Solidaridad
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Editorial
EEUU perdió la guerra de Irak el mismo dia que la comenzo. EEUU podrá imponer su abrumadora superioridad militar, ocupar Bagdad, y tratar de instalar por tiempo indefinido una colonia petrolera, con un norteamericano como virrey, una corte de iraquíes traidores y un ejército de ocupación angloyanqui para mantener el orden. Sin embargo, la perspectiva de una ocupación militar prolongada pone al ejército norteamericano ante el único escenario bélico que con razón teme: la guerra urbana y de guerrilla. Ya ha comenzado a darse una combinación de ambas. En esos escenarios la superioridad del ejército de EE.UU., basada en la tecnología, ha quedado extremadamente reducida.

Ha transcurrido poco más de un año de la entrada triunfal de la coalición imperialista en Bagdad y de que Bush declarara oficialmente finalizada la guerra, un error tan ridículo que es difícil encontrar uno semejante en la historia. Mientras tanto, arrecia la rebelión popular contra los ocupantes, y Bremer, el virrey yanqui de Irak, se bambolea de un lado al otro, cambiando de política todas las semanas. Finalmente, no ha tenido mejor idea que apelar a los ex generales de Saddam para tratar de establecer una apariencia de orden.

Pero la trascendencia de los acontecimientos de Irak excede sus fronteras y tiene alcances mundiales. Lo que está en juego, en última instancia, es el proyecto neoconservador de un nuevo orden mundial, en el que EEUU jugaría el rol imposible de un superimperialismo que impone su ley tanto a los países de la periferia como incluso a los otros imperialismos basado fundamentalmente en su poder militar, el único factor en el que tiene una superioridad cualitativa. La perspectiva de una derrota precisamente en ese terreno ha desencadenado una crisis política en Washington.

Estos sucesos son hoy los hechos más importantes de la política mundial. De su desenlace depende en buena medida el conjunto de la situación mundial. Estamos ante un problema estratégico y los revolucionarios tenemos que hacer lo imposible para el desenlace sea la derrota total del imperialismo yanqui.

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