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¡No a la demagogia mentirosa de Rodríguez Saa, Menem y Duhalde!

Partido Obrero Revolucionario

¡Confiemos sólo en nuestras propias fuerzas!
¡Transformemos la pueblada del 20 de diciembre en una alternativa de poder propia de los explotados!

Convoquemos Asambleas Populares para:

Preparar la lucha contra los nuevos ajustes
Organizar la presentación electoral unificada de la izquierda y los luchadores

La imponente gesta popular del 18, 19 y 20 de diciembre volteó al odiado Gobierno de De la Rúa y Cavallo.

Los muertos, heridos y presos víctimas de la brutal represión demuestran, una vez más, el carácter de clase patronal y antiobrero del régimen en su conjunto: no fue sólo el Gobierno derrocado el responsable, sino todos los estamentos del sistema. Especialmente el PJ (con todas sus fracciones) que apoyó activamente el Estado de Sitio, e integró los "comités de crisis" en todo el país, responsables de mezquinar el pan y abundar en palos contra el pueblo.

LA PRIMER BANDERA DE LUCHA A SOSTENER ES LA INMEDIATA LIBERTAD DE LOS AÚN MILES DE DETENIDOS Y DESAPARECIDOS, SU DESPROCESAMIENTO, Y LA INVESTIGACIÓN Y CASTIGO DE LOS RESPONSABLES DIRECTOS E INTELECTUALES DE LA REPRESIÓN.

A pesar de la herida lacerante que significa para los explotados la represión y sus consecuencias, el pueblo trabajador ha obtenido una VICTORIA sobre los explotadores: no sólo derrocando a un Gobierno, sino demostrando el enorme poderío que tenemos cuando nos movilizamos y colocamos en el terreno de la acción directa todas nuestras fuerzas.

Esta victoria fue producto de la movilización de miles a lo largo y ancho del país, y a contramano de la política de las direcciones tradicionales de los trabajadores. La burocracia sindical de todo pelaje (ambas CGTs y CTA) estuvieron ausentes de la pueblada, y cuando intentaron colgarse del éxito (con el paro general), fueron desoídos: el objetivo de voltear a De la Rúa y Cavallo se logró contra estas direcciones.

Sin embargo, el resultado inmediato de nuestra gesta popular fue una paradoja: nosotros, que con nuestra lucha volteamos un Gobierno, no sólo que ahora no gobernamos, sino que entregamos el poder a otra variante de la clase enemiga. Porque...¿alguien puede tener alguna duda de quién es Adolfo Rodríguez Sáa? ¿Alguien puede olvidar los negociados con la promoción industrial en su provincia? ¿su dictadura feudal y fascista contra el pueblo puntano, similar a la de los Menem en La Rioja o la de los derrocados Saadi en Catamarca? ¿Y el Gabinete? Los santafesinos pueden dar cuenta del ex Gobernador Vernet, hombre del establishment, famoso por uno de sus menores crímenes: bajo su gobernación, "desapareció" el puente colgante de Santa Fe. También conocen bien a Reviglio y Obeid (enterrador de medicamentos el primero, goberandores del ajuste ambos), responsables de aplicar en la Provincia la política menemista. Los mendocinos conocen bien a Gabrielli, ex gobernador, responsable del proceso de concentración de la industria vitivinícola y frutícola en esa provincia, que llevara a la ruina a cientos de pequeños productores, y desocupara a miles de trabajadores.

Los bonaerenses nos pueden contar de Frigeri, ejecutor en el Banco Provincia de toda la política ajustadora de Duhalde, y también de Juan José Alvarez, responsable directo de la reciente represión genocida en la provincia de Buenos Aires, hoy ascendido a este papel a nivel nacional.

Y así podemos seguir con los demás integrantes, que completan el cuadro de representación de las distintas fracciones del peronismo: Oraldo Britos, en nombre de la podrida burocracia sindical, y Daniel Scioli, del riñón del menemismo.

Por si faltara un botón de muestra de la corrupción capitalista, ahí está Carlos Grosso con un alto cargo coordinador del Gabinete.

Este carácter de clase REAL del Gobierno de Rodríguez Sáa se presenta ENCUBIERTO con un barniz demagógico populista, cuya presentación emblemática es la "supensión del pago de la deuda externa". Esta medida no es el resultado de ninguna actitud antimperialista, sino de una imposición de los hechos: como nos informa "La Nación" ...la cesación de pagos de la deuda de la Argentina no es noticia para nadie en Wall Street." Y nada menos que Arturo Porzecanski, economista jefe de mercados emergentes del ABN Amro Bank, declaró: "No hay alternativa para el corto plazo. Es entendible. El tema es qué se hace después. Dejar de pagar no va a reactivar la economía por sí mismo".

Ante la crisis política, y la necesidad de rearmar la gobernabilidad, el Imperialismo permitirá una serie de maniobras que le permitan a los políticos cipayos recuperar algo de ilusión popular. El interregno de Rodriguez Saa se verá beneficiado con esta posibilidad de concesiones (más ficticias que reales) buscando asegurar una victoria electoral masiva del peronismo el 3 de marzo. Así, el Gobierno electo, plebiscitado por el voto popular, está llamado a hacer el "trabajo sucio" que no pudo completar Menem y que provocó el derrocamiento de De la Rúa.

Muchas compañeras y compañeros, con quienes compartimos las calles en los últimos días de la primavera argentina, ven estas maniobras, pero confían en que las cacerolas volverán a sonar cuando los futuros gobiernos apliquen, una vez más, los planes de hambre y miseria, a manera de presión sobre el Gobierno de turno.

Habrá que aceitar las cacerolas (y realizar muchas otras medidas), para salir a la lucha bien pronto, porque detrás de la cortina de humo del "no pago de la deuda" y el "millón de puestos de trabajo", Rodríguez Saa esta largando la tercer moneda que, se llame como se llame, implica una devaluación real y concreta, preparando una nueva transferencia de ingresos de los asalariados y capas medias al gran capital financiero.

Al mismo tiempo, el flamante Gobierno ya anunció el congelamiento de vacantes en toda la administración pública (nacional, provincial y municipal), medida preparatoria a futuros despidos, tal como planteaba los odiados Cavallo y López Murphy.

La descentralización del PAMI es en verdad su desguace, terminando de liquidar la principal obra social de América Latina.

Esta PARADOJA DE DICIEMBRE, por la cual el pueblo que hizo la pueblada y se constituyó en dueño de las calles no disputa el poder, sino que se lo entrega a otra fracción de la clase enemiga, se explica por el carácter fuertemente espontáneo del movimiento de masas, carente de una dirección clasista y revolucionaria.

TODOS LOS ESFUERZOS DE QUIENES ESTAMOS CONVENCIDOS QUE NO ALCANZA CON CAMBIAR EL COLLAR, SINO QUE HAY QUE CAMBIAR EL PERRO, DEBEN ESTAR DEDICADOS A AVANZAR EN RESOLVER ESTA CRISIS DE DIRECCIÓN.

La primer tarea en este camino es definir con claridad en qué terreno hay que imponer nuestros reclamos postergados. La vida misma ha demostrado que son las calles, las escuelas, los hospitales, las fábricas. Que son las instancias de democracia y acción directa, de las asambleas de base, del corte de ruta, de la huelga, de la movilización. La vida misma ha demostrado, por el contrario, que el Parlamento, la Justicia con su Corte Suprema, las elecciones burguesas, son un cementerio de las luchas, donde nuestros enemigos hasta usurpan lo que conquistamos en la calle.

Se impone, pues, una gran campaña por ASAMBLEAS POPULARES en todas las regiones del país, que confluyan hacia un CONGRESO NACIONAL DE BASES, como instancia de DOBLE PODER, de poder obrero y popular, ante el régimen del hambre, la miseria y la entrega.

La segunda lección fundamental de los últimos acontecimientos es la UNIDAD. No la manoseada "unidad nacional" que nos llama a colaborar con los explotadores, sino la unidad de las bases, de los luchadores, del pueblo trabajador contra sus opresores.

Esta realidad concreta y palpable nos enseña también que la debida intervención en las diversas alternativas que nos presenta la situación política (incluída el propio acto electoral del próximo 3 de marzo), debe partir de aquellas enseñanzas: UNIDAD DE LOS QUE LUCHAN PARA POTENCIAR LAS INSTANCIAS DE PODER DE LOS DE ABAJO.

Esta necesidad OBLIGA a todas las fuerzas políticas que estuvimos en la calle el 20 de diciembre junto a las decenas de miles de luchadores espontáneos, a presentar un LEMA DE UNIDAD DE LOS TRABAJADORES Y DE LA IZQUIERDA en las próximas elecciones, dentro del cual los diferentes partidos y grupos puedan expresarse a través de diversos sublemas, bajo un programa común, revolucionario y antimperialista, que apunte a imponer un Gobierno Obrero y Campesino.

El MÉTODO para precisar el programa y las diferentes tareas de este LEMA DE UNIDAD REVOLUCIONARIA, es el de las ASAMBLEAS POPULARES, donde la propia democracia obrera someta a esta necesidad de los oprimidos las diferentes posturas y variantes. Será el mejor terreno para combatir el sectarismo y el personalismo, dando lugar, al mismo tiempo, a que puedan expresarse en diversos sublemas las diferentes variantes políticas de los luchadores.

Un camino de estas características, que llamamos a emprender con urgencia a todos los que hicimos la rebelión popular, permitirá combinar en una acción común la lucha directa por nuestras reivindicaciones con la lucha electoral, avanzando así en la pelea fundamental: LA DISPUTA POR EL PODER.

Esta es la perspectiva política que se abre: o aceptamos pasivamente los gobiernos patronales reciclados, y seguimos sufriendo la barbarie del capitalismo, o nos unimos en la lucha, conquistamos nuestra propia independencia política, e imponemos el Socialismo.


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