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El momento actual y la encrucijada de la revolución argentina: la crisis de dirección revolucionaria del proletariado se agudiza ante la ofensiva contrarrevolucionaria que intenta hacer abortar la revolución
LOI - Cuarta Internacional |
La revolución que se ha iniciado en la Argentina está medio hacer. Necesita de un nuevo embate de masas que abra un régimen de doble poder, lo que pondría a la orden del día la preparación de la insurrección y la toma del poder. Para hacerla abortar y derrotarla se conjuran las fuerzas de la burguesía y el imperialismo y sus agentes contrarrevolucionarios, las distintas variantes del stalinismo y el castrismo, la burocracia sindical. Como ya hemos explicado, en los próximos dos meses preparan una trampa colosal e histórica, con las plazas "del Sí" y "del No", para liquidar los organismos de las masas explotadas y la verdaderas trincheras de clases contra clase que se enfrentan en la revolución argentina. Con esta política impusieron el menemato en los años '90. En aquella oportunidad, esta política se denominaba de las "dos veredas": de un lado los que estaban con Menem, y del otro las fuerzas burguesas "antimenemistas". La "Plaza del Sí" de aquel entonces era para apoyar las privatizaciones; la "Plaza del No" era para privatizar igualmente, pero con "transparencia" y dejando algunas monedas en las arcas de la burguesía nativa. A aquella "Plaza del No" la hizo la Izquierda Unida del viejo MAS y el PC que le dejaron al burócrata sindical traidor Ubaldini una silla vacía y un micrófono para que pudiera hablar. Esa "Plaza del No" fue el principio del fin de la lucha de los explotados para que no se impusiera una década de oprobio, derrotas y entrega nacional. Hoy, los actores son distintos, pero la obra de teatro es la misma. Quieren impedir a toda costa un nuevo embate de masas que termine de barrer todos los vestigios del régimen infame y ponga a la revolución argentina en el camino de la insurrección y el triunfo de la revolución proletaria. Mientras tanto, y como complemento de esta política contrarrevolucionaria, el imperialismo, a la vez que necesita descargar la crisis económica mundial profundizando la explotación y el sometimiento de las semicolonias, ha elegido dar un escarmiento a las masas argentinas, y por su extensión a todos los explotados de América Latina y del mundo, del mismo nivel que el que dio en Afganistán, o con la guerra de Malvinas en 1982. Mientras utiliza el intervencionismo militar directo en Colombia, en Argentina profundiza el golpe económico y el crac, porque quiere que la descomposición económica y sus padecimientos inauditos actúen como un disciplinador de la clase obrera, y no solo de ella sino también de todas las clases y sectores de clase. El ataque que ordena es despiadado: la devaluación y la inflación ya devora los míseros salarios, la desocupación ya supera el 30%, la hambruna más feroz asola los hogares obreros y populares, y una oleada de despidos y suspensiones recorre centenares de fábricas, los sueldos ya reducidos de los trabajadores estatales y las jubilaciones no se pagan en moneda sino en bonos, y además, en cuotas. El ataque ordenado es superior al que se había negociado con Cavallo, el ex - ministro de economía del derrocado De la Rúa. Estos padecimientos están actuando como motor de la actividad revolucionaria de las masas, que no se detiene. Pero, a causa de la crisis de dirección revolucionaria que se ha puesto al rojo vivo, esa energía inagotable de las masas que han puesto en pie sus organismos de democracia directa, no logra concentrarse en un nuevo embate de masas. Quieren impedir este nuevo embate con golpes económicos y de escarmiento a la nación oprimida, con quintacolumnas que actúan desde adentro de las organizaciones revolucionarias de masas, con trampas burguesas oficialistas y "opositoras" para subordinar a los explotados a la burguesía, con bandas fascistas apaleando a mansalva a acciones aisladas de masas; con el alistamiento de la policía y la gendarmería en una fuerza única de represión centralizada a nivel nacional. Y si todos estos diques no logran frenar a las masas, el ejército genocida de ayer encontrará algún general llamado por este mismo régimen infame para provocar en Argentina un baño de sangre superior al de la dictadura de Videla en 1976. ¡Cuánta razón tenían el camarada Trotsky y la IV Internacional cuando decían que en situaciones como ésta los explotados necesitaban contar con un partido revolucionario que ponga en pie una estrategia revolucionaria para dirigir a los explotados a la toma del poder, derrotando a las direcciones contrarrevolucionarias y a las trampas de la burguesía! AL RÉGIMEN INFAME LO SOSTIENEN LAS DIRECCIONES TRAIDORAS QUE SON LAS QUE IMPIDEN UN NUEVO EMBATE REVOLUCIONARIO DE MASAS: UN NUEVO LEVANTAMIENTO CON PIQUETES, CACEROLAZOS Y HUELGA GENERAL REVOLUCIONARIA ¿Quién sostiene hoy al gobierno y a los escombros del viejo régimen de partidos odiado por las masas? ¿Por qué no se abre este nuevo embate de masas, suplementario al de diciembre, que termine de limpiar la escoria del viejo régimen? No los sostienen los mismos partidos patronales cuyos dirigentes no pueden siquiera salir a la calle porque son perseguidos por el odio obrero y popular. El sostén le viene de la burocracia sindical. La vieja burocracia de las tres centrales sindicales -las dos CGTs y el CTA- encabezadas respectivamente por Daer, Moyano y De Gennaro, aunque profundamente desprestigiadas al mismo nivel que los partidos políticos patronales, le tiene las manos atadas al movimiento obrero ocupado, profundamente dividido con una inmensa mayoría de trabajadores contratados o "en negro", aterrorizados por el golpe económico y paralizados por la amenaza de la desocupación. La nueva burocracia sindical del movimiento de desocupados, montada sobre el manejo de los millones de dólares de los "Planes Trabajar", se encarga de maniatar a una fracción de los trabajadores desocupados, mientras su inmensa masa de casi 4 millones queda a merced de las limosnas directas del estado burgués a través de bolsas de comida, tickets para supermercados de míseros 20 $ (alrededor de 10 dólares), comedores públicos, controlado por los militantes barriales del PJ -"los "punteros"- dirigidos por la esposa de Duhalde y por la Iglesia. Así, se quiere dividir al movimiento obrero. Pero, dado el crac económico que se continúa sin salida a la vista, esto no puede contener a las masas, por lo que el fenómeno de las asambleas populares se está extendiendo de la Capital Federal a las barriadas eminentemente obreras del Gran Buenos Aires. Allí el aparato del partido peronista tiene bandas de matones organizados -los mismos que atacaron a los desocupados que fueron a pedir comida al Mercado Central matando a un trabajador- que, como sucedió en la localidad de Merlo, atacaron a los vecinos que quisieron concentrarse a deliberar en la plaza central al grito de "¡Mueran los zurdos[1]!" Se ha abierto un profundo proceso de reflexión en la vanguardia y las masas revolucionarias. Los trabajadores y el pueblo que han comenzado a conquistar sus organismos de democracia directa, se niegan a delegar. Esto mantiene dislocado por arriba al régimen burgués que no logra imponer su disciplina económica ni política a las masas revolucionarias. Por eso los aparatos stalinistas y sus sirvientes, y los pequeños aparatos centristas, se desviven por controlar los organismo de las masas y ponerlos a los pies de acuerdos entre los partidos del régimen infame. Por eso están en marcha nuevas operaciones contrarrevolucionarias de gran envergadura, como las que aquí hemos planteado. Como diría Trotsky, en la revolución actúa un péndulo: desde diciembre hasta febrero, en sólo dos meses que parecen una década, no ha cesado el embate de masas una y otra vez. Pero por acción de las direcciones contrarrevolucionarias y traidoras, las masas no han conquistado aún organismos centralizados y armados para el combate, para dar un nuevo golpe decisivo. El péndulo amenaza con oscilar peligrosamente hacia la derecha. Es que si el movimiento obrero y de masas y sus organismos no dan una alternativa imperiosa ante la crisis y a la catástrofe, la va a dar la burguesía con nuevas acciones reaccionarias y contrarrevolucionarias. ¡Y después todos los canallas traidores le echarán la culpa al "atraso de las masas", al "atraso de su conciencia"!. Como nunca, el problema de la dirección revolucionaria de las masas se ha transformado en un factor importantísimo del futuro de la revolución argentina. Aún no está dicha la última palabra. ¿Podrán las energías inagotables y heroicas de las masas hacer fracasar esos intentos? Esto estará por verse y definirse en los próximos combates, en las calles y en la feroz lucha de partidos contra las direcciones traidoras que está establecida. Nuestra pequeña corriente que se mantiene firme en su combate, no piensa ceder ni un ápice a la política de colaboración de clases y a sus "cantos de sirena", ni al terror de las bandas fascistas, ni a los golpes y provocaciones de las quintacolumnas contrarrevolucionarias. En combates como éstos, en la revolución misma, se templaron el trotskismo y la IV Internacional. Por ello despertamos el odio de las direcciones traidoras y sus sirvientes, y cada vez más, mientras esté viva la revolución, habrá miles de trabajadores, desocupados, y de luchadores revolucionarios que nos rodeen como ya lo están haciendo. De allí surgirán las fuerzas para derrotar a las direcciones traidoras. 1 "Zurdos" es la palabra despectiva con la que los militares, las alas semi- fascistas del peronismo y la burocracia sindical denominan a la izquierda. |
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