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Declaración política de la
OCI-CI
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¡Impusimos la caída de De la Rua-Cavallo! ¡Volver a las calles para derrotar la farsa del gobierno transitorio del PJ! ¡Construir organismos de poder obrero y popular para centralizar la lucha por la caída del régimen burgués! El levantamiento popular que hizo eclosión en las calles de Buenos Aires y en las provincias del interior de la Argentina en los días 19 y 20 de diciembre, impuso la dimisión del súper ministro Domingo Cavallo y la renuncia del Presidente de la Rúa, un día después de haberse decretado el Estado de Sitio que dejó 27 muertos y millares de heridos. El frágil gobierno de la Alianza cayó acosado por las movilizaciones populares espontáneas encabezados por la clase media empobrecida y una enorme masa de desempleados. El levantamiento se extendió por todo el país protagonizando una ola de confiscación popular de productos de los supermercados y tiendas, cortes de calles y barricadas de resistencia a la represión policial. El día 20,como respuesta a la provocación represiva del gobierno burgués decadente, una multitud, con ollas vacías en las manos, en un popular "cacerolazo", tomó la Plaza de Mayo y acabó por ocupar todas las inmediaciones de la Casa Rosada, buscando a través de su propia acción directa imponer el fin del gobierno, amedrentado frente a la revuelta de las masas y sin apoyo de los partidos patronales y del imperialismo, pidió la renuncia. A pesar de las duras disputas internas los partidos burgueses, en acuerdo con el imperialismo, trataron de imponer una salida de emergencia para ocupar el vacío de poder burgués. A través de una apretada votación en el Congreso Nacional, el Partido Justicialista (PJ) en alianza con pequeñas leyendas provinciales indicó el nombre del Gobernador de la Provincia de San Luis Adolfo Rodríguez Saá, del P.J, para un mandato provisorio presidencial de dos meses e indicó la convocatoria a elecciones presidenciales para marzo de 2003. La burguesía intenta a través de este fraude político, un atentado a la voluntad popular de los trabajadores que ya juzgaron en las calles tanto el gobierno de la Alianza como al archi-corrupto Parlamento dominado por el PJ, parar FRENAR la crisis abierta por la respuesta de las masas a la absoluta liquidación de sus más elementales condiciones de vida impuesta por los sucesivos gobiernos burgueses (PJ - UCR) para seguir aplicando los llamados "Planes de ajuste" del FMI a favor del capital financiero. La renuncia de De la Rúa es producto de la incapacidad del gobierno pro-imperialista que incluyó a la burguesía en el cuadro de la gigantesca crisis económica que se abate sobre el país, producida por la falencia del Estado tras el saqueo imperialista sustentado por la paridad artificial entre peso y dólar. La recolonización nacional, sobre la economía argentina, fue responsable de la transferencia hacia los monopolios imperialistas de todas la empresas estatales y de su parque industrial. Al mismo tiempo el FMI impuso un pago sistemático de intereses de una deuda externa de 132.000 millones de dólares liquidando las pocas reservas monetarias y provocó una recesión ampliada por congelamiento de los saqueos bancarios, la confiscación de los depósitos, atraso y reducción de las jubilaciones. Resultado: ¡El desempleo llegó oficialmente al 19% con un tercio de la población bajo la línea de pobreza y la caída del PBI superó el 3%!. La burguesía nacional dividida entre los sectores que defienden la devaluación del peso para transformar en más competitivas las exportaciones y los que reivindican la manutención de la paridad con el dólar con el objetivo de mantener control de sus deudas en moneda norte-americana vio irrumpir en medio de la impotencia de su gobierno moribundo una revuelta de diversos sectores explotados y oprimidos en una respuesta espontánea a los capitalistas ya que para estos los explotados deben sufrir por el costo de la crisis capitalista sea con una devaluación o con una dolarización. El imperialismo, los patrones y sus agentes de la burocracia sindical saben que el gobierno de transición provisorio de Rodríguez Saá es la elección de un nuevo títere imperialista que en 2002 será extremadamente frágil que ocasionara mas crisis en el régimen político burgués argentino, siendo incapaz de garantizar una estabilidad política necesaria para que los grandes capitales den curso a sus planes de rapiña, por esa razón la crisis no esta terminada, al contrario, apenas esta tomando nuevos contornos dramáticos. El carácter contrarrevolucionario de la burocracia sindical en medio de la revuelta popular La movilización espontánea de los días 19 y 20 de diciembre que provocó la caída del gobierno de De La Rua fue precedida por una huelga general convocada en la semana anterior, el día 13, por el conjunto de las centrales sindicales: la CGT oficial de Daer, la CGT disidente de Moyano y la CTA de De Genaro. Todavía la revuelta popular del 19 y 20 lejos de haber sido una expresión de la acumulación de mas de siete huelgas generales convocada por la burocracia sindical y, particularmente de la paralización convocada para el 13 de diciembre, significó una respuesta efectiva de los explotados a la completa impotencia de las manifestaciones impulsadas por las centrales sindicales en imponer una derrota definitiva al gobierno capitalista y arrancar sus reivindicaciones centrales. En verdad, las jornadas populares del 19 y 20 significaron justamente una ruptura con las manifestaciones caracterizadas por la conciliación de clases que la burocracia utiliza para contener en los marcos del régimen burgués la revuelta de las masas, tendencia que ya se venía expresando con la masificación de los cortes de ruta por el movimiento piquetero, que en su origen estuvieron fuera del control de la burocracia sindical peronista y reformista. La característica de la huelga general fue la división de la burocracia sindical, vocera de las diversas fracciones burguesas y elemento de presión sobre el gobierno de De La Rua de los sectores patronales en un momento de profunda crisis del régimen político, cuando los bandos capitalistas recurren a sus propios agentes en el interior del movimiento de masas para imponer sus intereses de clases dentro del Estado burgués. La abierta contradicción entre la radicalización y la acción directa de las jornadas de lucha espontáneas del 19 y 20 en contraposicion a la huelga general de la semana anterior, estaba claramente demostrada en la medida que la movilización tuvo el apoyo de los patrones o por lo menos su aceptación, o sea, la paralización convocada por las centrales estaba llevada a presionar al gobierno a cambiar su política económica y no a luchar contra los grupos capitalistas aliados de DE la Rua en la expoliación de las masas. La CGT oficial utilizó la huelga del 13 como forma de distensionar la revuelta contra el gobierno pero tratando de preservarlo restando posibilidades A QUE una fuerte movilización pusiera en juego a la propia existencia de éste. Eso significaría romper los acuerdos con que el estado burgués garantiza a la burocracia de Daer una serie de privilegios millonarios. La CGT disidente, de Moyano fue vocera de la UIA y de los sectores que defienden la devaluación para avalar sus lucros y salir de la crisis a través del incremento de las exportaciones. El carácter impotente de la huelga general del día 13 superestructural e incapaz de ser un instrumento unitario de las masas para imponer SUS reivindicaciones terminó por colocar en primer plano otras formas de lucha encabezadas por la clase media pauperizada y los desempleados como las movilizaciones en los supermercados, las marchas espontáneas y las huelgas parciales en las provincias. Estas luchas capitalizaron el descontento popular y crearon las condiciones contra la voluntad de la burocracia sindical y al margen de la intervención de los partidos de izquierda en la rebelión en curso. A pesar del heroísmo y la radicalización las movilizaciones carecen de un programa para poner en jaque al conjunto del régimen político burgués uniendo la lucha en favor de la CAÍDA de De la Rúa al combate por la expropiación de los grupos capitalistas, banqueros y las transnacionales, reales responsables por el caos impuesto al país. Ese límite fue consecuencia de la conducta contrarrevolucionaria de la burocracia sindical que aisló concientemente al proletariado industrial del levantamiento popular, ya que esta es la única clase social, por el papel central que ocupa en la producción capitalista, capaz de dirigir consecuentemente la rebelión popular contra el poder burgués y los grupos capitalistas, abriendo una crisis revolucionaria e insurreccional en el país a través de organismos de doble poder. La prueba mayor de esa realidad fue la huelga general anunciada para el día 21,ella fue abiertamente saboteada después del anuncio de la renuncia de De la Rúa sin dar continuidad en el interior de las fábricas y empresas de la victoria conquistada con la caída del gobierno que necesitaría una orientación opuesta, o sea mantener la huelga, apuntando las ocupaciones de fábricas y los piquetes populares para desestabilizar al conjunto del régimen, construyendo la unidad revolucionaria de los explotados bajo la dirección del proletariado. Esa conducta fue llevada a cabo por que la burocracia de la CGT (Daer y Moyano estaban comprometidas con el futuro gobierno peronista). Elecciones y Asamblea constituyente: En pleno levantamiento popular la izquierda presenta un programa para recomponer el régimen político La crisis abierta con la caída del gobierno de De la Rúa impuso con más fuerza entre la vanguardia argentina y la izquie rda que se reivindica revolucionaria el debate central de cuál es la salida obrera y socialista para orientar el movimiento de masas. La movilización espontánea de las masas argentinas reafirmó el papel contrarrevolucionario de la burocracia sindical y reveló los propios límites del levantamiento popular carente de un programa revolucionario, de la intervención activa del proletariado como la clase dirigente y de claridad en el enfrentamiento con la burguesía, problemas a los cuales la política electoralista y reformista de la izquierda centrista incide con gran responsabilidad. La izquierda seudotrosquista marcha en el sentido contrario de lo que exige la situación política marcada por la entrada en escena de la movilización directa de los explotados. Es revelador que el grueso del levantamiento popular ocurriera tanto al margen de la burocracia sindical como de los propios partidos auto proclamados trotskistas. A pesar de que las manifestaciones se concentraron en Buenos Aires donde la izquierdo tuvo una votación importante en las elecciones de octubre, el emborrachamiento del Partido Obrero y del MST con el electoralismo febril convirtió a esas organizaciones en incapaces de actuar como fuerza de vanguardia militante en el levantamiento popular, estas cosas no ocurren por casualidad, Pocos días antes del levantamiento cuando el Parlamento discutía la propuesta presupuestaria de Cavallo, el PO en la Prensa Obrera nº 734, del 20 de diciembre, se lamentaba que "frente a la catástrofe en desarrollo, resalta la incapacidad del peronismo y del Congreso para ofrecer una alternativa. En lugar de discutir un plan de emergencia en defensa de la mayoría popular y formar un gobierno que lo ejecute, el Congreso promete tomarse algunas semana para analizar el presupuesto de Cavallo". No cabe dudas en vísperas del levantamiento que derribó a de la Rúa y a Cavallo el PO se quejaba que el Parlamento y el propio partido de Menem ,el PJ eran incapaces de tomar medidas a favor del pueblo y lo más escandaloso formar un gobierno peronista que las pusiese en práctica. Espectacular ilusión en el papel "antiimperialista" de las instituciones burguesas, como el Parlamento argentino solamente puede desembocar en una orientación que desarma la lucha del proletariado y por lo tanto no se lanza a la cabeza del levantamiento popular con el objetivo de potenciarlo para la destrucción revolucionaria del estado capitalista. Esa orientación contrarrevolucionaria tiene sus raíces teóricas en la "consigna de poder" que el PO defiende, la convocatoria de una ANC: "Los partidos que integran la Asamblea Legislativa han sido cómplices de la política del derrocado De la Rúa, por lo cual no tienen autoridad para formar un gobierno que pretende imponer programa de emergencia contra los trabajadores. Exigimos que se convoque de inmediato a una Asamblea Constituyente que se haga cargo del gobierno de la Nación con la finalidad de cesar el pago de la deuda externa, nacionalizar los bancos y AFJP y proceder a la reorganización del país sobre nuevas bases sociales" (Comunicado del PO Jorge Altamira 21/12/01). Los que antes llamaron al Congreso "cómplice de De la Rúa" a formar un nuevo gobierno ahora cambian la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente por el Parlamento dominado por los peronistas como alternativa del poder de las masas frente a la renuncia de De la Rúa. En lugar de darle a las movilizaciones una perspectiva anticapitalista e insurreccional, en el sentido de crear condiciones para la liquidación de las propias instituciones pseudodemocráticas del régimen, como el Parlamento, cómplice del ataque a los más elementales derechos de las masas, Altamira tiene como consigna de poder la convocatoria a una asamblea nacional Constituyente. En un pase mágico la ANC deliberaría para no pagar la deuda, nacionalizar los bancos y reorganizar el país sobre "nuevas bases sociales". No sabemos si por abierta capitulación a la opinión pública pequeño burguesa Altamira no dice que esas "nuevas bases sociales" serían socialistas o si de hecho reivindica la aprobación de un típico programa nacionalista burgués de la época de Perón "en defensa de la mayoría popular". A pesar de esa duda lo cierto es que el PO pretende que un organismo de recomposición del orden jurídico y político del estado capitalista como la ANC respetando la institucionalidad burguesa legisle en favor de las masas independientemente de que la burguesía sea mayoría en ella y continúe controlando el Estado y las Fuerzas Armadas. En el mismo camino marcha el PTS a pesar de desear presentarse un paso a la izquierda del PO al proponer "un programa para triunfar, para producir un cambio profundo y verdadero, revolucionario que debe conducir al gobierno obrero y popular porque nada cambiará realmente sin expropiar a la minoría de expropiadores de la mayoría nacional" (La Verdad Obrera nº 94 del 20/12) esa afirmación se reduce a apenas a un camuflaje para justificar su real programa de acción donde acaba siguiendo los pasos de Altamira. De forma vergonzosa, el PTS justifica su defensa de la Asamblea Constituyente "Somos conscientes de que pese a que la mayoría obrera y popular ya marcó a fuego a algunos de sus enemigos - el gobierno, los banqueros y las empresas privatizadas -, aún no comparten una salida revolucionaria como la que propone el PTS. Pero millones ven con preocupación que ante la caída de Cavallo y De la Rúa asuma algún político del PJ, y no quieren volver a eso. Ante trampas de este tipo, pactos que se haran de espaldas al pueblo, nuestro programa de acción tiene una respuesta. Luchar por imponer una Asamblea Constituyente soberana para que el pueblo pueda discutir libre y democráticamente la salida a la crisis nacional". (Ídem). El programa del PTS y del PO presentan a la ANC como una especie de atajo milagroso para el genuino poder obrero. El PTS defiende que: "Al derrumbar al gobierno de Cavallo-De la Rua y sustituirlo por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, se podría instaurar una democracia mucho más amplia, en que las masas trabajadoras harían mucho más rápidamente su experiencia, y se prepararían más fácilmente para el poder obrero" (LVO 94, 20/12) para esas corrientes adaptadas al régimen democratizante la conquista del poder obrero no es producto del enfrentamiento armado del proletariado con el estado burgués y sus fuerzas represivas mirando su destrucción y la expropiación de los capitalistas organizadas por los consejos obreros edificados al calor del proceso revolucionario por la acción conciente de las masas guiadas por el partido obrero revolucionario. El "atajo" de sustituir los organismos de doble poder y la lucha revolucionaria de las masas sería llamar al pueblo argentino que se levantó en gigantescas manifestaciones a volver a sus casas y "democraticamente"por respeto al orden burgués votar por diputados de izquierda para que junto con las fracciones burguesas discutan amplia y democráticamente en la ANC, cómo construir el socialismo. Por esa fórmula, el gobierno provisorio sería sustituido por una Asamblea nacional Soberana electa por el sufragio universal en la cual, como un milagro, la escasa minoría socialista del PO, PTS y MST escogida en las elecciones se transformaría en mayoría (constituyente), aprobaría no pagar la deuda externa, nacionalizar los bancos, acabar con el desempleo, expropiar a los banqueros y romper con el FMI bajo la mirada pasiva de los capitalistas que continuarían con el control del Estado. Para mejor traficar esa orientación escandalosa los centristas usan adornos para la ANC (popular, libre, soberana)con su política subordina el movimiento de masas a las instituciones capitalistas, ellos mismos revelan su capitulación, contenida en su "milagro". Así el PO explica su cambio: "En las últimas declaraciones y manifiestos del Partido Obrero se ha añadido la expresión "popular" a la consigna de la Constituyente, lo cual en principio está de más porque toda verdadera Asamblea Constituyente es esencialmente "popular". Sin embargo, en la historia mundial las asambleas constituyentes han sido populares en grado diferente. Es decir que expresaban a determinadas clases del pueblo con mayor fuerza que a otras. Para ser más precisos, nunca llegaron a darle una representación adecuada a las clases más explotadas y combativas del pueblo, las cuales, en el mejor de los casos, llegaron a tener una enorme gravitación sobre esas asambleas, no en virtud de su representación, sino como resultado de las acciones extraparlamentarias que realizaban precisamente para influir en sus decisiones." (Prensa Obrera nº 730 22/11). No por acaso esos pseudotrotskistas olvidan en pleno levantamiento popular la defensa de la revolución proletaria como único proceso social y político de las masas capaz de liquidar el poder capitalista y adoptan como su propia misión histórica incentivar a los explotados a reforzar sus acciones "extraparlamentarias" para ser lobby constituyente. Olvidan que una ANC, sea popular, libre o soberana, en el marco del mantenimiento del Estado capitalista no retira de la burguesía el monopolio de las armas y de la represión, en última instancia, el centro de sustentación del estado, como un comité gestor de los negocios de la burguesía. El cuento de hadas vendido por la izquierda sirve únicamente para ofrecer una receta con el objetivo de curar la flagrante descomposición del régimen político burgués, justificándola con el pretexto de que es preciso lanzar consignas tácticas que estén de acuerdo con el nivel de las ilusiones de las masas con la democracia burguesa. La más grave es que la propia izquierda es la primera en vender esas ilusiones contrarrevolucionarias justamente en un momento donde hay una descomunal repudio de los explotados contra el parlamento burgués y con el proceso electoral que apunta una nueva marioneta imperialista en cada elección. Las ilusiones de las masas explotadas como las instituciones del régimen están en franco retroceso en Argentina, en verdad, la ruptura con esas ilusiones llegó a su punto máximo después de años de gobiernos burgueses civiles que siguieron después de la dictadura militar. Esas ilusiones sólo crecen en la cabeza de los centristas, en sus sueños de ampliar sus escuálidos puestos parlamentarios construir comités de luchas y organismos de poder obrero para tirar abajo la farsa del gobierno de Rodríguez Saá y al conjunto del régimen burgués. La salida "burguesa" presentada mediante la renuncia de De la Rúa Cavallo, o sea, un gobierno provisorio del PJ y elecciones en el 2.002 lejos de detener la crisis irá profundizándola. Las mismas contradicciones que marcaron el gobierno de la alianza se mantienen en el seno de la clase dominante en una coyuntura dictada por la brutal crisis económica. El ascenso del PJ al gobierno provisorio revela que la burguesía se busca apoyar en el peronismo, aunque totalmente fraccionado por la relación histórica que tiene con el grueso de la burocracia sindical y muchos líderes populares. Desde el punto de vista de las masas, la victoria después de la caída de De la Rúa fortalece el poder de la intervención revolucionaria independiente de los explotados en el marco de una realidad donde no hay ninguna expectativa popular con las nuevas marionetas que se presentan para dirigir el estado. Las propias elecciones indicadas para las elecciones de marzo de 2002 son como un gran chiste, ya que en octubre pasado el índice de abstención, votos nulos y blancos fue record en el proceso de elecciones parlamentarias. La orientación contrarrevolucionaria de la burocracia sindical y de la izquierda pseudotrotskista, su nulidad política en las últimas protestas populares, dejan como lección la necesidad de dotar a las luchas espontáneas de un programa anticapitalista, unificándolas con el proletariado fabril, para forjar la creación de organismos de poder obrero y popular que centralicen las manifestaciones y las dirijan contra el poder capitalista a través de acciones unitarias. Estas deben apuntar a formas de lucha y organización superiores como los comités de fábricas y de huelga, milicias de autodefensa y consejos obreros fuertes que organicen el enfrentamiento con el conjunto del régimen político burgués y la expropiación de los capitalistas arrastrando detrás de sí a la pequeña burguesía arruinada y al conjunto de los oprimidos para imponer que se atiendan sus reivindicaciones centrales, como comida y trabajo. El actual período agudo de luchas de clases argentina impone la construcción de comités de lucha y de huelga centralizados nacionalmente por medio de un congreso de trabajadores de empleados y desempleados con delegados de base electos democráticamente, que organicen la revuelta popular en torno de un programa revolucionario para responder consecuentemente a las tareas de las luchas de las masas contra la burguesía y su estado, en oposición a la subordinación del movimiento revolucionario de las masas bajo el control de las camarillas democráticas y de la izquierda reformista que impide su marcha hacia la revolución proletaria . La más justa orientación política en este momento es llamar al conjunto de los explotados a retomar las movilizaciones y a volver a las calles para tirar abajo al nuevo gobierno fraudulento del PJ impuesto por el imperialismo y la burguesía. Las elecciones indicadas para el 2.002 no son más que una etapa de gigantesco circo montado para desmovilizar a las masas en la lucha. Para ponerlas en la escena con el objetivo de estabilizar el régimen. Contra esa maniobra burguesa es preciso luchar por la convocatoria a una huelga general por tiempo indeterminado, con ocupaciones de fábrica, empresas, piquetes, comités de autodefensa deliberando en conjunto con los piqueteros, desempleados, estudiantes, y el conjunto de los explotados a través de un congreso nacional de base democrático. El enorme desafío para conseguir agrupar lo mejor de la vanguardia clasista y revolucionaria en torno de esas tareas fundamentales para la victoria del proletariado y los explotados argentinos reside en la capacidad de aprovechar el ascenso que hoy abarca al conjunto de las masas para edificar la construcción de un partido revolucionario, cuarta internacionalista. Ese combate marcado por el enfrentamiento con la burocracia traidora y el centrismo es la garantía de avanzar en la construcción de un gobierno obrero y de los trabajadores sobre los escombros del Estado capitalista. |
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