Escuela cine cursos teatro fotografia sonido infografia

 

Metrópolis c.e. nace en 1985 como la escuela dedicada a la formación audiovisual en todas sus vertientes.

Escuela de cine, teatro, fotografía, ofrece también cursos de sonido, diseño grafico, ilustración, comic, animación 3d, infografia y multimedia.

Ofrecemos cursos actualizados y perfectamente adaptados al entorno profesional y laboral.

Con diplomaciones en las diferentes áreas.

ENTRAR

 

Cursos de Cine
Escuela de Fotografia
Cursos de Teatro

 

Iniciación al cine

Dirección de cine

Guión cinematografico

Montaje - Edición -Avid

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Iluminación para cine

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Cursos Fotografia Clasica

Iluminacion para Fotografia

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Fotografia Blanco y negro

Fotografia Color

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Clases Relajación

Creación Personajes

Preparación obras Teatro

Participación en cortometrajes

Cursos Doblaje

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Sonido Analógico 24 Pistas

Cursos Sonido Digital

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Sonorización de Imagen

 

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El Diseñador y la Imprenta

La entrevista con el cliente

Significado semiótico del color

Publicidad, Vs Propaganda

Las Herramientas del Diseñor Gráfico

 

Iniciación a la Television

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Guión en television

Montaje - Edición Avid

Post producción

Iluminación

Producción television

Cámara video

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Escuela Animacion 3D
Dibujo Ilustracion y Comic
Escuela Multimedia

 

Modelado y Animación 3D

Iluminación 3D.

Leyes de la animación 3D

Modulos de render 3D

Composición multicapa 2D y 3D

 

 

 

Academia de dibujo

Anatomía e Ilustacion

Técnicas de pintura

Secuenciación narrativa

Ritmo en el comic

 

w.w.w.

Post producción y Efectos especiales por ordenador para cine y televisión

HDV su paso a cine

Programación Web Multimedia

 

TODOS FUIMOS PARDILLOS

(en realidad seguimos siéndolo)

Puedes bajarte el libro completo en

www.metropolis-ce.com/alumnos/todosfuimospardillos.zip

“lo que haga falta, todos somos petán”
Manolo Román Petán.

Manolo es una de esas personas, que nunca pasan de 10, de las que le agradezco profundamente a la vida que me haya puesto en su camino. Un tío con un corazón tan grande que está pensando en operarle el pecho para que le quepa del todo (y no sólo hablo en sentido figurado).
Hace muy poco me enteré de un pequeño secreto que explica algo que todos considerábamos misterioso. En Policías, serie con un nivel de producción y una complejidad que cuadriplica la de cualquier otro producto de televisión en España, arrancamos en una cuarta planta sin ascensor (o sea estropeado). Decorados en la planta baja, y en la tercera y oficinas en la cuarta. El número de veces que un ayudante de dirección tiene que subir y/o bajar las escaleras a lo largo del día supera las 40 lo que hace subir un edificio de 160 plantas por día. Puede comprobarse que el ascensor es “imprescindible”.
Por esa disposición encomiable de Manolo, antes de que nadie hiciera el menor gesto el ya estaba corriendo escaleras arriba a por un actor, la orden, un bolígrafo, cajas de agua y la de dios. Cuando el ascensor se arregló el resto de los ayudantes de dirección empezó a ser conocido en la planta que no era estrictamente la suya, pero Petán (indistintamente Manolo) siguió usando sus piernas y un sprint espectacular para llegar antes que el ascensor, tanto en subida como en bajada.
Aquella situación se prolongó meses y del estupor inicial pasamos a la conclusión de que manolo era extraterrestre o masoquista. Ese lento acting diario se convertía en una explosión de velocidad cuando había unas escaleras por delante.
Cuatro años después del tema escaleras, paseando una noche de invierno y depresión, nos adelanta un tipo en bicicleta.
- ¡Qué bicicletas fabrican ahora, son acojonantes! – le comento en la certeza de que las bicicletas se la pelaban.
- Sobre todo desde que los japoneses inventaron los piñones de geometría variable – responde con cierta añoranza – tenía que ver yo a los bikers de ahora tirarse por un “tres mil” con las bicis de 22 Kilos de entonces.
Me quedé de plástico. (parafraseando a Paloma Martín). ¿La explicación de la respuesta?: Manolo tenía menos de 30 pulsaciones por minuto en reposo, había practicado el mountain bike a nivel profesional, modalidad descenso, ganando carreras y torneos, y cerca de 75cm de perímetro de muslo. Habló durante un rato largo de los subidones de adrenalina que provoca lanzarse por un monte pelado a más de 90 Km/h y el esfuerzo titánico que suponía subir desniveles de casi un kilómetro (unos 300 pisos). Aquel dato de deportista abnegado, entrenando en solitario durante horas para luego competir en una deporte que mezcla potencia velocidad y resistencia como ningún otro, resolvió una pequeña pieza del puzzle Manolo Petán.
Y porqué Petán???
¿porqué somos todos petán?
El laboratorio de Policías fue un corto de Video 3 de Metrópolis llamado: Qui it Réngate. Allí inventamos el “soft control”, rescatamos los “jumping cuts”, las estructuras especiales de aceleración, el combinado de steadies, y otras locuras que se convirtieron en el estilo narrativo de la serie. Una mañana de sábado, rodando en mitad de La puerta del Sol, un tipo bien vestido, corbata a la moda y aspecto de padre mayor de alumno se acerca a Manolo y de modo confidencial, al estilo de un secreta le pregunta mientras mira a otro lado:
- ¿Petán?
- ¿Perdón?
- ¿Petán?
- Ehhh, sí sí, tenemos permiiso de rodaje, ahora llamo a producción un momento
- ¿Petán? – insist&iaccute;a el hombre de la corbata, siendo capaz de darle una entonación distinta cada vez que decía ¿petán?
- Ah, ¿no es el permiso?
- ¿Petán?
- Pero que dice por favor no le entiendo.
- ¿Petán?
- Pero que Petán, ¿busca usted a alguien?
- ¿Petan?
- Como vuelva a repetir Petán le arranco la cabeza
- ¿Petán?

El tema, por lo visto, es que el hombre quería trabajo de figuración y ya había protagonizado otro episodio surrealista unos minutos antes.

- ¿quién es el que manda aquí? – Preguntó a un ayudante de cámara.
- Sí, el permiso, ahora viene producción – Que es lo que todos decimos en un rodaje cuando alguien hace ese tipo de preguntas.
- No, quiero saber el nombre del director para que me dé trabajo de extra o algo.
- Ah!, es ese de allí, se llama Beltrán – apuntando hacia un grupo entre los que se encontraban Manolo, Beltrán, y otros.)

- ¿Petán? ¿El director?
- ¡¿BELTRÁN?!, sí es ese de ahí.

Desde entonces, todos somos Petán.

Cuatro meses después:

Pocas veces un equipo de rodaje le hace una putada a alguien sin querer. Aquella noche los astros se confabularon contra Manolo.
Estábamos en la azotea del piso 18 de la plaza de los cubos. Eva Cosials, tenía un apartamento en el piso 17 que nos sirvió de base de operaciones. El efecto era bastante complicado: Carlos (Adolfo Fernández) había estado persiguiendo a unos malos, traficantes de droga y atracadores de restaurantes. A la persecución se había sumado un helicóptero que recibe un par de disparos en el rotor y se estrella contra una azotea. Rodamos en dos azoteas distintas, una la azotea del bellas artes, donde subimos con una grúa una maqueta a escala real de un helicóptero y otra, la de la plaza de los cubos, donde se encontraba el contra plano y los subjetivos desde el suelo.
El helicóptero, después de megahostiarse, se queda en un equilibrio inestable al borde de la azotea. Carlos, atado a una manguera se sube al helicóptero para salvar a su compañero Goyo que ha quedado inconsciente. Cuando consigue cogerle por los sobacos el helicóptero se desploma con Carlos dentro. Pero gracias a la manguera Carlos se salva mientras ase con fuerza sobrehumana a Goyo por la cintura.
Lo que teníamos que rodar era a Adolfo Fernández colgado de una manguera a 18 pisos de altura mientras sostenía a un especialista que hacía de Goyo.
El equipo de especialistas y efectos especiales fue, una vez más, un puto desastre. Se presentó escaso de material y lo que es peor sin haber resuelto como se subía de nuevo a Adolfo una vez que le habíamos descolgado.
La jefa de especialistas se coloca todo el aparataje de arneses y seguros, cables de acero ocultos y lo que quieras pero 17 pisos son muchos. El doble especialista de Goyo (el desmayado) hace lo mismo. Se sienta al borde de la azotea el doble especialista, y a horcajadas y a su espalda La jefa. Se atan y se aseguran. Van a hacer una prueba de “vuelo” de 1 metro para ver como aguanta todo y comprobar que al caer no se golpean contra los cristales del edificio. El efecto definitivo lo tenía que hacer el propio actor pues yo quería su cara real en cuadro cuando todo sucedía.

- No me sueltes Marina, por favor no me sueltes – Empezó a musitar el especialista que esta unido por un mosquetón en su espalda al pecho de marina.
- No te preocupes, que no te puedo soltar –

Y de pronto el desastre. El especialista empieza a llorar de miedo al ver 50 metros de caída ante sus ojos. Marina a darle collejas en la cabeza para que deje de llorar y Adolfo acercándose a la situación. Si Adolfo llega a ver al especialista llorando, jamás se hubiera atrevido a colgarse.
Marina le da un empujón al “miedica” que en realidad era consciente de que una vez sobre la fachada no iba a ser fácil izarles de nuevo y que no había cuerda suficiente como para bajarles hasta el suelo. Adolfo que atisba la situación y me lo llevo a tomar un bocata.
Con el esfuerzo de todos suben a los dos y preparamos todo para que sea realizado por Adolfo, después de que Marina jure y perjure que no va a haber ningún problema y que ya han resuelto cómo subirles (una vez más era mentira).
Los ateos empezamos a rezar y para tentar más al diablo le pido a Marina que el vuelo sobre la fachada sea un poco mayor, de metro y medio, que con un metro es poco. Como de ese modo no se había probado llegamos a una solución de compromiso, en vez de soltarse desde arriba del todo, en la azotea, se pondrían todo el aparataje de seguridad en el apartamento del piso 17, y se colgarían desde allí, luego les subiríamos con la polea ese metro y medio y les volveríamos a soltar, evitando así que tuvieran que saltar y sólo fuera soltar cuerda.
Cuatro cámaras preparadas, 150 ángeles de la guarda trabajando a destajo y Acción!!!.
En vez de bajar metro y medio, Rojo, el responsable de la seguridad, suelta 3 metros de cuerda, y Adolfo baja mucho más de la cuenta, con el correspondiente tirón de riñones. Los cámaras hacen su labor y re-encuadran a una zona menos iluminada y todos aguantamos la respiración. Pero Adolfo siguió interpretando y Marina (que ahora hacía de Goyo desmayado) sigue desmayada. Seguimos rodando, y yo no pido “corten”. Adolfo, en su papel, empieza a gritar: Goyo, compañero, aguanta!, Subidnos, vamos, subidnos!!!
Pausa
Cojones subidnos!!!!

Y cinco tiarrones como castillos empiezan a tirar de la manguera (que llevaba por dentro un cable de acero de seguridad y una cuerda de seguridad). Cuando digo tiarrones no exagero una cala: Alberto Maquillaje 120 Kilos, Juancar Eléctrico 1,87 de puro músculo, Manolo Producción una mala bestia de Getafe, etc.
Como Carlos no paraba de gritar y siguen a la misma altura empiezo a gritar por el walkie que lo suban, pero nada. Por fin grito “corten”.
El sistema de izado se había atrancado y la manguera se pilla con el borde de la polea.
Tres minutos después de esfuerzos gritos y sudores a dos grados bajo cero dan como resultado tres exiguos centímetros de subida, y Adolfo colgaba de la plaza de los cubos a mitad de altura entre los pisos 15 y 16.
Y ahora es donde se le hace la putada a Manolo.
En mitad de aquél caos alguien (creo que fui yo) pide por los walkies de dirección.
- Que alguien vaya llamando a las puertas de los apartamentos del piso 14 15 y 16 para pedir permiso y nos dejen recuperarles por la ventana de su casa.

Y como siempre allí estaba Manolo, sin esperar al ascensor subió volando hasta la planta 14 y empezó a llamar a la puerta de desconocidos, que a su vez desconocían que se estuviera rodando una película en la fachada de su edificio y a la altura de sus ventanas.

- ¿Perdone por favor, estamos rodando una película y justo en su ventana se encuentra nuestro actor, nos permite pasar para intentar salvarlo?

La gente le miraba igual que a un loco asesino sudoroso que busca sangre en una noche de luna llena. Manolo llamaba desesperadamente a las puertas de casas oficinas, etc intentando salvar a su actor colgado.....