Acá en Brasil recibimos un aviso por mail de rockeros uruguayos acerca de una reunión de Las Pelotas, Divididos, Superman y Roberto, coincidiendo con el cumpleaños del pelado. Ya que no tenemos informaciones directas, pesquisamos en la red y vean las noticias que encontramos...

Si tienen Real Audio... escuchen a los Redondos cantar esta música de fondo por demás "APROPIADA"

CLARIN - Lunes 19 de mayo de 1997, Buenos Aires, República Argentina

NO SE PRODUJO LA ANUNCIADA REUNION DE LA LEGENDARIA BANDA QUE LIDERO LUCA PRODAN

Los ex Sumo siguen igual: divididos

Ante unas seis mil personas, Divididos y Las Pelotas tocaron cada cual por su lado. La nota emotiva la puso Andrea Prodan, quien cantó y recordó a su hermano en el día que hubiera cumplido 43 años.

"Sumo, Sumo". Pasadas las nueve de la noche los cánticos que habían bajado desordenados desde las gradas del Anfiteatro Municipal de Verano se unieron en un reclamo compacto. Ese nombre, elevado a grito por las casi 6.000 personas que le dieron al primer recital conjunto de Divididos y Las Pelotas el marco de evento rockero del año en Uruguay era, en tanto, motivo de discusión en la carpa instalada detrás del escenario. "Yo no toco", soltó terminante el bajista Diego Arnedo. Y no hubo negociación posible. Ricardo Mollo y Alejandro Sokol, cantantes de Divididos y Las Pelotas, tomaron la posta y escribieron frente a la muchedumbre un telegrama a dos voces que sonó como un acto de magia fallido . "Disculpen pero hoy no se dio". Y, entonces, Sumo sin Luca Prodan no sucedió. Ni siquiera en el exilio montevideano.

La casualidad quiso que este show, que comprometió a todos los que alguna vez integraron Sumo, tuviera lugar el día en el que Prodan hubiera cumplido cuarenta y tres años. Tal vez por eso, cuando las luces se apagaron definitivamente y bajaron los primeros silbidos medidos, si se compara con lo que podría haber sucedido en Buenos Aires, su hermano Andrea, quien fue invitado por la producción así como el saxofonista Roberto Pettinato y el baterista Alberto Troglio, asumió la responsabilidad de llenar el vacío.

"Vamos a tener un cumpleaños de la puta madre", se largó desbocado por la emoción mientras muchos uruguayos, es lógico, se preguntaban quién era. Acto seguido, encabezó una zapada deshilachada que sumó a Pettinato, Germán Daffunchio y el resto de Las Pelotas.

El menor de la familia Prodan rompió un pie de micrófono, se vació un litro y medio de agua mineral sobre la cabeza y reptó por el largo escenario generando el momento más parecido al caos que supo ser Sumo, aunque su sentida interpretación transitara la cornisa del papelón. A esa altura de los acontecimientos, casi escapando, Mollo y Arnedo apuraban el regreso en taxi al hotel en el centro de la ciudad donde se alojó la tropa de Divididos. Todo esto -la especulación con la reunión, la indecisión de los músicos, las emociones mezcladas- no hubiera sido posible sin la expectativa del público que en Montevideo agotó las entradas para el show del sábado diez días antes. Y sin los casi mil argentinos que se decidieron a cruzar el charco. Las banderas (Temperley, Lanús, Ciudadela) le daban al graderío un color bonaerense que, sin embargo, no era excluyente.

Por caso, tres santafesinos, que instalaron su carpa en las barrancas del Parque Rodó, cruzaron en balsa de Rosario hasta Victoria y desde allí se largaron como fuera hasta Montevideo en un viaje que les llevó un día entero. Otros tomaron la promoción de Buquebús, que por sesenta y seis pesos completaba el viaje hasta Montevideo y la entrada al show.

La mezcla de público no resultó en nada explosiva. Las barras argentinas largaban sus estribillos de amor a Divididos y Las Pelotas y las palabras circulaban como en el juego del teléfono descompuesto hasta llegar a la mayoría oriental. No había pogo, el bailecito de los empujones con que los fans festejan los momentos más intensos del show, pero sí parejas con el entrañable termo de mate bajo el brazo. Dijo Diego, treinta y cinco, montevideano: "Yo vi a Sumo en 1986 acá y no me lo voy a olvidar nunca. Hoy vine a ver qué pasaba con los que quedaron y no me siento defraudado porque no hayan hecho un tema juntos, aunque me hubiera gustado".

Se ha dicho, hasta el hartazgo, que Las Pelotas se quedó con el alma de Sumo mientras Divididos se guardó la polenta. Más que eso, en la mesa de negociaciones del final festivo y el escenario -shows de una hora con el sistema de sonido como enemigo- quedaron expuestos los caminos trazados por estos grupos. Divididos, los que apostaron por romper con el pasado musical inmediato y mantener la forma de vida. Y Las Pelotas, quienes eligieron quebrar con la forma de vida, instalarse en las sierras y no dejar tan atrás el pasado. A los primeros, el éxito se les volvió un bumerán de cuyos efectos aún se están reponiendo. A los otros, el ascenso a Primera les llegó lento y paulatino.

Hoy, que las cosas están parejas, Montevideo quiso ser el escenario de un encuentro que lleva diez años de espera. El trío que no quiere olvidarse de que lo llamen La aplanadora y la banda que es en sí casi una tribu, cada uno por su lado, anduvieron sueltos una vez más. Es una vieja lección de matemáticas esa que dice que cosas de sustancia tan disímil como la polenta y el alma no suman. Y ésta, lástima, no fue la excepción a la regla.

FERNANDO GARCIA


Como diría LUCA:"..." (aprieten acá)

O ...:

"Cuando nosotros comenzamos a tocar, en 1981, no pensamos en nada, sólo nos pusimos a tocar. Yo tenía plata y nunca nos relacionamos con las grandes empresas; ellas nos llamaron a nosotros. Siempre nos mantuvimos muy aparte de todo porque NO FORMAMOS PARTE DE LA FARÁNDULA DEL ROCK QUE , AUNQUE A MI NO ME GUSTA, EXISTE."

Luca Prodan


"... Voy a bailar el rock del rico Luna Park

y atomizada la butaca y BRILLAR como mi héroe

"la gran bestia pop"

A brillar mi amor, vamos a brillar mi amor..."


CEMENTO

UN ANTAGONISMO QUE YA LLEVA DOCE AÑOS

CLARIN 12/08/97

Desde que se inauguró Cemento, en junio de 1985, quedó planteado un antagonismo en la calle Estados Unidos al 1200, del barrio de San Cristóbal. Entre los derechos de los vecinos a vivir en paz y los de los dueños del local a ejercer un comercio lícito, el choque fue inevitable. Mientras en el 1273 de esa calle la Iglesia Evangélica Bautista del Centro continuaba con sus actividades desde que fue fundada, en 1899, casi enfrente -en el 1238- se abrió una discoteca donde se desarrolló buena parte del rock argentino. Cemento vio crecer a grupos como Sumo y Los Redonditos de Ricota. El nombre de Luca Prodan fue casi un sinónimo de Cemento. En varias oportunidades, la Agrupación Vecinal de San Cristóbal denunció a Cemento por ruidos molestos y rotura de vidrios de autos en la cuadra. También se quejó por la presencia de jeringas en las veredas, y de parejas que -aseguraron- mantenían relaciones sexuales en plena vereda. La disco fue clausurada en enero del 94. En mayo del 93, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad un proyecto de clausura porque no contaba con las normas necesarias para su habilitación. Entre otras cosas, afirmaron que no tenía instalación contra incendios y además producía ruidos molestos. Pero la ordenanza nunca fue sancionada y no se aplicó la clausura. En 1994, Cemento fue clausurada porque no cumplía con las normas básicas de higiene. Dos policías municipales que intervinieron en la clausura encontraron dentro de la disco una parrilla que funcionaba sin la habilitación correspondiente y -dijeron- una colección de cables pelados en el suelo. En esa oportunidad, el dueño de la disco, Emir Omar Chabán, había caracterizado la clausura como un hecho político, una consecuencia del temor que vivían las autoridades después del incendio de la discoteca Kehyvis. "Con tantas persecuciones me parece que voy a cerrar, porque me estoy cansando", había señalado Chabán en esa oportunidad. Sin embargo, el lugar volvió a funcionar. Para Chabán -director teatral y artista plástico de origen sirio, casado en los inicios de Cemento con Katja Alemann- este lugar nunca fue una discoteca. "El público no es tarado, como el de las disco. Acá te escuchan y te contestan", dijo entonces Chabán. "Cemento no tiene dimensiones. Tiene mucho de sacralidad. Es un lugar de un no lugar." De este modo, su dueño había definido al local de la calle Estados Unidos. El antropólogo francés Marc Augé creó el concepto de los "no lugares" a comienzos de los 90. Los considera sitios definidos por el anonimato, por lo efímero, por la ausencia de historia, de identidad y de nexos. Pero Cemento, del mismo fundador que creó los espacios de multimedia "Die Schule" y "Café Einstein", tuvo durante muchos años una identidad: fue cuna del under para músicos, actores y artistas plásticos.