En medio del mega atentado contra Nueva York y Washington corresponde una reflexión. El imperialismo norteamericano crea monstruos que como tales, se le vuelven en contra. Este es el caso de los taliban. Fueron preparados, adiestrados, armados e impulsados por la CIA contra los invasores soviéticos en Afganistán. Osanan Ben Lade, un multimillonario de origen saudita, especializado en negocios petroleros y de bienes raíces, fue el niño mimado de Washington. Hasta sus aventuras fueron llevadas al cine junto a ese payaso llamado Rambo. Lo mismo ocurre con el iraquí Sadam Hussein fue armado hasta los dientes, dotado de misiles y armas sofisticadas para la guerra contra Irán. El Pakistán anticomunista posee bombas atómicas y otro armamento nuclear merced a tecnologías vendidas por las naciones occidentales y por la explosión de la URSS, alentada por el imperialismo. Los asesinos del proceso militar argentino alentados por Washington terminaron iniciándole la guerra a la OTAN y así sucesivamente. Estos datos que la prensa diluye son parte del drama del siglo XXI. Drama que no es otro que la barbarización del sistema capitalista. No es ser apocalípticos sino describir una lacerante realidad.
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