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Triana | Biografía | Discografía | Imágenes | Rock andaluz | Comentarios |
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Lo de Lole y Manuel fracasó tras algunos ensayos. La
alternativa fue Manolo Rosa, que si bien no quiso integrarse de pleno en la
aventura fue durante casi toda la carrera del grupo el bajista y cuarto Triana a
la sombra.
Constituido el grupo como terceto,
surgió el nombre a propuesta de Tele ("Chicago son de Chicago y se llaman
Chicago, pues yo soy de Triana") y volvieron a Madrid, donde podían sobrevivir
con lo justo tocando por muy poco dinero en el Picadilly y algunos locales más.
Pese a las penurias económicas (menos acusadas
en el caso de Eduardo, que contaba con los beneficios de su éxito con Los Payos)
decidieron financiarse un disco, que grabarían en verano de 1974, con la ayuda
de Teddy Bautista, en los estudios Kirios. La aportación de Teddy fue
fundamental en los primeros tiempos de Triana. Él los introdujo en Kirios, les
prestó el entonces avanzado equipo de teclados y sonidos sintéticos de Ciclos, e
incluso les diseñó algunos sonidos de melotrón.
En aquel single (Bulerías 5x8 - Luminosa mañana) quedan
definidas las pautas musicales del sonido que caracterizó a Triana: Canción
andaluza con guitarra española, voces flamencas y palmas, envueltas en teclados
y efectos propios del sonido progresivo a la moda en Inglaterra (Triana, sobre
todo Tele, nunca ocultaron su devoción por Pink Floyd). Era un sonido en el que
nadie creía (el single fue rechazado por EMI, CBS, RCA, ...) y que encontró
refugio en el sello experimental Gong que dirigía Gonzalo Garcíapelayo para
Movieplay.
Gonzalo Garcíapelayo sería otro de
los nombre clave para Triana. En su avidez por los sonidos nuevos (aceptaba casi
todo el material que le llegaba) se animó a producirles un disco de larga
duración sin esperar a comprobar el fracaso del single. El resultado es Triana,
disco que con el paso del tiempo es rebautizado como El Patio, pues así fue
conocido popularmente, debido a la portada dibujada por Máximo Moreno.
El disco ha quedado como una de las grandes
obras del pop español, pero su éxito fue un proceso lento. La falta de promoción
en los medios hizo que pasara desapercibido. Triana sobrevivieron a base de
mucha actuación en directo y alguna esporádica participación como músicos de
estudio (a destacar la contribución al primer disco de Benito Moreno, sobre todo
en aquella canción censurada sobre la huida del Lute, donde el trabajo es
sobrio, sin alardes, pero excelente).
La
salida del anonimato se fue produciendo por sí misma. Fue un caso de promoción
callejera espontánea. Los que veían a Triana en alguna de las muchas actuaciones
de 1975 hablaban unos con otros de "un grupo flamenco que suena como King
Crimson". Los singles podían escucharse en los bares y pubs (una maniobra
comercial usual era regalar singles a los propietarios de establecimientos con
sinfonolas "de un duro", y hasta el tercer disco puede decirse que éste fue el
único apoyo promocional que recibieron de la compañía); y las ventas fueron
creciendo de forma moderada pero sorprendente.
1976 comenzó con la presentación de Triana en Madrid, con llenos en las
discotecas MM y Argentina, habituadas a actuaciones de rock duro. El "mito"
Triana comenzaba a adquirir entidad, aunque de momento sólo a nivel marginal. Y
las ventas del disco seguían, muy lentamente, creciendo. El año transcurrió
entre mucha actuación, trabajo como músicos de estudio, y la preparación del que
habría de ser en 1977 su segundo larga duración.
Éste se titulará Hijos del Agobio. Otra gran obra que,
además, cuida mejor los aspectos comerciales que El patio. La canción elegida
como single (Rumor) resulta de fácil escucha y temática muy actual en el fin del
franquismo ("la guitarra a la mañana le habló de libertad"), y pese a no ser
radiada, pronto se convirtió en una de las canciones habituales de las
sinfonolas. El L.P. se vendió mejor que el anterior, y arrastró a éste en las
ventas, pasando a ser ambos los más vendidos y quizá los únicos rentables de la
serie Gong.
1978 sería un año clave, no ya para Triana, sino para todo el movimiento emergente de rock español. Si bien la serie Gong era comercialmente un fracaso, algunas compañías apreciaron posibilidades de futuro a la música hecha en España, con grupos españoles, y algunas discográficas repitieron la experiencia de Movieplay, creando catálogos subsidiarios para editar a los nuevos grupos bajo sello claramente diferenciado del principal.
La cabeza visible del movimiento fue Vicente Romero, que hizo en el sello Chapa de Zafiro, y con más fortuna, lo que Gonzalo Garcíapelayo había hecho tres años atrás con Gong en Movieplay. El mercado se llenó de discos de rock español, y nombres como Asfalto, Bloque, Leño, Cucharada, Coz, ... empezaron a hacerse un hueco en el mercado.
Unos y otros (los de Gong y los de Chapa), con ilustres nombres añadidos, como Miguel Ríos, se embarcaron en una exitosa gira promocionada por la marca de vaqueros Red box (Las "noches rojas"). La marca de vaqueros exigía la presencia de Triana, con libertad para el resto de nombres.
Era el momento de apostar por la promoción masiva con ciertas garantías de éxito. Para el tercer disco la compañía se volcó: Jingles en la radio, anuncios en periódicos y revistas, actuaciones en Aplauso, Pop-grama, El gran musical... , y un single "promocional - prohibida su venta" para regalar por todas partes.
Aquel single fue un pleno acierto. Recuerdo aquellas mañanas del verano de 1979, después de jugar al tenis con mi hermano, subíamos a la cafetería de la ciudad deportiva a cumplir con el ritual: refresco y un duro a la sinfonola a escuchar "Una historia". Después, buscando el single por todas las tiendas, sin saber que no estaba comercializado. Terminé haciéndome con el L.P. Sombra y luz.
Sombra y luz fue la primera explosión comercial de un disco español. Trescientas mil copias vendidas aquel verano, y un fuerte impulso a los anteriores, hicieron de Triana el grupo español por excelencia. La apoteosis fue el 30 de septiembre. Tras una semana siendo machacados por la SER con aquello de "Domingo por la mañana... Triana" para promocionar el acto de entrega de los tres discos de platino en el Parque de atracciones, nos juntamos allí más de treinta mil personas abarrotando el auditorio, los tejados, los árboles... y una actuación para la historia. La anécdota de la jornada la protagonizaron Leño, invitados a recoger un premio, a los que se preguntó por el mejor grupo español del momento. Todos entendimos que el guión estaba preparado y la respuesta "Triana" era obligada; y Rosendo y sus muchachos respondieron: "Tal vez Cucharada" (aprovecho estas lineas para recordar aquel magnífico "El limpiabotas que quería ser torero", y alegrarme de que 13 años después Manolo Tena tuviera por fin el éxito que merecía con el disco Sangre española.)
Los años siguientes Triana se dedicaron a aprovechar el momento. De sacar un disco cada dos años, nos encontramos con tres (y uno de ellos doble) entre 1980 y 1981. Descuidan los aspectos más artísticos, prescindiendo del productor, del portadista, ... y hacen una música más "blanda" y asequible, con temas estrella como "Tu frialdad" o "Una noche de amor desesperada" concebidos para sonar por la radio y vender. Pese a las masivas ventas todo el mundo está de acuerdo en que Un encuentro (1980), con algunas magníficas canciones, tiene demasiadas que suenan a relleno. Y el de 1981, titulado simplemente Triana, es lo peor grabado por el grupo. Entre medias, la recopilación "Quinto aniversario" cumple la función de todas las recopilaciones sin aportar nada nuevo.
1982 fue un año en blanco. Más preocupados por sus pequeñas fortunas que por su música, Triana dejaron que otras propuestas musicales se adueñaron del mercado. En el 83 hubo un tímido intento de renacer, pero que solamente nos convenció a medias a los fans, que vimos con satisfacción como en el disco Llegó el día se recuperaba algo la inspiración con respecto al anterior (lo cual tampoco tiene excesivo mérito). El gran público, más objetivo, simplemente lo ignoró.
Nunca sabremos si Triana se habría recuperado. Tampoco si Jesús de la Rosa habría tenido éxito en su proyectada carrera en solitario (posibilidades tenía, pues los mejores momentos de sus últimos discos se deben sobre todo a su magnífica voz y su cadencia al cantar). Un accidente de tráfico el 13 de octubre de 1983 acabó con la vida de Jesús, y con él se enterró aquel magnífico movimiento musical, ya en crisis, que vino a llamarse rock andaluz (y que renacería a lo largo de los 90 con la magnífica "segunda carrera" de Medina Azahara)
A partir de aquí, una historia que se repite en todos los casos similares: Necrofilia; intentos de vender todo lo vendible; disputas por el reparto del legado. Un curioso disco póstumo (Tengo que marchar) con instrumentación añadida a una grabación casera de la voz de Jesús de antes de El patio, hubo de ser retirado del mercado por problemas legales (algunas canciones eran esbozos de otras posteriores sobre las que los derechos los tenía Movieplay). De una grabación privada con sonido infame de un concierto de 1981 salieron dos versiones distintas de un disco en directo con fotos del parque de atracciones en la carpeta.
Movieplay (hoy Fonomusic) siguió con reediciones y recopilaciones periódicas. Al mes de morir Jesús se publicó una caja con los cinco primeros discos. Esta colección se reeditó en 1988 a la vez que vieron la luz los seis discos agrupados de dos en dos en tres CD. En 1991 salió otro doble recopilatorio titulado "Triana 92 - 18 años de música", que se vio seguido por "18 años de música Vol. II" en plena fiebre Sevilla 92. En 1995, la sorpresa: Una nueva recopilación, ésta vez en formato de doble CD. Titulada como aquel single promocional mítico: "Una historia", vendió más de cien mil copias. La selección de temas resulta muy adecuada, y además la tecnología digital obligaba a los nostálgicos (que somos muchos) a renovar los viejos vinilos destrozados por las agujas. Algo parecido puede decirse de la recopilación de finales de 1997 "Una historia de la luz y de la sombra", concebida como complemento de la anterior (entre ambas cubren todos los temas de Triana salvo 8 muy poco representativos) y orientada para ser uno de los regalos de moda el día de San José para los seguidores de Triana, convertidos en respetables padres de familia veinte años después.
No puedo terminar estas líneas sin una breve referencia a la aventura musical de Tele, el batería, que en 1994 decide juntar a un puñado de eficientes músicos, y embarcarse en una gira con el nombre Triana, repasando el repertorio clásico del grupo y añadiendo alguna canción nueva. Si bien los fans hubiéramos preferido que eligiera otro nombre, lo cierto es que sonaron muy bien, y como al parecer Tele tiene derecho legal a usar el nombre, parece lógico que, medio arruinado y con más de cincuenta años, decida beneficiarse del mito que ayudó a crear.
El resultado discográfico de la aventura es "Un jardín eléctrico" (1997). Es un disco curioso, en el que, más que a Triana, se parecen a aquellos grupos sinfónicos de los primeros 70 que les inspiraron. En el 98 repetiría con "En Libertad", que recoge algunos temas del anterior añadiendo otros nuevos, y se acompaña por "Jesús de la Rosa. Grabaciones inéditas", una remezcla de 7 de los 8 temas de aquel polémico disco póstumo "Tengo que marchar". No obstante, parece justo no considerar ni "Un jardín eléctrico" ni "En Libertad" discos oficiales de Triana, sino de la discografía de Tele.
Esta es, resumida, la historia de uno de los grupos
musicales decisivos a la hora de hablar de rock español. Un grupo que no puede
volver, pero cuyos "Abre la puerta", "En el lago", "Rumor", "Quiero contarte",
"Una historia"... pueden seguirse escuchando.
(*)El autor de estas páginas prefiere que permanezcan tal y como fueron concebidas durante su elaboración, cuando agonizaba el siglo veinte. No obstante es obligado este pié de página:
"Tele" Palacios falleció diecinueve años después de que muriera su amigo y compañero Jesús de la Rosa. En la madrugada del día 8 de julio de 2002 ingresó en el hospital Ramón y Cajal, de Madrid, para ser operado de una rotura en la vena aorta, sin que se pudiera salvar su vida. Su último concierto lo dio en Lora de Estepa (Sevilla), el día 5 de julio; después del mismo comenzó a sentirse enfermo.
Con él se va, también, una parte importante de la historia de la música andaluza y española, un símbolo para varias generaciones de jóvenes españoles que creyeron en la libertad y escucharon las canciones de Triana con la ilusión y el convencimiento de que había un mundo nuevo detrás de las esquinas.
Texto tomado del número seis de la Revista Almiar
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