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Los Casares: Arte Parietal Paleolítico en el olvido

Los grabados de Los Casares fueron descubiertos en 1933 por el maestro del pueblo Rufo Ramírez y su hermano. Ellos reconocieron su ignorancia en Arqueología y pronto acudieron a uno de los mejores arqueólogos de su tiempo: Juan Cabré Aguiló. El y su hija Encarnación trabajaron juntos en las dos primeras publicaciones sobre la cueva, de 1935 y 1940. Este gran descubrimiento tuvo fuertes resonancias nacionales e internacionales. Revistas científicas notables publicaron artículos sobre la cueva, escritos por Cabré y otros arqueólogos: Kühn, Obermaier, etc...

Breuil visitó la cueva pronto, pero él tenía otras ideas sobre la cronología y el significado de los grabados. Los diferentes puntos de vista de Breuil y de Cabré no sólo aludían a las representaciones animalísticas y antropomórficas de Los Casares, sino también a otros grabados y pinturas muy importantes de la Prehistoria peninsular española, muchos de los cuales fueron descubiertos por Cabré, como por ejemplo las pinturas rupestres del Levante español.

El Abate Breuil vio en todas las representaciones prehistóricas españolas únicamente una extensión del Paleolítico franco-cantábrico. Sin embargo, Cabré atribuyó a las pinturas del Levante español un carácter autóctono, así como otra cronología, más tardía y en ningún caso paleolítica. Y a los grabados antropomórficos de Los Casares, ubicables cronológicamente en un primitivísimo estadio del Paleolítico Superior, les imputó un carácter especialmente singular. Las investigaciones subsiguientes le darían totalmente la razón.



Muchas otras cuevas con representaciones paleolíticas y arte mueble han hecho su aparición en la meseta castellana. ( la cueva de La Griega, la placa de Villalba, los grabados al aire libre de Siega Verde, la cueva de Maltravieso, etc...) y en el Sur ( las cuevas de La Pileta, con más de 1.000 piezas de arte mueble, Nerja, Carigüela y otras ). En muchas, al igual que en Los Casares, podemos encontrar un gran número de representaciones solutrenses. Todo ello nos induce a pensar que probablemente hubo grandes migraciones desde África hacia la Península Ibérica en este período.

Figuras de antropomorfos, de probable filiación auriñaciense, hay en todas las estancias de Los Casares. Cabré y Breuil coincidieron en esta apreciación cronológica. Un gran número de grabados corresponde a interestadiales templados dentro de la glaciación Würm. No obstante, hay también representaciones de animales que correponden a períodos fríos (picos glaciares):
- Un rinoceronte lanudo (rhinoceros tichorhinus), grabado a 150 m. de la entrada.

- Un glotón (¡¡¡EL ÚNICO GLOTÓN PALEOLÍTICO EN ARTE PARIETAL DEL MUNDO!!!), grabado en la estancia más alejada de la entrada conteniendo representaciones, la denominada cavidad C por Cabré, a unos 170 m. y un mamut lanudo (¡¡¡REPRESENTADO FRONTALMENTE!!!), grabado en la primera estancia, llamada cavidad A por Cabré, y situada a unos 55 m. de la entrada.

- Hay asimismo un mamut de piel desnuda en el mismo espacio del otro mamut, grabado por detrás.
Algunas figuras de mayor formato corresponden con toda claridad a un período magdaleniense: el felino, el bisonte (no reconocido como tal por Breuil), el uro (la figura más grande de la cueva) y el gran ciervo. Estos grabados nos recuerdan las pinturas de Altamira. Quizás fueran realizados por gentes llegadas del N durante el último pico glaciar. Cabré encontró útiles premagdalenienses (así los calificó él) fuera de la cueva, cerca de la entrada. Por desgracia estos útiles han desaparecido. Hemos preguntado en diferentes museos y hemos leído a un tiempo todas las publicaciones sobre la cueva. Los arqueólogos citan dichos útiles, pero nadie comenta su desaparición. Y éste es sólo uno de los muchos silencios que rodean a la cueva.

Sólo se han desarrollado tres campañas de excavaciones en esta cueva (1966, 1967 y 1968), dirigidas por Beltrán y Barandiarán, exclusivamente en el "vestíbulo" y en el seno A. Las secuencias estratigráficas mostraron útiles paleolíticos del período musteriense y un metacarpiano humano de una mujer neandertalense. Les siguen niveles revueltos (probablemente del Paleolítico Superior), que nos dan información de posibles inundaciones en períodos interestadiales. Los niveles más altos son más finos y contienen restos post-paleolíticos.

- Hay otros puntos dentro de la cueva con mucho interés para realizar en ellos nuevas excavaciones:

- Tres lugares del seno A: dos puntos, que fueron probablemente viejas entradas, uno de ellos cubierto por grandes piedras caídas durante los deshielos y el otro por depósitos estalagmíticos, y uno último en el acceso del seno hacia el resto de la cueva.

- Un lugar en el pasillo que va del seno A al seno C, que contiene un interesantísimo grabado de un animal o antropomorfo sin cabeza dando a luz un pequeño antropomorfo o placenta. Por ello hemos escrito a HUGO EUROPA (la organización europea para el genoma humano), pues pensamos que en este lugar podrían existir grandes cantidades de ADN fósil. Otros antropomorfos grabados en la cercana cavidad B, como una madre con su hijo, nos llevan a considerar este lugar un posible paritorio.

- La cavidad C, una amplia estancia decorada con un gran número de grabados y algunas pinturas muy deterioradas.

- El resto de la cueva a partir de este punto, un largo pasillo de 90 m. sin grabados, fue un lago antes de que descendiese el nivel freático al final de la glaciación.
El número total de grabados y pinturas es aproximadamente de 168, contando animales, antropomorfos e ideomorfos (vulvas, penes, tectiformes, puntos, flechas, manchas, etc...). Este conjunto de figuras da lugar a 28 escenas significativas.


Es esencial para comprender la naturaleza religiosa de la cueva percatarse de la existencia de sendas liebres al comienzo y al final respectivamente de la parte de la cueva conteniendo grabados. Las liebres protegen el área sagrada contra los malos espíritus. Si en un primer análisis eliminamos los signos aislados carentes de un significado claro, distinguimos 90 zoomorfos y 19 antropomorfos incuestionables.

Las escenas fundamentales se encuentran en las tres grandes cavidades de la cueva, pero hay también pequeñas escenas interesantes en los pasillos que unen las cavidades. No disponemos de espacio en este breve artículo para describir con detalle todas y cada una de las figuras de esta riquísima cueva. Pero ya que hemos descrito, aunque muy brevemente, algunos de los importantes grabados de animales, procederemos ahora a escribir algunas líneas sobre tres importantes escenas de antropomorfos. En dichas escenas los antropomorfos aparecen con animales, máscaras de animales y signos (vulvas y penes).

En el seno A podemos encontrar la escena más importante de la cueva y posiblemente la más importante secuencia de grabados de antropomorfos de todo el arte rupestre paleolítico conocido. No poseemos la "Piedra Rossetta" que nos traduzca este primer esbozo de lenguaje de hace 20.000 años, pero aún así podemos hacer una descripción lo más exacta posible y una breve interpretación de la escena.

Los diferentes grupos de antropomorfos con animales y signos, vistos de izquierda a derecha, son los siguientes:

1º) Un antropomorfo de sexo femenino, con rasgos sexuales secundarios fuertemente acentuados. a) es penetrado por un antropomorfo masculino con cabeza de pájaro, y provisto de un enorme pene, o b) mantiene en sus brazos un antropomorfo masculino con un pene enorme circuncidado.
Ambos antropomorfos dirigen su vista hacia:

2º) Un mamut lanudo representado frontalmente (probablemente una máscara) grabado encima de otro grabado de mamut (de piel desnuda) con representación lateral. Un largo colmillo sale del mamut lanudo justo hacia la vulva del antropomorfo femenino. Otro antropomorfo con cara "trompuda" (¿un espíritu?) está a la derecha de los mamuts.

3º) Un antropomorfo ventrudo, con apariencia de mujer preñada, levanta sus brazos en una actitud de oración. Este grabado está realizado sobre otro grabado de una yegua preñada. Una gran vulva está grabada a la espalda del antropomorfo. Investigaciones posteriores nuestras han determinado la existencia de un pequeño antropomorfo naciendo. Un pez aparece grabado en una hornacina pequeña debajo de este conjunto.

4º) Un antropomorfo con cara de perro se está lanzando al río o lago. El pequeño río Linares debió ser mucho mayor, e incluso quizás contener zonas lacustres, en las épocas de deshielo entre picos glaciares.

5º) Tres antropomorfos, que parecen ser un hombre, una mujer y un niño, están en el río tomando parte en una ceremonia ritual aparentemente. Muchos peces rodean a los cuatro antropomorfos citados en último lugar.
Hay también otra escena muy interesante de antropomorfos en la cavidad B: Un antropomorfo alargado (¿una mujer?) mueve sus brazos de tal modo que nos recuerda la forma de mecer a un niño. En el suelo gatea un niño, que tiene una cabeza redonda y desproporcionadamente grande (¿hidrocefalia o máscara?).


Otra importante escena de antropomorfos está grabada en una gran hornacina a la entrada del seno C: Un antropomorfo grande con una máscara está bailando o huyendo de otro antropomorfo que se encuentra grabado a su espalda y cuyo enorme pene incircunciso se dirige hacia una vulva. Este peculiar par de antropomorfos está a la entrada de una cavidad, la C, que posee una multitud de grabados de animales. En esta cavidad también podemos contemplar una cópula de una pareja de animales, aparentemente caballo y yegua


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