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LA CUEVA DE LOS CASARES: UNA APROXIMACIÓN
AL ESTUDIO DE GRABADOS DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR
Texto: Andrés Acosta González
( Doctor en Historia ).
José Manuel Molinero Barroso ( Fotógrafo).
1. Introducción.
Analizaremos en este brevísimo trabajo
sólo un fragmento de un panel de grabados situado en una de las
estancias mayores de esta cueva, estancia que el gran arqueólogo
Juan Cabré Aguiló , primer estudioso de la misma, llamó
‘seno A’, denominación que seguimos manteniendo. Este
seno es el más cercano a la entrada, y está exactamente
a 55 m. de distancia de ésta.
La Cueva de Los Casares se nos muestra como una aparente singularidad
dentro del Arte Paleolítico conocido por varios motivos: su ubicación
en pleno interior de la Península Ibérica (Riba de Saelices
- provincia de Guadalajara), la abundacia de grabados (cerca de 200 entre
antropomorfos, zoomorfos e ideomorfos) frente a la casi total inexistencia
de pinturas, una cantidad grande de grabados de antropomorfos (19 en total)
y la variedad zoológica, estilística y cronológica
de estas manifestaciones artísticas pertenecientes a distintas
etapas del Paleolítico Superior.
Al lector interesado en múltiples aspectos que ahora no vamos a
tratar (cuestiones geológicas, geográficas, paleontológicas,
antropológicas, prehistóricas, arqueológicas, artísticas
o descriptivas de la cueva en general) le remitimos a la bibliografía
que reseñamos al final, advirtiéndole no obstante que, en
nuestra opinión, queda muchísimo por hacer. Hay quien piensa
que, en realidad, no hemos hecho más que comenzar.
La sucesión de escenas que vamos a estudiar puede verla el lector
impresa en este artículo. Reproducimos los calcos de Juan Cabré
Aguiló y su hija Mª Encarnación Cabré Herreros,
pues aunque parezca asombroso, dada su antigüedad, son los que más
fielmente reproducen lo que nuestros ojos han captado en las múltiples
sesiones de trabajo que hemos desarrollado “in situ”.
El fragmento que vamos a describir con la mayor exactitud objetiva posible
consta de 4 grupos de figuras, ordenados de izquierda a derecha así:
1ª) Una pareja de antropomorfos de distinto sexo, mostrando
el femenino una acentuada esteatopigia y apareciendo el masculino notablemente
ithyfálico.
2ª) Dos elephas, de los cuales uno, el lanudo, tiene representación
frontal y aparece parcialmente superpuesto a otro, aparentemente de
piel desnuda, con perspectiva lateral.
3ª) La cabeza zoomorfa de un hipotético antropomorfo, cuyo
significado se nos antoja confuso.
4ª) Un antropomorfo ventrudo con los brazos levantados superpuesto
a un équido (aparentemente una yegua por lo abombado del vientre),
existiendo, como más adelante explicaremos con detalle, una continuidad
en los trazos de ambos. Y además, en la misma escena, una gran
vulva en la espalda del antropomorfo ventrudo, un diminuto antropomorfo
emergiendo de la zona vulvar del anterior y un pez.
El habitáculo en el que se encuentra este conjunto de grabados,
unidos todos ellos por un aparente hilo argumental, posee una altura
máxima aproximada de 2,50 m. y una anchura máxima de 4,70
m., aunque en el lugar donde se encuentra el panel que estudiamos el
seno se va reduciendo hasta dar, unos metros a la izquierda , con un
acceso algo más estrecho que conduce al resto de la cueva. El
suelo es liso y cuasi-horizontal en esta zona, aún no perturbado
por las filtraciones de agua que ya se manifiestan en el acceso anteriormente
mencionado.
Toda esta sucesión de escenas se encuentra en una pared larga
de morfología ondulada, pero también quebrada en muchos
puntos por desprendimientos que han tenido lugar, con toda probabilidad,
antes y después de la realización de las figuras. La superficie
tiene dureza, pero se quiebra, tal y como hemos indicado, siendo su
textura escamosa y con grietas.
Sólo hay una zona análoga en este seno donde la sucesión
de escenas que estudiamos podía haber sido grabada. Se trata
de un espacio situado en la misma pared, a la derecha. Pero ahí
hay otras escenas de antropomorfos que podrían interpretarse
como una continuación de las que aquí nos ocupan, si bien
esta consideración requiere un estudio muy detallado que por
ahora no estamos en condiciones de encarar.
Hay dos factores que rompen la continuidad entre los dos conjuntos de
grabados: uno primero y menos importante, de carácter físico,
que consiste en un desnivel de la pared, el cual sitúa a este
otro grupo de figuras en un plano distinto, más profundo; y el
otro, semántico, pues las escenas nos están mostrando
actividades en un medio acuático (un antropomorfo lanzándose
a un lago o río y, más a la derecha, tres antropomorfos
erguidos, mirando todos hacia la izquierda, entrando o saliendo del
agua). Estas dos escenas contienen asimismo una gran cantidad de peces
grabados.
Pero también existen factores que invitan a pensar en una posible
continuidad, y que por tanto todo el panel posea un significado único,
global. El primero de ellos se basa en el resultado de la iluminación:
colocado el punto de luz en un determinado lugar central y alejado unos
metros de la pared, las cinco escenas comentadas se nos aparecen como
si formaran parte de un políptico, distinguiéndose los
detalles de todas ellas a un tiempo, fenómeno éste muy
difícil en los grabados paleolíticos como el lector documentado
en estos temas debe saber. Y el otro factor alude al trazo: es en todo
análogo al de la mayoría de las figuras correspondientes
al conjunto que en este artículo se va a analizar.
2. Análisis del primer grupo de figuras.
Dado que en este estudio no es nuestro objetivo
primordial hacer una interpretación de contenidos, sino casi exclusivamente
un análisis técnico, resulta irrelevante comenzar el análisis
de izquierda a derecha o a la inversa. Comenzamos con el estudio de los
dos antropomorfos situados a la izquierda, que tal y como en la figura
impresa se puede observar, poseen los rasgos identificativos externos
que a continuación resaltamos:
a) El antropomorfo de la izquierda es acentuadamente esteatopígico.
Posee un contorno facial y craneal muy esquemático, similar al
de otros antropomorfos que se encuentran en una escena acuática
grabada en la misma pared hacia el interior de la estancia. Y levanta
el único brazo que aparece grabado para cogerse con uno de los
brazos con forma de ala del otro antropomorfo.
b) El antropomorfo de la derecha se encuentra a mayor altura. Posee cabeza
zoomorfa con apariencia de pájaro y brazos con aspecto de alas.
Sin embargo, el resto del cuerpo tiene apariencia humana.
c) En medio de ambos, y arrancando de las ingles del antropomorfo de la
derecha para llegar al vientre del otro antropomorfo, hay un ideomorfo
que ha sido interpretado como un pene descomunal por algunos, o como un
pisciforme por otros.
El estudio del punto donde hay que situar la luz para ver mejor la figura
nos llevó bastante tiempo. Si lo que queremos ver solamente es
esta representación grabada, existen varios puntos, de los cuales
destaca un poco el situado a la altura del ojo del mamut lateral y a 10-15
cm de separación de la pared. Pero al analizar otro día
los dos mamuts nos pudimos percatar de la confusión: situando la
luz a la derecha de éstos brotan nítidos los dos antropomorfos
de la izquierda, así como los dos mamuts.
Estas dos figuras aparecen considerablemente ‘completas’,
si exceptuamos la ausencia de parte de las piernas, así como total
de los pies, fenómenos éstos comunes a todas las representaciones
antropomorfas y zoomorfas de la cueva. Pero no cabe olvidar determinadas
carencias, éstas dramáticas: las producidas por el deterioro.
Este deterioro, que tiene un componente natural y otro accidental, parece
ir en aumento y ya es crítico en algunos puntos para seguir y reconocer
el surco de muchos grabados de la cueva. En esta representación
afecta concretamente al falo y a la parte inferior del antropomorfo femenino,
tratándose en ambos casos de desprendimientos posteriores al grabado.
El conjunto tiene 27 cm de ancho contando desde el cuello del antropomorfo
izquierdo hasta la espalda del derecho y 50 cm de altura total. La distancia
al suelo de la parte más baja de la representación es de
1,40 m. La figura más cercana es el mamut lateral, que comienza
a 5 cm. No obstante, asimismo hay surcos muy finos encima del antropomorfo
femenino aún sin estudiar. No parecen formar parte de esta escena.
Pero la investigación ayudará a desvelar estas dudas. Por
otra parte, estas representaciones que analizamos, al igual que la mayor
parte de los grabados de esta cueva, se superponen a borrosos trazos de
difícil identificación.
Ambos antropomorfos tienen presentación lateral y ambos miran hacia
la derecha, aunque en el de la derecha el resto del cuerpo “mire”
hacia la izquierda. Hay por tanto, en el antropomorfo ithyfálico,
una torsión de la cabeza de 180º .
Todas estas características generan una impresión de actividad,
una sensación de que la pareja de antropomorfos realiza una acción
mientras dirigen su vista hacia el o los mamuts.
Detrás del antropomorfo femenino hay ideomorfos grabados que en
dos casos parecen vulvas: tras la espalda, a la altura del falo, y más
abajo a la izquierda (éste más claro que el anterior).
El análisis de los trazos nos ha revelado lo siguiente:
1º) Salvo en el falo, las figuras están conseguidas
en un único intento. No hay correcciones. Y en el falo, lo que
parecen correcciones se confunden con deterioros, debido a lo quebradizo
de la pared.
2º) Los surcos no son muy anchos: de 2 a 3 mm y sí son más
profundos que anchos en determinados lugares. No hay inclinación
de la pared del surco (“bisel”). Todo ello apunta a un útil
del tipo de una cuchilla de sílex.
3º) Predominan los trazos largos completos de arriba a abajo y
de derecha a izquierda, con inflexiones y cambios de dirección.
Cada línea se compone de un único trazo. Los trazos son
únicos, nítidos, seguros y firmes.
4º) La definición de estos grabados es esencialmente lineal
y nunca pictórica. Las formas de la roca no suelen aprovecharse
para resaltar el volumen, sino en algún caso las grietas para
resaltar alguna línea. En el interior de las figuras sólo
se graba lo estrictamente esencial: en los antropomorfos, los ojos,
y en el falo, la definición del glande. Las restantes “rayas”,
o son grietas, o son restos de otros grabados anteriores. En los calcos
de Cabré aparecen algunas de estas “rayas” mal dibujadas,
lo cual no desmerece en nada su extraordinario trabajo, teniendo en
cuenta la dificultad de recoger por vez primera un volumen de información
tan importante en un corto período de tiempo. Él mismo
alude a estas dificultades en uno de sus espléndidos trabajos.
Nosotros llevamos ya más de dos años estudiando esta cueva,
y cada vez descubrimos nuevos trazos o nos percatamos de errores cometidos
por nosotros en visitas anteriores. Estas superposiciones de trazos
con cronologías presumiblemente distintas en algunos casos, o
que son sincrónicas y obedecen por tanto a razones técnicas,
artísticas o de otro tipo, son muy frecuentes en Los Casares.
5º) El punto donde situaríamos el foco luminoso para ver
mejor esta escena conjugando luz, morfología de la pared y trazos
está a 15 cm sobre la perpendicular del ojo del mamut lateral.
3. Análisis del segundo grupo de figuras.
No es abundante la representación de
elephas en el arte parietal de la Península Ibérica. Pues
bien, aquí hay dos. En esta escena, a la izquierda, aparece el
grabado de un elefante de perfil mirando hacia la izquierda, que en un
principio creimos de piel desnuda, o sea un elephas antiquus, pero que
en realidad es un mamut, y a la derecha una cabeza de mamut lanudo con
representación frontal, o sea un elephas primigenius.
Lo que sí resulta evidente es que ambos mamuts parecen responder
a autores diferentes y a intenciones quizás distintas. Parecen
figuras superpuestas. Analizaremos ambas figuras conjuntamente, pero no
considerándolas a priori de la misma escena.
El mamut lateral tiene un punto de luz diferente al mamut lanudo. En realidad,
aquél puede verse desde cualquier sitio con bastante nitidez, mientras
que para ver bien el lanudo ha de situarse el foco hacia la parte inferior
derecha.
La figura del mamut lateral aparece incompleta, y ello es debido a concepción
artística o a que la cabeza del mamut lanudo cubre lo que pudo
ser el resto del lomo y patas del otro. Consideraremos que la representación
lateral del mamut pertenece a una cronología diferente, posiblemente
más antigua, no sólo porque se distinguen claramente los
trazos del lanudo por encima, sino por las claras diferencias en el surco.
El mamut lateral tiene un surco que parece “repasado”, una
característica que es común a algunos grabados de la cueva,
como por ejemplo la cabecita de hemión del seno C. Asimismo ha
de destacarse que la anchura del surco y la inclinación de la pared
del surco coinciden con los del glotón y rinoceronte del seno C,
como muy bien señala Cabré en su trabajo. Sin embargo, no
todo el grabado está así. Su lomo tiene una pátina
notable.
Por el tipo de trazo, así como por el útil con el que se
pudo hacer y por los restos de pátina, se ven muy semejantes los
trazos del mamut lateral y los de la cabeza del antropomorfo con cara
trompuda grande perteneciente a nuestra tercera representación.
Si colocamos la luz ½ m más baja, próxima a la pared,
y a media distancia de las dos, se ven igual de bien los dos grabados
y apenas se distingue la cabeza frontal del mamut lanudo que está
en medio.
Hay un gran deterioro, aparentemente de carácter accidental, en
toda la superficie. Ello no es óbice para que, con una adecuada
iluminación, y con los puntos de luz situados en el sitio correcto,
se puedan distinguir completas las dos figuras.
Los dos mamuts están a la misma altura, siendo 1,60 m la distancia
al suelo de la parte más baja. El mamut de presentación
lateral tiene un ancho de 16 cm contando el lomo y 6 cm su cabeza, siendo
su longitud en vertical de 32 cm. El mamut lanudo tiene un ancho de 15
cm (sólo la cabeza, sin contar las longitudes de los colmillos)
y una altura de 27 cm. El colmillo izquierdo sale de este mamut y llega
al bajo vientre del antropomorfo esteatopígico de nuestra primera
representación. Mide este colmillo 42 cm. El colmillo derecho sale
asimismo del mamut lanudo, recorriendo unos 34 cm en dirección
a lo que nosotros hemos dado en llamar la representación 4ª,
el antropomorfo ventrudo y la yegua, no llegando a tocar esta figura.
La identificación del mamut lanudo es la clave de este conjunto
de figuras. Está en el centro: su distancia a la pareja de antropomorfos
de la izquierda es de unos 28 cm y a los cuartos traseros de la yegua
de la derecha de unos 30 cm. Las tres representaciones que analizamos
(la pareja de antropomorfos, el mamut lanudo y el antropomorfo ventrudo
con la yegua) están todas al mismo nivel y distan del suelo en
sus respectivas partes más bajas casi la misma longitud: 1,40 m;
1,60 m y 1,55 m. El conjunto es artísticamente armónico.
Hay un equilibrio en todas las distancias.
El mamut lanudo ha sido identificado como máscara solamente por
Cabréen 1934 y por Jordá en 1983. Coincidimos plenamente
con ellos por razones que a continuación enumeraremos. Pero antes
quisiéramos expresar nuestro asombro por no haber sido realizada
esta consideración antes en ningún otro de los trabajos
sobre antropomorfos en general o sobre la Cueva de Los Casares en particular.
Cabré no se atrevió a exponerlo de nuevo en su trabajo de
1940, posiblemente por el nacionalcatolicismo imperante y las implicaciones
interpretativas que tal reconocimiento llevaría aparejadas. Ripoll
no dice nada al respecto en su detallado trabajo sobre antropomorfos en
las cuevas españolas y Ucko y Rosenfeld tampoco aluden a esta posibilidad
en su extensa ponencia del Simposio de Santander. Igual podemos decir
de Delporte, Graziosi u otros.
La cabeza del mamut frontal tiene contorno y volumen plenamente humanos,
posee la silueta de un cráneo de persona. Los ojos de la figura
tienen una disposición que corresponde al de un rostro humano.
Asimismo, los colmillos se orientan en las direcciones que la intencionalidad
del artista desea, pero no se disponen en la forma que un elefante tendría.
Todo hace pensar en una máscara.
La interpretación de Jordá es la que con mayor profundidad
se ha hecho hasta la fecha. Él habla de una “máscara-mamut”
, es decir, de un ser con los atributos del mamut.
El análisis de los trazos nos ha revelado lo siguiente:
1º) Ambos mamuts están conseguidos en sendos
únicos intentos cada uno por separado. No hay correcciones.
2º) Los surcos no son muy anchos en el mamut lanudo: de 2 a 3 mm,
llegando a 4 mm en algunas pocas zonas, y son más anchos en el
mamut lateral: oscilan entre 2 mm en el lomo y 5 mm en el contorno del
craneo. Son más profundos en el mamut lateral que en el lanudo.
No hay inclinación en la pared del surco. Todo ello apunta a
un útil del tipo punzón.
3º) El colmillo de la izquierda tiene trazo doble de buril.
4º) El mamut lanudo tiene en las lanas del interior trazos dobles,
triples, etc...
5º) Los trazos son firmes y seguros.
6º) Las formas de la roca sólo se aprovechan para el cuerpo
del mamut lateral.
7º) El trazo está borroso en algunas lanas del mamut lanudo
y difuso en la definición de su cráneo (quizás
por el deterioro antes citado).
4. Breve descripción de la tercera representación.-
Este grabado posee un trazo algo parecido al del
mamut lateral. Por otra parte, surge en todo su esplendor dentro del mismo
punto de luz que dicho mamut, no distinguiéndose bien entonces
las restantes figuras del conjunto.
La parte superior es un contorno facial con partes de la cara reconocibles
en su interior: ojo, oreja y boca. Esta cara trompuda zoomorfa tiene en
la cueva algunos correlatos: un antropomorfo sedente de grandes dimensiones
que se encuentra en la pared opuesta de este mismo seno, un antropomorfo
en actitud aparentemente cabalgante sito en igual zona y un antropomorfo
ithyfálico situado detrás del “antropomorfo-brujo”
con máscara monstruosa dentro de una hornacina natural a la entrada
del seno C.
La parte inferior ha sido descrita por Jordá como un falo, mientras
que analizándola en detalle hemos creido ver una continuidad del
trazo hacia la derecha que asemeja esta figura en su conjunto al antropomorfo
sedente antes citado.
En cualquier caso, más parece una figura perteneciente a otra etapa,
que los grabadores posteriores respetaron, como es muy común ver
en los grabados de época paleolítica.
5. Análisis del cuarto grupo de figuras.-
Este conjunto complejo consta de 5 figuras:
un antropomorfo ventrudo con los brazos alzados, una posible yegua imbricada
con aquél, una gigantesca vulva grabada a su espalda, un diminuto
antropomorfo en posición invertida emergiendo de la zona vulvar
del antropomorfo ventrudo y un pez en una hornacina debajo del conjunto
citado.
Los cuartos traseros de la yegua distan 30 cm del mamut lanudo. La armonía
de distancias invita a pensar en que la elección del sitio no es
casual. Se aprovecha casi el 100% del área disponible para representar
esta escena. Otras distancias a resaltar son las siguientes: 1,55 m al
suelo desde la parte más baja de la figura, 40 cm de longitud y
40 cm de ancho.
Al igual que nos ocurriera con la pareja de antropomorfos y con el mamut
lanudo, el punto donde hay que situar la luz para ver mejor el grabado
está unos 30 cm distante de la pared y a la derecha de la figura.
En este caso frente a la pata delantera de la yegua.
El grabado tiene un deterioro que oscila entre un 30% y un 40% de la totalidad
del espacio en el que se encuentra ubicado. La parte superior del antropomorfo
y la crinera de la yegua casi ni se distinguen ya. En su parte inferior
aparece incompleto por necesidades de encuadre, pues se encuentra limitado
por el quiebro inferior de la pared. La asociación antropomorfo-équido
la encontramos en la propia Cueva de Los Casares en la pared de enfrente
de este mismo seno, así como en la Cueva de la Griega. Antropomorfos
en análoga postura de brazos levantados, que además, ¿casualmente?,
tienen presentación lateral mirando hacia la derecha, existen también
en Altamira.
Del antropomorfo se distinguen cráneo (muy débil), frente
(muy débil), ojos, cuello (muy débil), brazo, vientre (para
el que se aprovecha el volumen del saliente de la piedra), piernas, nalga,
muslo, pierna y espalda.
De la yegua distinguimos copete, cresta, crines, hocico, cráneo,
frente, orejas, belfo inferior, surco del belfo, quijada, ojos, cuello,
cruz, pecho, lomo, ijares, grupa, vientre, rabo, cuartos delanteros con
brazo y caña, cuartos traseros con nalga, muslo, pierna, corvejón
y caña.
El análisis de los trazos nos ha revelado lo siguiente:
1º) Sólo se detectan varios intentos en el dibujo de los
trazos correspondientes a la confluencia de la nalga del antropomorfo
y el vientre de la yegua. Ello no obsta para que dicha confluencia se
distinga claramente:
a) ambas pátinas, la del surco del équido
y la del surco del antropomorfo, son
idénticas en esa zona,
b) ambos surcos tienen igual ancho, igual inclinación en la
pared del surco e igual
profundidad,
c) hay un pequeño tramo inequívocamente común,
con los rasgos anteriormente
descritos, sin el cual la continuidad de ambas figuras quedaría
en entredicho.
2º) Los restantes trazos son únicos, simples y firmes.
3º) La diferencia entre la pátina del interior del trazo
y la de la pared circundante es muy pequeña en casi toda la silueta,
sobre todo en su parte superior,debido quizás al “abombamiento”
de la pared en este lugar.
4º) La anchura del surco oscila entre 2 y 3 mm.
5º) La profundidad del surco es pequeña, costando trabajo
incluso, en algunos casos (cabeza del antropomorfo), apreciar el trazo.
6º) No hay bisel. El útil puede haber sido, en este caso,
un palo o una cabeza de hueso.
7º) Predomina el trazo difuso frente al limpio (nítido),
aunque este rasgo, debido al deterioro, requeriría un análisis
más detallado.
Además del antropomorfo ventrudo y la yegua han de citarse los
siguientes grabados adicionales en este grupo:
a) Rayas paralelas cruzando el conjunto en diagonal desde
el alto vientre del antropomorfo hasta el cuello de la yegua. Tienen
una pátina mucho más densa y oscura en su interior,
por lo que pueden ser anteriores a la pareja antropomorfo-yegua.
b) Figura en forma de mandorla a la espalda del antropomorfo. La raya
de la espalda la desdobla en dos, tomando así el aspecto de
las frecuentes vulvas grabadas o pintadas en arte parietal.
c) Analizando con amigos detenidamente este grabado en una de nuestras
múltiples visitas, se pudo distinguir una diminuta figurita
en la zona vulvar del antropomorfo ventrudo: se trata del contorno
claro de un pequeñísimo antropomorfo en posición
invertida. No obstante, este aserto requiere un análisis más
profundo y detallado, pues el interior de esta figurita tiene color
rojizo, como si procediese éste de un deterioro natural de
la roca en época muy posterior a la realización de todo
el conjunto.
d) Pez horizontal grabado en una hornacina natural de la roca debajo
de todo el conjunto antes citado. La frecuencia de peces dentro de
esta cueva, y muy especialmente en las escenas acuáticas ya
descritas, a la derecha del conjunto que estudiamos, nos hace pensar
en una posible relación que va más allá de la
mera subsistencia, pero estas consideraciones quedan fuera de lo que
en este trabajo se pretende.
6. Conclusiones.-
1ª) La sucesión de grabados estudiados
se compone de 3 escenas sucesivas dentro de un panel muy complejo. En
dicho panel las escenas citadas aparecen superpuestas a dos figuras
de autoría diferente y, posiblemente, época distinta.
Asimismo, a continuación de aquéllas hay grabadas dos
escenas más que, aunque de aparente contenido distinto, parecen
tener igual autoría que las tres principales de nuestro análisis.
Futuras investigaciones nos aportarán más luz.
2ª) Hay dos puntos de luz, uno cercano a
la pared y otro más alejado, desde los que las tres escenas analizadas
(pareja de antropomorfos y falo; máscara-mamut; antropomorfo
ventrudo con vulva sobre équido) se ven como un todo único.
3ª) El tipo de trazo es análogo para
las tres escenas. Predominan las líneas largos completos de arriba
a abajo y de derecha a izquierda. Son además, en los tres grupos
de grabados, firmes seguros y limpios.
4ª) La anchura y profundidad del surco son
iguales en las tres. No hay inclinación en la pared del surco.
5ª) Hay una gran armonía de estilo
en el conjunto.
6ª) Los colmillos de la “máscara-mamut”
parecen orientar el sentido iconológico del conjunto:
Colmillo 1º Colmillo 2º
suave torsión
del conjunto.
7ª) Todas las figuras miran hacia la derecha,
a excepción de la máscara-mamut que no obstante, exhibe
una tenue torsión de izquierda a derecha.
8ª) La dimensión de la vulva que
está a la espalda del antropomorfo ventrudo es análoga
a la del falo en la escena de los dos antropomorfos, estando ambas representaciones
aproximadamente a la misma altura.
9ª) El colmillo izquierdo de la máscara-mamut
apunta a la zona vulvar del antropomorfo esteatopígico.
10ª) El vientre del équido se continúa
en la nalga del antropomorfo ventrudo. Hay un evidente posible significado
simbólico de interinfluencia.
11ª) Por todo ello concluimos que las tres
escenas estudiadas tienen una relación lingüístico-formal
con cadencia semántica de izquierda a derecha. Careciendo aún
de la “Piedra Rossetta” que pueda traducirnos su significado,
dejamos a cada uno la libertad de interpretar los grabados.
7. Breve apéndice bibliográfico.-
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