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Balance electoral de las elecciones argentinas:
Triunfo para Cristina, sin cheque en blanco Andrés Caseros - Partido de la Revolucion Socialista |
La candidata del gobierno,
Cristina Kirchner, ganó las
presidenciales con el 45%
de los votos llamados "positivos"
(sin contar la abstención, el voto
en blanco y nulo). Con este porcentaje,
el FPV (sectores del PJ,
radicales K) se impuso en primera
vuelta. Logró mayoría propia
en el Congreso y la mantuvo en
el Senado. A nivel provincial, ganó las ocho gobernaciones en juego, incluida la provincia de Bs. As., clave para la holgada diferencia, mayor al 20%, obtenida sobre Elisa Carrió, su competidora más cercana. Estos resultados, representan un fortalecimiento relativo del gobierno, basado fundamentalmente en el crecimiento económico tras la gran crisis del 2001- 2002, que llevó a la mayoría de los de arriba a apoyar la continuidad del kirchnerismo como garante de sus negocios, pese a la desaceleración y los problemas económicos del último año. En grandes sectores obreros y populares también pesó la recuperación del empleo y la sensación de que Kirchner sacó al país de lo peor de la crisis, a pesar de los bajos salarios. El kirchnerismo perdió en Córdoba. También en ciudades importantes como Buenos Aires, Mar del Plata, Rosario, Bahía Blanca y otras, a manos de la oposición patronal de Carrió (ARI, sectores de la UCR, PS) y Lavagna (UCR no kirchnerista), que se ubicaron en el "centro" del arco político patronal. Además Kirchner perdió en la provincia de San Luis, frente a Rodriguez Saá (ala "derecha" del PJ). Carrió nunca pudo constituirse como una oposición "seria", capaz de conseguir el apoyo de algún sector patronal significativo. Lavagna, pese a ser un candidato aceptable para las grandes patronales y el imperialismo, no cuenta con una fuerza política capaz de conseguir el apoyo de amplios sectores obreros y populares. Capitalizaron fundamentalmente el rechazo de un sector de la clase media al "estilo" del presidente y a la corrupción. En el caso de Carrió, consiguió el apoyo de algunos sectores de trabajadores, fundamentalmente de docentes y empleados públicos. Los sectores de derecha (Macri, López Murphy, Sobisch) más abiertamente proimperialistas y defensores del ajuste y la "mano dura" sufrieron un importante retroceso electoral. Ni siquiera pudieron capitalizar por derecha la demanda de "seguridad". A la izquierda del régimen, el agrupamiento encabezado por Pino Solanas, que con el discurso de la renacionalización del petróleo intentó capitalizar la corriente que se identifica con el programa nacionalista burgués de Chávez, no logró empalmar con estos sectores, que todavía apoyan al kirchnerismo por la vía de los movimientos sociales K. Aunque lograron realizar una buena elección en la Ciudad de Bs. As y Rosario., manteniendo a Claudio Lozano de la CTA en el Congreso. El MST-Nueva Izquierda, que por su programa centrado en el "cambio del modelo" lo ubicamos dentro de las fuerzas de izquierda integradas al régimen, retrocedió electoralmente, a expensas de disputar con Pino Solanas ese "espacio político", por decirlo de alguna forma. Con este panorama, el kirchnerismo sale fortalecido en relación al resto de los partidos patronales y en la propia interna del PJ (otro dato de relevancia es la derrota de varios dirigentes "históricos" del PJ tradicional por el kirchnerismo, que debilitan el "retorno" a la política de la corriente encabezada por Duhalde). Pero el resultado electoral muestra que la crisis de los partidos de este régimen patronal no está resuelta. Lo que hay actualmente son distintos agrupamientos políticos, altamente inestables, como lo demuestra la ruptura de los diputados del ARI con Carrió poco después de las elecciones. Néstor Kirchner en persona, sería el encargado de intentar sacar de la crisis al PJ, postulándose como nuevo hombre fuerte del partido y a partir de allí cerrar acuerdos con otras fuerzas políticas para construir un frente de "centroizquierda" alrededor del peronismo. Masiva abstención electoral El 45% de los votos "positivos" (a partidos) no toma en cuenta la abstención electoral, los votos en blanco ni los impugados, que no cuentan para definir los porcentajes. Contando la totalidad del padrón, Cristina consiguió un 30% real de los votos. Es que una masiva abstención electoral del 30% (más de ocho millones no fueron a votar), dobló la media histórica, que se ubica en el 15%. Todos los analistas del sistema, además de hablar sobre el triunfo de Cristina Kirchner, expresaron su preocupación por la alta abstención. "Un dato destacable fue el bajo nivel de asistencia: el 72,73 por ciento, el número más bajo desde 1928" ("La Nación", 29 de octubre de 2007). También es de destacar el crecimiento importante de los votos en blanco, con picos importantes como en la provincia de Buenos Aires (8%), La Rioja o La Pampa, mayores al 10%. La alta abstención expresa el desgaste cada vez más pronunciado que vino sufriendo el gobierno, especialmente en el último año y que se desarrolló a lo largo de la campaña electoral. Es, fundamentalmente, un voto de rechazo al gobierno, que no se canaliza por el resto de los partidos del régimen, debido a que sus candidatos tampoco convencen y por su crisis y dispersión. Muchos que querían castigar al gobierno eligieron el "voto bronca" y no el "voto útil". Por eso este voto tuvo un carácter altamente progresivo. En menor medida, no de conjunto, expresó una corriente que está por la lucha contra el gobierno. El voto a las corrientes de la izquierda (PO, FITS) retrocedió, fundamentalmente en provincias donde la izquierda encabezó importantes luchas, como Neuquén y Salta. Estas candidaturas expresaron solamente sus propias estructuras partidarias. El auge de la lucha sindical no se expresó políticamente a través de la izquierda que formalmente reivindica la independencia de clases. Los votos de los luchadores obreros se repartieron entre la oposición patronal (Carrió), la abstención y el voto en blanco y las fuerzas de izquierda. Corta espera Tras las elecciones, las patronales y el gobierno están obligados a pasar a la ofensiva contra los trabajadores. Ante una perspectiva menos favorable, de desaceleración de la economía, donde tendrá un peso decisivo para la región y Argentina, la probable entrada en recesión de la economía yanki, el gobierno se prepara a profundizar su plan económico patronal y proimperialista. Para recuperar la competitividad de las exportaciones, aumentar las ganancias patronales y atraer inversiones, necesariamente deberá producir un rebaja relativa de los salarios en relación a la inflación y aumentar la explotación de los trabajadores. El "arma" para conseguir esto es la política de Pacto Social, cuyos ejes son llegar a un acuerdo salarial donde los trabajadores perderemos poder adquisitivo y una política represiva contra los trabajadores y sectores combativos que no se subordinen a estos lineamientos, que incluirá la persecución judicial, la represión y los ataques de los grupos de choque de la burocracia sindical. La inminencia de la aplicación de esta política antiobrera hará sentir sus efectos en la lucha de clases. La espera, las expectativas de los trabajadores en el nuevo gobierno van a durar poco. Durante esta coyuntura de ofensiva patronal, se hace necesario defender nuestras conquistas y organizaciones de lucha de los ataques de las patronales, el gobierno y la burocracia sindical y luchar por nuestras reivindicaciones. Alrededor de esta pelea, que se concreta mediante la solidaridad y coordinación real de las CI, Cuerpos de Delegados y todos los sectores dispuestos a enfrentar esta política, es necesario ganar al conjunto de los trabajadores y sectores populares para la lucha contra el Pacto Social y contra el gobierno y su plan patronal. |
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