PDS: La "lógica mortal" del utopismo pacifista

En el Partido del - falso - Socialismo Democrático (PDS) se ha iniciado una discusión sobre "la posición del PDS y su bancada parlamentaria ante el envío de tropas de la ONU a las regiones en crisis". Justamente ese es el título del proyecto presentado por su líder Gregor Gysi (Junge Welt 21-22/10/99). Este documento que contó con el respaldo de importantes figuras partidarias, como Wolfgang Gehrke, pero también con el rechazo de otras como su actual vicepresidenta Sylvia-Yvonne Kaufmann, generó un gran revuelo al interior del mismo. El documento de Gysi, fue aprobado por la dirección del partido por diez votos contra tres, para lo cual fue importante el papel de Gehrke. Este último llegó a presionar a la minoría diciendoles que si no aceptaban la posición de la mayoría tenían que presentar una moción exigiendo la renuncia de la dirección partidaria. Ante esto, Kaufmann como representante de la minoría sostuvó que: "Para mí, la decisión tomada por el partido determinará el futuro desarrollo del conjunto de las políticas del PDS, ya que ella afecta la esencia del perfil partidario"(JW 3/11/99). Al mismo tiempo, se mostró disgustada con la sugerencia de Gehrke. En otras palabras: a diferencia de la fracción "realista", sus adversarios no tienen voluntad de llevar a la práctica sus propias posiciones. Como ya veremos, esto no es por causalidad.
El documento presentado por Gysi establece que no se puede defender el uso del monopolio internacional de la violencia por parte de la ONU en oposición al uso de la fuerza militar por parte de cualquier estado miembro o grupo de ellos y al mismo tiempo no reconocer la legitimidad de las acciones de fuerza realizadas por la ONU. Sin embargo, el mismo material también afirma que, a pesar de lo ya dicho, el derecho a criticar acciones prácticas de la ONU permanece inalterado. Para sostener esta posición Gysi argumenta que si la ONU fuera consecuente con su propia Carta Constitutiva entonces sería seguramente una institución democrática.
Esta lógica en el accionar concreto del PDS, que abre las puertas para que el mismo siga el camino marcado por los "pacifistas" verdes en la pasada guerra de Yugoslavia y para que en caso de que sea necesario apoye el uso de la fuerza bélica - sobre todo si las tropas alemanas toman parte de una acción dentro del marco de la ONU -, ha hecho que la fracción de Kaufmann se niegue a aceptar esta lógica. No podía, después de todo, la inutilidad de esta fracción quedar más clara, como quedó en la citada declaración. Ante la disyuntiva de guerra o paz, Kaufmann prefirió centrar sus críticas en el funcionamiento interno del partido.
Esto es así porque en la práctica la oposición de Kaufmann se basa en la misma ideología que Gysi, con la única diferencia que unos son realistas pequeñoburgueses y los otros utopistas pequeñoburgueses .... por lo cual estos últimos están condenados al fracaso en el actual mundo capitalista.
Kaufmann también reconoce a la ONU como una instancia neutral a nivel internacional, que debe fortalecerse por medio de su democratización y el afianzamiento del contenido social de su declaración de principios, y que debe consolidarse a través de una desmilitarización a nivel internacional. De esta forma, tanto la ONU como la OSDE podrían jugar un rol muy importante en los distintos conflictos internacionales "brindando la ayuda técnica que tienda a eliminar las desigualdades sociales y a dar a todos los hombres una chance en la vida". Kaufmann rescató esta idea para enfrentar a Gisy de los documentos aprobados en el congreso partidario sostenido en 1996 en Magdeburg. Deplorablemente además, este pacifismo aparece condimentado con un poco de la ideología pequeñoburguesa anarquista del "nadie al poder" siempre tan ridícula, sobre todo cuando las contradicciones objetivas se agravan.
Quienes, como Kaufmann y Gysi, sostienen que la ONU es una instancia neutral también aceptan en última instancia la posibilidad de que este organismo desempeñe un rol "civilizador". Para todos aquellos países con un escaso poderío militar e inmersos en conflictos profundos, esto significa que sus conflictos violentos serán sofocados por medio de la violencia pacificadora de la ONU.
Una auténtica opción que se enfrente a la integración del PDS a la política de la gran burguesía sólo sería posible desde una perspectiva completamente opuesta a la de la lamentable oposición del sector de Kaufmann.
Para entender el rol proimperialista de la ONU, ni siquiera es necesario recordar al lector el papel desarrollado por esta en todos los conflictos internacionales en los que intervino. Ahí tenemos el plan de partición de Palestina de 1947, establecido en contra de la voluntad de la mayoría de la población, compuesta por arabes, y llevado adelante a costa de esta, el asesinato del presidente electo del Congo, Patrice Lumumba, implementado por la ONU en 1961, la pacividad de la ONU ante los frecuentes ataques militares de EEUU contra países pequeños a lo largo y ancho del mundo (Líbano, Libia, República Dominicana, Granada, Panama, etc) y las hipocritas protestas de la ONU ante la anexión del Sahara Occidental por parte de Marruecos y de Timor del Este por parte de Indonesia, por sólo mencionar algunos ejemplos. Naturalmente la ONU tampoco tomó medida alguna para favorecer la lucha por la liberación de los pueblos coloniales sometidos por Gran Bretaña, Francia y Portugal.
Frecuentemente se cree que la ONU, contrariamente a su predecesora la Liga de las Naciones, no es más la "cueva de ladrones" definida por Lenin dado que en ella están representados casi todos los estados del planeta. De acuerdo con esta creencia, la ONU sería un legítimo parlamento de los pueblos, el que debido a las prácticas erroneas de sus miembro económica y militarmente más fuertes representa sólo los intereses de estos.
En realidad, esto no podría ser de otra forma. La ONU no está constituida de pueblos, sus miembros son los representantes de los gobiernos. Los que, incluso en el caso de que sean regularmente elegidos, sólo representan los intereses de las clases dominantes. Esto significa que la casi totalidad de ellos es en realidad una dictadura, sea esta civil, militar o burguesa legitimada por medio de elecciones democráticas. Debido a ello, la ONU fue, es y será el sindicato de los dictadores, opresores y avasalladores de los pueblos y no puede hablar ni actuar en nombre de sus víctimas. Mucho menos dicha banda puede usar su falsa legitimación para disciplinar a alguno de sus integrantes.
El mundo en el que vivimos es capitalista, más precisamente imperialista. Consecuentemente avanza hacia la globalización por medio del sometimiento de los más débiles por parte de los más fuertes, estando caracterizado por toda clase de contradicciones y rupturas originadas por la ley de la libre competencia. Por lo tanto, aún cuando todos en la ONU - y también en la OSDE - milagrosamente representaran a gobiernos democráticos, este organismo sería controlado por los estados líderes dentro del sistema capitalista. La meta declarada de Kaufmann, eliminar las desproporciones sociales y la llamativa desigualdad de oportunidades entre los hombres y de esta forma eliminar los conflictos, está en contradicción con el capitalismo, o sea con el carácter burgués de los estados miembros de la ONU, más concretamente con la integridad territorial de muchos de ellos, y finalmente también con la existencia de un organismo internacional integrado por ellos.
Este tipo de orientaciones hacia la ONU se sostienen además en una contradicción irresoluble. La fracción mayoritaria del PDS, el cual independientemente de su nombre y de su base social es hoy en día un partido burgués, aún no quiere (y tiene la muñeca política para conseguirlo) en su discurso mostrar, a los radicales pacifistas que componen la minoría, que temporariamente no desea ni quiere resolver esta cuestión, por lo cual lo único que hace es quedarse inactiva atrapada dentro de ella.
El programa social de Kaufmann sólo es realizable por medio de la autoorganización de las víctimas, lo cual debe venir acompañado por la abolición de la dominación de clase. La propuesta de que por medios pacíficos dicho programa se puede cumplir es un regalo ideológico para la burguesía, ya que la lucha por la eliminación de la explotación del hombre por el hombre es una lucha a muerte. La creencia de que esto se puede lograr sin el uso de las armas es una simple utopía. El lanzamiento de este tipo de propuestas para organismos capitalistas como la ONU es un obstáculo para la formación de una respuesta anticapitalista organizada, justamente aquella que puede relizar el mundo falsamente deseado por Kaufmann y sus compañeros y al mismo tiempo producir el hundimiento de estos.


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