Cómo descubrir la voluntad de Dios
Dirección celestial para decisiones terrenales, del folleto:
"Cómo descubrir la voluntad de Dios", por Charles F. Stanley
"¿Debo casarme con esta chica? Yo creo que
realmente Dios nos ha traído el uno al otro, pero quisiera saber qué tiene
Dios planeado para nuestro futuro".
"Me ofrecieron un empleo en otra región del
país. Tiene mucho en su favor. ¿Podría ayudarme Dios a tomar una decisión
acertada?"
"Mi hija está en el último año de escuela
superior y tiene la oportunidad de seguir estudiando en varias universidades.
¿Cómo puedo saber cuál es la que más le conviene?
Aunque las Escrituras no nos dan una fórmula
precisa para descubrir la voluntad de Dios en estas circunstancias
intensamente personales, sí nos dicen claramente que tenemos un Guía, el
Señor Jesucristo, que nos dirigirá en la dirección acertada y nos ayudará
a elegir lo que es fundamentalmente correcto tanto en las decisiones mayores
como en las menores.
Dios demanda que busquemos racionalmente su voluntad
para nuestras vidas (nuestra parte), pero al final de cuentas debemos depender
de El para obtener la orientación segura y certera (su parte). Nosotros no
tenemos todos los detalles, pero sí tenemos un Guía que todo lo sabe, que
nos ama en todo momento y que todo lo puede, Jesucristo, que promete su
dirección a sus seguidores (su parte).
Tenga presente esta verdad a medida que examinemos los
principios y preceptos de conocer y hacer la voluntad de Dios. Todos deseamos
orientación y Dios la suplirá. No obstante, más que nada anhelamos conocer
mejor al Guía personal que nos dirige infaliblemente por las sendas de
justicia. Este es el contexto correcto y verdadero para buscar la voluntad de
Dios.
¿Tiene Dios un plan para mí?
Antes de que el mundo fuera formado Dios ya tenía
un plan preciso para la salvación de sus habitantes (Efesios 1:3-4). El lo
ejecutó a través de las edades, eligiendo al pueblo hebreo como el medio por
el cual El impartiría sus leyes y enviaría a su Hijo Jesucristo para sufrir,
morir y ser resucitado de los muertos por los pecados del mundo. La Iglesia,
compuesta por creyentes en Cristo, después de la resurrección vino a ser el
testigo visible a un mundo inconverso.
Al mismo tiempo, Dios también tiene un plan para el
universo material. La tierra y el cielo un día darán paso a una creación
totalmente nueva (2 Pedro 3:10-12).
La Biblia es muy clara al hablar de la voluntad de
Dios para los individuos. Él eligió a José, siendo aún muy joven, para
regir a Egipto pese a los años de agonía y, sin lugar a dudas, de
confusión, de prisión y aislamiento. Él escogió a Moisés para sacar a los
hebreos de Egipto. Escogió también a un joven pastorcito, algo insólito,
para ser el rey de Israel que llegó a ser un personaje prominente. El
apóstol Pablo fue enviado a predicar a los gentiles; Pedro, a los judíos.
"Por tanto, no seáis insensatos --exhortaba
Pablo a la iglesia de Efeso y también lo hace a nosotros hoy-- sino
entendidos de cuál sea la voluntad del Señor" (Efesios 5:17). El oró
por los creyentes en Colosas a fin de que fueran "llenos del conocimiento
de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual" (Colosenses
1:9).
El Señor Jesús nos dijo que oráramos con la idea
firme en nuestras mentes de que se hiciera la voluntad del Padre aquí y
ahora, así como también en el cielo (Mateo 6:10).
Santiago nos estimula a pedirle a sabiduría (se
infiere que es su voluntad) cuando estemos faltos de entendimiento, con la
seguridad que Dios responderá con una respuesta personal (Santiago 1:5).
Puesto que nosotros podemos conocer y hacer la
voluntad de Dios es lógico que El tenga un diseño bien pensado y ordenado
para nuestras vidas. En realidad, al ser salvos somos lanzados a una aventura
increíble para descubrir una vida de significado y propósito importantes. En
ella habrá temporadas de problemas y perplejidades desagradables, pero todo
ello también forman parte de nuestra nueva travesía espiritual que iniciamos
al confiar en Cristo. Obtenemos una nueva identidad como "hechura suya
(de Dios), creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas" (Efesios 2.10).
El autor Paul E. Little escribe lo siguiente en su
libro "Cómo afirmar la voluntad de Dios": "Es importante
entender desde el principio que Dios tiene plan y propósito para nuestra
vida. Este es uno de los aspectos sensacionales de ser cristiano --saber que
nuestra vida puede ser parte integrante del plan y propósito de Dios no sólo
por el tiempo, sino por la eternidad".