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Los sindicatos y el movimiento obrero  

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En la Web de CR se encuentra un documento que trata de esclarecer acerca de la situación del movimiento obrero cuyo eje gira alrededor de demostrar como los neoliberales atacan las conquistas del llamado “estado de bienestar” y como todo esto ha llevado a los trabajadores a una situación de retroceso.

El análisis globalmente deja en el aire muchas dudas, por que no profundiza en el eje central que anuncian en el título “Movimiento obrero” cayendo en imprecisiones sobre las verdaderas causas o razones materialistas del retroceso de los trabajadores.

Esto es particularmente importante para armarnos de argumentos políticos que sirvan para despertar la conciencia del proletariado.

Cito estos dos párrafos, el tercero y cuarto por que me parece que define con mayor precisión en modo resumido el contenido total.

El resultado de dos décadas de políticas neoliberales ha sido el desmantelamiento del denominado Estado de Bienestar con una transferencia de fondos públicos al sector financiero y a la empresa privada. Junto a esto, la desregulación laboral ha propiciado una disminución progresiva de los costes laborales, más paro e incremento de la precariedad.

La ideología dominante ha hecho el resto y hoy muchos trabajadores y trabajadoras han asimilado valores de insolidaridad, individualismo y competitividad, lo que garantiza la intensificación de la explotación y la nula resistencia. Todo ello ha influido negativamente en la capacidad y representatividad de los sindicatos, que ya no se ven como algo necesario para la defensa de los derechos de las y los trabajadores. Si bien es cierto que su afiliación aumenta, son afiliados atraídos por los servicios, sin ninguna militancia, y no logran introducirse en colectivos como los jóvenes, precarios o parados porque no responden a sus necesidades. La individualización de las relaciones laborales, en la mayoría de las ocasiones consentida por los sindicatos, ha logrado desarticular una parte muy importante del movimiento obrero al ver a los sindicatos mayoritarios como algo institucionalizado y alejado de los trabajadores y trabajadoras.


Deberíamos dejar de hablar de políticas “neoliberales” y concentrar nuestra crítica en el propio sistema ya que el capitalismo es en si mismo su ideología, esto es así por que la ideología capitalista no surge de las “ideas” sino del funcionamiento de la economía y de los intereses que representa que se refleja en lo político, es decir que son una expresión política de las relaciones de la estructura de la sociedad y su actual estado de desarrollo junto con las relaciones de fuerza entre las clases que se establecen en cada etapa.

“La política es economía concentrada” decía Lenin.

Por eso es importante esclarecer por sobre todo esta cuestión central para desmitificar al “neoliberalismo” dejando en claro que la situación mundial de ataques contra el movimiento obrero no se basa en la ideología neoliberal sino en la necesidad del sistema capitalista sumido en una crisis económica crónica.

Esto merece total claridad por que sino no estaremos diciendo nada diferente a lo que sostienen otras corrientes políticas que dicen que “otro mundo es posible”.

Además desde CR se ha dejado medianamente claro que debemos diferenciarnos de aquellos que pretenden humanizar al capitalismo, denunciando con nombre y apellido a los verdaderos responsables de los ataques a los derechos de los trabajadores y de la situación que padecemos.

Por eso los párrafos antes citados no describen con acierto la realidad en tanto deja entrever que la culpa de esta situación de regresión la tienen los “neoliberales” por que permitiría pensar que el sistema capitalista se puede “humanizar” cosa que nosotros desde CR rechazamos.

Acerca del “Estado de bienestar”

En primer lugar habría que definir mejor que queremos decir cuando se dice “estado de bienestar”… una etapa reformista mas propia de la época de expansión capitalista.

La época de expansión capitalista a nivel mundial se detuvo hace 30 años, ahora vivimos una época de superconcentración de la riqueza. Hoy nos encontramos en una época del capitalismo monopolista, fuertemente centralizado.

A la inversa de la anterior, en fase de expansión donde había resquicios para la “moralidad burguesa” surgida del “espíritu de la libre empresa”, en la actualidad el capitalismo ya no le basta con la expropiación de la riqueza que genera el trabajo humano, ahora es usurario y saqueador; es decir que no solo explota al trabajador sino que se apropia de la riqueza social en manos del estado.

Históricamente el capitalismo siempre utilizó al Estado capitalista (su Estado) como fuente de riquezas, los más “prósperos” burgueses siempre son aquellos que hacen negocios con el Estado, en especial los fabricantes de armas. Pero siempre dejaron al Estado las grandes inversiones en infraestructuras de la sociedad o en la salud o la educación. Sin embargo hoy todo puede ser privatizado por el capitalismo como necesidad del sistema para seguir funcionando.

Eso es lo que demuestra que el capitalismo está en estado de regresión histórica, no puede generar más bienestar para la sociedad y por el contrario ataca cada vez más sistemáticamente las conquistas de la civilización desnaturalizando a la humanidad.

La razón de ello está en que necesita frenar la caída de la taza de ganancia, por eso ataca el estado de bienestar que ha sido lo que lo distinguía en la etapa pasada y esa es la razón por la que saquea al estado como política conciente quedándose en cuanto puede con todas las empresas del estado en todo el mundo y avanzando en la supresión de conquistas sociales como la jubilación y la seguridad social.

Entonces el capitalismo no solo que no garantiza el estado de bienestar sino que está enfrentado a toda la sociedad por que ya no puede sostenerlo, debe avanzar inexorablemente hacia la liquidación de esas conquistas, aumentando los niveles de explotación y debe privatizar todas las áreas o segmentos rentables del estado incluida la educación y la salud.

Sin embargo no debemos ser nosotros los que defendamos ese “estado de bienestar” ya que eso es el pasado y es el argumento que utilizan los reformistas para mantener las luchas obreras en los marcos del capitalismo, creando la falsa ilusión de que es posible volver hacia atrás la rueda de la historia.

Eso si que es utópico ya que de ningún modo refleja el momento actual, pero además no es precisamente ese el modelo de sociedad que defendemos los Marxistas so pena de caer en el oportunismo dando a entender a los trabajadores que es posible volver a un período de bonanza capitalista y confundiendo las conquistas obreras con las “virtudes” del sistema capitalista en un período histórico determinado por una fase expansiva del ciclo económico que ha quedado irremediablemente en el pasado.

Por el contrario debemos denunciar implacablemente la bancarrota del capitalismo que marcha hacia la esclavitud de la sociedad puesta al servicio de las corporaciones que no tiene otros mecanismos mas que el de avanzar en la liquidación de las conquistas obreras y de los proclamados “derechos humanos” sumiendo al planeta en la barbarie.

Sin embargo el capitalismo siempre ha encontrado una salida a su crisis intestina, cuando no ha podido superarla con la superexplotación de los trabajadores, con el monopolio de los mercados o con la destrucción de las economías emergentes y con el saqueo de las materias primas del tercer mundo, o como ahora con el saqueo de las empresas públicas…no ha vacilado en sumir al mundo en una guerra mundial mediante lo cuál logra un gran impulso a su industria de guerra y además de garantizar la destrucción física de sus competidores.

Por eso en esta época es francamente utópica la postura de aquellos sectores que creen que es posible mantener o recuperar el estado de “bienestar” por que no hay espacio en el estado actual del sistema capitalista para el reformismo político, no se puede volver la rueda de la historia para atrás, esa es la razón por lo cuál los sindicatos han perdido “representatividad”

Todo ello ha influido negativamente en la capacidad y representatividad de los sindicatos, que ya no se ven como algo necesario para la defensa de los derechos de las y los trabajadores.

No podemos seguir defendiendo el pasado de la “prosperidad capitalista” debemos luchar y proclamar a cuatro vientos la justicia y la necesidad de la revolución socialista.

Sobre la “desregulación laboral”

En cuanto a la desregulación laboral podemos decir que es una consecuencia del propio ajuste del sistema que asume su máxima expresión en el retroceso en la conciencia de clase del proletariado como el reflejo de las nuevas condiciones económicas y políticas.

Pero decir esto no significa que digamos que la clase obrera… garantiza la intensificación de la explotación.

Es cierto que la ideología de la clase dominante inculca la desvalorización de la sociedad humana, desnaturalizando las relaciones y fomentando la soledad y el individualismo, es más lo necesita a tal punto que también es una fuente de ganancia como lo es el consumismo desenfrenado y sin sentido, la búsqueda de la “satisfacción individual”.

Pero también es cierto que ya Marx decía que la ideología de la sociedad es la ideología de la clase dominante de la economía y el estado.

El individualismo es una consecuencia de las relaciones materialistas que determina la misma sociedad capitalista es por tanto una ideología burguesa… lo contrario de la proletaria que es necesariamente colectiva.

No es la conciencia atrasada de los trabajadores, ni el estado individualista que nos encontramos la razón del retroceso, es el estado de desorganización del descontento y la incapacidad que esto conlleva para romper con la loza burocrática que permita a los trabajadores luchar abiertamente contra el estado capitalista que nos oprime.

Las razones debemos buscarlas en la dirección de la clase obrera y en sus organizaciones políticas que han venido sucumbiendo al oportunismo, como por ejemplo IU o CCOO que lejos de combatir al estado burgués se asocian y se comprometen en mantener el orden establecido del régimen de la constitución monárquica.

Esos sí que garantizan la explotación y no los trabajadores por muy poca conciencia que tengan.

Tener esa postura, la que sostiene la citada declaración si somos consecuentes podemos sacar como conclusión que los trabajadores son responsables de su propia explotación y sería lo mismo que desvirtuar que quien garantiza la explotación capitalista es el propio estado burgués que en verdad es “una maquina de opresión” Estas posturas de no ser esclarecidas nos conducirán a una nueva capitulación al sistema.

Sobre los sindicatos

En relación a los sindicatos deberíamos decir que en esta época adquieren un carácter marcadamente diferente a sus orígenes, pero no podemos de ningún modo atribuir eso a la falta de militancia de los afiliados.

Si bien es cierto que su afiliación aumenta, son afiliados atraídos por los servicios, sin ninguna militancia, y no logran introducirse en colectivos como los jóvenes, precarios o parados porque no responden a sus necesidades.

En todo caso es metodológicamente correcto plantear la pregunta ¿donde está la razón materialista de este fenómeno?

Son los sindicatos actuales un reflejo del atraso en la conciencia de la clase obrera o son el reflejo de la nueva época del sistema capitalista donde el capitalismo no está dispuesto a conceder la más mínima reivindicación a los trabajadores por que se acabó el “estado de bienestar”.

Sin dudas son una combinación de ambos factores, solo que el determinante es siempre el materialista es decir las condiciones de la lucha de clases y los planes que llevan adelante los burgueses que son los que llevan la iniciativa en la actual situación y que cuentan para ello con la complicidad de los burócratas sindicales.

Pero por si existe alguna duda, debemos aclarar que en la historia de la lucha de clases siempre que los trabajadores hemos sufrido una derrota el efecto inmediato ha sido el retroceso en los niveles de conciencia, la disminución de la militancia y el reflujo de la vanguardia.

Con más razón hoy entonces en que vivimos los efectos de una tremenda derrota política de la clase obrera a escala mundial que se produjo con la caída de la URRS que permitió a la burguesía imperialista desatar una ofensiva en contra de los trabajadores hasta en los confines de la tierra.

Las instituciones obreras fueron en el pasado las reservas continuadoras de las tradiciones que permitían salvaguardar la conciencia del proletariado a tal punto que los sindicatos desarrollaban verdaderas campañas de concienciación militando sistemáticamente en el movimiento obrero, buscando afiliar a más trabajadores cuya cotización de la cuota sindical era el verdadero sostén de aquellas organizaciones construidas sobre la base de una identidad de clase que no perseguían la conciliación con los patronos y el estado que los defiende, sino la defensa de los intereses de los trabajadores.

Los sindicatos son en esta época instituciones degeneradas no tienen ya ente necesario para su existencia como órganos de la clase obrera, estas organizaciones son producto de la anterior época de bonanza capitalista, son organizaciones reformistas, su método es la “negociación” de las cada día peores condiciones de explotación de los asalariados y están profundamente ligados al estado.

Hoy podemos decir que de un modo distorsionado o diferente representan a los “trabajadores fijos” o a los funcionarios, algo así como los últimos coletazos de la aristocracia obrera surgida del boom económico de la posguerra en que el capitalismo en expansión se vio ante la disyuntiva de dar concesiones a las masas, un poco por las necesidades generadas por la propia expansión capitalista y de otra por la existencia de una poderosa presencia de los estados obreros surgidos de la Revolución Bolchevique.

Eso indudablemente sofrenaba la voracidad imperialista de las burguesías del mundo, pero lo determinante es que la crisis de mediados de los años 70 cambió el curso económico mundial y que en los 90 con la caída de la URSS la clase obrera sufre un enorme retroceso político y se cambia definitivamente de época llegando a producir como otros fenómenos que la contrarrevolución se incruste en nuestras propias filas.

Es decir, una ofensiva ideológica contra la clase obrera y no sólo se demuestra en los ataques sistemáticos a las conquistas obreras, como una ofensiva económica, sino que también se observa en el funcionamiento de sus organizaciones o lo que es lo mismo, una ofensiva política contra la clase obrera en toda la línea.

El capitalismo que desarrolla un brutal ataque en todos los terrenos contra el proletariado no solo que debe disciplinar a los trabajadores en esta nueva etapa sino que avanza liquidando todo vestigio de democracia obrera en las organizaciones sindicales valiéndose para ello de la burocracia sindical.

¿Cómo hacen los capitalistas para lograr eso? Atrayendo a las instituciones obreras, integrándolas en el estado burgués.

En realidad los sindicatos como organizaciones reformistas no tienen márgenes de maniobra ya que la centralización del capital no permite la libre competencia y por lo tanto en ramas importantes de la industria se encuentra desprovisto de posibilidades de aprovecharse de la competencia de diferentes empresas.

Hoy no pueden continuar como fue en sus orígenes por que la negociación es a la baja por que la mercancía en la dinámica del sistema capitalista pierde valor y el trabajo también es una mercancía.

Los sindicatos se ven obligados a enfrentarse a un adversario capitalista fuertemente centralizado e íntimamente ligado al estado. De aquí su necesidad y su razón de la adaptación al Estado luchando por convencer a los trabajadores tanto en palabras como en hechos de lo importante de la cooperación con el Estado Democrático Burgués, en tanto permanecen en posiciones reformistas respetando el orden establecido, es decir el orden burgués y la propiedad privada de los medios de producción.

Los sindicatos son cómplices del fraude Europeísta, han callado escandalosamente los nefastos efectos que ocasionó la entrada del euro que ha sido el saqueo lizo y llano a nuestros salarios bajando de golpe el nivel de vida y aumentando la explotación.

En épocas pasadas esto hubiera provocado el enfrentamiento entre las clases y se-ría motivo incluso de una huelga general mucho más importante y necesaria que la del 20J por que engloba a todos los sectores de los trabajadores y afecta a toda la sociedad española.

Por el contrario los burócratas obreros hacen lo imposible por convencer a los trabajadores de cuán “democrático” es el gobierno ZP y de la “justicia laboral” que logran en las negociaciones por la “estabilidad y el empleo” enterrando cada día una nueva conquista y justificando la rebaja del nivel de vida de los trabajadores

Peor aún, apoyan los planes del gobierno en contra de los trabajadores de IZAR que hoy son la vanguardia de los trabajadores de toda la península demostrando una vez más los intereses que representan y defienden.

El ejemplo es IZAR

Hoy tenemos un ejemplo claro en el conflicto de IZAR donde los trabajadores están resistiendo a la política que el gobierno quiere llevar adelante para beneficio de sus amigos burgueses, demostrando el carácter de agentes serviles del capital por lo que bien deberían dejar de llamarse “socialistas” y pasar a llamarse social-burgueses.

Por eso no podemos llamar a luchar para exigir que sea el estado capitalista y su gobierno quien saque a los trabajadores de esta situación, ya que al decir que debe ser el estado el que tome medidas como por ejemplo desconocimiento de la deuda con la UE o que se invierta el dinero que en principio está destinado para el pago de indemnizaciones, estamos educando muy mal a la clase obrera alentando expectativas de que el mismo estado capitalista que ha gestionado en forma desastrosa los astilleros, preparando el terreno para su privatización sea el principal interesado en reflotarlo al servicio de los trabajadores.

Por lo mismo esta postura lleva a entrar en el juego del parlamentarismo burgués y como furgón de cola de las “izquierdas” del sistema, que relacionan la bancarrota de los astilleros con la política del gobierno anterior justificando la política antiobrera del gobierno ZP que pretende entregar en bandeja de plata los astilleros a sus amigos burgueses, y no solo que quiere dejar en la calle a decenas de miles de obreros condenando a la regresión económica y social a poblaciones enteras, sino que también pretende dar carta blanca a los empresarios que se lleven el botín y rebajar las condiciones laborales, con más precariedad y una mayor explotación de los trabajadores que continúen en la factoría.

Por lo contrario nuestro interés debe ser el educar a la clase en que solo deben confiar en sus propias fuerzas, en la auto-organización y en la autogestión de los astilleros bajo control de los trabajadores que son los legítimos dueños e interesados en reflotarlos, manteniendo por sobre todo tanto el interés de los obreros como el de toda las poblaciones afectadas.

De otro modo vamos camino a la capitulación al sistema ya que equivale a respetar la sacrosanta “propiedad privada” restándole fuerza al reclamo de los legítimos dueños de los astilleros que son los trabajadores.

Pero además todos sabemos que enfrentamos difíciles problemas, sabemos que la burguesía está en un plan de reestructuración industrial y que el conflicto de IZAR será una lucha de referencia, como en su momento lo fue la lucha de los trabajadores de SINTEL.

En aquel momento se trató de poner de rodillas a los trabajadores, a los casi “funcionarios” de las empresas públicas privatizadas y también las que entrarían a saco por el botín; las empresas contratistas, la contrata de la contrata para aprovechar el entramado empresarial con los pingüe negocios que se generaron con la privatización.

Había que sacar del medio a SINTEL para aprovechar el negocio y había que “disciplinar” a los trabajadores a las nuevas condiciones de explotación capitalista con más precariedad laboral y bajos salarios.

Hoy estamos ante una nueva vuelta de tuerca, un nuevo apretón. Al aumento escandaloso del costo de vida que en todo el mundo se le llamaría inflación, (menos en España) que le sucedió a la entrada del euro, es decir; caída en picada del poder adquisitivo de los salarios, continúa ahora con una reestructuración que afecta a toda la industria, no solo los astilleros, también ya lo sufren la industria electrónica, la de automóviles, las textiles etc. E irán en aumento.

Pronto el ejemplo de lucha, por momentos trabados en enfrentamientos muy duros con el aparato represivo, serán tan solo el adelanto de los métodos de lucha que se verán obligados a adoptar los trabajadores para torcer el curso de los acontecimientos, las tradiciones de lucha despertarán por necesidad imperativa de la realidad, es decir la necesidad de la unión de los trabajadores y la solidaridad para coordinar sus luchas como único camino para enfrentar los planes de reestructuración capitalistas.

Los capitalistas se frotan las manos pensando en cuanto dinero ganarán trasladando sus factorías a los flamantes Estados “asociados” en la UE o mejor aún al lejano oriente, donde los trabajadores se ven sometidos a niveles de superexplotación aún mayores, en tanto aquí la burguesía española seguirá aprovechando la presión a la baja del salario, chantajeando a los trabajadores.

Seguramente en un tiempo más o menos breve estaremos ante la perspectiva de una huelga general en contra de los planes de la burguesía que no encuentra otro modo de resolver la crisis intestina del sistema como siempre, echando todo el peso sobre las espaldas de los trabajadores.

Debemos luchar por la unión de los trabajadores para enfrentar este nuevo ataque de los capitalistas, tratando de esclarecer las razones que nos obliga a enfrentar al sistema y en primer lugar llevando a los polígonos industriales el pedido de solidaridad con los compañeros de IZAR. Esa debe ser la perspectiva que debemos asumir para convertir a CR en una organización al servicio de los trabajadores y por la revolución socialista.

Recuperar la democracia obrera

Esta es una necesidad imperiosa, para todas las organizaciones de la clase obrera, es decir tanto en el terreno sindical como en el terreno político y tanto más fuerza tendrá la necesidad cuanto más se polarice la sociedad, cuanto más profundice sus planes el capitalismo europeo.

La constitución de Corriente Roja es una expresión política de esa necesidad, aunque aún no está consolidada, expresa una búsqueda conciente de recuperar la identidad de clase.

Una necesidad de empezar a superar a la burocracia y por lo tanto en el camino de recuperar la democracia obrera tan importante para educar y educarnos en el método en que desde los orígenes se organizó el proletariado y las corrientes políticas revolucionarias.

El ejercicio de este método debe ser sistemáticamente divulgado entre los círculos obreros, es determinante para el futuro de la lucha de clases y determinará la relación de fuerza frente a los durísimos planes de la burguesía.

Pero además significará un avance en la conciencia del proletariado, ayudando a levantar la moral y a fomentar la unidad de los trabajadores en el terreno concreto, el de la lucha por nuestros derechos.

Hay muchos compañeros que motivados por el desaliento de los últimos años, ponen en duda la importancia que tienen los trabajadores como clase social organizada, de su poder para cambiar la situación para bien de toda la sociedad, de su fortaleza o su espíritu para luchar por una vida mejor.

Sin dudas debemos afirmar que la razón de este escepticismo se debe al alejamiento de las organizaciones políticas del movimiento obrero, construyéndose como aparatos alejados de las luchas obreras.

Pero la realidad demuestra que comienza a cambiar la situación y que los trabajadores están dispuestos a luchar, como lo demuestra la lucha de los compañeros de IZAR.

Es necesario entonces avanzar en la voluntad que nos une en la CR para recuperar a las organizaciones del movimiento obrero; a saber, la independencia política de clase frente al estado capitalista y la plena vigencia de la democracia del proletariado.

Cada batalla que demos en cualquier ámbito será reafirmando estos principios que en el terreno concreto es levantar la consigna de: INDEPENDENCIA COMPLETA E INCONDICIONAL DE LOS SINDICATOS FRENTE AL ESTADO CAPITALISTA; es necesario liberar a los sindicatos de las influencias pequeño burguesa de la aristocracia obrera, y luchar por convertirlos en órganos de las amplias masas explotadas.

La segunda consigna es: DEMOCRACIA OBRERA SINDICAL Y POLÍTICA, que surge directamente de la primera y que significa la liberación de todo vestigio de la burocracia dentro de las organizaciones del movimiento obrero y presupone para su realización la completa libertad de los sindicatos y de los partidos que se reclaman de la clase obrera del estado capitalista y de su régimen parlamentario burgués.

El papel de los sindicatos en la época de globalización capitalista es, el de seguir sirviendo al capitalismo imperialista como instrumento para subordinar y disciplinar al movimiento obrero y obstruir la revolución socialista,… o por el contrario convertirse en verdaderos instrumentos del movimiento revolucionario del proletariado.

De este modo reafirmaremos una vez más en la historia del proletariado mundial, la necesidad de la revolución socialista.

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