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SITUACIÓN POLÍTICA ARGENTINA

OCI-CI

¡FMI exige el recrudecimiento del régimen para imponer un nuevo paquete antiobrero! ¡Transformar las asambleas piqueteras en organismos de poder obrero!

El levantamiento popular argentino que tuvo su punto más alto en los últimos dias del 2001 con las manifestaciones que llevaron a la renuncia de De La Rúa y, después, la de Rodríguez Saá, abrió una situación prerevolucionaria en el país.

La crisis económica crónica imposibilitó a las clases dominantes y al imperialismo conservar sin problemas su dominación sobre las masas, lo que provocó la renuncia del gobierno de De La Rúa, después de sucesivos planes económicos fracasados y la creciente explosividad social, manifestada en la nacionalización de los piquetes, las protestas en las calles, los saqueos y el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre.

Sin dinero para pagar los títulos de la deuda externa y asustado con la fuga en masa de los depósitos bancarios, Cavallo impuso un limite para el retiro de dinero de los bancos, el corralito, confiscando salarios, pensiones y ahorros. Esta fue la chispa para que el pueblo sin dinero y hambriento no esperase ningún llamamiento de Daer, Moyano, De Genaro o de las direcciones piqueteras para realizar un levantamiento popular espontáneo, desencadenando una ola de saqueos a los supermercados, con protestas en las calles de las principales ciu-dades del país que llevaron a la caída del ministro de los super poderes. El presidente decreta el estado de sitio, esperando atraer a la pequeña burguesía contra los saqueadores, mas la clase media se sentía ella misma saqueada por el gobierno con sus depósitos retenidos. Y le salió el tiro por la culata, provocando la unificación de los descontentos en masivos cacerolazos y violentos enfrentamientos con la policía, cuyo principal fue en la puerta de la Casa Rosada, forzando la renuncia de De La Rúa.

Rodriguez Saá consiguió reunir el apoyo de las CGT´s, los neoburócratas dirigentes de la Asamblea Piquetera, D´elia (CTA) y Alderete (CCC), acompañados acriticamente por el Partido Obrero de Altamira, en la audiencia de todos estos con Saá que tenia por finalidad establecer un pacto social, atribuyendo a su gobierno características frente populistas. Pero aunque contase con el apoyo de las centrales sindicales y de la direcciones piqueteras, Saa no obtuvo la aprobación de los gobernadores peronistas, renunciando en menos de una semana después de asumir el gobierno. Hecho que demuestra que la crisis de la cúpula fue determinante para la finalización inmediata de su mandato. Por fin, con las bendiciones del gobierno de Bush y el apoyo de cipayos como Cardoso, se construyó un frágil acuerdo entre el PJ, la UCR, los demás partidos burgueses, la UIA y las CGT´s para aprobar el nombre de Duhalde, realizando una votación casi unánime en el Congreso para intentar estancar la crisis.

La crisis interburguesa es producto de la quiebra financiera del Estado argentino agotado por el pillaje imperialista. Después de muchos planes económicos esclavistas, la entrega de las estatales, la superexplotación de la clase obrera, la extorsión a los pequeños ahorristas se tornó un de los últimos recursos del Estado argentino para alimentar el insaciable parasitismo de las fracciones capitalistas que se baten por cada centavo expropiado a las masas trabajadoras. Esta disputa interburguesa abrió una brecha para el descontento de las clases oprimidas que tuvieron una deterioro sin precedentes de sus condiciones de vida.

En los últimos meses, importantes sectores oprimidos y explotados se manifestaron en una rebeldía extraordinaria, todavía no llegaron a realizar una "acción histórica independiente" de la burguesía por la ausencia física y política del protagonista indispensable para la realización de esta acción, la clase obrera, como ocurriera, por ejemplo, durante el levantamiento obrero en la ciudad industrial de Córdoba en mayo de 1969, el Cordobazo.

Por la ausencia de este componente fundamental para una situación revolucionaria, la clase obrera (exceptuando algunos casos dispersos), se estableció una coyuntura contradictoria. A pesar de las asambleas vecinales, los cacerolazos, las protestas en la puerta de los bancos, las marchas y el aumento significativo del numero de activistas sociales pertenecientes a sectores empobrecidos de las clases medias y de los desempleados en la lucha política, los capitalistas y su gobierno de "salvación nacional", consiguieron avanzar en los ataques a las condiciones de vida de las masas.

En los últimos cuatro meses, el Estado, las provincias y las empresas privadas despidieron 500 mil trabajadores más. En la mitad del año tendremos ya un millón de desempleados más que se sumaran a los 6 millones ya existentes. Uno de cada 4 argentinos está desempleado. La desvalorización del peso hizo que los asalariados perdiesen casi el 70 por ciento del valor de sus salarios en dólares. Mas de la mitad de la población se encuentra abajo de la llamada línea de pobreza, con una renta diaria inferior a dos dólares. Apoyados por las CGT´s, el gobierno aterroriza a los trabajadores con el desempleo, desvaloriza su fuerza de trabajo y les somete a la peor esclavitud para regalar a los capitalistas con millones de dólares, la pesificación de sus deudas y el aumento del precio de las mercancías.

LA BUROCRACIA PERONISTA ASUME SU PUESTO EN EL GOBIERNO DE “SALVACIÓN NACIONAL”

Los levantamientos populares en si no fueron capaces de acumular fuerza política suficiente para que las masas pasasen a la ofensiva contra los capitalistas. Las direcciones pequeño burguesas sindicales y piqueteras, enemigas de la caída revolucionaria del gobierno y de la toma del poder por el proletariado crean obstáculos para evitar la entrada del proletariado en escena y obstruir la unidad de las luchas de los trabajadores empleados con los desocupados y las clases medias empobrecidas sobre la base de la democracia obrera y de un programa anticapitalista.

La Argentina presenta un terreno fértil para la construcción de una organización revolucionaria. En ningún país del mundo en la actualidad, las masas pueden ver con tanta claridad a que destino llevan los planes de ajustes imperialistas, la dependencia crónica y el servilismo de la clase dominante local y de sus gobiernos para con el imperialismo y el rol contrarevolucionario de sus direcciones burocraticas sindicales y de los partidos reformistas. La situación prerrevolucionaria permite a cada una de las fuerzas sociales definir sin términos medios su rol exacto en la lucha de clases. La burocracia sindical peronista (CGT´s) asumió el Ministerio de Trabajo, presentándose como testaferro oficialista en el movimiento de masas. Esto es muy importante porque así pierde fuerza como vehículo para descomprimir el descontento acumulado contra el régimen, por ejemplo, con los paros generales pasivos. Sin esta condición, objetivamente, el proletariado tendrá que expresar su descontento por otras vías que fracciones burocraticas descontentas intentarán capitalizar.

Los otros sectores de la oposición burguesa, bajo la portada de un piqueterismo "trucho", buscan agrupar un frente popular que reúne al Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO), con la presidenciable Elisa Carrió (que juntamente con la CTA intenta fusionar las asambleas populares a los mecanismos de cooptación del Estado capitalista como los Centros de Gestión y Participación, CGP’s, del gobierno de la ciudad de Buenos Aires), los movimientos de desocupados (FTV-CTA, la CCC y hasta el Polo Obrero), y la izquierda revisionista, defensores de una salida democrático-burguesa para la crisis del régimen.

LOS LIMITES DEL LEVANTAMIENTO POPULAR Y EL ROL DE LA NUEVA BUROCRACIA “PIQUETERA”

La ascendente burocracia piquetera se contenta con el desvío de los recursos que practica a partir del control que poseen del reparto de los planes asistenciales creados por el gobierno para corromper a los piqueteros y contener los cortes de ruta y los saqueos.

En julio pasado, la OCI-CI denunció que "la CCC, junto a sectores de la CTA (como la FTV), representan la nueva burocracia en formación, que se ocupa sobre todo en dirigir justamente a los sectores del proletariado mas golpeados por el ajuste que ya están fuera de las estructuras sindicales tradicionales. Ahora todos estos sectores burocráticos tratan de intentar contener a los piqueteros usando la vieja táctica de encabezar para descabezar. La nueva burocracia en formación auxilia a la vieja burocracia en sus intentos de descomprimir la tensión social e intentar abortar la tendencia a la unidad de las luchas que puede desembocar en la huelga general por tiempo indeterminado" (El Bolchevique n"4, julio de 2001). A este sui-generis frente popular se suman desvergonzadamente los pseudotrotskistas, de los cuales el más integrado es el Polo Obrero de Altamira, que avala la política del Bloque Piquetero Nacional (BPN).

La clase obrera argentina necesita de un organismo combativo nacional que ella no posee, porque las centrales sindicales son hoy los brazos orgánicos del Ministerio de Trabajo de Duhalde. Sin esta organización de masas que unifique las luchas de los trabajadores desocupados con los ocupados a escala nacional, está muy dificultada la construcción de organismos de poder obrero y popular. Los pseudotrotskistas "se oponen a luchar por la expulsión de los burócratas de los organismos de masas, limitándose a buscar la mejor forma de parasitar las luchas obreras y populares para alimentar su creciente integración al sistema parlamentario" (ídem). Por eso, hacen un pacto corporativista con las direcciones de los movimientos de desocupados para que el BPN no extrapole una notoria división de tareas con las burocracias sindicales tradicionales (CGT´s y CTA). Así, el BPN tiene como eje de sus acciones la distribución de las migajas a los trabajadores desocupados y lúmpenes limitándose a marchas y cortes de ruta, no unificando sus luchas y métodos con las de los trabajadores ocupados (huelgas con piquetes, ocupación de fábricas), evitan de este modo que las asambleas piqueteras potencien una verdadera Asamblea Nacional de Trabajadores Ocupados y Desocupados regida por la democracia directa. Bajo esta política, las Asambleas Nacionales Piqueteras están condenadas a ser una asociación de organizadores de una "red de contención social", al servicio de la estabilidad del régimen.

Mientras no se forje una vanguardia obrera revolucionaria capaz de arrancar las organizaciones de masas de las manos de la burocracia sindical peronista, que hoy más que nunca se desenmascara frente a las masas obreras como testaferro del gobierno antiobrero de Duhalde, expulsando a estos parásitos de los sindicatos como hicieron los trabajadores de la construcción de la UOCRA de Neuquen o los trabajadores del pescado de Mar del Plata, o sea, mientras no surja quien entierre el cadáver mal oliente del peronismo en el movimiento obrero (lo que todos los pseudotroskistas se negaron a hacer, prefiriendo sobrevivir, cuando mucho, agrupando disidentes de la burocracia peronista en frentes como el BPN) la clase trabajadora continuará siendo usada como carne de cañón de sus patrones como la "marcha por la producción y el trabajo"; organizada por la burocracia de la UOM en favor del aumento de los subsidios estatales para la oligarquía industrial.

La radicalización coyuntural de la pequeña burguesía es seguida por la radicalización retórica de sus partidos revisionistas (PTS, PO, MST, etc.) que proclaman "Jornadas Revolucionarias", "Argentinazos" (en una falsa alusión al Cordobazo), "Cacerolazo" o "Revolución de las cacerolas", a los levantamientos populares del 19 y 20 de diciembre. Se trata de una exaltación exagerada de los poderes de su clase social considerar que pueden existir jornadas revolucionarias, sin la intervención política independiente de la clase obrera y la existencia de organismos de doble poder.

Estos partidos que llegaron tarde a las protestas de diciembre, no solamente son incapaces de colocarse a la vanguardia de la actual lucha, sino están cristalizados en la retaguardia.

Contradictoriamente con su exitista caracterización, estos oportunistas evitan dar explicaciones de lo que hablan. Al contrario, en lugar de defender una política revolucionaria correspondiente a la situación revolucionaria que acreditan estar viviendo, estas corrientes conspiran en favor de la democracia de los ricos contra el avance de la conciencia de las masas, presentando salidas burguesas democratizantes (anticipo de las elecciones, Constituyente, etc.) para salvar al régimen capitalista contra la perspectiva de la revolución proletaria. El MST y el PO, en particular, tuvieron una conducta escandalosa durante las masivas protestas contra el ejecutivo, las Cortes judiciales y el legislativo. Cuando la burguesía intentaba proyectar al parlamento como arbitro del conflicto, el PO solicitó al parlamento que convocase a una constituyente y el MST que aprobase un gobierno provisorio Zamora-Walsh.

EL IMPERIALISMO YANQUI PRESIONA A DUHALDE POR MÁS AJUSTE Y EXIGE UN GOBIERNO REPRESOR PARA PROFUNDIZAR LA RAPIÑA

La crisis estructural del capitalismo torna insoluble la agonía argentina. Contando que el tiempo está a su favor, el FMI presiona al gobierno argentino, imponiendo como condición para una nueva "ayuda financiera" la aplicación de un nuevo paquete esclavista que establece otra confiscación salarial, dimisión de 500 mil trabajadores estatales, más ajuste en las provincias (como la eliminación del incentivo y el estatuto docente), la anulación de los procesos judiciales de los pequeños ahorrista contra los bancos por el corralito, y la manutención de la fluctuación del dólar para garantizar la desvalorización de los activos argentinos. Los EEUU quieren transformar la economía argentina en "tierra arrasada", quebrando todos los bancos y empresas (muchas de las cuales fueron privatizadas por el imperialismo europeo), para apoderarse casi gratuitamente del botín. El gobierno de Duhalde ya anunció que va a cumplir una a una las determinaciones del FMI y sabe que para esto tendrá que reprimir las luchas populares y hasta recurrir a la instauración de un estado de sitio si no quiere ser derrotado por las masas o sustituido por un represor más competente en el devenir de la lucha. Contra la miseria actual y su agravamiento por el nuevo paquete imperialista es preciso preparar con urgencia la huelga general por tiempo indeterminado.

El imperialismo apunta que la única salida para la Argentina que corresponde a sus intereses es la instauración de un gobierno fuerte que aplaste cualquier resistencia al nuevo pillaje que se prepara. Luego, el panorama es bien distinto al de las ilusiones parlamentaristas de la oposición burguesa y pequeño burguesa que sueñan con cosechar los resultados de su política democratizante, eligiendo sus candidatos en las próximas elecciones. Se continua profundizando la crisis de la cúpula burguesa, a pesar de los generosos socorros financieros de Duhaldea a banqueros y empresarios quebrados. En este momento, grandes banqueros y empresarios se sienten contrariados con la "alianza de la comunidad productiva", elegida por Duhalde contra la "alianza entre el poder político y el poder financiero"; que caracterizó a los gobiernos de Menem y De la Rúa, se reúnen con la cúpula militar y alimentan rumores golpistas ante el agotamiento del "gobierno de salvación nacional"; candidateandose para ocupar el rol que el imperialismo le exige.

Políticos de oposición burguesa, ahora intentan capitalizar el temor de las masas llamándolas a defender la democracia esclavista. También revisionistas como el PO tratan de anunciar que está en marcha un golpe de estado, pero se oponen a proponer una sola medida de autodefensa obrera y popular para unir a los explotados y evitar el golpe. En verdad, este olvido hace sospechar que el PO no cree en su propio auspicio, cayendo en el oportunismo de disimular las contradicciones de clase en la falsa paradoja burguesa: Dictadura X Democracia, para mejor vender ilusiones policlasistas, parlamentaristas de Constituyente.

El proletariado tiene que defender las libertades democráticas frente a la reacción burguesa que se prepara, superando sus ilusiones en esta misma democracia patronal que lo somete a la esclavitud, construyendo sus propios organismos de poder con los métodos de la dictadura proletaria, organizando masivos comités de lucha de los trabajadores ocupados y desocupados, armados para enfrentar al aparato militar y policial estatal y paraestatal capitalista. Estos organismos de autodefensa tienen que salir a la ofensiva con la doble tarea inmediata de liberar a los luchadores sociales, rehenes del gobierno de Duhalde y al mismo tiempo exterminar a los bandos paramilitares fachos.

INCORPORAR AL PROLETARIADO ORGANIZADO A LAS ASAMBLEAS BARRIALES PARA CONSTRUIR ORGANISMOS DE PODER OBRERO Y POPULAR

Espontáneamente los levantamientos protagonizados por la pequeña burguesía y por sectores obreros desocupados son incapaces de presentar una salida revolucionaria a la crisis capitalista, una vez que la conciencia espontánea de las masas es una conciencia limitada a reivindicar que el Estado cure los males creados por el capitalismo, cambiando esta o aquella medida impopular (como el corralito) sin suprimir al capitalismo. Mismo que el movimiento obrero encabezara la lucha, sin la orientación de un partido marxista revolucionario capaz de llevar la lucha política e ideológica contra la influencia de la burguesía dentro del movimiento obrero, como lo hizo el partido bolchevique en 1917, la situación mas revolucionaria se desperdiciará por la traición de las direcciones oportunistas y será abortada por la contra-revolución.

La OCI-CI lucha en el interior de las asambleas barriales contra las direcciones burocráticas, propagandiza la necesidad de transformarlas en comités de lucha de trabajadores ocupados y desocupados, en organismos de poder obrero, traer a la clase obrera dentro de las asambleas y fortalecerlas en el sentido de impulsar organismos que establezcan una confrontación efectiva, con el poder capitalista. Es preciso dotar a las asambleas barriales de fuerza real para que sus resoluciones no sean letra muerta, lo que significa educarlas para la necesidad de la caída revolucionaria de los gobiernos capitalistas y para que establezcan, a través de la democracia obrera, un gobierno obrero y de los trabajadores. El régimen de la democracia Argentina se agotó, no puede mantenerse más de pié. El gobierno de Duhalde está moribundo, pero solo la acción conciente del proletariado, guiada por un partido trotskista revolucionario, puede abrir el camino de la revolución socialista para barrer al imperialismo, a los parásitos capitalistas locales y sus agentes en el movimiento de masas.

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