Solidaridad
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Editorial 
La extraordinaria movilización juvenil y obrera que se desarrolla en Francia es una experiencia que debe ser conocida y discutida por los trabajadores de todo el mundo, pero en especial por los luchadores. No sólo pone en jaque al gobierno francés, sino que muestra el camino para torcerle el brazo a los ataques de la burguesía.

La actual etapa del capitalismo solo puede ofrecer a las masas mas desempleo y mayor precariedad laboral. A la barbarie capitalista sólo se la puede frenar con la movilización y la acción directa. Por ello, la lucha que está llevando adelante la juventud trabajadora en Francia tiene una importancia mundial.

Aunque la batalla que se esta desarrollando en Francia es defensiva por sus objetivos, su envergadura es tal que puede poner en cuestión al gobierno, al régimen político y al mismo capitalismo, tomando trascendencia internacional.

La rebelión de la juventud estudiantil y trabajadora francesa también hecha por tierra el mito del fin del proletariado, el pretendido eclipse estructural de la clase trabajadora, en una supuesta era post industrial. Si bien la clase trabajadora ha cambiado en las ultimas décadas, de ninguna manera ha desaparecido, ni menos aún ha perdido importancia estructural. Más que nunca en la historia, la economía mundial gira alrededor de la explotación del trabajo por el capital.

Por otro lado, la lucha contra las políticas del gobierno francés ha revelado una verdad política esencial: el obstáculo principal para derrotar los ataques contra los derechos sociales y democráticos es la cobardía y la traición de las viejas burocracias sindicales, de la socialdemocracia, el estalinismo y el reformismo.

La conclusión que debe ser extraer de las luchas de Francia es la necesidad de romper con estas organizaciones y su perspectiva nacionalista y reformista para construir una nueva dirección de la clase obrera basada en un programa revolucionario socialista e internacionalista.

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