Anécdotas 22
La gripa fuera de temporada

“Corría el año de 199..., yo me encontraba confundidísimo acerca de mi futuro y estaba trabajando por primera vez en mi vida ( con sueldo ) como cajero del BIC ( Hoy en día se llama Bancolombia, en aquella época se llamaba Banco Industrial Colombiano ), acababa de dejar la medicina y me había conseguido una palanca que me había ayudado a entrar a este Banco. Al llegar el mes de diciembre ( muy caluroso por cierto ), las directivas del banco decidieron regalarnos a cada uno de los empleados la vacuna contra la influenza ( alias Pato ), nosotros nos preguntábamos, ¿ para qué, si con este calor, estamos fuera de temporada de gripas?, aún así, ellos insistieron, y una linda mañana llegaron hasta la sucursal en la que yo ejercía mi ocupación ( y preocupación ) es decir, la sede de Puente Largo, venían con unas loncheras blancas y muy limpias, y uno a uno fuimos pasando para el pinchazo sin saber lo que nos correría pierna arriba...

El pinchazo en si, no dolió, el problema surgió cuando al otro día amanecimos todos con una gripa la hijuemadre, dolor en las articulaciones, ojos rojos, nariz tapada, fiebre y demás. Fue un diciembre del carajo ( fántastico, super, padrísimo, maldito ), mientras el resto del país se insolaba del sol que había y andaba en camisetas y pantalonetas, nosotros tosiamos, andábamos con ropa gruesa y con pañuelo en mano ( y en nariz ). Parece que fuera ayer, yo, contando dinero y con los m... saliendo de mi nariz delante de los clientes ( ¡qué pena! ) y uno sin poder hacer nada, la Superintendente de la oficina tuvo que pedir incapacidad, la gripa le dió tan fuerte que duró una semana sin venir a trabajar, nosotros hicimos lo que pudimos, hasta caldito de pollo, pero nada, pareciera que la vacuna fue hecha metiendo los virus de la influenza entre vino, o en un tubo de ensayo entre una centrífuga ( para marearlos )  porque pocas veces en mi vida me había dado una gripa tan fuerte. Finalmente y gracias a la ayuda de Dios logré sobrevivir para contar mi anécdota y en espera que la lección aprendida sirva no solamente para pensarlo dos veces cuando nos apliquen una vacuna contra la influenza sino hasta tres y cuatro veces, si se puede”

NOTA:  Esta historia va dedicada a la Dra. Mafe, pero especialmente a su nueva mascota, un lindo virus de la influenza ( aunque me imagino que para estas fechas ya se le habrá ido )

WILPOX


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