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Arabia Saudita
A.Holberg (KOVI-BRD) |
Considerando la influencia que Arabia Saudita puede tener sobre el mundo islámico no es sorprendente que los EEUU hayan empleado grandes esfuerzos para conseguir que este país, como anteriormente lo hizo en 1991 en la guerra contra Irak, se sumara a su nueva aventura militar, esta vez contra el terrorismo. Es bien sabido que desde la primera guerra mundial la banda agrupada alrededor de la casa real saudita ha estado siempre del lado del imperialismo y como este país ha cumplido con sus obligaciones, originadas en su propio carácter, entre las cuales figuran existencia de bases estadounidenses en su territorio, en las cuales durante un largo periodo los soldados yankees estuvieron preparando la guerra contra Afganistán. Como consecuencia de ello, el régimen de Riyadh enfrenta un conflicto indisoluble. Este conflicto esencialmente se da entre la habilidad de la casa real para contentar a su propio pueblo y a sus vecinos árabes con la ayuda de los petrodólares y su tradicional dependencia de la protección del imperialismo, en particular de los EEUU. La monarquía saudita surge en el siglo 18 con el reformador religioso Abd el-Wahhab en la parte central del desierto del Nejd con el apoyo de los As-Saud. Esta alianza combinando las guerras predatorias de los beduinos y el puritanismo religioso, llego a dominar la mayor parte de la península arábiga. Con la unión del Nejd y el Hejaz en el oeste de la península finalmente en 1932 se estableció oficialmente el reino de Arabia Saudita. Esto ocurrió justo un año antes de que se estableciera el primer convenio petrolífero con la Standard Oil de California, quien empezó a extraer petróleo dos años después. De esta forma el reino se volvió económicamente poderoso, estableciendo además en 1942 el primer contrato que permitió establecer bases aéreas en su territorio a los EEUU y a Gran Bretaña. Como anteriormente lo había demostrado la alianza durante la primera guerra mundial de la casa real con la monarquía católica británica en contra de los musulmanes de Omán, este acuerdo mostró que para el reino saudita sus propios intereses de dominación son mas importantes que la solidaridad islámica o árabe. No fueron pocos los nacionalistas árabes que preservaron sus simpatías con aquellos que se enfrentaban al imperio británico, sobre todo después de que este comenzara a apoyar el proyecto sionista en el mundo árabe. Entre ellos se encontraban los Wahhabis, cuyos sectores más radicales comenzaron en el siglo 20 un intento de “Guerra santa” (jihad), con el cual buscaron poner los intereses del Islam por encima de los de los As-Saud. Sin embargo como la casa real controla el país como resultado de una conquista militar de regiones predominantemente no Wahhabis, estos no pudieron prosperar a largo plazo. Pero si fueron suficientes como para frenar los intentos de modernización del país, entre los cuales se encuentra la abolición de la esclavitud en 1963. Por el contrario las formas más recalcitrantes del Islam fueron impulsadas, al mismo tiempo que la mayoría de los corruptos príncipes sauditas gozaban en Europa de los gustos prohibidos por el Islam, que son temiblemente perseguidos en su país. Este es el substrato del apoyo que en entre los mojahedines afganos y en particular entre los talibanes consiguió en millonario saudita Osama Bin Laden. Por su lado, el éxito de la casa real saudita se basa en tres factores. La derrota de los nacionalistas árabes en la Guerra de 1967, el boom petrolífero de los 70 y finalmente la Guerra de Afganistán en los 80. El financiamiento de las fuerzas islámicas por parte de Arabia Saudita se realizo en total acuerdo con los EEUU. Solo después de que los comunistas fueron derrotados en Afganistán y el conflicto palestino volvió a estar en el primer plano para los fundamentalistas islámicos EEUU cambio su punto de vista. Al mismo tiempo la fuente de los beneficios de la monarquía saudita se fue secando. El ingreso per capita en Arabia Saudita se redujo en 2/3, las infraestructuras una vez creadas se están desintegrando y el desempleo para los jóvenes alcanza el 30%. Ante esta situación la presencia de diez mil soldados estadounidenses después de la guerra contra Irak de 1991 actúa como una gran provocación. Por eso la corona saudita se encuentra ante un dilema enfrentada a los requerimientos de apoyo de EEUU para sus planes en Palestina, Irak y Afganistán. Sobre todo al no tener ninguna seguridad de que estos prosperaran. Bajo estas circunstancias no es de extrañar que recientemente hayan ocurrido varios levantamientos encabezados por ulemas Wahhabis disidentes ya que los As-Saud son vistos por una parte importante de la población como traidores del Islam. Esto es también pesado por algunos ricos de los cuales salen los millones de dólares que están detrás de Bin Laden. En el pasado los As-Saud, cuya legitimidad esta basada en el Corán para su país, han afrontado las crisis haciendo promesas de reformas democráticas, pero las mismas siempre terminaron olvidadas. Dada la amplia oposición existente actualmente en el país y su imposibilidad de ir mas allá del fundamentalismo islámico y de cautivar económicamente a la población es cuestionable que en estos momentos nuevas promesas de reformas vuelvan a resurgir. Por eso su futuro actualmente depende solamente del triunfo o el fracaso de los EEUU en Afganistán. |
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