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El PTS y la táctica del boicot: Lecciones de las elecciones argentinas

LRP

Las recientes elecciones del nuevo presidente de Argentina, Néstor Kirschner, constituyeron un significativo ataque dirigido contra los cimientos de la clase trabajadora. Si el atentado de dos caras de Kirschner dirigido a minar los cimientos de la clase trabajadora se van a derrotar, se debe aprender las lecciones críticas, particularmente con relación a la táctica electoral utilizada por la Izquierda.
La utilización de las elecciones con el propósito de propagandizar el programa y partido revolucionario es una forma esencial para armar al proletariado. En la Argentina, el mensaje electoral deberá incluir el hecho de que los intereses de la clase trabajadora solamente podrán ser alcanzados mediante la superación del presente nivel y su conducción hacia la lucha por el poder estatal. La revolución socialista es una necesidad si la clase trabajadora argentina va a evitar ataques mayores a manos del Estado burgués.
A pesar de los bombos y platillos alrededor de la inauguración de Kirschner---rodeado de Lula de Brasil, Hugo Chávez de Venezuela y Fidel Castro de Cuba--- este político corriente va a traer mas desastre a una población ya bastante asesediada. Los planes de Kirschner solamente podrán ser una versión más drástica de lo que ya ha llevado acabo Lula en Brasil. Nadie puede esconder el hecho que este político burgués tiene la intención de obstaculizar las erupciones en masa en la Argentina.
Los planes de Kirchner se encuentran en conflicto dramático con el levantamiento valiente que lanzaron las masas hace mas de año y medio. Su contraataque puede ser derrotado, solamente si los revolucionarios proletarios lo divulgan y ofrecen una dirección alterna que reinvigorice las luchas y combates con una conciencia comunista obrera.


El alzamiento histórico

Las elecciones de Kirchner y lo que ahora debe hacerse para paralizar su ataque, solamente podrá ser entendido a la luz de los grandes eventos de los últimos años. En diciembre del 2001, las masas argentinas hicieron historia al derrocar, no una dictadura militar, sino un régimen democrático-burgués. El levantamiento fue principalmente una confluencia de luchas de piqueteros (activistas desempleados), motines explosivos en busca de alimentos por los pobres desesperados y las demostraciones denominadas cacerolazos.

Los cacerolazos fueron la fuerza que durante ese tiempo inclinaron la balanza. Ese mes, el gobierno sin fondos había congelado los ahorros de los pequeños ahorristas, limitando severamente la separación de fondos de los mismos. (La congelación de los ahorros se denomino “el corralito”) Esta acción enfureció e activo a la clase media y a la pequeña burguesia, quienes vieron con esto que el sistema no le importaba mas a estos que a la clase trabajadora. ¡Que se vayan todos! Fue la airosa consigna de batalla de todo el movimiento. La presidencia de Fernando de la Rua del Partido Radical (oficialmente, la Unión Cívica Radical, UCR) fue abruptamente terminada por las masas.

Asambleas populares surgieron en todos lugares, vivos con discusión sobre las posibilidades para reorganizar la sociedad. Los piqueteros, quienes durante años habían protestado contra sus condiciones con cortes de carretera, se encontraban en movimiento. Aumentaba su fuerza y apoyo de las asambleas y otros sectores populares. Pero la ira cruda expresada en la consigna ¡Que se vayan todos! no era suficiente para señalar el camino correcto a seguir. La consigna demostraba principalmente que las masas todavía no tenían una alternativa hacia el poder estatal.

Nosotros comentamos al respecto:

En la Argentina como en otros lugares lo que predomina en la escena “antiestablishment” es la noción popular que los políticos no son confiables”, “son todos corruptos” etc. Obviamente el odio a los políticos burgueses puede ser el punto de partida para el desarrollo de un entendimiento de clase, pero solamente si los políticos burgueses son abiertamente confrontados por el partido revolucionario proletario. A los políticos, la Izquierda contrapone en una forma u otra al movimiento de masas, simplemente “nosotros” contra “ellos”. ¡No! Debemos decirle a las masas que nuestro problema no son los políticos y los partidos políticos sino los políticos capitalistas y todos sus partidos políticos. (“Carta a la Liga Obrera Internacionalista [LOI]”, 26 diciembre 2002. Esta carta se encuentra en nuestro portal cibernético y como todas cartas y documentos públicos, están disponibles para todos nuestros lectores.)

Mientras la burguesia claramente sufría una crisis de dirección, la crisis de dirección del proletariado fue aun peor. No existía una alternativa de partido revolucionario que interviniese, contraponiendo explícitamente una dirección proletaria a la burguesa. La burocracia sindical--- peronistas y reformistas tradicionales--- mantuvieron a los grandes e poderosos batallones de trabajadores industriales ausentes del alzamiento. De esta manera prevaleció una situación pre-revolucionaria débil, en la cual la burguesia fue capaz de retener el balance del poder y la iniciativa.

El partido Peronista (oficialmente denominado el Partido Justicialista, PJ) fue el partido que durante mucho tiempo mantuvo el apoyo de los trabajadores. Se le hizo un llamado a dominar una vez más. Y, luego de unos cambios en sus dirigentes, fue capaz de asumir esa función. Eduardo Duhalde se convirtió en el “presidente de turno” señalado (Ver Proletarian Revolution # 64 para un trasfondo completo). Por un tiempo, continuo la resistencia en masa. Los medios de comunicación cuestionaron abiertamente si Duhalde era capaz de mantener el agarre gubernamental sobre las masas.

Miedosos de las inmensas aglomeraciones arremolina asen las calles y barrios, estos especulaban si Argentina iba a sobrevivir o si “dejaría de existir”.

La “recuperación” de Argentina

Pero en la ausencia de una seria alternativa, un año o más tarde la clase dominante estimaba que estaba situada sobre terreno mas firme. Los políticos se encontraban listos para unas nuevas elecciones, con el propósito de estabilizar el dominio burgués. Existía un cimiento material para tomar este paso. La economía había crecido uno por ciento durante el año 2002: se considero casi un milagro, dado las condiciones casi de depresión económica y la falta de asistencia del Fondo Monetario internacional (FMI). Ya para enero del 2003, se había devuelto el crédito a la Argentina y el presidente Bush había telefoneado a Duhalde para felicitarlo por la “pacificación” exitosa del país.

Aun esta “recuperación” menor podía ser temporera dado las nuevas negociaciones del FMI venideras sin ninguna solución real a la vista. La clase dominante hizo lo mejor que pudo con lo poco a su disposición. Le concedió aumentos bajísimos a los sectores más sindicalizados de los trabajadores industriales. Estas migajas aminoraron la presión sobre los dirigentes sindicales desde las matriculas mientras el resto de la clase trabajadora quedo sin aumentos.

De igual manera, en un plan financiado por el Banco Mundial, proveyó cantidades de trabajos temporeros y planes asistenciales a burócratas sindicales particulares permitiéndole comprar u obtener mas apoyo de grupos particulares de trabajadores desempleados. Hasta soltaron parte de los fondos congelados pertenecientes a los pequeños ahorristas. De esta manera, quedaba libre el campo para que la clase dominante convocara nuevas elecciones.

Duhalde se jactaba que su gobierno había sentado un raro ejemplo al “rechazar las medidas de shock que el FMI le impone a las naciones en crisis”. Lo que no enfatizo fue que había faltado hacer los pagos a la deuda al FMI, de esta manera elevando enormemente la deuda a los financistas imperialistas durante su incumbencia. En la realidad, había llevado acabo gran parte del típicamente opresivo programa de la FMI, manteniendo lo que hacia independientemente. Su medida económica principal había sido la conversión del sistema monetario de un estándar de dólar rígido al peso flotante. El resultado de esta “pesificacion” fue que los pequeños ahorros se redujeron a 70% de su valor. El valor real de los salarios obreros se redujo en un 30% aun para aquellos que mantenían sus trabajos y además más negocios y fábricas cerraron. Mientras tanto el gobierno le pago las perdidas a los bancos.

Lo que Duhalde verdaderamente hizo fue presidir sobre una transferencia masiva sin precedentes de fondos de una población ya sufriente para cubrirles las perdidas a los grandes capitalistas. Solamente empobreciendo a la clase media, además extrayéndole mas sangre a los ya súper explotados trabajadores e pobres, fue que se logro la tal denominada “recuperación”. Su sucesor tendrá que bregar con las negociaciones pendientes para agosto, que provocaran inevitablemente más sangrías imperialistas. Tendrá que tratar de estabilizar el dominio burgués a la vez que tendrá que encarar la furia de las masas explotadas. La estabilización, por lo tanto, solamente podrá ser alcanzada con niveles drásticos de represión.

Las elecciones presidenciales

Cuando dos piqueteros fueron ultimados por la policía en junio del 2002, hubo una protesta masiva. Duhalde salto para escapar anunciando unas elecciones tempranas. Cuando las cosas se calmaron mas tarde, surgieron rumores que no dimitiría después de todo. Pero, denuevo, luego de mucho arrastrar los pies, las elecciones presidenciales originalmente anunciadas para septiembre del 2003 se convocaron para abril y mayo, en dos rondas.

Los peronistas corrieron durante la primera ronda; Kirschner gano debido a que la gente temían al fantasma de otro gobierno dirigido por Carlos Menem, el expresidente conocido por sus salvajes ataques neoliberales a través de la década de los 90. Sin embargo, Menem fue apoyado por la federación sindical más grande y tomo la delantera en la primera ronda con el 24% de los votos. Kirschner obtuvo el 22%, debido en gran parte a los fuertes esfuerzos de Duhalde a su favor, debido a que era prácticamente un desconocido y había llevado acabo una campaña carente de apoyo.

Una vez se dieron los resultados de la primera ronda, estaba claro que Menem perdía la segunda ronda. Por eso se dio de baja, dejándole la posición de presidente abierta a Kirschner. Una falta de un mandato claro para Kirschner--- ya que no era apoyado por ningún sindicato grande, una falla mayor para cualquier peronista---demuestra que capitalistas aun no han resuelto su crisis de dirección. A Kirschner le han concedido una luna de miel con el publico de 3 meses: el acuerdo temporero del FMI otorgado anteriormente se vence en agosto y deberá se renegociado. Antes de que lleguen a Argentina los grandes negociadores extranjeros, este avanzo para tratar de establecer una imagen más decisiva e impresionante de “cambio” y “orgullo nacional”.

Además del espectáculo de inauguración populista, ha traído nuevas caras a los mandos militares y a la corte suprema, con el propósito de mostrar que esta limpiando al gobierno. Sobre todo ha hecho amplias promesas desde el crecimiento económico hasta los derechos civiles. Menem, de igual manera, llevo acabo una campaña mas populista aun cuando triunfo en el 1989 y hizo lo opuesto cuando llego al poder. No es sin razón, que el Financial Times de Londres le haya puesto la etiqueta a Kirschner de “Menem Lite”. (21 mayo)

Por el momento, su elección ha sido un éxito rotundo para la burguesia, especialmente comparado con la crisis e inestabilidad que ha sacudido a la clase dominante.

El fracaso de la Izquierda

Las elecciones y el triunfo de Kirschner no significan que este será capaz de imponer ataques neoliberales aumentados, aun cuando ese sea su propósito. Existe un potencial inmenso para un nuevo surgimiento que derrotaría el ataque. Tendrá que incluir la manera de sobrepasarse a la deuda y la vinculación de un programa político a la fuerza de las masas para luchar contra el ataque.

Posterior al levantamiento de masas del 2001, la habilidad de la clase dominante para continuar sus ataques fue de sobremanera inevitable. Al comienzo, no existía un partido revolucionario que luchase por la dirección de los levantamientos de masas basándose en la demostración de que la revolución socialista es la única solución para la crisis. Pero durante tales momentos de crisis, nuevos estamentos de trabajadores y jóvenes combatientes son generados que pueden ser ganados a la construcción del partido revolucionario. La crisis puede generar el desarrollo rápido de la vanguardia.

Como grupo proletario auténticamente revolucionario, ya que no tendría raíces en el sistema capitalista, podría luchar honestamente e abiertamente a favor de los intereses totales de la clase trabajadora. Podría haber luchado contra cualquier clase de división artificial inspirada por la burguesia con el propósito de entorpecer la poderosa unidad en acción de la clase trabajadora que es tan desesperadamente necesaria.

Cuando está bajo ataque, la clase trabajadora naturalmente busca fuerza a través de la unidad, y también existe una necesidad objetiva para la defensa unida. Es debido a esta razón que los auténticos trotskistas siempre han luchado por la acción del frente unido (único) siempre que sea posible. La consigna bolchevique “marchen separadamente, golpeen juntos”, tiene como propósito alentar acciones unitarias de clase, desde reuniones en masa hasta marchas de protesta a huelgas y confrontaciones callejeras. La acción unitaria entre trabajadores de diferentes niveles de conciencia política y desacuerdos es una precondición tanto para crear una defensa inmediata y para alcanzar la conciencia socialista mas avanzada. “Marchar separadamente” significa que todas las tendencias políticas participantes despliegan abiertamente sus banderas y consignas y luchan a favor de su estrategia y programa político. Levantar la conciencia de la clase trabajadora significa darle la oportunidad para enjuiciar cual tendencia política tiene el programa que represente sus verdaderos intereses y muestre el camino correcto a seguir. Para los leninistas, el frente único siempre ha sido una demanda hacia la acción unitaria, y no un ultimátum elitista que requiere de acuerdos políticos de antemano.

Desafortunadamente, la izquierda argentina se ha convertido en un modelo de conducta contraria. El sectarismo organizativo se ha enredado con oportunismo político. Grupos pequeño burgueses e izquierdistas han dividido y debilitado la acción de la clase trabajadora a favor de sus logros organizativos angostos: para proteger a sus partidarios a la exposición de políticas alternas. De esta manera vimos al combativo e amplio movimiento piquetero dividirse en por lo menos tres diferentes organizaciones, dirigidos por burocracias rivales en competencia por el control de planes de “Workfare” y otros negocios, que entonces le reparten a los piqueteros selectivamente. Convocan reuniones de masas, marchas y acciones separadas y en competencia la una con la otra. Un desarrollo aun más novedoso ha sido el crecimiento del movimiento de ocupación fabricas y talleres. Las ocupaciones cubren sobre 200 pequeñas fábricas que han sido ocupadas por los trabajadores tratando de salvar sus empleos cuando los patronos las abandonan u cierran sus talleres de trabajo. El movimiento ha sido sometido a divisiones similares, a pesar de esfuerzos continuos por mantener la solidaridad.

La lucha atrasada

El fracaso de la izquierda es aun más grave con relación a los sindicatos más grandes. Aun con un desempleo masivo, hay sobre 8 millones de trabajadores urbanos asalariados. Aunque solamente una tercera parte de estos están sindicalizados (con la mayoría de los trabajadores ahora desempleados o en la “economía gris”), los trabajadores activos--- particularmente en la industria y la transportación--- son claramente fundamentales a la economía política del país. Y los marxistas saben que la implantación estratégica dentro de la producción tiene más peso que solamente los números.

La brecha dentro de la clase trabajadora ha persistido, ya que los principales batallones de los trabajadores de la industria y transportación han sido desconectados fundamentalmente de la lucha desde el tiempo del alzamiento hasta el presente. Ninguna personalidad prominente de los sindicatos ha estado dispuesta a dirigir ninguna clase de lucha en defensa de la clase trabajadora o a favor de la independencia de clase. Por supuesto, los burócratas sindicales generalmente evitan tales esfuerzos, con la excepción de cuando se encuentran bajo tremendas presiones de las bases e matriculas. Pero ahora, con las apuestas tan altas, no están dispuestos ni para dirigir ni siquiera huelgas limitadas, como estaban impuestos ha hacer en el pasado. Si la burguesia ha sido sacudida por la crisis, la burocracia sindical pro-capitalista se encuentra virtualmente paralizada.

Encarando este dilema critico, la Izquierda no ha levantado ninguna alternativa real. Habla muy radicalmente pero sigue unas políticas que perpetúan las malas direcciones y las divisiones de nuestra clase. El rechazo de hacerle demandas a los grandes sindicatos llego a tal extremo posterior al levantamiento que la Izquierda se dedico enteramente a los existentes movimientos de asambleas populares, piqueteros y toma de fabricas y talleres. Pero no fueron capaces de llevar acabo una estrategia para llegar a las masas de trabajadores ni siquiera proveyeron una para llegar a la masa de trabajadores militantes en sus periferias inmediatas. (Vea PR # 64 y la “Carta al LOI” en nuestro portal cibernético para nuestros debates con las organizaciones izquierdistas argentinas sobre la política de los sindicatos.)

Como ejemplo de esto, adonde grupos de trabajadores sindicalizados que se han vuelto muy militantes--- un fenómeno raro en estos días--- la Izquierda a menudo ha apoyado a que estas locales sindicales que agrupan a estos militantes se desliguen de otras que no son tan militantes y también apoyan la noción de sindicatos “combativos” separados de los atrasados. Desligarse se convirtió en la manera seudo-militante de huir de la muy necesaria lucha por alcanzar la dirección de los sindicatos del corazón del rollo del proletariado. Significa verdaderamente abandonar a los trabajadores menos adelantados, en vez de permanecer dentro de los sindicatos más grandes, con el propósito de luchar al lado de los trabajadores e convencerlos de sus ideas y acciones. Orientarse principalmente hacia los sindicatos “combativos” es parte de una tendencia general y sostenida durante mucho tiempo para evadir la lucha a favor de una dirección revolucionaria dentro de las principales federaciones, donde se encuentra la mayoría de los trabajadores.

Desde que comenzó el levantamiento, hemos argüido que la brecha entre los movimientos existentes y el grueso de la clase trabajadora consisten en un problema primario que tiene que resolverse. Mantuvimos que la construcción del partido revolucionario en si mismo tenia que ser la consigna principal de propaganda, la idea principal difundida a los trabajadores de avanzada. Tal partido lucharía para construir una oposición revolucionaria en el seno de todos los sindicatos, organizaciones de desempleados, y en todos los sectores de masas. Tal trabajo sindical es necesario en el seno de las dos principales federaciones sindicales, en estos momentos bajo control peronista; que son identificadas por los nombres de sus máximos dirigentes como GT-Daer, la mas conservadora, y CGT-Moyano, la de mayor apariencia militante. Los revolucionarios lucharían también dentro de la CTA, cuya dirección es social-demócrata e dirige una organización importante de piqueteros, de igual manera.

El programa revolucionario y las elecciones

Hemos afirmado muy en particular que la demanda de acción principal debería ser “¡Huelga General para repudiar la deuda! (Ver PR #64). La Izquierda centrista también ha hecho un llamado utilizando las palabras “huelga general”, pero denuevo utilizan una frase militante para evitar la lucha práctica. La demanda a favor de una huelga general es hueca a no ser que se le plantee como un reto a los sindicatos a los sindicatos, las únicas instituciones que poseen la fuerza para llevar acabo tales luchas y paralizar a la totalidad del país. Si no son incluidos en las luchas decisivas o, por lo menos, hechos conscientes de su propia fuerza para llevar acabo tales luchas, es absolutamente predecible que la masa de trabajadores votara afavor de los peronistas.

Como hemos mantenido, los trabajadores tenían que entender que sus dirigentes sindicales y políticos peronistas eran malos, que muchos ya lo saben; tienen que aprender a través de su propia experiencia que la clase trabajadora tiene la fuerza para construir una alternativa significativa. Solamente entonces podrá convertirse relativamente atractiva para la masa de trabajadores independiente de la clase trabajadora, quienes quieran resultados concretos en vez de una retórica altisonante. Las importantes demandas programáticas, que la Izquierda a veces levanta, aun las correctas, permanecen solo como palabras en las mentes de la mayoría de los trabajadores. A no ser que puedan ver que su clase tiene el mollero para obtener victorias a través de luchas unitarias de clase, ellos piensan que deben permanecer con los peronistas, quienes ellos piensan son mejores que los enemigos abiertamente burgueses.

A pesar de la evidente crisis del peronismo, hoy día, el capitalismo ha probado muchas veces, desafortunadamente, que no colapsara permanentemente por si solo, sino es mediante una alternativa revolucionaria exitosa. Si le resulta imposible a alguna ala del peronismo resucitarse así misma entonces habrá una alternativa burguesa para ridiculizar e reprimir a las masas con otro nombre. Pero en el presente un numero significativo de trabajadores votaran afavor del peronismo” (“Carta al LOI”).

La razón principal del abundante voto peronista fue el fracaso de no cuajarse una alternativa seria. Esto no quiere decir que las masas de trabajadores no hubiesen cambiado de parecer de un día para otro, si se le hubiese presentado el programa correcto. Pero importantes avenidas se podían haber alcanzado hacia la toma de conciencia de la clase trabajadora luchando a favor de un programa revolucionario antes y durante las elecciones.

La clase trabajadora y el peronismo

El peronismo ha lanzado una larga sombra sobre la clase trabajadora. Es un gran factor la memoria histórica del acelerado aumento en los estándares de vida en el periodo inicial del dominio de Juan Domingo Perón hace medio siglo, y las tremendas movilizaciones de trabajadores que se llevaron acabo en ese entonces. Es también importante que los políticos peronistas le hablan a los trabajadores industriales en términos des sus intereses en un programa de industrialización para el país. Los trabajadores industriales no solo están preocupados en mantener sus empleos. Sus trabajos y los destinos de sus familias y amigos también se encuentran materialmente vinculados al resurgimiento de una economía basada en la producción industrial. Solamente el PJ peronista, el tal llamado “partido de la producción”, mantiene que tiene tal programa. Esta ligazón entre grandes sectores de trabajadores y el peronismo es solamente un vestigio de la alianza fuerte del pasado. Su continua existencia es más trágica aun ya que las esperanzas de los trabajadores a favor de una expansión industrial no pueden lograrse bajo el imperialismo hoy día.

Las elecciones presentaron una oportunidad específica para que la Izquierda levantase un programa revolucionario que cumpliese con las aspiraciones de la clase trabajadora. Una campaña comunista abierta pudiese haber levantado la necesidad del partido revolucionario, la independencia de la clase trabajadora, y la revolución socialista. Hubiese lanzado demandas del programa transición trotskista con el propósito de vincular el socialismo con las luchas corrientes; trabajo para todos, proyectos públicos, escala salarial ascendente, una escala de horas con el propósito de distribuir el trabajo disponible, la expropiación de la industria, los bancos y las instituciones crediticias--- sin compensación a los capitalistas. La expropiación de los grandes terratenientes es también crítica. Un plan real para el resurgimiento de la industria podía haberse bosquejado.

Los revolucionarios podían haber retado a las direcciones sindicales peronistas, no solamente denunciándolas desde afuera sino desenmascarándolas en la práctica, comunicándole a nuestros compañeros (as) trabajadores (as) de la siguiente manera:

“En la Argentina, la clase trabajadora construyo una importante infraestructura industrial. Pero el partido peronista se ha unido a la venta y el desmembramiento continuo de la misma. Algunos dicen que todavía nos favorecen, pero tienen que bregar con la realidad de la crisis económica y el poder del capital imperialista. Pero nosotros mantenemos que los dirigentes sindicales no valen nada si no podemos obligarlos a responder a nuestras necesidades.

“Hay una acción que pueden tomar, la única que puede conseguir los fondos para la industria que la clase trabajadora de Argentina necesita. ¡Pueden movilizar los sindicatos para convocar una huelga general dirigida a que el Estado repudie la deuda! Todo el mundo que trabajamos arduamente para pagarles a los imperialistas y a pasar de todo esto, la deuda sigue aumentando. El capital que producimos deberá retornar a la clase que lo produce en primer lugar, la clase trabajadora. También pueden ganarse a los ahorristas clase media. Pero mientras permitamos a la clase dominante pagarle a los bancos parásitos y a la FMI, los argentinos de la clase trabajadora se morirán de hambre. El repudio a la deuda es nuestra única salida.

“Decimos que solamente los revolucionarios lucharan afavor del repudio de la deuda, a favor de todas las necesidades de los trabajadores. Es por esto que estos burócratas sindicales tienen que ser re-emplazados. Nuestra predicción es que trataran de traicionarnos. Pero sometámoslos a la prueba máxima al levantar nuestras demandas a ellos a la vez que convocamos comités de huelga para luchar afavor y organizar la huelga general. Entonces veremos quienes están en lo cierto.

Otro elemento clave del programa revolucionario, particularmente vital para contrarrestar ilusiones en el electoralismo burgués, es el llamado a la autodefensa armada de las masas. Esta demanda ha sido ignorada de manera flagrante en la propaganda de la mayoría de la ultra izquierda--- y en sus acciones también. Un par de días anterior a la primera ronda electoral a fines de abril la policía de Buenos Aires ataco a los trabajadores ocupantes de la fábrica de textiles Brukman. Miles de partidarios, los grupos de izquierda mayores, valientemente se personaron a la batallas. Esta no fue la primera vez que se trato de desahuciar a los trabajadores ocupantes, pero esta vez fueron exitosos debido a la significativa fuerza represiva desplegada. Durante todo el periodo anterior a la batalla, ningún grupo de Izquierda mayor propagandizo o agito afavor de la autodefensa armada de las masas, ni lo han promovido desde entonces. (Una declaración de la LRP sobre la batalla de Brukman se puede leer en nuestro portal cibernético.)

El boicot electoral

En vez de adelantar un programa revolucionario, secciones de la Izquierda corrieron en las elecciones con programas de corte centrista muy comunes. El Partido Obrero (PO) hizo campaña a favor de la primera asamblea constituyente. (Vea nuestro portal cibernético o PR#64 para un análisis de este asunto y del DO) El Partido de Trabajadores por el Socialismo (PTS), por otro lado, llevo acabo una campaña de boicot electoral, criticando a los izquierdistas que presentaron candidatos como “participantes”. Ya que el PTS es el partido más a la izquierda de los mayores, y ya que la táctica del boicot atrajo a los elementos más izquierdistas, es importante ver todo esto más de cerca. En un articulo titulado, “Un boicot activo contra elecciones fatulas”, el PTS comenzó su convocatoria al boicot sin tapujos. A saber:

“El PTS ha lanzado una convocatoria unitaria en una Carta Abierta distribuida en miles de copias... Hacemos un llamado a las organizaciones piqueteras, fábricas ocupadas, sindicatos combativos, y partidos de izquierda que asistan a una gran concentración nacional e formar un comité unitario con el propósito de hacerles un llamado a todas las gentes a llevar acabo un boicot activo.

“Debemos todos desarticular la trampa electoral. Debemos llevar esta campaña a las fabricas, edificios estatales, escuelas, hospedajes obreros y populares, como parte de la lucha para convocar un congreso nacional que abarque todas las expresiones de la lucha y como preparación para una huelga general activa que sobrepase en acción al 19 y 20 de diciembre y le ponga fin al gobierno de Duhalde. Solamente con esta perspectiva y sobre las ruinas del presente régimen podemos convocar una asamblea constituyente, donde las masas movilizadas podrán discutir la resolución democrática de los grandes problemas nacionales...

¡Abajo con Duhalde! ¡Boicot activo contra las elecciones fatulas!... ¡Huelga general hasta que se vayan todos para imponer una asamblea constituyente revolucionaria! (La Verdad Obrera #109, 1 Octubre 2002)

Este pasaje es representativo del trabajo del PTS desde aquel tiempo hasta que Menem se rindió. Algunos puntos clave:

En primer lugar, el PTS a veces reconoce la necesidad de dirigirse a la clase trabajadora organizada. Pero en la práctica, se dirige a un movimiento que no incluye las federaciones sindicales mayores y sus direcciones sino solamente a los sindicatos “combativos”.

En segundo lugar, reclama que un boicot electoral “activo” desembocara en un gran congreso que lanzara una huelga general y esperanzadamente derrocara al régimen. Pero no se hace absolutamente ningún argumento de cómo el presente movimiento ganara influencia entre la totalidad de la clase trabajadora organizada con el propósito de boicotear las elecciones. Ni tampoco retan a los dirigentes sindicales a descontinuar su apoyo a los candidatos burgueses o hasta aconsejarle a las bases a luchar a favor de la política del boicot del PTS en sus sindicatos no combativos.

En tercer lugar, no se menciona el aplastamiento del estado. Ni mencionan la necesidad del partido revolucionario en esta cita o en la mayoría de sus documentos.

El fracaso del boicot

El PTS engaño y mal educo las bases del movimiento que de hecho nunca contó con las fuerzas para convocar un boicot activo que hubiese afectado las elecciones. Nosotros, como Lenin, no creemos generalmente en la táctica del boicot electoral con la excepción de donde exista la posibilidad de una toma de poder departe de la clase trabajadora. Pero ciertamente un boicot “activo” tenia que significar por lo menos demostraciones unificadas a gran escala, sino huelgas como mínimo. El PTS nunca tuvo el poder de convocatoria para tales acciones de masas. Pero trato de curarse en salud al reconocer formalmente e adelantado que el boicot exitoso propuesto no pondrá un alto a las elecciones. También dijeron:

“Aun si no logramos ganar la batalla y se lleva acabo las elecciones de Duhalde, un gran movimiento a favor de un boicot activo asegurara que el gobierno venidero será ilegitimo y no-representativo, debilitando su habilidad para tomar medidas contra la gente trabajadora, quienes en mejores condiciones para confrontar y derrotarlos.

Es decir, reclamaban que el movimiento de boicot por lo menos debilitaría el nuevo régimen. Pero esto también probo ser completamente falso. Aunque ninguno de los resultados de los candidatos fueron impresionantes (alcanzaron todos menos del 25%), la participación que alcanzaron fue alta, especialmente comparado con las promesas del movimiento del boicot.

Mientras el promedio histórico de participación electoral desde el 1911 (cuando las votaciones se hicieron legales e mandatorias) ha sido de 79.5%, en la segunda ronda de este año el nivel fue de 77.5%, una diferencia insignificante.

En las elecciones provinciales de octubre del 2001, la abstención había llegado a un nivel altísimo para la Argentina. Pero eso por si solo no hizo nada para debilitar los ataques, como manteníamos que haría el PTS en el 2003. De hecho los ataques aumentaron posterior a las elecciones del 2001--- hasta que la lucha de clases potencialmente revolucionaria derroco al régimen electo en diciembre. Pero no siquiera esa acción le puso un alto a los ataques, debido a que el capitalismo no encaraba un reto consciente a su poder estatal. La lección global, que fue predicha de manera general por los leninistas, fue que sin una alternativa revolucionaria al poder estatal, cualquier gobierno permanecería burgués.

El PTS había participado en las elecciones del 2001. No estaban de acuerdo con el programa político con el cual participaron, su análisis demostraba una familiaridad superficial con la tradición leninista de participación parlamentaria con el propósito de presentar una alternativa de la clase trabajadora. Y mostró su habilidad de proveer un ojo crítico sobre los eventos concretos según se llevaban acabo. Así es que explicaron su participación en las mismas:

“No nos abstenemos de todas las elecciones en general. El PTS presento sus propios candidatos de la clase trabajadora en las elecciones generales del 1999, que repetimos en las elecciones legislativas de octubre del 2001. Hicimos esto en un momento cuando el “voto de ira” [cero votación como resultado de la ira contra el sistema] había surgido, debido a que nos parecía que tal opción, que fue favorecida principalmente por la clase media, carecía de una orientación precisa de clase. Por lo contrario, fue endosado por una gama impresionante de fuerzas, desde el movimiento de los piqueteros hasta el facistoide presentador televisivo Daniel Hadad. (LVO #114, 17 enero 2003).

El método leninista

El PTS, al fracasar en la tarea de educar a su audiencia ni siquiera se dirigió a contestar porque razón descarto para estas elecciones la posición leninista contra el boicot de las elecciones que había sostenido durante tiempo. Como escribiese Lenin en su panfleto “Comunismo de la izquierda, un desorden infantil”:

“Se ha probado que la participación en un parlamento democrático-burgués aun un par de semanas antes de la victoria de la republica soviética, y aun después de tal victoria, no le hace daño al proletariado revolucionario sino lo ayuda a probarle a las masas mas atrasadas las razones por las cuales tales parlamentos merecen desaparecer, y ayuda al parlamentarismo burgués ha convertirse en algo ‘politicamente obsoleto’. Rehusar tomar esta experiencia en cuenta y a la misma vez reclamar afiliación a la Internacional Comunista, que debe elaborar sus tácticas internacionalmente (no tácticas nacionales estrechas e unilaterales, sino tácticas internacionales), es cometer la torpeza mas grave y retroceder del verdadero internacionalismo mientras se pretende aparentar que lo sigue fielmente”.

En vez de bregar con los tradicionales argumentos leninistas, el PTS se quejo que las elecciones presidenciales mantendrían todo el resto de los “políticos corruptos en sus escaños” y no le darían una oportunidad a los “trabajadores y a la izquierda a ganar tales escaños”.

¿Pero que elecciones burguesas no adelanta a políticos corruptos? O le dan una oportunidad justa a los trabajadores e izquierdistas Para los bolcheviques, la participación en las elecciones no se basa en la justicia de las elecciones o en la oportunidad de triunfar. Lenin siempre denuncio al electoralismo como un medio en si, ya que ningún cambio verdadero puede ocurrir mediante las elecciones. Siempre arguyo a favor de más valor asociado a la acción de las masas que sobre las elecciones.

El corazón de la posición del PTS fue verdaderamente su deseo de hacerle eco a la consigna del movimiento “Fuera con todos ellos”. Por lo tanto, para contrastar con el abstencionismo clase media o el “voto de ira” del 2001, analizaron la táctica del boicot para estas elecciones de la siguiente manera, en un articulo titulado “Los trucos electorales de Duhalde y las tácticas de la izquierda: el realismo en la política revolucionaria”.

La presente situación es muy diferente ahora. Luego de la situación extraordinaria suscitada por el levantamiento de diciembre, nuevos actores has salido a la escena política. Contrario a las elecciones de octubre del 2001--- cuando el tal llamado ‘voto de ira’ no constituyo una fuerza propulsora para la organización tanto de los trabajadores como del pueblo--- ahora vemos organizaciones reales que nosotros debemos acercarnos para rechazar los trucos electorales: las asambleas, el movimiento piquetero, las fabricas ocupadas y la izquierda. Todas estas corrientes se unieron en la demostración del 20 de diciembre en la Plaza de Mayo, para el primer aniversario del levantamiento. Al acercarse todos, lograremos una posición unitaria dirigida a los amplios estamentos de la población y a los trabajadores que rechazan las presentes elecciones. (LVO #114, 17 enero 2003)

Esto demuestra que ellos pensaban que el voto abstencionista dominado por la clase media en las elecciones congresionales de octubre del 2001 se podían convertir en una posición de la clase trabajadora, basada en la unidad de los movimientos existentes inspirando al resto de los trabajadores. ¿Sobre que base constituye esto “realismo en la política revolucionaria?

El año pasado escribimos acerca de la celebración de la izquierda de las asambleas populares dirigidas por la clase media y predijimos las consecuencias del fracaso de no lanzar un llamado directo a favor de la independencia y dirección del movimiento departe de la clase trabajadora:

“La burguesia argentina, en conjunto con el imperialismo norteamericano, se le ha concedido mas tiempo para fabricar una solución mas útil. Esta trata de romper el apoyo de la clase media a la clase trabajadora y a través del tiempo ganar apoyo para un aumento en la represión, a la misma vez. Mientras pasan mas semanas y meses, utilizando como un llamado a la unidad la consigna no-definida en términos de clase de “Abajo con todos ellos” y celebrándose sin críticas departe del DO, PTS y el resto de la izquierda--- sin que ni siquiera surja una alternativa tajante de clases--- mas hueca se convertirá. Y además, debido a que no existen municipios, provincias, o naciones sin políticos, y solamente puede fortalecer la influencia populista de la clase media que el mismo DO ya ha reconocido que esta en funcionamiento. (Proletarian Revolution #64)

El PTS, por otro lado, utilizo la misma consigna para boicotear las elecciones, creyendo que ahora la clase trabajadora como la clase media votaría verdaderamente contra todos los políticos. Reclamaron posteriormente que “los resultados electorales apuñalaron en la espalda al movimiento que había hecho un llamado masivo de “Abajo con todos ellos” (LVO #119, 30 abril 2003). También culparon a la “izquierda participacionista” que “destruyo el llamado unitario que hiciera el PTS junto a otras fuerzas (LVO #120, 21 mayo 2003). En realidad, fue el PTS el que quedo atónito por la fantástica interpretación de su consigna.

El PTS simplemente se fue a la rabiza de lo que calculo que era el sentimiento de los ya existentes movimientos sectoriales. Sobre esa base se dirigió a su audiencia con el sueño de un movimiento grande de clase amplio que amortiguaría los ataques y fortalecería la posibilidad de derrocar al régimen. Aparentemente no era ni siquiera un sueño sostenido por la mayoría de su imaginada audiencia porque las cantidades de abstenciones hubiesen sido significativamente más altas. Aun sabiendo que el abstencionismo pasado había sido de la clase media en vez de ser un fenómeno de la case trabajadora, esto no impidió que el esfuerzo del PTS fuese para servirle a la conciencia no-comunista bajo el ropaje de un acto de la clase trabajadora.

Ninguna autocrítica

Luego de que los resultados de la primera ronda se hiciesen públicos, el PTS rehusó aclarar explícitamente que su táctica había sido equivocada, aunque analizaron los resultados bastante bien. Declararon:

“El rasgo mas sobresaliente de estas elecciones fue la revelación de que existía una fragmentación política e social de tal naturaleza que no se había visto desde los días del levantamiento. En ese momento pareció (y solamente pareció) que las fuerzas de la derecha habían desaparecido. El “bloque de diciembre” que re-unificaba a todos que se habían confrontado al moribundo gobierno de la Rua parecieron unirse en una alianza atípica en su heterogeneidad. ... Esta alianza que lanzo la consigna “Abajo con todos ellos” se desorganizo y abrió el camino a una importante polarización social y política.

El articulo develo al “anti-voto” (incluyendo las abstenciones, papeletas en blanco o nulas; etc.) disminuyeron debido a los votos de la clase media ¡El PTS reconoció que la clase media “vacila históricamente”, pero sin ninguna palabra de autocrítica! En su lugar ofrecieron una defensa:

“Nuestro partido asumió la tarea que en el momento pareció menos glamorosa y mas difícil, la de establecer un trabajo sistemático en el corazón de la clase trabajadora y de formular para la vanguardia de diciembre la necesidad de establecer una mas completa unidad de los trabajadores e masas populares. ... Lo que ocurrió es que la vanguardia sufrió una aguda falta de dirección revolucionaria, y ha permanecido en esas circunstancias, en la defensiva”. (LVO #119, 30 abril 2003)

Que quiere decir que la “vanguardia no tuvo dirección revolucionaria” La claridad en la terminología es necesaria. Para Lenin y Trotski, la vanguardia significaba la dirección del partido revolucionario. (Pero existe la vanguardia relativa: aquellos que se encuentran en la lucha en estos momentos) Por un lado, identificar a los más activos hoy día no determinara que estrato estará en la vanguardia activa de los futuros levantamientos, ya que este estrato que se encuentra en el frente de acción de hoy día no posee necesariamente una conciencia de clases comunista de la vanguardia leninista.

El PTS se refiere interminablemente al movimiento militante de ocupación de fábricas, junto con los militantes “combativos” y piqueteros como la vanguardia, haciendo claro que ellos los ven como la vanguardia de toda la clase. Existen muchos problemas con esto. Su “ambigüedad” terminologica también esconde el hecho que los trabajadores industriales deberán formar parte fundamental de la vanguardia revolucionaria. También esconde el hecho que es el mismo PTS que se suponía que fuese la vanguardia revolucionaria y proveyese la dirección revolucionaria a todos los trabajadores que avanzan. ¡Si la cuestión de dirección revolucionaria es decisiva, entonces porque los revolucionarios del PTS solamente le hicieron rabiza a la vanguardia de acción! Unos supuestos revolucionarios con conciencia de clases comunista le hacían de rabiza a gente con una conciencia no-comunista, vitoreando la consigna “Abajo con todos ellos”.

El PTS no ha producido un balance serio de la táctica principal que utilizo en el calor de la lucha en la Argentina. Este es el caso aunque hicieron la campaña a favor del boicot una cuestión fundamental en número tras número de su periodico por más de un año, denunciando a todos que aspiraban a correr y por extensión a los trabajadores que deseaban votar.

Prueba de la realidad

La táctica del boicot era ultra-izquierdista en apariencia, pero oportunista en esencia. ¡Pero comparada a las maniobras oportunistas, este fue un total fracaso! Desde el levantamiento, la tendencia hacia el abstencionismo parecía aumentar--- pero solamente en las corrientes separadas de los grandes batallones de la clase trabajadora. El PTS nado tan vigorosamente contra la corriente del boicot que no pudo permitir cuan débil se estaba tornando. En las realidades movimiento a favor del boicot no había avanzado políticamente mas allá de la noción de calle sin salida de la frustración con todos los políticos, encapsulados en la consigna “Que se vayan todos”, que el PTS, como el resto de los izquierdistas, habían defendido sin crítica.

Los movimientos sectoriales habían sobrevivido durante mas de un año y medio sin ver la solución a la crisis, ni mucho menos una alternativa revolucionaria. El abstencionismo, que se había llevado acabo en octubre del 2001, como respuesta al problema de los políticos traidores, ya había probado ser ninguna respuesta al asunto. Por lo tanto, esos trabajadores y activistas clase media dedicados a los levantamientos sectoriales votaron por lo que había allí. Estamos de acuerdo con el PTS que hay estamentos vitales de trabajadores, empleados y desempleados, como también jóvenes que se le tiene que dar respuesta rápida sobre lo que deben hacer ahora. El boicot les dio la respuesta equivocada.

Sobre todo, la campaña del boicot nunca tuvo una oportunidad de alcanzar a los importantes trabajadores industriales o aun comenzar a romper los lazos con los burócratas y candidatos peronistas. La cuestión decisiva que el PTS rehúsa encarar es que la acción unitaria de las masas no ocurrirá en la Argentina sin la participación del proletariado industrial sindicalizado. La única solución es la revolución proletaria y para eso, la conciencia de la clase trabajadora solo se lograra luchando en oposición política directa con la burocracia. Es la única manera, como señalo Marx hace mucho tiempo, que “la clase trabajadora se prepara para el poder”. Los estamentos avanzados del proletariado encarnados en su propio partido revolucionario deberán arrebatarle la dirección de nuestra clase de las manos de la burocracia con quien se tiene que luchar, y no evadir.

Durante las elecciones presidenciales, no solamente disminuyeron dramáticamente las abstenciones comparado con octubre del 2001; también fue así con el voto de la Izquierda. Si el PTS previno correctamente algo fue que si hubiesen corrido unas elecciones con su programa centrista, hubiesen tenido resultados similares.

Algunos errores son inevitables. Este no lo fue. Pero como quiera se puede aprender de los errores. Las tácticas conllevan un dialogo, desde cual los bolcheviques pueden aprender de las masas si llego o no el mensaje o si funciono o no la táctica. Al analizar críticamente lo que han hecho, los revolucionarios auténticos aprenden de sus experiencias. No es así con el PTS.

Como oportunistas genuinos, el PTS utilizo el boicot solamente como una fase pasajera: han declarado rápidamente que apoyan la participación en las elecciones provinciales venideras. Pero el centrismo subyacente no es un asunto pasajero. En vez de aprender las lecciones de su fallida propaganda del boicot, su método aparentemente consiste en seguir hacia delante y olvidarse del pasado.

El PTS o no entiende lo que significa la conciencia mixta entre los trabajadores o simplemente no le importo. Peor aun, todavía no lo entienden. Podían haber escrito su análisis antes de los resultados, ya que ellos han condenado a los “participantes” todo el año. Las reglas de Trotski para los cuartointernacionalistas encapsulaban un espíritu muy diferente. El nos dijo, “Encaren la realidad de frente [sin temor]”.

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