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EDITORIAL |
En los últimos años los desastres climáticos
se han vuelto cada vez más frecuentes. Además este último
verano por primera vez se observó la presencia de agua en lugar
de hielo en el polo norte confirmando lo que muchos científicos
han estado diciendo por años. El planeta se está calentando
por la acción del hombre y si no se toma ninguna medida las consecuencias
pueden ser funestas.
Un estudio reciente ha concluido que nuestro planeta se podría calentar seis grados durante la presente centuria, lo cual duplica las predicciones de estudios anteriores. Esto significa que el nivel de los oceanos puede llegar a crecer más de cincuenta centimetros amenazando a muchas islas y regiones costeras. Además todos los estudios acuerdan en que el calentamiento del planeta es una consecuencia directa de la emisión de dióxido de carbono (CO2), principalmente producida por las potencias capitalistas (EEUU, Japón y la Unión Europea totalizan más del 55% de la emisión mundial de C02). Desde la conferencia de Rio de Janeiro de 1992 los gobiernos de los distintos países vienen discutiendo como recortar las emisiones de C02. Sin embargo, los EEUU sistematicamente han bloqueado todo intento serio orientado en esa dirección. Con el 4% de la población del planeta, los EEU son los responsables de la emisión de 25% de las emisones mundiales de gases contaminantes y desde la conferencia de Rio no han disminuido un ápice las emisiones de C02. Por su parte, la Unión Europea trata de presentarse como la defensora del medio ambiente. Sin embargo sus compañias no dejan de amazar millones con el negocio de los combustibles. En realidad, creer que el gobierno de los EEUU, los de la Unión Europea, o el que fuera es o son los responsables de la degradación de nuestro planeta es algo ridículo. El problema de la contaminación y del calentamiento global va más allá de los gobiernos. Es una consecuencia inherente del capitalismo, para el cual la única razón de ser es la multiplicación del capital sin importarle a que precio. Por eso el fracaso de la última conferencia sobre medio ambiente era esperable, más allá de las esperanzas que hayan tenido en cuanto a la "responsabolidad ecológica" de los actuales "líderes mundiales" los movimientos ecologistas. Claramente la salvación de nuestro planeta no pasa por enseñarle a los capitalistas que sus compañias podrían obtener beneficios sin destruir el medio ambiente y reduciendo las emisiones de C02. La lucha por la defensa de la ecología es una lucha utópica desconectada de la lucha por la destrucción del sistema capitalista de producción. Quienes creen lo primero, son populistas reaccionarios que engañan a las masas trabajadoras alejándolas de la lucha por su emancipación. Por nuestra parte, los comunistas debemos levantar la lucha reivindicativa
por un planeta más habitable, al igual que cualquier otra lucha
reivindicativa por las mejoras de las condiciones de vida de la clase obrera.
Pero esta lucha debemos desarrollarla desde las mismas fábricas,
junto con aquellos que día a día se ven obligados a trabajar
bajo condiciones insanas. Sobre todo desde aquellas industrias que más
amenazan al planeta, cuyos trabajadores, forzados a trabajar allí
para subsistir, no son para nada nuestros enemigos como creen muchos ecologistas.
Muy por el contrario, son parte de la clase de los explotados, la única
capaz de destruir al capitalismo y por lo tanto evitar la destrucción
del medio ambiente.
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