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¡BOICOTEAR LA FARSA ELECTORAL CON LA HUELGA GENERAL POR TIEMPO INDETERMINADO! ¡LUCHAR POR EL PODER OBRERO Y POPULAR!
Articulo extraído del periódico El Bolchevique nº 8 de la Organización Comunista Internacionalista – Cuarta Internacional (OCI-CI) |
En el primer aniversario del levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre del 2001, que derribó al gobierno de De La Rúa-Cavallo y abrió una situación prerrevolucionaria en la Argentina, poniendo en jaque al moribundo régimen burgués, se hace necesario un balance de ese proceso, a fin de apuntar las tareas pendientes a ser enfrentadas por la vanguardia en los próximos combates.
Desde que Duhalde fue ungido a la Casa Rosada como representante de un gobierno de unidad de las clases dominantes, para éstas ganar fuerzas frente a la crisis política, económica y social que se abatió sobre el país, se abrió un gran debate en el seno de las masas y de su vanguardia, con reflejo directo en la lucha de la calle: ¿los explotados conseguirán avanzar en la caída del régimen burgués y en la constitución de organismos de poder obrero y popular o los monopolios y sus representantes capitalistas conseguirán recomponer las instituciones quebradas para retomar la ofensiva contra las masas? Desde diciembre del 2001 hasta hoy, el movimiento de masas no consiguió superar esa situación de impasse, lo que dio oportunidad a la burguesía de retomar la iniciativa política. La propia sobrevivencia de Duhalde al frente de la presidencia, con un gobierno débil, más que busca tener el mínimo control de la situación política, es la prueba de esa realidad. Otro elemento clave de esa constatación es la convocatoria a las elecciones para el 2003. Las pocas certezas que rodean al proceso electoral(fecha y amplitud) indican mucho más el impasse de las disputas en el interior del PJ que el temor de la burguesía frente a la reacción del movimiento de masas. La propia orientación del FMI y del tesoro norteamericano en condicionar cualquier "acuerdo" con los desdoblamientos del proceso electoral, dejando a Duhalde librado a su propia suerte, es una evidencia de que el imperialismo espera sustituir al actual presidente por un hombre de su entera confianza, para pasar la etapa de parálisis del actual gobierno para una etapa de ataque al movimiento de masas. La última expresión de ese proceso de retomar la iniciativa del imperialismo fue el propio apagón de las compañías eléctricas para presionar a Duhalde a liberar el aumento de las tarifas públicas. La principal limitación del levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre fue la no intervención de la clase obrera industrial en forma organizada, con sus comités de lucha y de autodefensa armado, en la condición de dirigente de la movilización de masas, a través de sus propios métodos de lucha, como la huelga general insurreccional. En este último año el conjunto de la izquierda argentina (PTP-CCC, MIJD dirigido por Raúl Castels, Izquierda Unida-MST y PC y PO con su Polo Obrero), trató de reforzar esa limitación, burocratizando las asambleas piqueteras, siendo rehén del electoralismo y dotando a las movilizaciones de una estrategia reformista para salvaguardar al régimen burgués. El impasse para el movimiento obrero continúa sólo que la burguesía está más fortalecida que hace un año atrás. LEGITIMAR LA FARSA ELECTORAL, CONVOCAR A UNA ASAMBLEA CONSTITUYENTE: ES EL PROGRAMA REFORMISTA DE LA IZQUIERDA PSEUDOTROTSKISTA El conjunto de las organizaciones que se reclaman trotskistas han respondido a al cuestión de cómo superar los límites del levantamiento popular de diciembre del 2001 capitulando práctica y teóricamente a la democracia burguesa. Las más variadas corrientes políticas se dividen en participar, pura y llanamente en las posibles elecciones presidenciales (que podrán también ser parlamentarias) o en encontrar una fórmula que canalice la lucha de las masas para una salida democrático-burguesa, con la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). "La fórmula ingeniosa" que busca contemplar ambos objetivos contra-revolucionarios es la presentada por el MST y Convergencia Socialista (sección simpatizante de la LIT), integrantes de la equivocada Izquierda Unida con el PC. Mientras el MST ajusta los últimos detalles de sus candidaturas con el PC, la CS defiende la participación en la farsa electoral... para después convocar a ANC, justifica así su legitimación al circo electoral burgués: "Convergencia Socialista defendió la necesidad de conformar en forma urgente una Mesa de Coordinación para lanzar la más amplia unidad de acción no sólo en los barrios y en las plazas sino también en el terreno electoral. No con la intención de ‘resolver’… los problemas del país, sino únicamente con la promesa de convocar de inmediato a una consulta o la Asamblea Popular de carácter Constituyente (Posición de CS sobre la crisis argentina reproducida en Bandera Roja periódico de LSR, Especial 10 años). Para mejor vender su política, el MST, CS y el conjunto de la izquierda reformista afirma que participará en las elecciones del 2003 porque sectores del movimiento de masas aún tienen ilusiones en el régimen democrático burgués, lo mismo que la mayoría de la clase obrera que tampoco rompió con el peronismo. Esas corrientes olvidan y buscan encubrir que en las elecciones pasadas (octubre del 2002) la abstención fue record, producto práctico de la exigencia de las masas de barrer al conjunto de los políticos burgueses y las instituciones del régimen que expresa un avance de superación de las ilusiones de los explotados con la democracia burguesa. Las elecciones del 2003 no son un proceso electoral "común". Ocurren en el marco de una histórica crisis política del régimen y de sus partidos tradicionales. La tarea de los revolucionarios no es de recomponer y salvar al régimen, sus partidos y sus instituciones, mas busca sepultarlos, a través de la creación de organismos de poder de la propia clase obrera, que inclusive se utilicen de autodefensa armada para enfrentar la represión estatal. Irónicamente, los que pregonan la participación en las elecciones burguesas, olvidando las características propias del actual período histórico de ascenso de la lucha directa de las masas, son las mismas corrientes ufanistas que defienden la postura de que está en curso una revolución en la Argentina. Tamaño caradurismo sólo se encuentra paralelo con la política oportunista del PO. Este afirma que "La convocatoria a una Asamblea Constituyente Soberana es la conclusión lógica, natural y consecuente de la consigna popular por excelencia ‘que se vayan todos’… Esta consigna política representa el principal paso para superar las limitaciones del Argentinazo que hace un año permitiera la usurpación de la rebelión popular" (Prensa Obrera nº 781, 21-11) y remata "que se vayan todos y que un gobierno de las organizaciones en lucha convoque a una Constituyente Soberana" (idem). ¡Para el PO, que flirtea con la posibilidad de participar en las elecciones del 2003, el objetivo de un gobierno revolucionario, nacido de la insurrección popular, ya que caracteriza que estamos en medio de una revolución, es la convocatoria a una ANC para recomponer el régimen burgués! Para llevar a cabo esa política contra-revolucionaria, que pasa también por la burocratización de las asambleas piqueteros, la camarilla dirigente del PO recurre a métodos gansteriles. Golpea militantes de organizaciones de izquierda que le son opositoras y después los entrega a la policía, rompiendo con el mas elemental principio de clase para aquellos que se reivindican revolucionarios. Por otro lado una serie de corrientes políticas, como el PTS se están posicionando por el boicot de las elecciones del 2003. Luis Zamora y su "movimiento" Autonomía y Libertad, después de haber fracasado en sus negociaciones con Elisa Carrió y su "Encuentro Ciudadano" reivindica la abstención electoral. Lo que marca la posición de esas corrientes es su condición de rehenes de una estrategia reformista, apenas se diferencian de PO y de Izquierda Unida por colores más "radicales". El PTS reivindica la consigna "Por un Congreso Nacional de organizaciones en lucha, huelga general, para que se vaya Duhalde y se vayan todos. Boicot activo contra la farsa electoral. Por una Constituyente Revolucionaria" (La Verdad Obrera, n° 112, 22-11). Como se constata, el PTS también subordina la acción directa de las masas a una perspectiva reformista, adjetivando como "revolucionaria" a la misma ANC reivindicada por el PO. No hacen del boicot electoral y del llamado a la huelga general el centro de acción de la clase obrera para imponer su propio gobierno a partir de la construcción de organismos de doble poder. En verdad llaman al boicot electoral para luego llamar para votar por la conformación de una Constituyente burguesa que sustituiría el lugar y las tareas de un genuino gobierno obrero, basado en organismos de doble poder. La política del PTS y de sus socios procura dotar a la ANC de una característica revolucionaria, como si las masas estuvieran profundamente atrampadas con la democracia burguesa, lo que no es el caso. Para mejor acomodarse a la política del conjunto de la izquierda, el PTS retira cualquier contenido revolucionario de llamado al boicot activo para inviabilizar y derrotar a las elecciones burguesas. No por casualidad el PTS imploró para que el PO y el MAS conformasen un frente electoral común cuando se inició la discusión sobre las elecciones. ¡ABAJO LA FARSA DE LAS ELECCIONES BURGUESAS¡ ¡BOICOT CON HUELGA GENERAL POR TIEMPO INDETERMINADO! ¡LIQUIDAR EL REGIMEN CAPITALISTA Y SUS INSTITUCIONES, CON LA CONSTRUCCIÓN DE ORGANISMOS DE PODER OBRERO! ¡POR UN CONGRESO NACIONAL DE PIQUETEROS, DESEMPLEADOS Y DELEGADOS DE BASE PARA LUCHAR POR UN GOBIERNO OBRERO¡ Las tareas pendientes en la lucha revolucionaria residen en la capacidad del movimiento obrero de entrar en escena como fuerza política independiente de la burguesía para, a través de sus propios métodos de lucha, derrumbar al régimen político burgués. Esa estrategia tiene como centro la construcción de organismos de poder obrero y popular, el armamento de las masas y la convocatoria a huelga general política contra Duhalde y el conjunto de las instituciones burguesas. En ese marco de lucha, la convocatoria de las elecciones del 2003 representa más un golpe de la burguesía contra la voluntad popular, expresada desde el levantamiento del 2001. No se trata más que de una elección manipulada donde los revolucionarios pueden participar de ellas para denunciarlas y hacer propaganda comunista. Se trata de una maniobra para golpear las luchas de las masas y la creciente desilusión de éstas con las instituciones del régimen, para canalizar la revuelta para un "nuevo" gobierno burgués "legítimo", capaz de pasar a la ofensiva contra los explotados. Frente a esa realidad, los revolucionarios se deben posicionar por el boicot activo, la huelga general, el armamento popular, para inviabilizar las elecciones y colocar en el orden del día la cuestión del poder político y de expropiación de los capitalistas. Por lo tanto, la construcción de organismos de poder obrero y popular y la lucha por un gobierno obrero basado en consejos están íntimamente ligados al llamado boicot electoral. El conjunto de ese plan de combate solamente desembocará en una victoria definitiva de los explotados si el proceso de lucha forja un auténtico partido revolucionario, trotskista e internacionalista, como alternativa al reformismo de los grupos pseudotrotskistas. La Organización Comunista Internacionalista-Cuarta Internacional juega sus mejores fuerzas militantes para ser consecuente con la lucha de las masas que desde el 2001 vienen heroicamente resistiendo los planes de recolonización imperialista. Lejos de apostar a gobiernos burgueses de "izquierda" o pretendidamente "nacionalistas", como Lula, Chavez, Gutierrez, los trabajadores argentinos necesitan concluir, en las calles, el combate que ya comenzaron. Ese es el camino para liquidar al régimen burgués, expropiar a los capitalistas y dar curso a la revolución proletaria en nuestro país. |
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