Buenos Aires, Lunes 21 de agosto de 2000
RECITAL DE LOS RATONES PARANOICOS
El rock de los petardos y las banderas
"Vamos a ver si hay un público que quiere escuchar música y no tirar petardos y tapizar el lugar de banderas", le había dicho Juanse a Clarín antes del show que los Ratones Paranoicos ofrecieron anteayer, en Museum. Supuestamente, Juanse, Roy, Sarcófago y Fabián Quintiero (con el DJ Nico Cota arriba del escenario) iban a ofrecer un show diferente.
Para aclarar las dudas del cantante, los 2.500 seguidores que se acercaron al local de San Telmo "con ganas de escuchar música" invadieron el lugar con banderas, tiraron petardos y prendieron bengalas hasta el cansancio. Y, sin embargo, disfrutaron de las casi dos horas de recital.
A las 23 (una hora después del horario pautado), la intro del DJ Cota comenzó a acompañar a los láser que jugaban en el telón que cubría el escenario. Los tibios silbidos de aquellos que no entendían el porqué de dicha presentación no tardaron en llegar. Y a partir de ese momento, la banda entendió lo que su público quería. Enlace, Estrella, La nave y Carol (que no tocaban desde hacía varios años) fueron los temas elegidos para ubicar inmediatamente al grupo y a su gente en un clima conocido: una noche a todo rock and roll.
Siguieron Mona Lisa, Rainbow y Lo que doy, entre otros. Y sí, la estética y el cuidado para con cada tema era notorio. Pero pese a la prolijidad y al estiramiento de cada interpretación, los Ratones siguieron ofreciendo rock y más rock.
La segunda parte arrancó con Juanse y Sarcófago, solos, tocando La avispa. Habían pasado un par de minutos de la medianoche y los fans, sólo por unos minutos, escucharon inmóviles esa versión. Enseguida volvieron Roy y Quintiero, acompañados por un invitado especial: Andrés Calamaro. Con El rock del pedazo y Satisfaction, los fieles volvieron a enloquecer. Y ese sentimiento se mantuvo hasta el final. La guerra del ácido, Cowboy, Ya morí y Rock del gato continuaron con la eficaz dosis de lo ya conocido.
"Viva el rock & roll", gritó Juanse subido en un equipo, en el ritual que ofrece con Juana de Arco. Su público quería eso. La banda lo entendió, dejó de la lado la intención de cambiar, y cumplió.