No existes

Alguna vez fue que planeamos
hacernos todo el daño de una vez,
dictando una sentencia desafiante:
No existes.
No existes.
No existes.
No existes.

La polaroid sobre la silla,
un brillante truco de apariencias.
Tu presencia es mi pesadilla.
No existes.
No existes.
No existes.
No existes.

Como un extraño tic nervioso,
arrojo palabras,
gestos contra la pared.

Toda una noche embalsamado,
golpeé las mismas caras una y otra vez.
Temí por mi cerebro aprisionado,
en una trama vulgar.

Quizás deba tomarme una revancha,
aún tenemos cuentas que saldar.
Deslizaré mi puño por tu espalda.
No existes.
No existes.
No existes.
No existes.

Como un extraño tic nervioso,
arrojo palabras,
gestos contra la pared,
pulso salvaje.

Destellos contra la pared.

No existes...