Mensaje de el Camarada Ilich Ramírez al 9no. COngreso de la JCV
Queridos camaradas de la Juventud Comunista: Aun siendo a distancia, me llena de felicidad dirigirme a viva voz a jóvenes comunistas que comienzan una vida de militancia revolucionaria, igual que yo a los catorce años, en enero de 1964 como secretario de educación de una célula de la Juventud en el liceo ?Fermín Toro?, implantada por Carlitos Rodríguez. Periplo de cuarenta años de lucha en la primera línea del antimperialista, en la tradición internacionalista iniciada por Gustavo Machado en Nicaragua, en el Estado Mayor de César Augusto Sandino, Capitán Zapatista, General de hombres libres.
jcv
En 1994, frente a una jurisdicción judicial de excepción, en Francia, dicté un esbozo histórico del rol revolucionario del PCV. Nuestro país fue el único donde el movimiento comunista no sufrió las fracturas de la escisión, Trotskista y Maoísta, y por consiguiente no se arraigó el odio antihistórico contra el fundador del ejército rojo ni el sarampión infantil que se cubrió en el nombre del visionario líder de la gran marcha, al ocaso de su vida.
Estábamos todos con la Unión Soviética sin que nuestra Dirección fuese agente de los soviéticos y estábamos todos con Mao sin disfrazarnos de chinos.
Tras la debacle del llamado socialismo real, estrenado por la inercia burocrática, el oportunismo destructor, la deriva policial que castró los ímpetus revolucionarios de varias generaciones de konsomoles y otros jóvenes comunistas, quedaron sólo en la brecha, los verdaderos comunistas.
El Partido Comunista debe ser un partido de dirigentes. Donde haya un comunista, siempre encabezará al movimiento popular, gremial, sectorial, militar-patriótico.  El Partido no es detentor de una verdad  inmanente ?para eso están las religiones reveladas- sino de vanguardia típica en ebullición del movimiento revolucionario, con sus profundas raíces en la historia, con el instrumento formidable de la dialéctica materialista que nos legó Marx, y con la arrolladora herencia de la organización leninista ¡Indestructible!
En el despelote de la revolución bolivariana, característico de las revoluciones genuinamente populares, hay un factor primario de inestabilidad: la toma del poder formal por la vía electoral, de una coalición heteropinta, sin partido dirigente, en torno a Hugo Chávez, auténtico hijo de nuestro pueblo, hombre a eliminar por el yanqui imperialista y sus histéricos títeres locales, incluyendo tránsfugas del bolivarianismo.
La adhesión total del Partido al proceso bolivariano, es la continuación de la larga maduración política de los comunistas venezolanos, polo incólume de la revolución, sin cálculos politiqueros, ambiciones personales o luchas por puestos burocráticos, dedicado a la defensa de los principios bolivarianos y leninistas, y de los intereses de nuestro pueblo, el sub-magma iberoamericano.
El Partido debe ser el aval de la conciencia de la revolución bolivariana, por el poder popular, según las decisiones del VI Pleno del Comité Central, en la dura vía venezolana hacia el socialismo. Les pido que piensen en la manera de arrebatar definitivamente la religión de manos de los explotadores, para que vuelva a ser instrumento de liberación de las inmensas masas de creyentes. La fe mueve montañas. En Iraq, en Puerto Rico, en Palestina, en Francia, en Colombia y Venezuela, el enemigo es el mismo. ¡Salud Camaradas!
                                                               CarlosPrisión de Saint-Maur, Francia, 24/6/2003