Sus crimenes no quedarán impunes

El gobierno de Álvaro Uribe Vélez solicita y en algunos casos exige, en los foros internacionales, apoyo para la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo y claro, logra respaldo; porque según la forma como se presenta la situación y las inmensas mentiras con que velan su proyecto fascista; ¿quien se va a oponer?.

Si el narcotráfico y el terrorismo son fenómenos que van en contravía del desarrollo humano, lacras del darwinismo social que vivimos, sucesos que ofenden la naturaleza humanista de las personas.

Sin embargo y para colmo del cinismo, los manipulados y manipuladores medios de información nacionales, se encargan de presentar y traducir ese apoyo a la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico como formas de intromisión en el conflicto interno y condenas a la insurgencia.

Nunca dicen que fenómenos como el narcotráfico, el terrorismo y otros de los que casi no hablan como la impunidad y la corrupción, son inherentes al sistema capitalista, más ahora con la globalización neoliberal y su estela de miseria, hambre y violencia. Tampoco dicen qué es lo que consideran terrorismo. Mucho menos que le están aplicando ese calificativo a los trabajadores y pueblo en general en lucha por sus derechos, cercenados unos y nunca reconocidos otros.

Lejos están de entender las razones por las cuales, la insurgencia, también reciben el calificativo de terroristas. Principios invaluables como la dignidad, la soberanía, el sentido de patria, la independencia; guías y banderas de la insurgencia, quienes al igual que todo el pueblo saben que es mejor morir de pie que vivir de rodillas y que la clase dominante colombiana y sus amos gringos nunca serán capaces de arrasar a sangre y fuego la resistencia de un pueblo.

Para lograr los prototipos de vida impuestos a través de los grandes medios de comunicación, lo importante en este mundo globalizado neoliberal es conseguir dinero, no importa como. Imposición que rebaja a la mínima expresión los valores propios del ser humano para la convivencia en sociedad, los unos se justifican por tener el dinero y los otros por ser amigos de los del dinero.

Los narcotraficantes sólo fueron cuestionados por la clase dominante colombiana, cuando tocaron intereses de otros, cuando aparecieron en el negocio, algunos elementos extraños al círculo del poder. Mientras tanto, fueron aceptados plenamente. Los extraños, los aparecidos, los levantados se usaron y se usan como chivos expiatorios, sin que esto signifique inocencia. Aquellos que simplemente se dedican al "negocio" siguen siendo parte de ese establecimiento hipócrita.

Destaca entre ellos, el más alto empleado de la nación y director del proyecto fascista, Alvaro Uribe Vélez, quien no logró desmentir ni ocultar los nexos y compromisos con el narcotráfico. Tampoco pudo demostrar su inocencia por los servicios prestados a los narcos desde los diferentes cargos públicos que ocupó. Se limitó a decir que son calumnias, a desaparecer a los testigos incómodos a través del asesinato y a ejercer su poder para garantizarse la impunidad. Ahora presta más y mejores servicios a sus cómplices y socios narcos.

Y sobre terrorismo, preguntamos: Quién responde por la doctrina de la seguridad nacional? Quién por el terrorismo de Estado? Por la guerra sucia con sus miles de victimas? Quien por la siniestra política paramilitar?. Por los millones de desempleados? Quién por los millones de miserables? Por los analfabetas? Por los desplazados y exiliados? Responde la clase dominante colombiana que desde siempre usufructúa el poder para su propio beneficio y con sus políticas impone el hambre y la violencia a las mayorías nacionales.

Esta es parte de la realidad nacional, que en lo internacional, no quieren decir los unos y no quieren oír algunos, porque es más sencillo desarrollar la política del avestruz, confiar en la represión a las luchas populares y creer que siempre mantendrán el poder para su beneficio; porque su indignidad es tal que les impide ver más allá del mandato imperial, cuyo cumplimiento les llena los bolsillos de migajas.

Seguro que si hablan claro y dicen que los terroristas son ellos al cumplir las exigencias económicas y políticas del imperio y que los narcotraficantes son sus socios y ellos mismos que siguen enriqueciéndose con el dolor de la humanidad, dolor que nunca les ha importado. Otra sería la reacción. Pero sabemos que eso nunca lo harán.

Los terroristas, narcotraficantes y mafiosos están en la Casa Blanca, amenazando a la humanidad con su exterminio en nombre de la lucha contra el terrorismo. Tienen sucursales en diferentes sedes de gobierno, como la Casa de Nariño, en Bogotá. Contra ellos se dirige la furia y el sentido de justicia de los pueblos del mundo, que rebasa con creces las edulcoradas y maniqueas declaraciones de los gobiernos que no representan a sus gobernados, pues sus intereses son diametralmente opuestos.

Más temprano que tarde, el imperio y sus representantes nacionales responsables del dolor de nuestros pueblos sentirán la rigurosidad de la justicia popular. Sus crímenes no quedaran impunes, no habrá declaraciones que los libren de pagar el mal que le hacen a la humanidad. Entonces, podremos construir las sociedades que nos merecemos.
jcv