-378724. También pueden enviarse por e-mail a nuestra redacción.