Suplemento Sí - Clarín - 8 de Agosto de 1997


Tres cosas deben suceder en una entrevista con Juanse:

1) Que dialogue sin quitarse ni un segundo sus anteojos negros de sol. Con o sin sol.

2) Que esté lookeado como para subir al escenario. Ya.

3) Que en algún momento de la charla nombre, en el momento menos esperado, a Carlitos Balá.

Sólo la última de estas tres reglas de oro se cumple rigurosamente durante la hora y media en la que el rock´n´roll animal y padre de familia permanece sentado -se para una vez para buscar unos cigarrillos que no están por ningún lado y otra para revolear una cajita de insectos chinos de fantasía que parecen vivos- en un butacón azulado para desnudarse frente a la soledad (su futuro como solista) y la paranoia (la convivencia ya no tan sagrada con el resto de los Ratones). Dice primero: "De hecho, nunca estuve muy acompañado. El único lugar en el que no me siento solo es el escenario. El otro día pensaba lo importante que sería para mi poder establecer toda mi vida ahí. Llevar la oficina, el living, el baño y la cocina al escenario. Esa es mi utopía". Y después: "Cuando yo tenía doce años y pensé en la palabra paranoico no sabía nada. Ahora sé que es un asunto más serio. Es terrible... aunque venga Carlitos Balá sentís pánico por todas partes''.

Las cosas están así, entonces. Los Ratones Paranoicos parecen no haberse repuesto nunca del "chutazo de popularidad" post-Rolling Stones, cuando 300.000 personas los vieron en los conciertos en Rìver. Pasaron más de dos años desde entonces y las señales públicas más fuertes que dio el grupo fueron su presencia con "Vicio" en los treinta puntos de rating de la apertura de Videomatch, y Planeta paranoico, un álbum por el que la Sony invirtió 250.000 dólares y con el que el grupo falló en sumar otro hit a la notable cadena que va desde "Enlace" hasta, justamente, "Vicio". La cortina sigue ahí porque "el tiempo de que la gente identifique al grupo con eso ya pasó" y Juanse cobra dinero por eso ("tarde pero bien"). Y Sony, dice, todavía no les devolvió el contrato por el que tienen que grabar dos discos más. Hubo una gira mexicana con sabor a obligación promocional y hay la promesa de un unplugged MTV para el que tal vez sea el grupo menos MTV de Argentina después de los Redondos. Mientras, la publicidad radial va y viene: "Condenados a estar juntos, nunca se alejaron del rock. La energía es nueva. Los Ratones Paranoicos, la mejor banda de rocanrol. Sábado 16, estadio cubierto de Vélez", así dice.

-Diez años atrás dijiste que tu sueño era que los Ratones Paranoicos se transformaran en una leyenda. ¿Ya están para eso?

-Lo único legendario nuestro, el milagro, es que hayamos durado tanto tiempo. Tal vez en un futuro el grupo sea una leyenda, nada más que una leyenda.

-¿Cuánto más pueden durar?

-Eso no depende de mi solamente. Yo estuve ocho años sin salir de vacaciones, estoy saturado. La pasé fantástico pero prefiero concentrarme en el estudio. No sé que pensaran los otros miembros del grupo.

-¿Cómo? ¿No hablan?

-Y, hablamos poco... mejor que hablen nuestros instrumentos.

-¿Como funciona un grupo si no hablan entre ustedes?

-Perfecto. Sin hablar.

Desde hace un año y medio, Juanse ha pavimentado una fuga a la supuesta condena de la que habla el aviso. Sus correrías con Pappo, Charly García o Gabriel Carámbula dieron con la autopista a su carrera solista, que empieza con un disco inminente llamado Expreso Bongo, un homenaje a la película que le cambió la vida a su adorado Andrew Loog Oldham, y termina aún no se sabe bien como. Por lo pronto, ha tomado algunas decisiones. Ninguno de los demás Ratones participa en el disco, está audicionando gente para una eventual banda que toque "su" material y estableció una sociedad con Cachorro López, el productor artístico del disco. ¿Por qué uno de los cruzados más vehementes de nuestro rocanrol elige a un hacedor de éxitos pop como Diego Torres?. "Es bueno en lo que hace y es una garantía de éxito interno para mí. Yo confié en él para mostrarle mi material, nos juntamos sin que nadie nos diga nada y quedó algo espectacular". ¿Y la banda paralela? "Mi intención no es salir a tocar el disco pero si viene alguien y me ofrece algo interesante lo voy a hacer".

-¿Estás en condiciones económicas de dejar de tocar?

-Yo, si quiero, no toco más. Pero siempre voy a estar tocando algo... pero no "Algo" el tema de los Beatles (lo dice por "Something" de George Harrison).

-¿Cuando seas grande querés ser Charly o Spinetta?

-No, qué me decìs. Charly hay uno solo, Spinetta hay uno solo y tal vez algún día yo sea uno solo.

Entonces entre el Juanse solo y el paranoico hay una brecha cada vez más grande. Los Ratones necesitan tocar para mantenerse vivos y el prefiere refugiarse en el estudio. El grupo dejó a su manager histórico, Edgardo Moré, hace ya un tiempo y Juanse lo elige para que maneje esta incipiente vida solista. Ha estado, al fin, hablando de "ellos" y "yo" sin inmutarse, sentado en un butacón azul. "Todo esto del disco solista es como darnos un cachetazo", dice, los ojos apuntando a la ventana.

-¿No será que les das un cachetazo vos a ellos?.

-No... yo también soy el grupo. Me lo estoy dando a mi también, quiero despertarme... tal vez despertemos algún día.

-¿Pueden haber Ratones Paranoicos sin Juanse?

-Eso hay que preguntàrselo a ellos.

-Además de no hablar dejaron de funcionar como unidad musical...

-Eso te lo voy a contestar después del 16 de agosto. Ahora no puedo responder...

-¿Cabe la posibilidad de que ese sea el último recital entonces?

-Could be the last time (contesta en inglés, citando una canción de los Stones). Puede ser la última vez. En todas las bandas hay conflictos; el tema es como los administrás. Los Stones nunca dijeron que se separaron y estuvieron siete años sin tocar.

-Un futuro tipo Riff...

- No, son casos distintos

-¿Qué va a pasar, entonces, el 16 de agosto?

-No lo sé. Tenemos que evaluar como vamos a seguir juntos.
 
Fernando García


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