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Una critica a la politica de “defensa del patrimonio nacional”
LOS MARXISTAS Y EL “SOCIALISMO” ESTATISTA

Grupo Tribuna Obrera

El problema de la naturaleza de clase del Estado, y la comprensión del significado del capitalismo de estado es de crucial importancia para superar las concepciones oportunistas y reformistas que impregnaron la practica de la izquierda en nuestro país y a nivel mundial. La frase de Lenin, “la cuestión del estado adquiere en la actualidad una importancia singular, tanto en el aspecto teórico como en el político-práctico”, conserva toda su vigencia. No habrá recomposición del movimiento revolucionario socialista sin una clara comprensión de la naturaleza del Estado y en particular del significado de sus intervenciones en la economía capitalista.

Introducción

En nuestro país - y en América Latina en general- la dirigencia del movimiento sindical, campesino y los grupos de izquierda, defienden la intervención del Estado capitalista en la economia, como medio para emprender el camino hacia un desarrollo “independiente del imperialismo” que seria factible con seguir manteniendo en poder del Estado, las empresas publicas.
Las organizaciones de izquierda y el movimiento sindical y campesino en general han incorporado a sus programas “la defensa del patrimonio nacional” o la “defensa del las empresas del pueblo paraguayo”.
De esta manera se va consolidando algo así como un “socialismo estatista”, que es la manera local de entender lo que es el socialismo y que esta gozando de amplio consenso dentro de las organizaciones sindicales, sociales, campesinas y populares.
Por eso creemos que es de suma importancia esclarecer esta manera de ver el socialismo que confunde a la vanguardia obrera y campesina que lucha honestamente contra el capitalismo.
El origen del socialismo estatista y las criticas de Marx y Engels. La simpatía por el socialismo estatal era muy fuerte en la clase obrera alemana, bajo el gobierno de Bismark. Bismark utilizo al Estado para implementar una serie de reformas sociales y para nacionalizar ciertas industrias y esto era visto con mucha simpatía por la clase obrera y por amplios sectores de la sociedad alemana, influidos por la socialdemocracia, que consideraba que estas nacionalizaciones, como la industria del tabaco, eran progresivas porque “causaban daño a la burguesía”, “mejoraba la situación de la clase obrera” y “abría el camino moral y económicamente para avanzar hacia la destrucción del capitalismo y reemplazarlo por el socialismo” Marx explica en su obra el Capital, Libro III, como los grandes obras de infraestructura, (como caminos, ferrocarriles, puentes, canales, obras hidroeléctricas, aguas corrientes, obras sanitarias, infraestructura telefónicas y eléctricas) que no pueden ser financiadas por el capital privado, debían ser encarados por el Estado, para favorecer el desarrollo capitalista, pero que nunca podía ser concebido como una medida socialista o que perjudicara a los intereses de la burguesía. Decía Marx, que las sociedades anónimas “eran una especie de producción privada pero sin el control de la propiedad privada”, pero que su aparición no acerca al movimiento obrero al socialismo si no que por el contrario "crean una nueva aristocracia financiera, una nueva clase de parásitos..” .
Lo mismo podemos decir de las empresas públicas. Responden a las necesidades del desarrollo capitalista. Marx expreso en diversas oportunidades su convicción de que cuando el capitalismo se desarrollara suficientemente estas grandes obras publicas volverían a pasar a manos del capitalismo privado. Engels criticaba tambien a quienes creían ver en las nacionalizaciones una medida socialista. con estas palabras; “La verdad es que si la estatización del tabaco fuera una medida socialista, Napoleón y Meternich deberían contarse entre los fundadores del socialismo” La intervención del estado en la economía, por medio de las nacionalizaciones, anulan parcialmente al modo de producción capitalista, pero no cuestiona sus bases, por el contrario refuerza su carácter capitalista.
Marx y Engels consideraban que cuanto mas el estado interviene en la economía, tanto mas se convertía en capitalista, colectivo y real y tanto mayor cantidad de ciudadanos explotará. “La propiedad estatal sobre las fuerzas productivas no es la solución, al conflicto entre la producción social y la apropiación privada, pero alberga en su seno el medio formal, el resorte para llegar a la solución” Engels Antidhurig.
Para anular el conflicto entre fuerzas productivas y relaciones de producción la clase obrera debe tomar el poder del estado y nacionalizar las empresas y los medios de producción. Ni las sociedades anónimas ni la propiedad estatal (burguesa o burocrática) de los medios de producción, deben confundirse como medidas que conducen hacia el socialismo.
Los empresarios nacionalistas, la dirigencia sindical y campesina, los “socialistas estatistas” y los reformistas creen que mantener las empresas estatales y la intervención estatal en la economía puede atenuar y aun mas evitar las crisis del capitalismo. De allí que surgieron los argumentos de “defender las empresas estatales porque son patrimonio del pueblo”.
La causa de la crisis del capitalismo no se debe a la anarquía de la producción capitalistas sino a la necesidad de restablecer las tasas de ganancias de la inversión capitalista. Lo que tienen que entender los socialistas estatistas, los dirigentes sindicales y campesinos, es que las crisis solo pueden ser evitadas acabando con la contradicción existente entre la producción socializada y la apropiación privada de las ganancias y con el estado capitalista.
De ahí surgió que los socialistas deben luchar para que el Estado se “ponga al servicio del pueblo” para que intervenga en la economía, combatiendo a los especuladores que son los causantes de la crisis.

Este pensamiento reformista tiene mucha influencia en la organizaciones sindicales, obreras y campesinas. Se dice que los especuladores y corruptos que ocupan el gobierno de turno son los causantes del hambre, la miseria y las crisis económicas y no como resultados naturales del modo de producción capitalista.
Muchos pensadores “socialistas” incluso dicen que los precios ya no eran fijados por la ley del valor, porque a través de la presión politica el Estado podía regularlas. Fruto de esta manera de pensar, se generalizó entre los izquierdistas y sindicalistas de todo el mundo, que la culpa de los males sociales la tienen los malos gobiernos. Esta idea viene de la ilusión de considerar que mediante la intervención del Estado “protector de los mas débiles y humildes” vendrá la solución a los males que sufren los trabajadores y explotados.
La crisis de los años 30, durante la Gran Depresión, desmintió esa ilusión de los reformistas, de que las crisis del capitalismo habrían desaparecido gracias a la planificación de los trusts y del Estado. Las medidas aplicadas en EE.UU. por el Presidente Roosvelt, para salir de la crisis, consistió en comprometer a la clase obrera en la reconstrucción capitalista, a través de su participación en la grandes obras publicas, aceptando pacíficamente la superexplotación que significaba trabajar por bajísimos salarios que solo daban para comer.
Los partidos estalinistas, y trotskistas, tambien identificaron las nacionalizaciones como un paso en si mismo progresivo hacia el socialismo. En los países atrasados se agrego a esto la tesis de que toda nacionalización era un paso en la independencia y la afirmación nacional antiimperialista. Pensadores trotskistas, como Mandel llegaron a escribir “que la nacionalizaciones podían llegar a ser verdaderas escuelas de economía colectiva con la condición de que las indemnizaciones al capital sean reducidas o nulas, de que los representantes del capital privado sean apartados de su dirección, de que se asegure una participación obrera en la gestión o que se someta esta a un control obrero democrático y los sectores nacionalizados sean utilizados por un gobierno obrero con el objeto de una planificación general, para alcanzar objetivos tales como la salud y educación gratuitas o lograr el pleno empleo". Estos pensadores ven en la intervención estatal en la economica como un paso intermedio entre el capitalismo y el socialismo, llevadas a cabo por un gobierno obrero cogestionando sectores estratégicos de la economía dentro del marco de la economía capitalista. Las indemnizaciones, la gestión democrática, etc, no cambian la naturaleza burguesa reformista del planteo.
Lenin consideraba que el intervencionismo estatal en la economía, no era un objetivo de lucha de la clase obrera, sino que tal intervencionismo demostraba la necesidad imperiosa de pasar a la revolución socialista. El control y administración que posibilitan la concentración y la centralización de los capitales, el dominio de los bancos y la intervención estatal, no acababan con ninguna de las leyes básicas del capitalismo ni con la anarquía de la producción ni con la competencia desenfrenada, ni con las contradicciones básicas ligados a la valorización del capital. Entre el capitalismo monopolista y el socialismo no existen otra etapa intermedia que la del poder obrero. Lenin nunca planteo nacionalizaciones bajo el gobierno burgués, aun que fuera acompañada por formas de “gestión democráticas”
Trotsky afirmaba que “El estatismo burgués, en sus esfuerzos de economía dirigida, no se inspira en la necesidad de desarrollar la fuerzas productivas, sino en la necesidad de conservar la propiedad privada en detrimento de las fuerzas productivas que se rebelan. El estatismo burgués nacionalista frena el impulso de la técnica sosteniendo empresas no viables y manteniendo capas sociales parasitarias: en una palabra es profundamente reaccionario”;“la cuestión de las expropiaciones deben estar ligadas a la cuestión del poder obrero” L. Trotsky . “La Revolución traicionada”. Trotsky tambien criticaba a los estalinistas por plantear la nacionalizaciones dentro del sistema capitalista.

EL PAPEL DEL ESTADO EN LA ECONOMIA

La politica de los socialistas estatistas se asienta en una contradicción, a saber: al tiempo que sostiene (correctamente) que el Estado capitalista actual esta dominado por los monopolios defiende una política de nacionalizaciones y de ampliación de la ingerencia de ese Estado en la economía.
La unica forma de conciliar ambas posiciones es considerar que el Estado es un instrumento neutro, que podría ser puesta al servicio de los intereses “del pueblo”, mediante la presión popular o el advenimiento de algún gobierno reformista o socialdemócrata.
Si no se comprende que el estado es solo un instrumento al servicio de la clase dominante, que puede ser puesto al servicio de otros intereses, en caso de que se tome el poder, es imposible explicar como el modo de producción capitalista se reproduce exitosamente cuando la clase burguesa dominante no ocupa posiciones claves en el sistema estatal.

El rol del Estado según la visión de los socialdemócratas (mencheviques)

Al sostener que el Estado es una institución neutra, la corriente socialista estatista no lo ve como una expresión de relaciones capitalistas, sino como una “herramienta” que permitiría resolver los problemas económicos y sociales en forma técnica, a través de la planificación.
La burguesía precisamente se encarga de hacer aparecer al Estado como neutral por que su misión es precisamente asegurar la igualdad y las libertades formales, y en general asegurar las condiciones necesarias para la explotación bajo las cuales acumula ganancias el capitalismo.
Toda intervención estatal en la economía tiene como meta asegurar las siguientes condiciones:

1.- La creación de las condiciones materiales generales de la producción (Infraestructura).
2.- La determinación y salvaguarda del sistema legal general en el cual ocurren las relaciones de los sujetos (legales), en la sociedad capitalista.
3.- La regulación de los conflictos entre los trabajadores y capitalistas y de ser necesario la opresión politica de los obreros no solo por medios políticos y militares.
4.- La garantía y expansión del capital nacional total en el mercado capitalista mundial.

No se trata entonces de cambiar los personajes a su frente, sino de destruir al Estado capitalista a los efectos de dar paso a la transición hacia el socialismo. En este marco se puede entender porque el marxismo afirma que las estatización de empresas dentro del modo de producción capitalista no son ninguna medida socialista.
Las intervenciones del estado en la economía están sujetas a las fases de la acumulación capitalista a la evolución de la tasa de ganancia y a las leyes de la competencia.
En determinadas épocas el Estado acentúa esta intervención, haciéndose cargo de empresas o sectores con tasa de rentabilidad muy baja, que necesitan reestructuraciones globales, y que el capitalismo privado no puede tomar a su cargo.
Cuando se agudizan la lucha de clases, el Estado puede buscar institucionalizar formas de la lucha de clases o asumir bajo su cargo costos de reproducción de la fuerza del trabajo, con el fin de desviar la presión obrera y de los sectores populares.
En la inmediata segunda posguerra el Estado aumento decisivamente su peso en la economía capitalista: En Inglaterra se nacionalizaron las minas de carbón, los ferrocarriles, la industria del hierro del acero, de la electricidad, etc. En Francia, minas de hierro y el petróleo en Italia, el petróleo y electricidad en Austria, el carbón en los países bajos.
¿Quién puede afirmar seriamente que algunas de estas nacionalizaciones acerco a estos países en algo al socialismo?.
El Estado no solo continuó siendo “una banda de hombres armados”, que ejercen la violencia institucionalizada para asegurar las relaciones de propiedad capitalista, sino que amplio considerablemente su accionar y su funcionalidad economica dentro del sistema. Los diversos Estados intervinieron para apuntalar la financiación de los capitales privados, para hacerse cargo de empresas no rentables, para promover la investigación y el desarrollo en favor del capital privado (entre los cuales jugo un papel central el gasto militar), para facilitar las grandes obras de infraestructura y apuntalar a los capitales en la competencia internacional.
Esta intervención sistemática del Estado coincide con las débiles fluctuaciones del ciclo económico y durante muchos años, alimento la ilusión de que el capitalismo podía “regularse” mediante la intervención sistemática.
Pero desde principios de los años 70 la caída de la tasa de ganancia da origen a un largo periodo depresivo y crecimiento débil.
La crisis capitalista por la caída de la tasa de ganancias solo puede ser remontado sobre la base de una reestructuración global del sistema capitalista, lo que implica cierre de empresas no rentables, aumento de la explotación, readecuación de tecnologías y desvalorizaciones masivas de capitales.
Cuando la crisis estalla, las empresas menos productivas deben cerrar y el ejercito industrial de reserva aumentar, a fin de recrear las condiciones para restablecer una tasa de ganancia acorde cono las necesidades la acumulación.
Por este motivo el propio capitalismo puso en cuestión la magnitud del gasto estatal y de las empresas nacionalizadas.
Esto produce una contradicción en el seno de la clase capitalista; Que exige por en lado, en cuanto garante de las condiciones generales de la reproducción capitalista, que el Estado favorezca la eliminación de los capitales improductivos. Esto significa que el Estado debe dejar actuar libremente la ley del valor, permitir la quiebra de las empresas no rentables, la desvalorización de los capitales.
La misión del Estado burgués es asegurar el valor del dinero y la disciplina del mercado que implica recrear las condiciones para que el capital restablezca una tasa de explotación adecuada, rebajando salarios, recortando los beneficios que la clase obrera haya podido conseguir en épocas anteriores de prosperidad de los negocios capitalistas. Esto implica dejar de lado las empresas inviables, una política de recortes de gastos sociales y de financiamiento capitalista, a los efectos de reducir la presión tributaria sobre la ganancia que logra el capitalista a costa de la explotación de la mano de obra (plusvalía).
La política de privatizaciones que viene aplicando el sistema capitalista en los últimos años responde a esta necesidad de restablecer la competencia y la ley del mercado, en condiciones de singular fuerza de los monopolios para tomar a su cargo inversiones muy grandes.
Pero al mismo tiempo el Estado capitalista esta siendo presionado por los intereses de los capitalistas individuales mas afectados por la crisis, que buscan subvenciones, crédito fácil, medidas inflacionarias, devaluaciones competitivas, etc. Es decir, quieren evadir la disciplina de la ley del valor- que ellos mismos establecieron. (todo capitalista acepta la disciplina del mercado hasta que siente su rigor en carne propia).
A ello se agregan las necesidades que tiene el Estado de mantener una cierta legitimación ante las masas explotadas y atenuar los conflictos sociales emergentes del aumento de la desocupación y de la miseria, y del gasto del aparato represivo militar.
Por ese motivo a pesar de todas la promesas de recortar el gasto publico, del cierre de empresas estatales y de la extensas privatizaciones, el gasto estatal no se ha reducido significativamente durante el periodo largo de la crisis capitalista iniciado a principios de los 70.
Siguiendo con la lógica general impuesta por la crisis capitalista, el Estado ha llevado adelante con todas sus fuerzas, el ataque contra las masas trabajadoras en todo este periodo largo de acumulación débil y recesiones del capitalismo.
Todos los que piensan que las empresas estatales de alguna manera garantizan condiciones mejores para los trabajadores, “porque son de todos”, no tienen mas que examinar lo que han hecho las empresas estatales en los países capitalistas adelantados; Inglaterra, el paraíso de las privatizaciones, nos da un buen ejemplo. Allí las empresas estatales encabezaron las racionalizaciones y los ataques a la condiciones de trabajo y saláriales de los trabajadores, con la consigna de “mostrar el camino al sector privado”.

EL CAPITALISMO DE ESTADO EN LOS PAÍSES DEPENDIENTES

Las nacionalizaciones en los países dependientes La corriente estalinista que hasta hoy tiene mucha influencia en las organizaciones sindicales, consiste en lo siguiente: que en los países dependientes existiría una burguesía nacional, industrialista progresista, enfrentada objetivamente a la oligarquía terrateniente y a los intereses imperialistas. Esta burguesía nacional a los efectos de desarrollar las fuerzas productivas autónomas, cuando accedió al poder del Estado promovió nacionalizaciones de importantes medios de producción. Estas nacionalizaciones serian entonces medidas antiimperialistas, destinadas a desarrollar al país en forma económicamente independiente.
De acuerdo a esta teoría estalinista, la burguesía nacional industrialista y progresista habría accedido al poder con Franco en España, Strossner en Paraguay y Perón en la Argentina. La oligarquía importadora e intermediaria del imperialismo, (ejecutivos de las grandes empresas extranjeras que actúan en el país y los agentes del imperialismo se oponían a las nacionalizaciones). Cuando “los libres cambistas” retomaron el poder (en 1989 en Paraguay, después de la caída de Strossner) decidieron dar vuelta atrás a la nacionalizaciones que en su momento había llevado adelante la burguesía industrializadora.
Esta regresión (en el Paraguay) y en América Latina estaría encontrando, según la teoría estalinista, una fuerte y ya larga resistencia por parte las clases populares y el movimiento obrero interesado en defender la industria nacional privada y publica, consideradas como “patrimonio nacional”.
Pero finalmente este largo conflicto se habría resuelto con la derrota del sector nacional progresista y el gobierno ha entregado el patrimonio nacional, las conquistas que habían abierto el camino hacia la independencia economica del país. La oligarquía terrateniente junto a los sectores de la burguesía compradora e intermediaria serian así esencialmente “antinacionales” y "antiestatistas". Este es el enfoque que no permite entender el desarrollo del capitalismo en los países dependientes.
Para comprender la dinámica del desarrollo capitalista en los países dependientes, es necesario saber que el espacio económico nacional no es la “base” del Estado capitalista periférico, porque las condiciones determinantes esenciales de la reproducción capitalista están en el exterior. Esto explica la discrepancia entre una autonomía muy limitada en el aspecto económico, porque su dinámica interna viene del exterior y la relativa independencia politica dentro del marco nacional.
Gracias al control del aparato estatal, la burguesía de los países dependientes pueden discutir, como socia del imperialismo y del capital financiero, la parte que le corresponde de la ganancia arrancada a los explotados.
En determinados periodos el Estado de los países periféricos, ha intervenido en la economía a través de las nacionalizaciones con el objetivo de fortalecer a las débiles burguesías nacionales frente al imperialismo, llegando a roces y enfrentamientos mas o mas o menos profundas con los agentes directos del capital extranjero.
Pero en muchas ocasiones las nacionalizaciones del Estado periférico encajaban perfectamente con lo intereses de los capitales extranjeros.
El papel de las nacionalizaciones y de las Empresas estatales en los Estados periféricos dependientes.
El papel de las nacionalizaciones del Estado periférico, dependiente, como redistribuidoras de la plusvalía a favor de las burguesías locales fue importante en las industrias extractivas (petróleo y minería) en la que estaba en juego la renta petrolera o minera.
En ciertos casos llego a un enfrentamiento directo con el imperialismo como fue la nacionalización del petróleo bajo el gobierno de Cárdenas en México o de la minas de cobre bajo el gobierno de Allende en Chile.
Por supuesto que los marxistas no somos neutrales en esos enfrentamientos con el imperialismo: pero el apoyo a la burguesía nacional siempre debe ser condicionada, y en especial debe esclarecerse el papel que juegan estas nacionalizaciones: renegociar en mejores términos con el imperialismo la explotación de los trabajadores asalariados del país. Pero a pesar de las grandes promesas hechas por el nacionalismo de esos países sobre el futuro desarrollo independiente del país, las nacionalizaciones del petróleo y la minería, cambió las formas y los ritmos de la dependencia, no la sustancia. Pero tambien existieron otras nacionalizaciones en los países periféricos que ni siquiera tuvieron el mas mínimo roce con el imperialismo, porque satisfacían sus aspiraciones a retirarse del negocio.
Es el caso de las nacionalizaciones que se vino dando en Latinoamérica desde mediados de los años cuarenta. Se trato de un fenómeno general, dadas las presiones sociales que se ejercían sobre el Estado y en medio de situaciones inflacionarias, las empresas de servicio públicos habian dejado de ser rentables y atractivas para los capitales extranjeros, dado el escaso margen de rentabilidad que conseguían.
Por eso entre los años cincuenta y setenta, muchas de estas empresas pasaron a manos de los Estados de la región. Estos mantuvieron tarifas publicas bajas: que no tuvieron ningún efecto de redistribución del ingreso a favor de los asalariados, ni ayudaron a la industrialización. Peor aun; las empresas estatales aceptaron trabajar a perdida, con lo que se acelero el endeudamiento externo, mientras se abarataban los costos para las empresas privadas monopólicas (nacionales y extranjeras) entre otras cosas gracias precisamente a estas tarifas publicas bajas.
De esa manera el capital privado obtenía tasas de ganancia suculentas, a la par que las empresas publicas se descapitalizaban y aumentaba la deuda externa.
El estado paraguayo burgués capitalista apoyado por la burguesía estatista, creo empresas estatales como ACEPAR. ANDE Y PETROPAR, para dos cosas: 1) Para generalizar por ese medio las relaciones capitalistas y 2) Para obtener utilidades. De hecho que estos objetivos fueron cumplidos solo parcialmente, por que estas empresas durante el periodo mas prospero de la economía que termino en la década del 60, las ganancias que produjeron no cubrían en el periodo sus propios gastos de capital, ni siquiera lo hacían las mas rentables de todas ellas, que son las empresas de producción de los derivados del petróleo, y las telecomunicaciones no contribuyeron directamente a la acumulación capitalista estatal, por medio de actividades productivas, sino que reforzaron los mecanismos que generan ganancias a las empresas privadas ligadas a estas empresas, las empresas dedicadas al flete, las fraccionadoras de gas licuado, las empresas vendedoras de combustibles (estaciones de servicios) y las proveedoras de equipos de telecomunicaciones.
Con esto se demuestra que estas empresas estatales al no financiar su desarrollo con sus propias ganancias, pasaron a depender cada vez mas y mas del endeudamiento externo avalado por el Estado.

LA NUEVA FORMA DE EMPRESA

Con la asociación del estado de los países dependientes, con el capital transnacional, dio lugar en América latina, a partir de la mitad de la década del 60 a la aparición de una nueva forma de empresa, consistente en la asociación del estado con las empresas multinacionales. Así el estado comenzó a subordinar su acción a los intereses de estas multinacionales y en especial utilizaba su poder de endeudamiento para financiar las operaciones de estas empresas mixtas.
Este proceso de asociación del estado con las empresas multinacionales, dio lugar a la aparición de una burguesía nacional asociada y ya no subordinada al imperialismo.
Los intereses de las burguesías nacionales de esa manera dejaban de chocar con los intereses de las empresas imperialistas.
Con este hecho dejaba de tener sentido, la afirmación hecha por Trotsky, que las burguesías de los países atrasados eran “semiexplotadas” por el imperialismo.
Actualmente las burguesías de los países atrasados, participan de la mayoría de los negocios, en pie de igualdad con los monopolios extranjeros, como es el caso del conglomerado de empresas Pérez Companc, en los negocios telefónicos de la Argentina.
Este es el resultado natural del crecimiento de las bases materiales de la burguesía industrial.

CONCLUSIONES POLÍTICAS

En base a todo lo expuesto hasta aquí, no es posible advertir ninguna base científica para la creencia tan extendida entre los socialistas estatistas locales, de una “oposición de principios” entre los intereses capitalitas privados y los del estado burgués.
Tampoco no hay lugar para afirmar que la lucha por la nacionalización de empresas del estado capitalista sea algún paso progresivo o signifique un avance al socialismo.
La consigna de “defender el patrimonio nacional” y “renacionalización” de las empresas privatizadas, que levantan las organizaciones sindicales, sociales y campesinas y grupos de izquierda lleva a la lucha obrera hacia un callejón sin salida dentro del esquema del capitalismo estatal dependiente. Esta consigna empalma ideológicamente con la vieja consigna del “desarrollo independiente” del imperialismo, bajo el tutelaje del Estado burgués y en el marco internacional del dominio del capital financiero imperialista.
Los marxistas nos oponemos a las privatizaciones como en general nos oponemos al poder de los Monopolios, no desde la perspectiva del pequeño y mediano propietario burgués que busca refugio en los brazos del estado “neutro y benefactor” por dos motivos: 1) Porque no creemos que por medio de las nacionalizaciones las empresas serán “de todo el pueblo” y 2) Porque profundiza la crisis dejando a miles de trabajadores sin empleo. Por eso Trotsky tenia razón cuando decía que los marxistas exigimos la nacionalización de las grandes empresas, con la condición que la clase obrera organizada tome el poder del Estado, y establezca su propio gobierno en base a la democracia obrera.
Es necesario comprender que el estado no es neutro, que las empresas estatales “no son de todos”, como el famoso “patrimonio nacional” no es mas que el patrimonio colectivo de toda la burguesía patronal. Hay que combatir estas formulaciones que educan a los explotados en la conciliación y la colaboración de clases, que favorecen el dominio ideológico de la burguesía sobre los trabajadores. La importancia que tiene para la burguesía la ideología de la “defensa del patrimonio nacional” se puede comprobar en el hecho de que hoy en las empresas privatizadas se suplanta la idea de que “las empresas son patrimonio de todo el pueblo ”, por la del “capitalismo popular”, entregando algunas acciones a los obreros de las empresas que ya fueron privatizadas, como ACEPAR.
Los marxistas denunciamos el engaño del capitalismo privado. Pero si no encaramos la critica al sistema capitalista desde el punto de vista del marxismo científico, será imposible que los trabajadores y los explotados en general abandonen el nacionalismo y, el “socialismo estatista” que tanto daño ha venido haciendo desde hace más de 60 años, a la conciencia de la clase obrera de todas partes del mundo.

Fuente: “Los marxistas y el socialismo estatista” Rolando Astarita. Revista Debate Marxista Nº 3 Noviembre de 1.993


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