La euforia imperialista que infestaba el mundo ha muerto. La bestia
herida ruge.
Como si uno fuera parte de una película de ciencia ficción, el
imperador ha declarado la guerra. No se sabe a quien, no se sabe donde, no se
sabe cuando, pero enviará a sus mercenarios a cualquier parte para
rescatar la humillación tremenda que ha sufrido. Lo que se consideraba la
potencia militar mas grande de todos los tiempos, fue golpeada en su
punto mas sensible: su presunta invulnerabilidad.
Después de un primer momento de pánico y confusión, en los EE.UU.
resurge lo que los medias llaman “el orgullo americano”, una ola de los mas
sentimientos imperialistas y revanchistas mas oscuros.
En los países mas pobres del planeta en cambio, donde miles y miles de
seres humanos mueren cada día de hambre y enfermedades curables, muchos
han celebrado la masacre de Nueva York. Entre los pueblos que durante
décadas han sufrido toda forma de humillación, agresión, masacres e
injusticias, muchos han brindado por el derrumbe de las Torres gemelas.
Ellos ven lo malo donde los ricos ven lo bueno. Sólo los curas con la
panza llena pueden pontificar y condenar estos sentimientos extremos de los
parias de la tierra. Ellos identifican los EE.UU. y sus principales
aleados serviles como los responsables para las condiciones inhumanas y la
barbarie que están condenados a soportar y de las cuales no ven ninguna
vía de salida. No es que tal vez pueden tener razón?
Los gobiernos hipócritas de los EE.UU. y de los países de la OTAN
amenazan, gritan y lamentan que la paz ha terminado. Que paz? La paz, el
derecho a una vida tranquila de bienestar sólo existía para los países
ricos del occidente, mientras que el mundo alrededor está en llamas y
desangra en guerras sangrientas que ellos mismos organizan, sostienen y
utilizan para sus fines imperialistas. Que no derramen lagrimas de
cocodrilo porque alguien paga con la misma moneda. Que no griten cuando la
guerra y los ríos de sangre que hacen correr en los países mas pobres
ahora resurgen en el corazón mismo del imperio.
Muchas víctimas de la masacre de Nueva York son ciudadanos inocentes.
Pero también son inocentes los niños del Irak que mueren en masas por el
embargo impuesto por los EE.UU.; inocentes también son los palestinos
masacrados por el ejercito israelí; también eran inocentes tantos
ciudadanos yugoslavos asesinados por las bombas “inteligentes” de la OTAN.
Inocentes son los treinta mil seres humanos que todos los días mueren de
hambre y enfermedades curables. Los seres humanos son todos iguales:
los ciudadanos de Nueva York son de la misma especie como aquellos
asesinados en Bagdad o Belgrado. Y no olvidemos tampoco aquellos de Hiroshima
y Nagasaki porque es allá donde sucedió el bautismo diabólico del
imperialismo norteamericano que quitaba a los nazistas la hegemonía mundial
a sueno de bombas atómicas.
Ahora cuando el imperialismo fue golpeado en su corazón, descubre el
valor de la vida humana y grita contra el terrorismo criminal. De nuestro
punto de vista, de los que realmente tenemos en nuestro corazón la
preocupación por la suerte de la humanidad, de los que combaten por la
justicia, el crimen mas grande es el imperialismo y los terroristas
criminales son sobre todo los que tienen en sus manos los hilos de la política
mundial.
Nosotros si podemos permitirnos de expresar nuestra condolencia para
los ciudadanos inocentes que han perdido la vida en la mañana del 11 de
septiembre. En cambio no son sinceros los lamentos de todos aquellos que
ayer callaron cuando los EE.UU., la OTAN y sus vasallos sembraban el
terror y la muerte entre los pueblos cuya única culpa ha sido no obedecer
a los ordenes del imperador.
El imperialismo es colonialismo económico, rapiña social, totalitarismo
político, agresión militar y opresión cultural. La injusticia ha
acompañado toda la historia del mundo, pero nunca ha alcanzado los niveles de
las últimas décadas; par en par con la afirmación de la supremacía de
los EE.UU. el abismo entre ricos y pobres, entre pueblos oprimidos y
opresores ha crecido tremendamente. Si se quiere lograr seriamente la paz,
hay que liberarse del imperialismo. Todo lo demás son palabras vacías y
mentiras para intoxicar la opinión pública occidental para
acostumbrarla al militarismo y prepararla para los próximos frentes de guerra.
Cada
persona inteligente y sincera sabe que las guerras del imperialismo
serán guerras reaccionarias, guerras injustas, no importa lo que sean las
razones formales para su desencadenamiento. Nosotros que siempre
estamos al lado de los mas pobres nunca sostendremos estas guerras, incluso
trataremos de pararlas con todos los medios.
Tampoco no sostenemos la ola anti-islámica que se está extendiendo. No
apoyamos la caza de brujas que sirve para implementar nuevas formas de
totalitarismo.
Por todo esto queremos expresar nuestra distancia a las posiciones
dominantes que la izquierda occidental está tomando en estos días. Con el
pretexto de condenar toda forma de terrorismo, la “izquierda” pone en un
mismo nivel la violencia de los opresores y los oprimidos; se afilia
detrás de las posiciones del imperio; sus expresiones de solidaridad no
sólo se dirigen al pueblo americano, sino al gobierno de Washington!
Por la solidaridad con todos los pueblos oprimidos y golpeados de la
tierra!
Por la hermandad con todos que combaten contra la injusticia y la
explotación!
Por un frente internacional de todas las fuerzas revolucionarias!
El imperialismo siembra la muerte – muerte al imperialismo!
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