Uno de los primeros fenómenos que mostraron que la Mecánica clásica no era la teoría definitiva fue su fracaso, puesto de manifiesto entre finales del siglo XIX y principios del XX, a la hora de explicar la manera en que radian los Cuerpos Negros, que son aquellos que absorben toda radiación que incidan sobre ellos. La importancia de estos cuerpos surge de que la manera en que radia cualquier fuente, puede modelarse como un Cuerpo negro al que se le modifica su espectro en función de la absorción que presenta el material para cada longitud de onda y temperatura. Después de muchos intentos fallidos de elaborar una teoría sobre su manera de radiar, el punto de partida para la resolución del problema fue la suposición de Planck de que la energía no se intercambiaba de forma continua, sino en forma de pequeños "paquetes" o "cuantos". Esto chocaba con la concepción clásica, en cuyo formalismo no se tiene en cuenta ninguna "cuantización" de la energía. El trabajo de Planck data de 1905, y fue uno de los hechos que sirvieron de arranque para la construcción de la Mecánica cuántica, que no gozó de una formalización algo más completa hasta finales de la década de 1920. El artículo es largo; 20 páginas, y está escrito sin escatimar ninguna fórmula ni casi ninguna deducción. Está al nivel de un estudiante universitario de física o de matemáticas de segundo curso. No es necesario saber de Mecánica cuántica para seguirlo, ya que no se entra para nada en su formalismo, pero debe tenerse un nivel mínimo de física y matemáticas. Está en formato PostScript, y es parte del Número 2 del Boletín de la Mesa Redonda de Relatividad y Mecánica Cuántica. |