Reflexiones sobre la Cultura Popular
(...o como buscarle las cinco patas al gato...)
"Linda como el alma de una rosa
...divina...hermosa..."
Mujer de Puerto Rico
de franjas y una estrella,
de lágrimas y luchas,
de sonrisa sin par.
Mujer de la colina,
de los ríos y el llano,
del sol y de la luna,
las estrellas y el mar.

Mujer de mil batallas
y de mil ilusiones.
Mujer de los dolores
y de la soledad.
Mujer que adorna el mundo
como adornan las flores
y que se dá completa
en amor y amistad.

Mujer de las canciones
que vagan por mi mente:
la que dice presente
vestida de bondad.
Mujer Puertorriqueña
de todos mis amores...
Orgullo de la Patria
y de la Humanidad.
"Ah...que bonita eres tú..."
"Mi dolor es mío,
culpa no es de nadie..."
Prefiero recordarla como la niña aquella
que jugaba muñecas y estudiaba a rabiar
la que pisaba el suelo sin perseguir estrellas
y que no me acusaba de que las fuí a buscar.

Prefiero recordarla como la jóven triste
por la melancolía de aquel primer amor
que compartió conmigo (porque éramos amigos)
y que fué su alegría y después su dolor.

Prefiero recordarla buscándose de nuevo,
abriéndose caminos entre la incomprensión,
y a la postre triunfante con el mundo en las manos,
sin reprocharle a nadie, repartiendo perdón.

Prefiero recordarla en plena primavera
cuando le florecía todo lo que sembró
y vestida de flores regalaba el consuelo
a cada peregrino que a su paso cruzó.

Y no es que no recuerde cuando cayó vencida,
cómo no recordarla cuando le dije adios
si tras de mí dejaba a mi más vieja amiga,
a un poco de mí mismo y de mi corazón.

Pero esta noche triste salieron las estrellas,
volvió a asomar la luna, volví a creer en Dios.
Y en paz conmigo mismo, y en paz con mi tristeza,
prefiero recordarla como recuerdo yo.

Rafi Escudero (14 de enero de 1999)
"La Maleza..."
Quizás la más importante característica del "filósofo pedestre"
es su compromiso indivisible con la observación de las cosas
y las realidades que dichas cosas le plantean al pensamiento
analítico. Aún la actividad más sencilla le abre puertas a su
compromiso de comunicación con el resto de la humanidad.

En ese respecto observo la maleza.

Crece erguida, majestuosa e incontrolable sobre todas las flores
del campo. Las cubre, las aniquila poco a poco y finalmente se
las traga. Con su tamaño y anchura cubre la belleza y la esencia
de lo demás, dando la impresión en la lejanía, que lo demás no
existe.

Es engañosa. Vista de lejos, mientras se roba la totalidad de la
caricia que da la brisa; al mecerse: tal parece que todo a su
alrededor está en orden, mientras debajo de ella va muriendo
la esencia de la hermosura.

Me acerco. Me le enfrento en aras de salvar a las flores
escondidas bajo su falda. Me ataca la maleza con el
filo de su hoja. Resisto el dolor que me producen las
heridas. Ataco yo con el filo de la azada...por debajo:
alrededor de su semilla, casi a flor de tierra. Comienza
a desplomarse y se recuesta cuan larga és. Miro el orígen
de su nacimiento y encuentro cientos, si nó miles de
pequeñas semillas entrelazadas por la vena de la discordia.

Levanto a la "asesina" por el moño y la lanzo "semilla arriba"
al basurero, condenándola a morir seca y de cara al sol.

Al otro día de mañana el rocío vuelve a besar los pétalos de las
flores y regresa al jardín la esencia de su aroma.

Comprendo entonces que la "maleza", que representa
sustantívamente a la maldad en el orden natural, puede ser
vencida. No podemos dejarnos impresionar por su tamaño,
ni por la agresividad de su hoja filosa, ni porque a su
alrededor todo parece estar en orden y acariciado por la brisa.

Ataquémosla valientemente y nos daremos cuenta a la postre,
que su raíz está débilmente ubicada a flor de tierra.
...porqué el alma se embelesa
y se afina el pensamiento
si la flor del sentimiento
florece entre "la maleza".
Toca la flecha y
continuamos
Reflexionando