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PARAGUAY: LA SITUACIÓN POLÍTICA Y LAS TAREAS DE LOS REVOLUCIONARIOS

Grupo Tribuna Obrera

Con la acentuación de la crisis capitalista también va en aumento las movilizaciones de todas los sectores que están siendo golpeados por las políticas de ajuste que aplican la burguesía y sus gobiernos, incluido el de nuestro país. En las movilizaciones y en los días 1 de mayo, escuchamos que los dirigentes sindicales, obreros, campesinos, de izquierda levantan su voz por los derechos y las reinvindicaciones de los trabajadores. Culpan a la corrupción y a la impunidad del gobierno de turno, como las causas de la pobreza, los despidos, el desempleo. Las organizaciones de izquierda hablan de socialismo y contra el capitalismo solo en sus reuniones privadas. Pero cuando se empieza discutir la situación política, de los problemas que enfrentan los trabajadores, el problema de la lucha anticapitalista comienza a desaparecer y los discursos públicos de los dirigentres obreros, campesinos y sociales de izquierda, van en contra del modelo neoliberal, del avasallamiento de la soberanía de la “patria”, contra el libre comercio, pero no contra el sistema capitalista. Esto ocurre nuestro juicio por el enorme retroceso político e ideologico que ha sufrido la clase obrera y los sectores populares en todas partes. Uno de los primeros problemas que intentamos superar es el rompimiento entre, por un lado: la lucha contra la explotación capitalista y contra el estado, y por otro lado: el discurso cotidiano de los dirigentes sindicales, obreros y sociales de la izquierda.

A nosotros nos parece que las causas mas profundas de este rompimiento, se encuentra en una ruptura mas profunda entre la TEORÍA Y LA PRACTICA; esto es entre lo que dicen los textos del marxismo científico sobre la lucha contra ala explotación capitalista, contra el estado burgues, sobre la plusvalía y su aplicación practica diaria.

Para superar esta ruptura, nuestro planteamiento es tratar de ver como el marxismo sirve para analizar la realidad y orientarnos para plantear correctamente las tareas que tenemos por delante los revolucionarios. Esto significa trazar dos grandes ejes: 1) Visualizar los grandes alineamientos de fuerzas y 2) Después en base a estos agrupamientos, definir las tareas políticas.

Nosotros creemos que para determinar correctamente los alineamientos de clase, tenemos que ubicar el centro de gravedad sobre el cual gira todos los planes políticos y económicos que la burguesía viene aplicando en los momentos actuales, con el objetivo de superar la crisis. Planteamos esto porque hay muchos compañeros que dicen en sus análisis que “una fracción de la burguesía se enfrenta a otra”. Por ejemplo los industriales contra los banqueros o contra los importadores y los empresarios contrabandistas. En sus análisis encuentran que una fracción de la burguesía “ es mas progresista que las otras” y terminan por apoyar a la fracción “mas progresista”.

Nuestra tesis es que el ataque a la clase trabajadora que viene haciendo el capitalismo, goza del consenso y el apoyo de todas las fracciones de la burguesía; desde los mas “progresistas” y “buenos”, hasta los mas reaccionarios y “malos”. Este apoyo no es coyuntural, no se debe a que haya un ministro perverso o un presidente mas o menos corrupto o “incapaz”. Obedece a leyes mas profundas de la acumulación capitalista, que tienen que ver con la manera que tiene el capital de salir de la crisis en que se encuentra y como intenta adaptarse a las exigencias de la competencia mundial entre capitalistas.

La idea central es la siguiente: Todas las fracciones de la burguesía están unidos en que: El capital debe de obtener ganancias, o sea que para valorizarse, debe desvalorizar y precarizar el trabajo y avanzar en su centralización y concentración en las manos de cada vez menos capitalistas. Por esta razón todas las fracciones apoyan las medidas de ajustes estructurales, como son la flexibilización laboral, la congelación y el recorte de los salarios, la reducción de los empleados del estado, los despidos de los trabajadores de las empresas publicas a ser privatizadas, la reducción de los gastos en educación, salud, y los tarifazos. Sobre la forma y el ritmo en que se aplican los medidas de ajuste hay peleas y roces entre los fracciones de la burguesía, pero la unidad de los dueños de los medios de producción, esta en que todos están de acuerdo en extraer las ganancias ( la plusvalía) de la explotación de la fuerza del trabajo, que son las creadoras de la riqueza social. Una vez obtenida la plusvalías ( el “botín” del robo legalizado), se pelean por el reparto de ese excedente. Pero la hermandad ente los explotadores se da básicamente porqué todos los sectores de la burguesía y la pequeña burguesía viven del trabajo ajeno no pagado, del trabajo gratis de los asalariados. El intento de la clase burguesa de aprobar los planes económicos gira y se unifica en torno de aumentar el grado de explotación sobre la clase trabajadora y a dejar libre el camino para que continué desvalorizándose el trabajo y se reduzcan los gastos del estado en educación, salud, etc, y el punto central para lograr su propósitos esta en el ataque sistemático a los trabajadores del estado y de las empresas publicas.

La tesis central que sostenemos es que la explotación es de clase. Por lo tanto los explotadores no son solamente un puñado de banqueros, ni es una potencia imperialista sobre la patria ( como dice Fidel Castro y el Pte. Chávez de Venezuela); los explotadores de las fuerzas del trabajo son los dueños de los medios de producción nacionales e internacionales( como dicen Marx y Engels).

Pero también hay un segundo gran agrupamiento de clases; integrada por la pequeña burguesía desesperada por la crisis, los dirigentes sindicales y campesinos opositores; las fracciones de la burguesía que no reciben la parte del reaparto del “botín” de la plusvalía, que critican y postulan el rompimiento con el “modelo neoliberal”. Sus representantes mas conocidos en nuestro país, son los empresarios agrupados en la ADEC, los agricultores ricos, el “socialista” Filizzola, el sociólogo Palau, las orgnizaciones campesinas, sindicales influidos por el nacionalismo castrista, los dirigentes sindicales y sociales influidos por la socialdemocracia cuya correa de transmisión dentro del movimiento obrero es la ORIT - CIOSL por medio de su representante paraguayo Báez Mosqueira. Dentro de este grupo también están las organizaciones que llamaron al Foro Social Mundial de Porto Alegre. Y aquí es donde aparece el problema de la práctica y del lenguaje político diario. Gran parte de la izquierda y de la dirigencia sindical, adoptó este lenguaje y dicen que el problema es el modelo “neoliberal”, no el capitalismo, como si fuera que el neoliberalismo no fuera un producto del capitalismo. Entones creen que el problema son los bancos, o que se apliquen o no medidas proteccionistas, o como dicen las conclusiones del Foro Social Mundial, que la “opinión publica debe buscar mecanismos de control sobre las autoridades”, etc. Estás fracciones existen y no podemos decir que todas son aliadas del gran capital. Pero lo peligroso es que todas están postulando la formación de un nuevo Frente Amplio, “tricolor”, con el argumento clásico de “que el enemigo principal a derrotar es el neoliberalismo, el libre comercio y la globalización capitalista”.

Nosotros consideramos esto como un grave peligro para la clase trabajadora, porque esta politica de Frente Amplio, ( ante la impopularidad de los partidos politicos tradiconales y la desconfianza de los trabajadores y el pueblo hacia ellos) va a volver a crear una nueva esperanza en el terreno electoral, de que con las elecciones y con el voto podemos cambiar y mejorar la sustitución de los trabajadores y sectores populares, apostando a un gran frente, aliados con todos los “sectores progresista, patriótico y democráticos del país”. Decimos que esto es un peligro muy grave porque siempre terminan en una profunda desmoralización y descreimiento de las masas trabajadoras en sus propias fuerzas, en la organización y en los dirigentes sanos, honrados y combativos del movimiento obrero y popular, permitiendo que el sistema siga desarrollándose. Tenemos el ejemplo nefasto de algunas experiencias internacionales, mas a la izquierda, que terminaron en el fracaso, como Nicaragua, Sudáfrica, Chile, en los años 70, y Portugal. En el Paraguay ya tuvimos la experiencia del “Gobierno democrático”de Asuncion, del “socialista ” de Filizzola, que hoy vuelve a “renacer” “para volver a creer”, proponiendo un capitalismo “decente y honrado”, que se “preocupe por los sectores mas desprotegidos”. Estos sectores mencionados, están buscando alianzas para meter a la masas populares en el callejón sin salida del electoralismo, con programas nacionalistas, de un capitalismo “mas humano”, contra la “dictadura de los mercados” y otra lindezas.

Los problemas que traen el capitalismo no se solucionan impidiendo que se apliquen las leyes de la acumulación capitalista, por medio de medidas que protejan a la industria nacional, de la competencia del capital internacional, o con la humanización del sistema capitalista “salvaje”, o con la colaboración "solidaria" entre ricos y pobres que propone la iglesia, o con medidas de “control de los consumidores y de los vecinos sobre las autoridades municipales y nacionales” que propuso el Foro Social Mundial de Porto Alegre. Este es un mundo de explotación, un mundo de los intereses del capital y de las ganancias enfrentados al trabajo. Esta situación no se supera con los llamados al “amor y respeto entre hermanos”, o “el respeto de los derechos humanos”.

El problema de los trabajadores y de los sectores populares es de clase, y consiste principalmente en el enorme retroceso en la conciencia obrera y de todos los explotados. Y es por eso que recrear ilusiones y falsas esperanzas no resuelve el problema. Incluso se ha perdido la conciencia de la lucha sindical por las reinvindicaciones e incluso en la posibilidad de realizar acciones concretas (se dice que no sirve de nada luchar). El discurso de que no hay alternativas al neoliberalismo es muy fuerte. Este retroceso es el que nos obliga a tener mucho cuidado para resolver el problema de cómo ir acumulando fuerzas en las bases obreras y populares. No podemos reunir fuerzas llamando a las luchas. No sirven eso de “hagamos como “el marzo paraguayo”, o “como en Ecuador”, o “como Jujuy”.

El problema que tenemos es que no se ha luchado. En este país se ha luchado mucho y se sigue luchando. Lo que han fallado son los programas, las conducciones políticas que hemos tenido, que dieron orientaciones equivocadas. Por eso si plantea que la salida política en Paraguay es cambiar de ministros, o del Presidente y el Vicepresidente de turno, podemos concluir, que hay un nivel de conciencia y de lucha que relativamente sirve solo para eso. Y así se pueden llamar a huelgas que socaven al gobierno hasta conseguir el recambio burgues. Pero para lo que no hay conciencia, ni nivel de luchas, ni fuerzas es para llegar al cambio profundo y radical del estado y de la sociedad que los revolucionarios queremos. Y aquí viene el problema político más importante: porque tenemos que empezar a explicar que la cuestión no es cambiar tal o cual ministro, que la cuestión no es decir “Fuera Cubas - Oviedo”, para que venga González Macchi. Porque si decimos “Fuera Cubas”, la gente piensa que al caer Cubas va estar mejor la situación, pero vemos hoy, que seguimos igual o peor que antes, Y eso hace perder la credibilidad de la masas hacia los dirigentres de izquierda que proponen estas cosas, porque después tienen que decir que “ahora la salida es que se vaya González Macchi y también Yoyito”, y después de GM y Yoyito, otro y después otro hasta el cansancio. De manera que proponer la política de esta manera solo lleva al recambio burgues.

Lo que tenemos que empezar a plantear los revolucionarios es que tenemos que acumular fuerzas con vista a una salida de fondo, planteando la lucha por las reinvindicaciones mínimas y urgentes de toda la población trabajadora. Hoy estamos viendo que la masas están dispuestas a movilizarse por sus necesidades mas urgentes y sentidas, como el boleto estudiantil, por la defensa de las cooperativas, los docentes por su derecho a la jubilación y la carrera docente, lo campesinos por la tierra y por el precio del algodón, los sin techos por el titulo de propiedad de sus asentamientos, los trabajadores de las empresas publicas por sus puestos de trabajo, por sus contratos colectivos.. A los trabajadores asalariados (que tienen trabajo) solo les interesa el aumento salarial, a los trabajadores del estado y de las empresa publicas luchan por mantener sus puestos de trabajos y por el respeto a sus contratos colectivos. La luchas que se plantean hoy están dentro la estricta legalidad que impone el sistema burgues, por eso ir a una huelga sin cumplir con los requisitos que impone el Código laboral burgues, de comunicar la huelga con 72 horas de anticipación y su duración, con el argumento de “si el Presidente no cumple la Ley nosotros tampoco lo cumplimos” es una política errónea. En una situación de retroceso político, dar a la burguesía la posibilidad de que use el arma de la legalidad contra trabajadores, es una abierta provocación, y una irresponsabilidad política grandiosa. Esto significa dar la posiblididad que la burguesía, después de la desmovilización de los huelguistas, use el arma de la ilegalidad de la huelga, para despedir a todos los huelguistas mas combativos. Recordemos la experiencia del SITRANDE. Si nuestro objetivo es acumular fuerzas no le podemos plantear a un compañero que solo esta dispuesto a luchar por su jubilación, o por su salario o por su puesto de trabajo, desafiar al poder burgués, diciendo "que nos apliquen la Ley”. Y mucho menos plantearle luchar “por el socialismo”. Creemos que el primer trabajo que tenemos los revolucionarios, ante el aumento de la desocupación, y la crisis económica, es empezar la lucha por: un seguro de desempleo para todos los desocupados, por la provisión de insumos y medicamentos a los hospitales, para que el gobierno construya aulas, repare las escuelas dañadas, dé mas rubros para maestros, compre tiza, bancos, lápices, cuadernos, dé la merienda escolar, que se respete el boleto estudiantil, derogación de la suba del pasaje y del gasoil. En resumen tenemos que buscar programas alrededor del cual se pueda unificar los intereses de la clase obrera y el pueblo y por la cual la gente este dispuesta a luchar. Pero no podemos quedarnos solamente en estas luchas por lo mínimo. Tenemos que pensar como hacerlos estables y permanentes. Para eso necesitamos hacer el trabajo político de educar a las masas para que comprendan la necesidad de la lucha política. El segundo trabajo es la lucha política, que consiste en la critica a la conciliación de clases. La tarea política revolucionaria consiste en explicar porque no es salida un nuevo Frente Amplio “democrático, progresista y patriótico” de izquierda. Necesitmos explicar porque, es este un peligro inminente, porque no es una salida el electoralismo de izquierda, porque ese camino no sirve para acumular fuerzas propias, y solo sirve para acumular fuerzas para un recambio burgues.

Pero además de la lucha por las necesidades económicas elementales, y de la lucha política, la tercera tarea, es la lucha teórica, que muchas veces se ha dejado de lado.

Tenemos que organizar grupos de estudio, de capacitación, de reflexión y lectura de los trabajadores, estudiantes, vecinos de los barrios populares, donde podamos explicar que es el sistema capitalista, que es la plusvalía, que es la explotación.

La articulación de estas tres tareas, nos permitirá superar la ruptura entre las “frases revolucionarias” que se escuchan en los días de fiesta y en las movilizaciones, y el discurso cotidiano de la izquierda. El marxismo es la unión de la teoría y la practica. Si la teoría marxista solo sirve para discutir entre marxistas, entre 4 paredes, en los cafes y en los días especiales, entonces es inútil. Es una teoría que Marx legó a la clase obrera para que entienda que entre patrones capitalistas y obreros, nunca puede existir conciliación, ni colaboración. Todo lo que sea rebajar el rol de la teoría marxista de la explotación, del estado, del capital, ayuda a la conciliación entre las clases a suavizar y flexibilizar las relaciones obreros patronales.

CONSTRUIR EL PARTIDO

Por todo esto reivindicamos la construcción de un partido revolucionario, anticapitalista, socialista e internacionalista. Creemos que la lucha en los tres planos: económico, político y teórico solo puede ser llevado consecuentemente por una organización de revolucionarios, iluminado por el socialismo científico de Marx, Engels y Lenin, y de todos los que los siguieron y enriquecieron sus obras. Creemos que la vanguardia de compañeros luchadores con la conciencia mas avanzada, tienen que organizarse en partido y tenemos que empezar la lucha por ese objetivo. Estamos con la idea de Marx, en que no hay una evolución espontánea del conjunto de la clase trabajadora, hasta llegar a la conciencia socialista, esto es hasta llegar a la conciencia política anticapitalista. Hoy mas que nunca sigue vigente aquella frase de Lenin expresada en su ¿Qué Hacer?; “Sin teoría revolucionaria no hay practica revolucionaria”. Por eso y para eso necesitamos construir una organización política revolucionaria, que funcione bajo el régimen centralista democrático, esto es con un régimen leninista.


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