El cerdo ibérico | ![]() |
La cría del cerdo ibérico está ligada al aprovechamiento de los recursos naturales que ofrecen las dehesas donde pueblan las encinas y alcornoques . Es pues un sistema extensivo en fincas dotadas de la infraestructura suficiente para el aprovechamiento de pastos y bellotas. Las dehesas proporcionan unos recursos alimenticios al cerdo que pueden clasificarse de acuerdo con Antequera ( 1990 ) y Dieguez (1992 ) , en :
Cuando el animal ha alcanzado aproximadamente los 100 kg. pasa a la última fase del ciclo productivo, la de cebo o engorde. El cebo tradicional se realiza en régimen extensivo aprovechando los recursos naturales de las dehesas, es decir, las bellotas complementadas con hierbas y otros pequeños aportes de alimentos existentes en el terreno. Son los cerdos engordados en régimen de montanera. Es una fase de gran importancia, ya que se considera que los cerdos ibéricos así cebados son los que proporcionan los productos cárnicos (jamones, paletas y lomos principalmente) de mayor calidad sensorial.
Sin embargo, el cebo en régimen de montanera no siempre es posible, ya que hay zonas donde la bellota no es suficiente para el número de animales que se programó debido a que la cosecha de bellotas, y la cantidad de hierbas esperadas de una dehesa depende de la bonanza del clima. Por ello, a veces hay que recurrir, cuando los recursos naturales se agotan, a la complementación de la dieta con piensos compuestos comerciales o reponer los últimos kilos (10-20) exclusivamente con dieta artificial. Los animales así engordados son los de recebo. Por último existe un tercer sistema de engorde que es aquel en que la reposición completa se efectúa exclusivamente con piensos compuestos; Se conoce como modalidad pienso.
Los tres sistemas de explotación del cerdo ibérico dan lugar a jamones de diferente calidad. La preferencia de los consumidores por las piezas procedentes de cerdos ibéricos cebados en régimen de montanera conlleva un mayor precio de los mismos al igual que el de la materia prima, la carne, e incluso que el del animal vivo.
Un aspecto desfavorable de los animales del tronco ibérico en comparación con otras razas porcinas mejoradas es su bajo índice de conversión, que es del orden de 10:1. Por ello muchos ganaderos cruzan sus cerdos ibéricos con animales de razas mejoradas, fundamentalmente Duroc-Jersey con lo que se ha conseguido mejorar el índice de conversión y acortar el ciclo productivo y en consecuencia aumentar la rentabilidad. A pesar de ello, se considera que el cerdo ibérico puro origina los jamones de máxima calidad sensorial y en realidad es el solicitado por los consumidores exigentes dispuestos también al mayor desembolso pecuniario.
En conclusión, los jamones (paletas y lomos también) procedentes de cerdos ibéricos (mientras mayor sea su pureza de raza, mejor) alimentados exclusivamente en régimen de montanera son los que alcanzan los más elevados precios en el mercado. No cabe duda que el cerdo ibérico ha venido a solucionar el problema de las dehesas, de difícil aprovechamiento completo para otros fines. Constituye pues una importante fuente de ingresos para toda la franja occidental-suroccidental de España, y en especial para Extremadura, ya que, alrededor del 50% del total nacional se localiza en esta Comunidad Autónoma.