LAS MASAS EMPOBRECIDAS DE ZIMBABWE ESTÁN ENTRE UN YUNQUE Y DOS MARTILLOS
El 24 de junio pasado finalmente tuvieron lugar en Zimbabwe las esperadas elecciones nacionales. Las mismas habían sido planeadas originalmente para el mes de abril. Robert Mugabe, líder de la organización de lucha anticolonial “Unión Nacional Africana de Zimbabwe” (ZANU) y el presidente del país tras la independencia en 1980 había anteriormente encontrado una manera de sacudir la realidad y posponer unas elecciones que amenazaban al ZANU con una derrota. Esto finalmente no ocurrio pero el opositor “Movimiento para el Cambio Democrático” (MDC) estuvo cerca de derrotarlo.
Después de que Mugabe hubo ayudado a poner la relativamente próspera economía del país de rodillas y después de tener que enfrentarse durante los tres años pasados al crecimiento de un movimiento militante de oposición, con huelgas generales y alborotos y con una extensa oposición popular a su aventura militar apoyando a Laurent Kabila en el Congo no quedaban muchas opciones para Mugabe y su régimen.
Entonces, él finalmente eligió retomar la cuestión de la tierra, algo de lo que él no se había ocupado en sus veinte años de gobierno. La cuestión de la tierra en Zimbabwe, que es la ex-colonia británica Rhodesia, fué un eje central de la sangrienta lucha de liberación contra Gran Bretaña y contra los colonos blancos que liderados por Ian Smith habían declarado la independencia unilateral de Gran Bretaña en 1965. Por eso no es una casualidad que la prensa imperialista, en particular la prensa neocolonial británica, y el gobierno socialimperialista del laborismo, quiénes durante un par de años tuvieron un muy buen trato hacia Mugabe ya que este era funcional a los intereses imperialistas en la región, ahora estén protestando airadamente y etiquetando a Mugabe de dictador vicioso e inepto no muy diferente de Idi Amin.
De que se trata la cuestión de la tierra en Zimbabwe? El punto central es que cuando el colonialista británico Cecil Rhodes vino a Zimbabwe en 1888, los colonos blancos comenzaron inmediatamente a apropiarse de la tierra de los campesinos africanos que vivían allí, primero por medio de fraude y luego por la fuerza. En 1888 Cecil Rhodes firmó las llamadas concesiones de Rudd con el rey de Ndebele, Lobengula. Mientras que el rey pensó que él había firmado un tratado que daba a Rhodes la concesion de las minas de oro, Rhodes lo tomó como una conseción de la soberanía sobre todo el territorio. Cuando los africanos - el pueblo Ndebele pronto se unificó con el pueblo más grande del país, el Shona - descubrieron que habían sido engañados se rebelaron en 1893 y otra vez en 1896, pero su “chimurenga” (guerra de la liberación) fué salvajemente sofocada en 1897. Finalmente la “British South-African Company” (BSAV), fundada por el barón C.J.Rhodes para la explotación de minas de oro y diamante no obtuvo las tierras gratuitamente. De acuerdo con la ley de conseciones Lippert de 1889 tuvo que pagar por ellas al ministerio británico en Londres. Los africanos a quienes les fue robada la tierra no vieron un centavo. De esta manera los colonos que comprendían sólo el 3% de la población para 1914 se habían apoderado del 75% de las tierras.
Cuando Zimbabwe consiguió la independencia en 1980 la situación a este respecto era que casi 6.000 granjeros blancos poseían 15.5 millones hectareas (45% de la tierra, la más productiva ubicada en regiones con altas precipitaciones). Los pequeños granjeros - es decir principalmente 8.500 granjeros negros - controlaban el 5% de la tierra, basicamente en regiones secas, y 700.000 familias campesinas africanas negras ocupaban el 50% restante - sobre todo las reservas africanas - de las cuales el 75% está en áreas no fértiles.
La independencia no se consiguio por medio de una victoria militar y “fué concedida” en base a un acuerdo establecido en la llamada conferencia de Lancaster. Esta conferencia no solucionó el problema de la tierra pero propuso que la tierra podría ser adquirida por el nuevo gobierno sobre la base “vendedor dispuesto, comprador dispuesto”, disposición que no se podría cambiar en los diez años siguientes. Gran Bretaña, Alemania y los EEUU sin embargo dedicaron algunas partidas financieras para ayudar al gobierno de Zimbabwe a comprar tierras a los granjeros blancos para distribuirla entre los africanos. El gobierno en 1991 determinó que podía permitirse comprar la tierra compulsivamente en caso de necesidad pero esto fue sólo una expresión de deseos ya que el gobierno no tenía el dinero necesario y los imperialistas británicos boicotearon la medida usando el - por supuesto en absoluto infundado - argumento de que Mugabe daba la tierra a sus parientes y aliados políticos. De hecho la situación hoy es que de los casi 4.500 grandes granjeros comerciales de Zimbabwe cerca de 700 son negros, entre ellos según el presidente de la “Unión de Granjeros Comerciales” la mayoría pertenece a los ministros de Mugabe. Esta es por supuesto una razón importante del progreso lento que tuvo la implementación de las leyes de reforma agraria una vez que ésta fuera legalmente posible después de 1990.
De todas formas Downing Street prefirió que la tierra permaneciese en las manos de los colonos blancos. De hecho una parte considerable de las grandes granjas comerciales no está en las manos de los granjeros blancos locales, los remanentes de los colonos coloniales, sino de la gente que se sienta en la Cámara de los lores en Londres. La situación hoy es la siguiente: de 12 millones de personas en Zimbabwe 98% son negros, 0.8% son blancos, y el resto son hindues o mestizos. De las familias negras todavia 1 million están viviendo en áreas comunales de baja fertilidad - las ex-reservas nativas en las cuales en 1976 siete de cada diez africanos fueron confinados después de haber sido expropiadas sus propiedades en las regiones más fértiles. Una razón importante de la exclusión de los africanos de sus tierras fértiles fué el deseo de los colonialistas de forzarlos a entrar en el mercado de trabajo. Además 10.000 pequeños granjeros ocupan 1.2 millones de hectareas, mientras que han restablecido a 70.000 familias negras en 2 millonesde hectareas. Mientras que las granjas del estado ocupan medio millon de hectareas, el grueso de la tierra (11.2 millones de hectareas) todavía está en las manos de los 4.000 granjeros blancos.
Ante una crisis cada vez mayor que involucraba a todo el país y la impaciencia de las masas rurales indigentes, que a pesar de la verborragia marxista del gobierno constituian su base social en lugar de los trabajadores, en 1997 el gobierno comnezó a hablar otra vez de tomar la tierra. Sin embargo dejó absolutamente claro que no deseaba expulsar a los granjeros blancos del país. En una declaración oficial en diciembre de ese año el gobierno dijó: “no es la intención del gobierno quitar a los granjeros comerciales de la tierra... No habrá granjero sin tierra en Zimbabwe. Incluso además se invitará a los granjeros vecinos a las áreas comunales a que se trasladen a tierras en otra parte”. Lo que el gobierno planeaba hacer era tomar la inmensas extensiones de terreno inculto, las cuales son más de la mitad de las que poseen los granjeros blancos, la tierra con propietario ausente, como son las que pertenecen a los lords londinenses - uno de ellos posee 18 granjas en Zimbabwe - y la tierra contigua a las áreas comunales. Sin embargo, los gobiernos imperialistas pagaron a Mugabe los sevicios prestados imcumpliendo su promesa de apoyar financieramente el programa del gobierno.
Ahora después de 20 años los campesinos, que en el pasado ocasionalmente han ocupado ya algunas tierras, no desean esperar más. Por eso desde comienzos de este año somos testigos de una mezcla muy especial de cólera campesina con una campaña orquestada por el régimen para recuperar influencias en el movimiento popular que estaba desencantado con tantas promesas rotas por el régimen. El hecho de que la economía ha caído más y más en la confusión en los años recientes con un desempleo que roza el 50% actualmente y salarios miserables son una consecuencia de la mala política de un régimen que cada vez es más y más dictatorial y usa toda clase de trucos demagógicos para defender los intereses de la clase dominante tanto blanca como negra.En toda África y en el resto del mundo oprimido por el imperialismo la situación no es muy diferente. Si el gobierno de Mugabe puede ser acusado de algo más que de corrupción es por su servilismo hacia imperialismo y por no satisfacer sus promesas de la lucha de la liberación. La clase dominante de Zimbabwe por supuesto ha validado el pedido del orden capitalista y aplica los programas de ajuste diseñados por el FMI, los cuales empobreceran a las masas trabajadoras aún más.
Debido al creciente desprestigio, el régimen ya desesperado permitio que los supuestos veteranos de la guerra de liberación ocupen cerca de 1000 granjas pertenecientes a los granjeros blancos. Durante las ocupaciones algunos granjeros blancos han sido asesinados o fuertemente golpeados, pero también las casas de los trabajadores negros de las granjas han sido quemadas. También es obvio que los ocupantes no son unicamente veteranos de guerra, la mayoría de los ocupantes no habían nacido en tiempos de la guerra de la liberación, y es conocido que los ocupantes llegaron a las granjas usando vehículos del gobierno. Existen fuertes evidencias de que los ocupantes son principalmente miembros de las milicias del ZANU. Lo más probable es que pertenescan a las unidades paramilitares empleadas en el pasado y actualmente para atemorizar a la oposición política y al movimiento sindical. Por lo menos una parte considerable de ellos está constituida probablemente por los remanente de la quinta brigada, que tiene su base principal en el pueblo Shona, usada salvagemente por el gobierno del ZANU para suprimir la rebelión de la provincia de Matabele entre 1981 y 1987.
La situación de guerra civil originada por las ocupaciones fué usada por el régimen para atacar al principal partido político de la oposición, el movimiento para el cambio democrático, para prohibir sus reuniones, especialmente en el campo, y para atemorizar a sus partidarios y cuadros. El MDC conducido por el anterior secretario general del consejo de sindicatos de Zimbabwe (ZCTU), Morgan Tsvangirai, es parcialmente el resultado de la feroz lucha de clases que se desarrolló durante la década pasada. El deterioro económico, social y de la libertades políticas llevo a las masas en las áreas urbanas realizaran varias huelgas, que pusieron al país al borde del colapso, y dió lugar a una serie de revueltas. Mientras que la burocracia sindical en un principio hizo lo imposible para no romper con el régimen, finalmente fue forzada ha hacerlo para no perder el control sobre las masas. Basandose en esta situación, el MDC fue lanzado el pasado mes de septiembre de 1999. Sin embargo, a pesar de que su base se compone en gran parte de trabajadores, campesinos pobres y capas urbanas marginadas, su dirección rapidamente tomó una orientación frentepopulista y se alió con los partidos liberales y no tan liberales de la burguesía blanca y negra. En estos momentos, es la fuerza que nuclea a todos aquellos que por diferentes razones, contradictorias entre si, desean liberarse de Mugabe. El programa del MDC contiene promesas de terminar con la impopular y costosa expedición al Congo y de más democracia, al mismo tiempo se ha abierto a los intereses de los capitalistas internacionales y locales. Está por la privatización de las empresas estatales, incluyendo comunicaciones y ferrocarriles, y por un recorte en el gasto del estado. Hacia afuera dice estar encontra de las ocupaciones de tierra y en el favor de dar títulos de propiedad sobre las tierras comunales, lo que significa que estas estarán rápidamente en las manos de una minoría medianos y ricos granjeros. Sobre esta base ha recogido mucha ayuda de los grandes granjeros blancos y un número de aliados igualmente importantes como el ex-ministro conservador Lord Carrington y otros otros políticos neocolonialistas como Geoffrey How y Douglas Hurd.
Entre los que tratan de librarse de Mugabe y sus socios, financiando al MDC, hay un sin número de instituciones imperialistas la inglesa “Zimbabwe Democracy Trust” y la sudafricana “Helen Suzman Foundation”. También están un número de organizaciones de derechos humanos cuyo objetivo generalmente está más cerca de buscar la eliminación de todas las barreras existentes para la penetración del libre mercado imperialista que de la defensa de los derechos civiles de la población local. Sólo para poner en claro lo que buscan estás instituciones basta citar las declaraciones de R.W.Johnson, director de la “Suzman Foundation” en el Daily Telegraph del 22 de mayo. Según él hay tres posibles opciones para solucionar la actual situacion africana: “tranformar el territorio africano en un protectorado de la ONU - lo que en los hechos significa recolonizar el continente -, hacer lo mismo pero con compañias privadas, o escaparse del continente”. Un día antes The Guardian anunciaba que “un grupo prominente de políticos y de los hombres de negocios británicos y americanos - mayoritariamente con intereses en las empresas de energía y minería - está detrás de una organización internacional para financiar la oposición al régimen de Mugabe”. Entre ellos el artículo nombra a gente como sir John Collins, presidente de la compañía de energía más grande de Gran Bretañal la Power PLC, el ministro de asuntos exteriores del último gobierno conservador, sir Malcolm Rifkind, y la anterior secretaria de estado americana para los asuntos de África, Chester Criocker, que es directora de “Ashanti Goldfields”, quien posee la mina de oro más grande de Zimbabwe.
La dirección del MDC también tiene la ayuda del gobierno sudafricano del ANC quien ha estado en conflicto con Mugabe desde hace un par de años, cuando ambos empezaron a luchar para tratar de convertirse en la fuerza hegemonica de la región. El gobierno del ANC está por supuesto también espantado con lo que está sucediendo en Zimbabwe ya que lo mismo podría suceder en Sudáfrica mañana. Recientemente algunos trabajadores agrarios de Kwazulu han realizado manifestaciones en Pretoria amenazando con seguir el ejemplo de sus hermanos del norte si sus reivindicaciones no son escuchadas.
Un sector importante de las masas trabajadoras de Zimbabwe aún cree que el MDC podrá liberarlas del régimen en las elecciones parlamentarias próximas. En febrero el gobierno sufrió una derrota sin precedentes cuando su intento de reforma constitucional, la cual le habría dado a Mugabe poderes sin límites, fué rechazada en un referendum. En esa oportunidad el MDC fué quien condujo el movimiento contra la reforma constitutional. Sin embargo, la reforma constitucional también proponía que el gobierno podría expropiar las tierras de los granjeros blancos sin remuneración alguna. Luego, la derrota de Mugabe en el referéndum fue interpretada rápidamente votaron en contra y 600,000 a favor de la reforma mientras el resto se abstuvo. La mayoría de los que participaron en el referendum fueron ademas los habitantes de las ciudades. Sin embargo, la abstención de las masas rurales mostró una desconfianza indiscutible en el régimen pero no significó el apoyo de estas al MDC, como lo demuestra la derrota de este en las recientes elecciones. Sin embargo, una cosa quedó en claro: las elecciones no son una alternativa válida para las pisoteadas masas de Zimbabwe. Ellas permanecen ubicadas entre el yunque del sistema imperialista internacional y los martillos del demagógico régimen burgués y los burócratas sindicales traidores quienes se presentan como alternativa para administrar el regimen burgués neocolonial.
Ciertas fuerzas que se reclaman socialistas revolucionarias trabajan dentro del MDC y lo hacen porque según ellas las masas trabajadoras tienen esperanzas en esta fuerza y serán por medio de él pueden ser puestas en acción. Se destaca dentro de ellas la “organización socialista internacional (ISO)”, sección local de los seguidores de Tony Cliff agrupados en la “International Socialism Tendency”. Mientras que el ISO en el pasado parecía ser parte del sector radical de la familia cliffista, su espotaneista “socialismo desde abajo” los condujo a la derecha dejándolos en los brazos del frentepopulista MDC. Su líder, Munyaradizi Gwisai, incluso se convirtió en parlamentario del MDC. Una vez parlamentario esto es lo que él piensa de su nuevo partido: “el problema puede ser el aburguesamiento del partido, su lumpenisation, la presión para ganar inmediatamente votantes, básicamente como ha estado sucediendo en el ZANU” (Socialist Review, Londres, Sept. 2000). En lo hechos esto significa que aprovechando las ilusiones de las masas el ISO ayudará a conducirlas a la trampa que consiste en convertirlas en fuerza de maniobra de un sector de la burguesía formalmente liderado por algún burócrata sindical.