Juan Sebastián Gutiérrez (37) se sacude como una stripper desde un andamio a cinco metros de altura: sólo lleva puestos slip y medias negros. Mientras la banda se esmera en el jam rockero de "Poca vida", el líder especial hace su show. Y ese espectáculo es justamente su apuesta de estos días, la que lo embarca en una guerra dialéctica en defensa del glamour y la pose de estrella, la que trajo hasta su banda al vinílico Zorrito Von Quintiero, la que le impide reprimirse en improvisar (sin necesidad de ensayos, obvio) una versión de "Satisfaction".
Así, en un Obras que sonó estupendamente bien, los Ratones fijaron posición en el juego de identidades del rock nacional: el set arrancó con la frase "Soy de un barrio pobre" y a nadie le importó si era cierto. Los temas "Caballos de noche", "Rainbow" (esa oda al uso stone de la discoteca) y "Sucia Estrella" fueron, junto al groove shuffle de "El Infierno" y "Al fín nena", lo mejor de otra noche paranoica donde Juanse demostró, además, que la letra de "Me gusta ese tajo" (compuesta por Luis Alberto Spinetta hace más de 25 años) le calza como camisa de leopardo en su rol de rabioso inoxidable.
Buscando el impacto del show provoca a dos puntas: por carencia fashion a Viejas Locas, la banda surgida desde las entrañas de sus propios fans y, especialmente, a los Redonditos de Ricota. Cuando el público (todo el público, eh) desaforado canta "El Indio se la come, Juanse se la da", él sonríe y suelta: "Come bien el Indio... tiene plata". La tribuna delira: "Ay, que risa que me da/ a todos los Redondos los corrió la Federal" y él arenga con las manos.
Hoy, el desafío de este top rocker es demostrar que el circo, aun cuando sus ejecutantes no estén en su momento de mayor inspiración creativa, debe continuar: "Viva el rock and roll", dijo, afectando la voz después de una superlativa versión de "Enlace", y todos celebraron.