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HACIA LA RESPUESTA GLOBAL DE LOS OPRIMIDOS
Fernando Meza |
La globalización es un hecho ya consolidado, no se puede discutirlo, ya está presente. La globalización es primero un hecho económico, significa la consolidación de grupos económicos de poder mundial. Por ello es un hecho que esta globalización es imperialista, es capitalista en su fase ultima y final, y se presenta con pocos pero poderosos grupos económicos, grandes consorcios, que acaparan la riqueza mundial, generan millones y millones de dólares como lucro mientras las masas, naciones, pueblos y continentes enteros son sojuzgados, explotados, oprimidos y condenados a la miseria. Al mismo tiempo los pueblos de los países "desarrollados" también son condenados a la ignorancia y degradación moral, a vivir en una sociedad consumista y sin valores que degrada la naturaleza humana. En este contexto se puede identificar a los principales protagonistas antagónicos mundiales, por un lado las organizaciones estatales y supraestatales que representan los intereses económicos de los grandes consorcios imperialistas: FMI, BM, G7, y los propios consorcios imperialistas; y por otro lado, los más pobres del mundo, los continentes sumidos en la pobreza y sin esperanza de desarrollo, mientras subsista este orden mundial de globalización imperialista, acompañados por las masas progresistas de los países desarrollados.
Este nivel de desarrollo del capitalismo fue previsto por los grandes maestros del materialismo histórico, y ellos ya señalaron que este punto de desarrollo, de manejo de la economía mundial por grupos económicos imperialistas, representa el instante histórico de su liquidación y momento propicio para la implantación y construcción del comunismo mundial. Hay medios y fuerzas productivas suficientes, y por lo tanto riqueza producida a nivel mundial, que pueden ser objeto de confiscación en aras de una distribución equitativa del producto mundial aboliendo la propiedad privada de los medios de producción. Esto significa pues, que el capitalismo está en su fase final. Ya demostró su incapacidad de solucionar los problemas mundiales y no representa ya una opción de desarrollo para los pueblos pobres. Al contrario, significa el mayor problema social que amenaza incluso la vida en el planeta. Resulta pues ineludible el advenimiento del orden comunista mundial. Caso contrario la barbarie dominará el planeta. Por ello, es el momento propicio para comenzar a oponerse a la política global imperialista con la acción política mundial revolucionaria, humanista y en ultima instancia de salvación y liberación mundial. Es necesario liberar a la humanidad entera de la bestia imperialista que la sojuzga, y más aun, que pone en peligro su propia existencia. El mayor enemigo de la humanidad es la bestia imperialista. Es evidente, que para lograr este fin, hay que primero liberar la conciencia de los oprimidos del mundo, explicar por que, como, y para quien funciona el orden actual de cosas. Hacer comprender que el problema ya es global, y que los pobres del mundo debemos actuar también a nivel global en defensa de nuestra dignidad, pues el enemigo ya actúa así. Es inevitable, es un hecho histórico que las masas del mundo también tendrán que centralizarse, organizarse y actuar también en forma mundial. Es necesario ya superar las fronteras del actuar político domestico, circunscrito a los problemas de nuestros países, y hacer ver que ya las fronteras no existen para los explotadores y que para nosotros tampoco deben existir. Es necesario desenmascarar a nuestros respectivos gobernantes, y mostrar la naturaleza subsidiaria y secundaria de nuestras organizaciones estatales respectivas: gobierno, fuerzas armadas, poder judicial, poder legislativo, etc.. Ellos tienen un amo, y actúan de acuerdo a sus mandatos, y nosotros debemos comenzar a pelear contra el amo, no contra los capataces. Es cierto que la centralización, organización y coordinación mundial del actuar comunista revolucionario es una tarea de largo aliento, una tarea titánica, compleja y difícil, pero no imposible y más bien necesaria y urgente. De hecho tendrá que comenzar por la coordinación continental (ya existen los medios técnicos para ello). Aquellos que sufren más el sojuzgamiento imperialista, los que representan los sectores más pobres y desposeídos del mundo, tienen que construir una coordinación para la acción, para la respuesta política efectiva, no para teorizar; y luego avanzar en la construcción de las Federaciones de Organizaciones Revolucionarias Continentales y Mundial. Estas organizaciones tienen que ser de masas, ser verdaderos órganos de lucha y embriones de poder revolucionario, marchando de esta forma no sólo hacia la respuesta global de los oprimidos, sino al gobierno mundial de los pobres, sin fronteras ni diferencias de ningún tipo, con el claro objetivo de construir un mundo libre, en desarrollo, y erradicar de la faz de la tierra la miseria, la pobreza y las desigualdades: "hundiendo al imperio burgués". Estas tareas las tiene que lograr una Organización Revolucionaria, un partido de nuevo tipo, con carácter global, construyéndose de abajo hacia arriba, en cada localidad, en cada país, en cada continente y culminar en la organización mundial revolucionaria, vanguardia de este movimiento global de los oprimidos, pero con el requisito indispensable de que esta construcción se haga en la práctica misma. Esta organización tiene que nacer en la acción y para la acción. Razones de sobra tenemos para justificar el accionar revolucionario, sino sólo basta ver las estadísticas mundiales de mortalidad infantil, de pobreza, y también las de producción mundial y concentración de la riqueza, para estar seguros de que el accionar revolucionario es no sólo justo, sino inevitable y necesario. Hay que asumir el reto histórico. Las acciones inmediatas que nos exige asumir este reto son primero la de la propaganda revolucionaria coordinada continentalmente, usando todos los medios disponibles: periódicos, revistas, folletos, volantes, pegatinas, agitación en lugares públicos e inventando nuevas alternativas y formas para llegar a la conciencia de las personas y organizaciones de los pueblos, con la nueva prédica de la lucha global; hay que asumir conciencia global de la lucha de los oprimidos. Informar y solidarizarse y hacer suya la lucha de los revolucionarios en cualquier parte del mundo, principalmente las del propio continente, y lograr no sólo una solidaridad emotiva, sino un compromiso de lucha y acción revolucionaria; esto significará lograr una respuesta política inmediata a las acciones del imperialismo, con todas las formas ahora existentes: mítines, paros, marchas, actos culturales, fogatas, boicots a los productos y servicios de los consorcios internacionales, etc.. Desatando la conciencia con un espíritu de lucha la creatividad humana se potenciará dando frutos ahora imposibles de imaginar. Esta es la fuerza de la conciencia libre de la humanidad. Por otro lado, previendo el devenir de la lucha, y seguros de que en el momento histórico decisivo, el imperialismo no dudará en usar sus armas, como de hecho lo hace en donde y cuando lo cree conveniente, es necesario iniciar una campaña de desarme mundial, principalmente del imperialismo y sus lacayos, en aras de una posibilidad de lucha pacifica y desenlace también pacifico de esta gran contradicción, pues de lo contrario nos enfrentaremos a una guerra civil mundial, con las consecuencias que todos tememos por la vida en el planeta. Esta claro que hay que desarmar al imperialismo sin ceder al chantaje y al temor nuclear. La situación es simple y concreta: "O ELLOS SE DESARMAN, O NOSOTROS NOS ARMAMOS". |
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